jueves, 9 de mayo de 2013

Lapsus de una "inteligencia" automática



Quizás en este video-testigo esté inscrita la clave de lo que está sucediendo en el Gobierno y en las instituciones. Mariano Rajoy no se reconoce como presidente del Poder Ejecutivo, no se cree a sí mismo, por eso sigue en la brecha de ser oposición contra lo que sea y se dirige a "al señor Presidente del Gobierno" desde el rol reversible de  un sí mismo fuera del lugar y del tiempo. Prisionero de las funciones pasadas y huérfano de la funciones presentes. Hecho un verdadero lío existencial-representativo. Y se le desdobla automáticamente su identidad en la peligrosa incontinencia de un íntimo  horror vacui , rubricando esa onda cospedaliana del "despido diferido en forma de simulación o ...de lo que hubiera sido en diferido, en parte de lo que antes era un despido simulado", en esa ídentica y ya comunitaria onda sinuosa que se prolonga en  la visión cosmológica de la señora Escudero explicando en el Congreso y con toda seriedad, que "sólo abortan las tontas",con la que Feijóo asegura que lo del barco del narco fue sólo un ripio coquetón de juventud que le puede suceder a cualquiera, tonteando con un mafias todavía clandestino y con el morro inconmensurable con el que Ana Botella invitaba a los madrileños a formar un voluntariado que le ahorrase al Ayuntamiento el presupuesto de la limpieza pública. 

El catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Valencia Doctor Gómez-Beneyto apunta en una conferencia-coloquio, las posibles causas del trastorno "matacociencias"generalizado que, según vemos cada día, en el pp está haciendo verdaderos estragos. Y en España un genocidio anímico. Posiblemente tiene toda la razón, aunque se le escapen algunos ribetes de otra realidad social emergente, como es la salud cívica que aún es capaz de reaccionar, organizarse y crear nuevas vías en otras direcciones más heterodoxas y alternativas, pero muy útiles y sabias en un momento en que la bifurcación del rumbo social hacia otras formas de entender la vida, el trabajo, el dinero, el mercado, las relaciones interpersonales y el tiempo, se está afianzando definitivamente en millones de conciencias y mentes pensantes emocionalmente despiertas. 
El Profesor Gómez-Beneyto da en el clavo sobre todo cuando apunta al miedo como factor bloqueante del cambio. Miedo, sobre todo de los que ya non nos representan, a perder el chollo de vivir a costa de lo que debería ser una verdadera representación político-social y se ha degradado hasta convertirse en una farsa indecente. El drama nuestro de cada día y el reto obligatorio es mantener la dignidad e integridad de seres humanos conscientes y responsables, capaces de crecer y  mejorar, en medio de un cementerio de viejas formas mentales y conductuales en proceso de putrefacción, sin perder el ánimo ni la esperanza. Convirtiéndonos en un canto a la vida mientras la muerte se domestica y se educa, hasta  transmutarse en  un aprendizaje y en un abono para la cosecha que llegará inevitablemente. 

Por suerte, lo estupendo de tocar fondo, es que cuando no se puede caer más bajo ya sólo se puede subir hacia lo alto. Sin muerte no hay posibilidad de resucitar. Y está clarísimo que lo muerto se acabó. Se está pudriendo institucionalmente. Y apesta cosa mala. Ahora toca elegir entre el entierro o la resurrección. Resignarse a gobernar "comodiosmanda" hasta el nicho, la fosa o el crematorio o dimitir como manda la democracia, disolver cortes constituyentes sin miedo como manda la ley en caso de hundi-miento total y en celebrar cor-responsablemente la primavera de otra oportunidad más inteligente, sana y limpia. La verdadera resurreción de los vivos. El cambio cualititivo de la sustancia cuántica. Acabar para siempre con una España rota en dos opciones insostenibles: o manicomio o cementerio. El psiquiatra lo ha diagnosticado. Y los hechos le dan la razón.


