sábado, 13 de mayo de 2017

El juego politico



Frecuentemente y escuchando a los profesionales de los asuntos publicos, se tiene la sensacion de que en la cadena de transmision entre representantes y representados politicos hubiese una especie de grietas abiertas, o de eslabones perdidos, que de repente te faltan en la base de todo el sistema a la hora de poner pie en el territorio de lo comun y lo social, visto desde el angulo ejecutivo, no desde el suelo que pisamos normalmente: la realidad de casa, de calle, de curro, de paisaje urbano o rural, institucional o normalito. Se diria que el eslabon de la percepcion o tal vez el de la situacion, que vincula la politica con el lugar, o con el tiempo, quizas con las circunstancias personales o con la altura, proximidad o lejania del punto de mira y sobre todo de praxis, de experiencia a secas, de ese eslabon extraviado o inexistente no hay ni rastro. O al menos, no lo he localizado todavia con precision; el caso es que  esos eslabones perdidos deben existir y cada vez se manifiesta con mas urgencia la necesidad de que aparezcan o, en su defecto, de que los inventemos entre todas y todos. 

En que' pistas me baso para pensar y decir esto? Hay varias. Para empezar voy a tirar del hilo de una de ellas, la mas llamativa: el juego politico. Hago hincapie' en lo del juego. Me parece importante fijarse en ello, porque a veces tambien escuchamos la expresion 'el juego de la vida'. La vision ludica de las cosas que nos pasan es algo divertido y agradable, claro que si'. Con sus reglas y sus estrategias, con sus normas y sus acuerdos tacitos, que nadie sabe de donde vienen ni adonde van, como justamente, pasa con nuestra existencia durante la mayor parte de nuestras vidas, inmersas en el torbellino de lo imprevisto combinado con el aburrimiento de lo impuesto y aceptado por inercias heredadas, imitadas o asfixiantes de por si'.
Yo tambien lo pensaba de muy ninya, lo del juego a tutiplen, hasta que un dia, saliendo de una pasteleria en mi pueblo, Ciudad Real, unos ninyos como yo de bajitos pero en los huesos, me pasaron por delante, descalzos, con la ropa sin color hecha jirones y las cabezas rapadas. Y se quedaron mirando mi delicioso petit-suisse, cubierto de chocolate y relleno de crema pastelera de limon. Mi dulce favorito en la pasteleria Bermudez de aquellos anyos 50. No se' que sucedio' en mi interior aquella tarde, pero desde entonces comprendi' que los juegos de cualquier clase terminan donde empieza la desigualdad, el dolor  y la injusticia que no permite a todos los ninyos del mundo merendar un petit-suisse. 
Mi padre al ver mi expresion y comprender mi estado interno me dijo: "ven, hija mia, vamos a invitar a estos ninyos a merendar". Nunca olvidare' sus miradas, sus mocos pegados a la nariz y sus sonrisas de incredulidad, cuando mi padre les invito' a entrar en el establecimiento a tomar lo que quisieran, mas un vaso de leche si les apetecia, que les apetecio', por supuesto. Ese dia comprendi' para siempre que hay materias y planos de vida en las que el juego es una frivolidad y un insulto a la dignidad humana. Sigo pensando y sintiendo lo mismo desde entonces. El mundo en que vivimos no me ha dado motivos para cambiar de talante ni de orientacion.

Es muy bonito el juego que especula con las ideas teoricas, con los numeros, los acertijos y los jeroglificos, en concursos como Saber y Ganar o Pasapalabra o el mitico Un, dos tres. Es apasionante el futbol, las carreras de motos, el tenis o el baloncesto. Es muy interesante pensar -quien lo duda?- estrategias y tacticas para jugar al monopoli, al stratego, al ajedrez, al parchis o a la oca, al domino', al poker o al mus, con sus reglas y sus obligaciones tan especificas. Pero hay zonas de la sustancia humana y de la naturaleza terrestre, con las que jugar puede convertirse en un danyo irreversible, una de ellas es la dignidad y los derechos humanos, otra la justicia y el reparto equitativo de deberes, compromisos, etica y civica, que jamas deberian entrar en el modo "juego", otra, los estragos que el juego de las finanzas perpetra en el medio ambiente y en el patrimonio natural de  las poblaciones que sufren los efectos de la especulacion y el saqueo sin conciencia ni escrupulos o sirven a las farmaceuticas de campo experimental para sus inventos.
Hay responsabilidades que nunca pueden convertirse en un toma y daca para selectos mandarines manipulando personas y vidas como se manipulan naipes y fichas, ganancias y perdidas o clasificaciones en los puestos de un elenco de victorias y derrotas. Tambien a la guerra le llaman juego, porque en efecto, lo es para quienes invierten sus dineros en tecnologia belica y en la soberbia vanidosa de su poder de convocatoria destroyer, justificado con 'el juego politico' ad hoc, para defenderse de un enemigo no mucho mejor que su rival. 

