miércoles, 15 de mayo de 2013

Siempre contando medias verdades para que la farsa se justifique mejor

Francia ha entrado en recesión con un 0,2 % del PIB. Menos mal que Hollande ha invertido en crecimiento todo lo que ha recortado en sueldos y despilfarros en la administración y en la política. Porque si hubiese entrado recortando a saco y creando desempleo como Rajoy, la recesión de Francia estaría como la de España. En un 0,5. 
No resulta extraño que la prensa fabricadora del consentimiento no hable de las cosas buenas y acertadas del gobierno Hollande. Sólo de la recesión discretísima, por cierto, comparada con la nuestra; Hollande es una mala referencia para el pp europeo, porque está demostrando que se puede hacer mucho y bueno a pesar de la crisis, si el estado ejerce sus funciones de verdad. Y la recesión francesa no está causada por el gobierno, sino porque el miedo del consumidor retrae el gasto y porque en el imperio del recorte, las exportaciones han caído mucho, como pasa en Alemania. O sea que esa recesión es de rebote por causas no francesas. 
El mercado europeo no progresa porque los países machacados, que son ya muchos, no pueden importar como antes. Así que no es culpa del gobierno Hollande que media Europa esté con el agua al cuello y no pueda comprar producto francés, pero sí es responsabilidad de Alemania. que está  matando la gallina de los huevos de oro con su manía austerópata. Y por supuesto, y sobre todo, también lo es de los gobiernos calzonazos que no tienen ni el valor ni la capacidad para decir basta a los recortes y a las exigencias destarifadas que han acabado entrampando a sus países con una deuda monstruosa. Ante el vicio de oprimir está la virtud de desobedecer lo que es injusto para el bien común. Ante una banca desmadrada, está la nacionalización como medida de urgencia. Ante una BCE asfixiante, está el mandarla a freir espárragos. Ser europeos asociados por una cerda al cuello y unos grilletes, no es ser más europeos, sino más idiotas. 

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