Esta
es la historia de una cuerda. Una de esas cuerdas que se mantienen
tensas, fuertes, sujetando el peso o la corriente, porque de un lado y
de otro hay alguien tirando.
Esta es la historia de refugiados ayudando a refugiados.
Shrouq Kassab, es una joven palestina de 23 años refugiada en Siria. Desde que puede recordar, siempre quiso ser médica y nunca ha dejado de luchar por conseguirlo. Sin embargo, desde enero de 2012 las cosas comenzaron a complicarse de verdad y
como consecuencia del conflicto sirio Shrouq y su familia han tenido que huir más de tres veces.
Los
últimos tres años ha estado viviendo en el centro de formación de UNRWA
en Damasco, una escuela vocacional que hemos tenido que transformar en
un refugio colectivo. En toda Siria, el 65% de los refugiados de
Palestina están desplazados y dependen de la ayuda de UNRWA para su
tener un hogar, comida caliente, atención sanitaria y apoyo educativo.
Shrouq comparte habitación con su familia y con otras cinco familias refugiadas.
Entre tanta gente, estudiar se convierte en un reto diario que Shrouq
ha aprendido a saltar con una admirable determinación. “La severidad
del desplazamientos y de las dificultades
nos han enseñado a ser fuertes y resilientes. No sabemos lo que
nos traerá el futuro pero somos palestinos y nuestra pasión por la
educación es muchos más grande que las dificultades”, explica.
Con su entusiasmo y su fuerza, Shrouq ya ha llegado al quinto año de carrera en la Facultad de Medicina de Damasco y
pronto se convertirá en cirujana.
Como
una forma de devolver todo lo que ha recibido a lo largo de su vida,
con sus conocimientos, desde hace un tiempo es voluntaria en unos de
nuestros puestos de salud a las afueras de Damasco. Poniéndose del otro
lado de la cuerda, Shrouq quería dar a otros refugiados una parte de lo
que otros refugiados le han dado a ella antes.
La idea de refugiados ayudando a otros refugiados no es nueva en el caso de Palestina. De hecho, el 98% de los trabajadores de UNRWA son refugiados palestinos
y en el caso de Siria, prácticamente todos nuestros 4.000 compañeros son refugiados.
De
un lado y otro de la cuerda están miles de refugiados sosteniendo sus
vidas y construyendo su futuro. De un lado y otro estamos también
nosotros y estás tú, apoyando de alguna manera la realidad de los más de
5 millones de personas palestinas refugiadas dentro y fuera de sus
propias fronteras.
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