Rajoy: “Ya nadie pregunta por el rescate. Ya no hay dudas sobre España”
El presidente explica en el Congreso el nuevo plan de reformas del Gobierno presentado hace dos semanas. Rubalcaba le planteará la propuesta de un pacto por el crecimiento.
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Evidentemente este hombre vive en Babia. Y está convencido, además,de que todos somos babianos.
¿Cómo que nadie pregunta por el rescate? No sólo se pregunta qué se ha hecho con la pasta rescatadora de la que no se dice ni pío, es que cada día está más claro que estamos rescatadísidimos, después de las dos recargas con rescate prepago que nos ha inyectado el BCE y lo poco que han cundido para resolver los problemas gravísimos. Claro que no hay dudas sobre España. No hay nada más que salir a la calle y ver kilómetros de aceras llenas de bajos vacíos con carteles de "disponible", "se alquila", "se vende", o "¡¡¡Urgente!!! vendo piso nuevo en zona residencial. Cuatro dormitorios, dos baños, climalit, calefacción y aire acondicionado, tres terrazas, garaje y trastero. Sólo por 57.000 euros". Todo esto está en los reportajes que escribe la prensa extranjera sobre España y sobre usted, Mariano.
Sólo hay que darse un paseo para ver una pareja de jubilados con un carrito de la compra esperando junto a un contenedor que no pase nadie para llevarse algo que comer. O en la puerta del supermercado descubrir a la señora que cerró el kiosco por fuerza y ahora pide que le compren algo para cenar y desayunar mañana. No hay dudas sobre España. Claro que no. Los alemanes y los franceses de Berlín a Estrasburgo, nos compadecen y no se explican como se ha votado mayoritariamente a una panda de delincuentes que aprovechan la política para montar un clan mafioso. Nada que ver con Merkel, que para nada lleva una política de desastre como la española, aunque sea conservadora, no es tonta ni corrupta.
No hay dudas sobre España. Por supuesto, que no. Mariano, por Dios, deje usted de decir majaderías y aterrice. Déje de jugar al galleguismo del escondite para esperar el momento oportuno y dárselas de salvador mientras nos ha tenido pisoteados y sufriendo todo tipo de vejación, desde el desempleo, la desatención, el desahucio y el suicidio. Nadie se fía ya de ustedes, estamos aprendiendo a esquivarles, a ignorarles, a que nos suene a chacota todo lo que dicen y a mirar con lupa y microscopio todo lo que hacen. O sea, que mientras no pongan ustedes la pasta oculta del "rescate" encima de la mesa del banco de España,y empiecen a destinar partidas a las necesidades de todos, nadie va a creer en nada que ustedes digan. Sospechamos que todo el dinero del rescate, que ha recibido el pp/banquero, y no España, ha sido a cambio de entregar como "aval" a cuatro años, los fondos de la seguridad social para las pensiones. En Europa lo saben y se ha publicado en la prensa.
Usted es un tirano. Un psicópata del poder. Un torpe acomplejado que de repente se ha visto con el poder ejecutivo a su disposición y se ha trastornado. Un sádico maltratador que juega a torturar a millones de personas jugando a desesperarlas, a humillarlas, como los maridos maltratadores, para de repente un buen día abrir el puño que golpea y dar un regalito miserable, un poco de atención "simulada y diferida"para volver a golpear cuando la víctima se ha confiado en su amago de "cambio". La venganza del idiota, del que nunca brilló y siempre envidió a los que brillaban. Y se rodea de mediocres a los que concede todo tipo de beneficio a cambio de fidelidad perruna. Véase Cospedal o SSantamaría o Mato o Báñez, Montoro, Guindos, Gallardón o Wert, que en un gobierno sano y normal, jamás serían nada. Por inútiles y nocivos. Pero muy convenientes por eso mismo, para un mediocre enfermo psìquico camuflado de hombre serio y fiable.