Se oye estos dias especialmente la expresion "juego politico" aplicada al problema de las candidaturas socialistas en campanya para sus primarias. Es muy chungo que el sufrimiento social que se esconde en el desvan de la memoria de los jugadores se banalice de ese modo. En el Psoe no se deberia estar jugando con los problemas publicos de la ciudadania arrumbados en el sotano de lo futurible, sino pensando en ella mucho mas que en sus mejunjes, dimes, diretes y comidas de tarro, porque a la ciudadania le sobra y le basta con saber como se han  comportado hasta ahora los candidatos cuando han sido responsables de algo publico. Cuando no jugaban a ganar y a perder, porque es el dia a dia donde se conocen  la calidad y los valores de las personas, no en las ferias y exhibiciones del autobombo egocentrico. Y, la verdad sea dicha, si el Psoe ha llegado a ese estado de decrepitud generalizada, seguramente es porque sus componentes, durante varias decadas han debido estar tan ocupados en establecer y convocar las reglas del juego politico, que se enredaron en ellas hasta perder el norte y los otros tres puntos cardinales y olvidar la finalidad de ese tocomocho que les ha tenido ausentes y autistas, tantos anyos de la realidad, ese acontecimiento cotidiano fundamental para los votantes y representados por un club deportivo de dimes y diretes, y no por una verdadera formacion politica capaz de atender adecuadamente a las necesidades autenticas de quienes les han estado pagando y en ello siguen, para que un buen grupo de ciudadania bien preparada, honrada y dispuesta, sea capaz de solventar los asuntos fundamentales del bien comun y no para engrandecer su equipo de jugadores. 

Que la tarea politica requiera unas normas imprescindibles para funcionar y solventar lo fundamental, no significa para nada que sea ese  juego anomalo e indecente, un deporte de salon y marketing mediatico en que la han convertido y frivolizado sus paladines ideologicos y romanceros junto a sus mentores empresariales, financieros y mediaticos, interesadisimos en que, en efecto, la politica, literalmente, se trivialice al maximo, convertida en un trivial generalizado y con apuestas sustanciosas de las que se pueda hasta sacar tajada en epoca de elecciones cada vez mas frecuentes, si se tercia, y que cualquier dia podria comercializar el Montoro de turno, como si fueran  quinielas, con la venia de la oposicion, en ese juego tan normalizado de la politica, o quien sabe si la idea no podria ser igualmente de un Jordi Sevilla, un Miguel Sebastian o una Elena Salgado...que haberlos haylos, porque el juego politico esta' abierto a todas las propuestas.

Por mas fans que crezcan en los arriates de la especulacion teorica de quienes viven en el atico sin saber lo que ocurre en el bajo que soporta directamente las incomodidades del estadio y las pistas del divertimento, la politica no es un juego ni un concurso de exquisteces maquiavelicas. De hecho, Macchiavelli  no la enaltece de verdad en su tratado de Il Principe, sino que la pone a parir con tanto ingenio que parece el Kempis o la Etica a Nicomaco de los 'buenos politicos' y no su flagelo, siendo, junto al Quijote, la mejor y mas sutil denuncia sarcastica de la historia, narrada en serio y no de conya como hizo Cervantes en su genial novela.

La politica real y efectiva es un trabajo duro, a todos los niveles del compromiso humano, sin colocones de fervor y de incienso bajuno, un empenyo arido, en el que solo conseguiran triunfar de verdad y no solo de fanfarria -dejando en la historia unos socavones alucinantes llenos de basura irreciclable-, los que no vivan para su ego propio y grupal, los humildes, honestos, generosos e inteligentes; los otros solo pasan por ella para llenarse los bolsillos, la vanidad y a veces el expediente carcelario y la hoja de servicios en Soto de Real.

Quien sabe si nos va tan rematadamente mal porque los politicos se han pasado cuarenta anyos confundiendo el gobierno con un deporte y a sus partidos con clubes de la champion's league. Y asi' estamos. Hechos una pena. Seria de lo mas adecuado y muy de agradeceer, que quienes no tengan clara la diferencia entre juego y politica, se dediquen a otra cosa, porfa.

No hay comentarios: