jueves, 25 de mayo de 2017

No a todo ¿la mejor estrategia para acabar en nada? ¿tanto ruido para tan pocas nueces?

El candidato a la secretaría general del PSOE, Pedro Sánchez. EFE/José Manuel Pedrosa.
manuel SÁNCHEZ. (Público)

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Qué pena. Otra vez igual. Aun estábamos acariciando la esperanza de un cambio y y un saneamiento en el Psoe para unir fuerzas entorno al bien común, y, fíjate, qué pronto nos han despertado los bofetones de siempre. Si la cosa sigue a este ritmo y en tales tesituras, España no podrá salir del agujero tampoco en esta ocasión. No sé a qué izquierda se refería Sánchez en su campaña contra el baronesado. Sí, aún se oye el eco de las palabras recientes, aquella izquierda que le llenaba la boca, a la que se sentía tan vinculado  y predispuesto, el sí a Podemos, que también formó en aquellos momentos parte del elenco esperanzador. La izquierda. Citada como única puerta disponible para una salida coherente del desastre social y económico. 

Aunque, al parecer, la lucha y el triunfo de Sánchez vuelan muy bajito, se ve que lo que se gasta en longitud de piernas falta en longitud y consistencia de alas, y la cosa tiene visos de quedarse sólo en una pugna intramuros, doméstica. Simplemente en llevarse la perra gorda y utilizar a la militancia y resto de los apoyos de la ciudadanía para hacerse con el mando de la cuadrilla y darle en las narices a la vieja cúpula que lo mandó al paro. Para seguir igual, pero mandando en vez de obedeciendo. Una vez más, todo queda en casa, en rifirrafes de familia, y llamando a los vecinos para que apoyen en los líos con la parentela. Los profanos llaman en esos casos a los servicios sociales, pero lo políticos prefieren llamar al vecindario ideológico.

Una vez terminada la gresca y todo en orden, el joven litigante despide a los que le ayudaron en el litigio, les da la espalda, cierra la puerta y vuelve al hogar con toda la familia encantada de obedecerle. Sometida y feliz por el armisticio definitivo, de momento y hasta la próxima, claro, son cosas de familia. Porque la familia es la familia, por encima de todo, y la gente, pues siempre será la gente (jo, se me está marianizando hasta el léxico, ¡adónde está llegando esto, xd!). Nada relevante ni digno de tener en cuenta si no es para que apoyen tus aspiraciones y te voten. Luego, ya todos están demás, que para los héroes ganadores tres son multitud. 

Tal vez cuando escuchábamos y nos identificábamos con aquello del no es no, en realidad no se trataba de un no al pp, sino simplemente de un no a los que no  dejaban mandar a Pedro Sánchez. Resulta que cuando se encuentra ya una moción de censura preparada por la oposición de izquierdas en el Congreso y le ofrecen que él presente la suya porque tiene más votos, dice que no es no. Pero es que en la Comunidad de Madrid ha reaccionado igual. 
Ahora ante esta realidad nos preguntamos ¿quién es Pedro Sánchez, el que quiso pactar con C's antes que con la izquierda, el que dijo no es no a Rajoy, el que después de decir no es no acabó absteniéndose en la investidura de Rajoy mientras los diputados que le secundaron minoritariamente votaron no y por ello pagaron una multa de 600€, mientras él renunciaba al acta de diputado y abandonaba la trinchera como un valiente, o tal vez es el que contó en Salvados que le obligaron los barones a ningunear a la izquierda y hacer política de derechas, o el que cantaba hace un mes y medio la internacional en Burjassot con el puño en alto en medio de tresmil personas de izquierdas y prometiendo el cambio del Psoe a sus orígenes decentes, o quizá es el que ahora ha dado la vuelta a la tortilla y aplica el no es no a las iniciativas de la izquierda, en vez de ayudar honestamente a la unidad de acción a la valenciana o a  portuguesa como prometió, o aclarar en público los motivos por los que no puede o no quiere hacerlo, porque la ciudadanía que le ha apoyado, por respeto, debería saber a qué se debe ese cambio y la vuelta de la burra al trigo del melindre y la opacidad antipodemos? 