Se ha hecho usted una imagen de bobalicón institucional y medio lelo, con eso distrae la atención de la prensa, de la opinión pública y así se encierra en su madriguera para disfrutar en solitario del poder absoluto que da una mayoría "legal" pero ya ilegítima, en cuanto que usted no ha cumplido nada de aquello por lo que fue votado. Usted ha dado un golpe de estado psicológico y moral, burlando a la propia democracia. Usted quería llevar la tortura a una situación tan extrema y dolorosa que ya "nadie pregunte por España ni por el rescate" porque los ciudadanos, como en un campo de exterminio nazi, sólo se ocupen de sobrevivir como animales, rampando, airados y reprimidos, mendigando, reducidos al ras de la supervivencia y luego amenazados por las "leyes" ad personas que su esbirro le redacta. Es usted un nuevo dictador gallego como el de El Pardo. Pero empleando la violencia del recorte sin razón, sin inteligencia, indiscriminado, corrompido. Es usted un caso de libro de psiquiatría. Y hasta sus mismos colegas de partido se están dando cuenta y se están horrorizando de lo que ven y soportan. Ahora quiere destituir a Aguirre, que no es mejor que usted, pero no está enferma mental como usted.
Los ciudadanos españoles dentro de poco estructurarán una plataforma cívica con millones de firmas pidiendo que un consejo de medicina forense europeo estudie su caso y le declare incapaz para el cargo que ocupa y le haga pagar los daños y perjuicios a su partido, por irresponsable.
No es usted un mal hombre. Es usted un peligroso caso de enfermedad mental entre frustración y megalomanía. Su caso recuerda el de Claudio, el emperador romano: el hombre gris y tarado físicamente, del que todos se reían, que llegó al poder haciéndose el tonto para salvar el pellejo en una familia espantosa, siendo un intelectual, un gran historiador y un gran estadista, como demostró cuando pudo llegar a gobernar. Con la diferencia de que él estaba mentalmente sano y era inteligentísimo y usted es un cretino y, por eso, un mediocre. Él levantó la moral del pueblo romano que estaba hecha cisco tras Calígula el asesino en serie y Tiberio el depresivo misántropo . Organizó la economía, erradicó el hambre, pacificó las fronteras y dictó las leyes más justas que has entonces se habían conocido. Evidentemente, su caso es el opuesto. Ha engañado a su partido, que le ha catapultado mucho más alto de lo que sus cualidades pueden soportar, lo que quiere decir que su partido tampoco anda muy allá en lucidez ni en inteligencia, eligiéndole como máximo representante. Las intrigas para llegar al gobierno y la crisis intermacional, hicieron el resto. España lo está pagando con dolor, ruina y esclavitud. Una pena y qué patético, empezar como Claudio y acabar como el rosario de la aurora porque no se da para más... Mariano, es usted una calamidad nacional y europea por rebote. Pasará a historia como una desgracia.
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CLARIFICADOR EDITORIAL DE "EL PAÍS"
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CLARIFICADOR EDITORIAL DE "EL PAÍS"
LA CUARTA PÁGINA
Del ‘sonajero’ a la farsa macroeconómica
El Gobierno ofrece unas previsiones confusas para los próximos tres años, sobre todo en empleo. Niega de hecho la estabilidad financiera cuando proyecta para el trienio un crecimiento continuo de la deuda pública
Hasta finales de abril, el equipo económico del Gobierno había manejado con soltura e impasibilidad busterkeatoniana un discurso económico consistente en entretener a la ciudadanía, a los inversores y a los vigías de Bruselas con bagatelas y logomaquias sobre las reformasestructurales. Es lo que se conoce como “política del sonajero”. Cada medida trivial (todas, excepto la reforma laboral) se presentaba como un gran cambio encaminado a “sentar las bases de la recuperación” (esa letanía todavía no ha desaparecido del catecismo); cada catálogo de buenas intenciones, leído deprisa y corriendo al final de un Consejo de Ministros, era un esfuerzo sobrehumano en la “dirección correcta para crear empleo”; cada enhorabuena protocolaria de los funcionarios de la CE aparecía como un aval a la certera política económica y cada mínima mejora de las estadísticas subrayaba las excelencias de las decisiones adoptadas o simplemente enunciadas. Abochorna decirlo, pero la reducción del déficit por cuenta corriente, un subproducto inevitable de la recesión, se presenta hoy como un signo apoteósico de mejora económica; y la medalla del descenso de la prima de riesgo, mérito exclusivo de la estrategia del Banco Central Europeo, se la ha colgado apresuradamente el presidente del Gobierno.
