Cada vez que se da un hecho político de cierta
trascendencia en España asistimos a una cascada de opiniones literal.
Más que clarificar se diría que empujan en una dirección, arrollan y
anegan. Lunes, 15M de la nueva era, los tres candidatos a la Secretaría
General del PSOE se enfrentan buscando el apoyo de la mayoría. Leyendo
entre líneas, oyendo entre ruidos, parece claro que –en la
confrontación– Susana Díaz no ha respondido a lo esperado. A lo esperado
por quienes la promueven. De ahí que hayan pasado a ensalzar la figura
de Patxi López que para algo estaba allí. Pedro Sánchez es, de nuevo, el
enemigo a abatir.
Por supuesto que la presidenta
andaluza recibe múltiples parabienes, con el vasco en la recámara por si
acaso. Pesos pesados mediáticos mantienen que Díaz fue la ganadora del
debate, con esa salvedad. Siempre nos quedará Patxi. El diario El País
entra en la desesperación prodigando artículos y editoriales con
idéntico mensaje. Saca a sus espadachines toreros para llamar poco menos
que llorica a Sánchez, retuerce posverdades.
El culmen llega con el editorial Pasado frente a futuro,
que otorga a Sánchez el pasado y el futuro a los otros candidatos.
Según el diario de PRISA, "tanto Susana Díaz como Patxi López pusieron
en evidencia la inconsistencia de las tesis sostenidas por Pedro
Sánchez". Para ellos quedó demostrado, demostrado, que la abstención del
PSOE que hizo posible el Gobierno de Rajoy fue obligada por los malos
resultados electorales. Tal como dijo Susana Díaz. Demostrado con la
prueba del algodón. Más aún,"tanto Susana Díaz como Patxi López
demostraron querer mirar hacia delante e incluso poder trabajar juntos
el día después", concluye. Sí, ahí está el quid: trabajar juntos.
De repente, muchos descubren a Patxi López, un peso pesado del PSOE,
sin duda. Presidente del Congreso en la breve legislatura con Pedro
Sánchez que luego votaría abstención. Porque son directrices del partido
aunque no las comparta. El que fue lendakari con el PP. El que lideró,
según contaba Ignacio Escolar, la revuelta que empujó el paso atrás de Carme Chacón en favor de Rubalcaba. Es el espíritu del PSOE, dicen con lágrimas en los ojos desde Victoria Prego a Iñaki Gabilondo y muchos otros. Con una puesta en escena de colega, moderado y conciliador, ha sido visto como la solución. Sobre todo para alejar a Sánchez.
Fue López quien más dijo saber lo que estaba ocurriendo en el
socialismo europeo para, paradójicamente, reclamar seguir en lo mismo.
El otro futuro, Susana Díaz, apuesta por hacer reformas manteniéndose en
el 100% PSOE de toda la vida que dice representar. Algo no cuadra en la
línea argumental.
Los alemanes daban, casi al mismo
tiempo, otra prueba palmaria de hacia dónde va la socialdemocracia que
colabora con la derecha. Y los "efectos" que se inflan hasta creerlos
ciertos y se pinchan en contacto con la realidad. El "efecto Schultz"
llegaba a una vergonzante derrota en Renania del Norte-Westfalia.
Es el Estado alemán con mayor población, donde ha gobernado –con una
breve interrupción– durante los últimos 50 años. El SPD bajó 8 puntos,
mientras subía 6 el partido de Angela Merkel y entraba… la ultraderecha.
Es otro efecto de las políticas actuales.
Meses
atrás ocurrió en Holanda con el partido de Jeroen Dijsselbloem,
presidente del Eurogrupo. Y en Francia el socialismo ha entrado en
barrena con Manuel Valls. No se ha privado ni de certificar que "ha
muerto", tras contribuir a ello desde el gobierno hasta hace poco. Su
peregrinaje para obtener un puesto en las filas de Macron tiene a los
franceses atónitos.
Lo que ocurre con el socialismo europeo es esto. La única vía positiva, y muy positiva, la ofrece António Costa en Portugal, presidiendo un gobierno de coalición de izquierdas,
cuyos integrantes apuestan por salir del caos precedente y por el
bienestar de los ciudadanos. Hiere escuchar voces en el PSOE pensando en
beneficios diferentes, a modo de acusación. Sánchez beneficia a Podemos, dice Elena Valenciano –y
otros–, pasando por alto con cuanta abundancia la abstención del PSOE
"beneficia" al PP. Y apoya sus desmanes, que no es punto intrascendente.