De momento ese Pedro Sánchez multiusos contradictorios ni sabe ni contesta. Sólo pasea, deambula y saluda sonriendo, sin contestar a nadie que le pregunte algo más allá de la hora. Tal vez este momento político sea demasiado arroz para tan poco pollo y en realidad ya esté sobrepasado en demasía por algo que no se acaba de creer. También es verdad que a veces se puede producir vértigo y desorientación en los políticos que se ven de repente aupados a una altura de responsabilidad desacostumbrada, como si de golpe un helicóptero los depositase en la cumbre del Himalaya, sin atinar a ponerse los esquíes, las botas, el gorro y el anorak, ni saber qué tienen en la mochila ni si van a ser capaces de bajar a la normalidad del día a día sin perder el oremus. 
Algo parecido le pasó a Mónica Oltra en 2015, cuando se cerró en banda tras las elecciones y no quería reunirse con Puig y Montiel, las otras dos opciones más votadas; quería ser presidenta por encima de todo, pero era Puig quien tenía más votos, aunque no los suficientes para ir por libre. Tras unos días en los que tuvo a todo el mundo en ascuas y cabreadísimo, la ciudadanía le tiró de las orejas y la centró en la realidad, entonces recuperó lo mejor de sí misma, o sea su inteligencia que es mucha, fue sensata y aterrizó en pocos días convencida de que antes que sus deseos y ambiciones personales estaba el bien común de los valencianos, que se iría al carajo si en vez de a Compromís, Puig giraba a la derecha y elegía a C's como socio; y Oltra está resultando una vicepresidenta fantástica y ejemplar; Valencia tiene ahora la gran suerte de ser la excepción decente y eficaz en el merder español.
A veces resulta tan difícil asumir la normalidad responsable de cada día cuando se está habituado a vivir en tensión y lucha constante por lograr objetivos muy difíciles, que cuando llega el final del proceso y la victoria, no se sabe qué hacer con ellos, inmersos en un shock emocional y en ese desconcierto pueden suceder dos cosas: que la humildad y la lucidez tomen el mando y todo fluya lo mejor posible o que la soberbia y el éxito mal digerido cieguen y bloqueen mente, emociones y decisiones, si se sigue inmerso en el modo guerra y batalla constante, -que es una alienación y un desgaste, un estado en que la adrenalina es el motor y que engancha como las drogas, el dinero, el sexo mecánico, el tabaco, el alcohol o las compras compulsivas, sin olvidar que la adicción es un riesgo muy serio para la salud y la integridad- y que así se arruine ese proyecto por el que se ha luchado tanto, creando más problemas y destrozos de los que había. 

Ojalá y por el bien común, esta vez se superen esos escollos y el plan Sánchez -si lo hay- con un Psoe honesto y regenerado, unido en igualdad a todas las sensibilidades diversas en la izquierda, coopere en encontrar otra salida mejor a este estado de desecho, cacicatos de taifas que ya estorban y dictadura de la indecencia generalizada que nos arruina.






P.D.

¿Qué razón será la que impide una reunión y un diálogo urgentes entre Psoe, Unidos Podemos, Compromís, ERC y demás grupos políticos para acordar lo necesario en la moción de censura? Si todos ellos están de acuerdo en que debe hacerse, sólo quedan los detalles: 

a) El argumentario, que seguro será el mismo para todos.

b) La fecha más idónea para que  la moción tenga las máximas posibilidades de cumplir su objetivo, echar al gobierno del pp.

No es tan difícil ni tan dramático ponerse a dialogar. Sólo es necesario que haya responsabilidad suficiente para considerar qué es antes en el orden de prioridades: ¿salirse con la suya cada uno, a base de imponer un criterio por narices o escuchar y ceder un poco cada uno de su idea fija? Está claro que el pulso es solamente entre Podemos y Psoe, igualmente IU que Compromís aceptarían  sin ningún problema que el bien común pasase por encima de las manías de las dos  "pes" con sus tiras y aflojas entre hegemonías, que solo entorpecen. 