Pero a partir del 26 de abril la fase política del sonajero empieza a transmutarse en farsa macroeconómica. Como rasgos incipientes de esta fase pueden indicarse confusos planes de estabilidad a medio plazo, ayunos de cualquier racionalidad y la indiferencia con que se asumen desde el Gobierno las mayores contradicciones en su proyecto económico. No se cuidan ni las formas, signo que Azorín identificaría con un estado de ánimo desesperado. La política de supuestas reformas, simples recortes invertebrados en su mayoría, está agotada, por ineficaz, por costosa en términos sociales y porque la ciudadanía ha dejado de creer en ella. Ha interpretado correctamente que se trata de un engaño.
El signo de la nueva farsa brotó en el Consejo de Ministros del citado 26 de abril, fecha en la que se anunció la revisión de un nuevo cuadro macroeconómico encaminada a describir mejor la realidad deprimente de la economía y ganar credibilidad ante los inversores y Bruselas sobre los nuevos plazos del plan de estabilidad financiera. No era serio sostener que la economía española experimentará una moderada contracción (-0,5% del PIB) cuando el primer trimestre ya arroja sospechas de que el espasmo recesivo superará el 1,5%. El problema es que el nuevo cuadro macroeconómico se parece más a un disparate cómico que a un ejercicio razonado y creíble de previsiones o diagnóstico. Veamos por qué.
Sostiene el Gobierno en su plan que la economía se contraerá este año el 1,3% y crecerá el 0,5% en 2014. No es necesario discutir por el crecimiento en 2013. Décima arriba o abajo, está en torno a lo que calculan el Fondo Monetario Internacional (FMI) (-1,5%) u otras predicciones públicas y privadas. Pero llama la atención que de un ejercicio con recesión aguda se pase, sin motivos para un cambio de tendencia, a uno de crecimiento moderado. Es tan probable esa salida en V de la crisis como otra en la que la economía española sufra varios trimestres más de estancamiento. Pero el problema principal del cuadro es la pasmosa incoherencia entre esa tasa de crecimiento y la correspondiente del empleo en el próximo año. Esta es la secuencia que defiende el Gobierno: en 2014, con un crecimiento del 0,5%, el empleo total caerá el 0,4%; del mismo modo, para 2015, se propone un crecimiento del PIB del 0,9% y un aumento del empleo del 0,3% y para 2016 las predicciones respectivas son 1,3% y 0,7%.
Estos cálculos rozan la desfachatez. Cualquier modelo econométrico razonable, con premisas realistas de productividad aparente, calcularía caídas del empleo muy superiores al citado 0,4% el año próximo y, por supuesto, en los siguientes. ¿Dónde está el truco? Pues en que el equipo económico calza la productividad con el mismo método que Almodóvar escribe sus guiones y Dan Brown sus best sellers, es decir, a martillazos. Según el Ejecutivo, la productividad aparente de este año aumentará el 2,1%, el 1,4% en 2014 y solo el 0,6% en 2015 y 2016. Frente a esas premisas ventajistas, es más probable que la productividad crezca este año el 2,1%, que después se reduzca moderadamente hasta el entorno del 1,4% el año que viene, aproximadamente el 1,2% en 2015 e incluso el 1% en 2016. Con esas tasas de productividad más realistas, la trayectoria del empleo dejaría de tener la sonrosada apariencia que ofrecen desde La Moncloa; caería en torno a un punto el año próximo, otras tres o cuatro décimas en 2015 y prácticamente lo mismo en 2016. Dicho de otra forma, frente a la presunción de que la economía española creará empleo a partir de 2015, lo probable es que continúe perdiéndolo hasta 2016. Esta conclusión invalida la previsión oficial sobre la tasa de paro; no empezaría a bajar del 27% hasta 2016, y no en 2014 como sostiene la incoherente proyección oficial.