“Estamos muertos y tenemos miedo a resucitar”

El psiquiatra Manuel Gómez-Beneyto explica los trastornos mentales asociados a la crisis

Los psiquiatras Rafael Tabarés y Manuel Gómez-Beneyto, rodean al vicerrector de Cultura, Antonio Ariño, en la Nau. / MÒNICA TORRES

¿Cómo es posible que la gente no reaccione con la que está cayendo? Una pregunta de este tipo, que está al cabo de la calle, le formuló una vez su amigo y también psiquiatra Rafael Tabarés. Manuel Gómez-Beneyto le respondió este miércoles: "Porque estamos muertos y tenemos miedo a resucitar. Es tanta la revolución que tendríamos que hacer que nos inmoviliza". Así concluyó su intervención este maestro de psiquiatras y coordinador científico de la Estrategia Nacional de Salud Mental en el espacio de debate y reflexión Claustre Obert que, auspiciado por la Universitat de València y EL PAÍS, se celebró en la Nau de Valencia.
Gómez-Beneyto explicó las relaciones entre los trastornos mentales y la crisis económica partir de los estudios y los datos disponibles y también a través de algunas conjeturas. Señaló que en la atención primaria sí que se ha detectado un importante aumento en la prevalencia de los trastornos entre 2006 y 2010. Las depresiones mayores casi se han duplicado, por ejemplo. Esto significa que la crisis "ha agravado los trastornos mentales ya existentes" en los ciudadanos, aunque la tasa de suicidios apenas ha aumentado, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.
Según el catedrático honorario de la Universitat de València, si el impacto inmediato de la crisis no ha sido mayor en España es debido a "los ahorros, a las prestaciones" y sobre todo "al apoyo social" y familiar más alto que en el resto de países de Europa.
Los estudios sobre la materia inciden en que los efectos de una notable reducción del PIB se dejan notar en la población a  partir de los 10 años y 20 años. Son los "impactos diferidos" a los que son más vulnerables los hombres, casados, con trabajos manuales (en la construcción, mayoritariamente, en el caso de España). El trastorno mental, la ansiedad, aumenta en la población endeudada y  con riesgo de perder el trabajo y la casa, además de las personas endeudadas. La inestabilidad residencial conduce a la estigmatización social. La acusación social de que algo habrá hecho o cuánto habrá derrochado el desahuciado, provoca trastornos como depresiones y aumento en el consumo de alcohol y tabaco.
Los datos reflejan una relación directa entre las clases más pobres y las mayores tasas de depresión y ansiedad. La estigmatización, a su vez, deriva en la exclusión social que facilita el desarrollo de trastornos, el déficit de concentración o la falta de sentido de la realidad (apragmatismo), siempre en la población más pobre, como señalan todos los indicadores.   
Gómez-Beneyto pasó entonces a plantear su tesis de que "el mercado y la estigmatización acentúan la desigualdad social", especialmente en España. El conglomerado formado por el ultraconservadurismo y la desregulación han influido tanto en la destrucción de empleo como en la generación de trastornos mentales, cuando precisamente, en nombre del mercado y de la crisis, se recortan notablemente los recursos asignados a la sanidad y a la dependencia. Las consecuencias son mayores tasas de pobreza y exclusión social. 
En definitiva, dijo el psiquiatra valenciano de 76 años, "la crisis económica cambiará el modelo de atención de los trastornos mentales". Ya se ha notado "una involución".  En Valencia, en España, se están construyendo centros de larga estancia para las personas con trastornos mentales y también se está incrementando el control judicial sobre los que no se medican. E incluso se está restringiendo la libertad, como contempla la reforma del código penal barajada por el Gobierno. La idea de peligrosidad asociada a los trastornos mentales vuelve a cobrar fuerza.
Gómez-Beneyto confirmo en su conferencia las palabras de presentación del catedrático de la Universitat de València Rafael Tabarés, quien le definió como un hombre de "espíritu crítico", que desprecia las situaciones de poder sobre las minorías".

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