El Psoe debería dejar de pensar en sí mismo y hacer algo decente para echar al pp, que está gobernando porque el Psoe lo ha consentido y no ha querido pactar con la izquierda con tal de llevar la batuta.

Podemos debería repensar que si ha cooperado con sus líneas rojas y sus meteduras de pata a que el Psoe no quisiera nada con ellos y si el pp lleva desgobernando sin censurar varios meses, por esperar unas semanas más no va a pasar nada peor que presentar inútilmente una moción de censura sin mayoría. Al pp los arañazos le fortalecen no lo desgastan, ni tiene piel (ya lo dijo Floriano), tiene concha, querida Concha, está acostumbrado a soportar mierda a toneladas y no tiene dignidad sino mentiras y capacidad de tragar sapos a espuertas con tal de seguir sobremuriéndose a sí mismo, usa a los enemigos como menú, los invalida a base de desprecio, de cinismo y de dejar en ridículo su incapacidad para derrotarle, la única manera de hacerlo es en bloque, sin fisuras y votando por mayoría su destitución. Seguramente hasta C's, que en la repulsa a la corrupción está bastante sensibilizado se apuntaría a la moción si se sabe negociar sin ínfulas, sin soberbia, sin atolondramiento y con inteligencia, porque con el pp fuera del gobierno gana hasta la derecha decente. Ganamos todos los españoles.

Baldoví y Compromís tienen toda la razón. Ellos tienen mucha más práctica en pactos y acuerdos que el resto de formaciones, excepto IU, porque no son un partido sino unas coaliciones de fuerzas distintas capaces de entenderse en la pluralidad y de cooperar con éxito, en el caso de Compromís: nacionalistas, iniciativa de izquierdas y ecologistas, cada uno de su padre y su madre y sin embargo una piña para lo que importa más que todas las ideas políticas, conseguir el bien común sin pisotear al individuo. Ni Podemos ni el Psoe ni C's tienen esa sensibilidad desarrollada, son muy uniformes y hegemonistas, aptitud que, en cambio, sí tiene IU porque también es plural y abierta y le da más importancia al bien común que al ego del poder absoluto.  

La inteligencia y la humildad siempre son la clave del éxito, en este caso imprescindibles, porque es un estado entero el que está en la cuerda cada vez más floja y más al borde del precipicio, somos el culo de Europa, el culo sucio, muy sucio además. No somos creíbles y sí despreciables por consentir este disparate de indecencia que recuerda, en lo económico, el nivel de la Rumania de Ceaucescu pero de derechas, que se limita a vivir de un turismo despreciable, a ser un paraíso para turistas borrachos, drogadictos y delincuentes que contratan viajes con agencias inglesas que estafana saco a los hosteleros españoles inventando intoxicaciones de los clientes para que les salga gratis la estancia.  Gracias al ambiente ppero e irresponsable, que persigue humoristas y consiente delitos criminales.

No es Cataluña ni el referéndum ni la independencia lo que nos está rompiendo a pedazos, es la ineptitud amoral del pp. Esa corrupción diabólica que supera la del dinero, la corrupción que pone la mente al servicio del mal, es la que da por buena cualquier cosa por más indigna que sea y por más daño que haga al prójimo si da poder, enchufes, enjuagues, ganancias y prebendas. Y en eso, Podemos tiene razón, echarlos es vital y de primeros auxilios políticos y sociales, España está enferma, muy grave y secuestrada en la UVI. Unidad de Vejaciones Indecentes. 

El Psoe debería dar prioridad a la moción de censura por encima de sus rifirrafes internos y Pedro Sánchez, si de verdad es lo que dice que es, socialista y de izquierdas, debería darse cuenta de cómo está el patio y actuar en consecuencia. 

Compromís tiene razón.

 

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