viernes, 24 de mayo de 2013

Crónica desde el pantano del fango

Hoy cuelgo una entrevista al juez Garzón. Como un homenaje en nombre de todos los españoles de bien que le llevan en el corazón y en la conciencia, que se sienten desasistidos y amenazados por un estado irresponsable en el que se premia la inmundicia, la mentira, la chapuza, la injusticia, la delincuencia institucional y el lado más inhumano y turbio de las conductas del poder político y del oficio financiero que van a dúo masacrando a la ciudadanía, una vez perdidos los derechos, la dignidad y las libertades, reducidas a una caricatura maquillada de payaso.

Nunca nuestra generación más antigua, la que va desde los sesenta años en adelante, había conocido una España en tal estado de desguace. Sobre todo un desguace institucional, con una "clase" gestora tan indecente e impresentable. Tan podrida como para permitir que el único magistrado que se atrevió a levantar un pico de la manta y a tirar de ella, con la ley por delante y de la mano de la ética y del derecho y con todas las evidencias a su favor, acabase expulsado de la judicatura por manipulaciones "legales" de los propios jueces adeptos a las ideologías más inmorales e indignos del oficio que dicen ejercer. Y que fuese el primer partido de la oposición, corrupto y hundido en el fango hasta las cejas, el que los presionase y coaccionase para que cometiesen esa reproducción facsímil cutre y casposa del caso Dreyfus. Y que el PSOE, entonces en el gobierno, o IU no dijesen ni mu, no denunciasen a la oposición ante la misma justicia, ni impugnasen la miserable sentencia; el mismo pp había transgredido ya la norma de no interferencia  entre poderes legislativo y judicial y los mismos magistrados del tribunal la estaban transgrediendo al inventarse un delito y una condena a la medida de su resentimiento y de sus fijaciones para "salvar" a los canallas de la gurtel y machacar a un juez que con su trabajo incansable les dejaba constantemente en entredicho y en evidencia. 

Pero cuando la justicia de abajo se atasca y se corrompe interviene la Otra. La justicia natural que encadena los errores, torpezas y miserias de los falsos inocentes ,que ahora están saliendo todos juntos, como las cucarachas sorprendidas  por la luz que se enciende de repente en medio de la oscuridad. Huyendo despavoridas a refugiarse en los agujeros que puedan encontrar. Confusas, desnortadas, perdidas, tropezando unas con otras, rompiéndose las antenas en los choques del aturdi-miento. Eso dice que nos gobierna. Un contubernio de cucarachas. Insectos que viven de rastrear la basura. De contaminar y corromper lo que tocan. Mientras el resto del Par-lamento, cada vez más lamentable, se cruza de brazos a ver qué pasa, a ver cuando se consume por sí misma la patética blattamaquia (combate de cucarachas, en latín-griego) mientras los ciudadanos se arruinan y ellos cobran pluses por  asistir a la ruina de los ciudadanos y a la autodestrucción cucarachil, como si España fuese un enorme anfiteatro del ridículo, la hecatombe, la pereza mental, la podredumbre moral y la frustración. Como si no hubiese Constitución ni recursos ni imaginación ni inteligencia para dar un frenazo en seco y decir ¡Basta! a coro con la ciudadanía. 

Quizás sea bueno que se demuestre lo poco que valen nuestros falsos representantes para que por fin los ciudadanos demos el paso de independizarnos de ese surrealista modo de entender la democracia. Quizás necesitamos aún nuestro bautizo de liberación noviolenta y cor-responsable. Mandarlos a todos a hacer puñetas. Desobedeciendo y ninguneando a nuestros ninguneadores, dándoles a probar su propia medicina del recorte. Recortándoles las alas, o los élitros, en este caso concreto y cucarachiforme. Organizar un referendum por nuestra cuenta y decidir quienes pueden y deben representarnos, escucharnos y respetarnos. 

Lo que está clarísimo es que en nuestro nuevo Estado libre, democrático, solidario, republicano  e independiente, el poder judicial sería votado, como el legislativo, el ejecutivo, Jefatura del Estado incluída, por todos los ciudadanos en edad de votar. Y que no tendríamos un ministro de Justicia con menos decencia, capacidades y valor que el Juez Garzón.

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Un alivio de luto ético: Ya debemos estar bastante cerca del cambio, porque hasta los periodistas más obtusos y adeptos a la aberración están afirmando por unanimidad en tertulias de la tv ¡pública! que esto es insostenible y dicendo que el pp es de todo, menos guapo, capaz de algo bueno y decente. Muy buen síntoma, por fin.

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