España siempre parece ser una excepción. Un país donde gobierna un
partido enfangado en corrupción, donde la Fiscalía es un agravio
permanente, y medios potentes hacen política y más, sin el menor pudor.
Pero, Europa, el mundo incluso, demuestran que por este camino no hay
salida. Pedro Sánchez, su equipo, aportan al menos un cambio de
tendencia, aún con algunos hándicaps de su líder. Giros de opinión o de
estrategia y errores pasados producen menos intranquilidad que algunas
certezas de sus contrincantes.
Hay que señalar que no
quedó demostrado en absoluto que fueran los malos resultados
electorales quienes motivaron la abstención del PSOE dirigido por la
Gestora. No hay relación causa-efecto. El PSOE que realmente perdió apoyos, 4,3 millones de votos, fue el de Rubalcaba que
sigue sentando cátedra. No dejaba de ser la tendencia europea ya, con
un PASOK griego hundido, y por las mismas causas. Es cuestionable
también ese "pasado de división y rencor" atribuido a cuatro columnas,
que de estar más vivo y presente entra en la sala a morder también a los
candidatos. Y ese "aferrarse a la abstención", que sus detractores
mediáticos afean a Sánchez, es actualidad plena y sigue dando su fruto:
el PP está en el Gobierno ahora mismo.
Susana Díaz
acusó a Sánchez de haber perdido apoyos en el partido, de ser él mismo
su principal problema. "Hasta a Felipe González engañaste", dijo. No es
que el expresidente goce de su momento de mayor prestigio precisamente.
Antonio Hernando, otro que dejó en la estacada a Sánchez, tampoco. Pasó
del no es no al sí es sí y todo lo que haga falta, sin pestañear. Como otros tantos. Amores que matan, desamores que depuran y revitalizan.
Nunca se ha visto un debate político más sincero. Susana Díaz y Pedro
Sánchez se tiraron a la yugular del contrario, con verdades y mentiras
no repartidas por igual. Patxi López cumplía su papel con más retranca
de la que muchos de mis colegas vieron. El partido socialista ha llegado
a un estado lamentable. El PSOE que el viento se llevó, se lo llevó; lo
echaron. Y, como decía el cantor, el tiempo que va pasando como la vida
no vuelve más.
En la excepción española, columnistas
sólidos siguen contemplando a pesar de todo al PSOE como alternativa de
gobierno porque "Podemos ha tocado techo". Entierros prematuros al
margen, lo único cierto hoy por hoy es que ni uno ni otro cuentan con la
posibilidad de formar gobierno como no sea con un acuerdo como en
Portugal. Con Susana y Patxi no sucederá, con Pedro no se sabe, pero es
más factible.
Quienes tumbaron a Pedro Sánchez de la
Secretaría General con las armas que todos vimos difícilmente
consentirán readmitirlo en el mando. España se juega pues mantener un
futuro con el PP, con este PP que abochorna. Un gran apoyo trabaja para
que nada cambie: buena parte de la prensa. Contra el tiempo y la
realidad.
*Quisiera acabar con un recuerdo a otro periodista asesinado en México: Javier Valdez Cárdenas. Otro más. Su muerte, acribillado a tiros, ha causado hondo dolor en su país tan acostumbrado a estos desmanes que apenas se difunden, ni reciben condenas internacionales. En su Twitter había colgado un artículo escrito apenas 5 horas antes
de salir la noticia de su muerte. Numerosos periodistas como él,
arriesgan su vida –algunos la pierden– por informar incluso en
localidades pequeñas. No cambian el mundo, aspiran a que sus
conciudadanos sepan la verdad que les atañe. La verdad, no la posverdad.
Merece la pena que recordemos que estos periodistas, este periodismo
existe, frente a tantos individuos que denigran nuestra profesión a
diario, incluso desde atalayas que no merecen. A los ciudadanos les cabe
elegir. Para elegir con cordura, hace falta saber.
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Gracias, Rosa Mª Artal, por tu lucidez y tu decencia, por no tener pelos en las teclas ni en las ideas, por el uso siempre ético y decente de la palabra.
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