La cosa empeora cuando se analizan las entrañas del déficit público y la deuda. De una necesidad de financiación del 0,22% del PIB este año se pasaría a una capacidad de financiación del 3,9% del PIB en 2016. Para que luego digan que no existen los milagros. El mayor logro financiero de la economía española de los últimos 25 años fue alcanzar una capacidad de financiación del 1,7% del PIB después de tres devaluaciones y un realineamiento monetario; el Gobierno de Rajoy pretende conseguirlo, de hecho superarlo, en un año. Y no solo eso, sino que en los años siguientes seguirá creciendo abrumadoramente la capacidad de financiación. ¿Pretenden los ministros económicos decirnos que las empresas españolas seguirán sin invertir en España durante los próximos años, porque eso es básicamente lo que significa un aumento de la capacidad de financiación, que invertirán fuera y que, por tanto, no habrá crecimiento? En ese caso, ¿para que se busca la estabilidad financiera? Con el mismo desahogo, se plantea un marco de estabilidad que prevé un crecimiento sostenido de la deuda, cuando es precisamente la deuda lo que trata de reducir cualquier plan de estabilidad, como hubiera explicado perfectamente Groucho Marx. De hecho, lo único estable del plan es el paro, porque, por las razones apuntadas, la tasa no bajará del 27% hasta más allá de 2016.
La evolución económica que se propone es un ataque a la verosimilitud y, entre líneas, la prueba evidente de que el Gobierno ha caído en la histeria, que no es otra cosa que negar la verdad (la incompetencia para afrontar la crisis) y un encerrarse en el simulacro. Su gestión del ajuste presupuestario ha fracasado, y así lo demuestra la incapacidad para corregir el déficit. Bien analizadas las cuentas, no sería en 2012 del 6,98% del PIB, como con énfasis triunfal anunciaron el presidente y el ministro de Hacienda, sino de aproximadamente el 8%, porque del cálculo final del déficit se han hurtado al menos la imputación de 11.000 millones, correspondientes a los 7.000 millones que el Gobierno retiró del Fondo de Reserva de las Pensiones y otros 4.000 millones de retiraron de las Mutuas; 11.000 millones que deberían figurar en el debe de las Administraciones públicas. Si se argumenta que el Fondo de Reserva “para eso está”, la respuesta es que solo debe emplearse si se admite que el déficit es estructural; si es coyuntural, como sostiene, aquejado de psitacismo, casi todo el Gobierno, el Fondo no se debe tocar. Si además se incluyeran las ayudas a las instituciones financieras (3,65% del PIB), resulta un déficit aproximado de las AA PP en 2012 del 11,63% del PIB.
La solución política de un Gobierno noqueado por una crisis que no comprende, es culpar al Banco Central Europeo. Que resuelva el problema Draghi con inundaciones de liquidez, tipo de interés cero y financiación ilimitada a las empresas; este es el nuevo mensaje después de la declaración implícita de incompetencia. Pero en la memoria están la sumisión faldera a las exigencias de recorte del gasto promovidas desde Berlín, la seriedad con que desde los ministerios se defendía la austeridad o la banalidad esa de “no hay que gastar más de lo que se tiene” y la convicción con que se han mutilado gasto público y derechos en sanidad y educación. Parafraseando a Pío Baroja, bien podría decirse que el Gobierno aplicó una política económica con “demasiados dogmas y poca moral”; con el agravante fatal de que ha sido incapaz de ejecutarla.
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