jueves, 2 de mayo de 2013

¿Más alevines de lo mismo? No, gracias!



Beatriz Talegón. / FERNANDO ALVARADO (EFE)

Talegón amaga con concurrir a las primarias del PSOE

EL PAÍS Madrid 482
La dirigente de Jóvenes Socialistas dice que sería una "maravilla" que Madina fuese candidato, y que a ella también se lo piden.
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Es una pena que el PSOE se respete tan poco a sí mismo. Que esté tan cegato. Que sea tan incapaz de cambiar de verdad ¿No le está sirviendo de nada la debacle que le corroe desde dentro? ¿No se plantea una renovación de esencias éticas y cívicas, en vez de sólo un recambio-lifting de caras y bustos parlantes? ¿Quién va a votar otra vez a unas "nuevas generaciones" que ya viven de "la política" tan enranciadamente como las viejas glorias socialistas super-light, en vez de vivir de su trabajo y participar en las funciones de la Polis temporalmente, cobrando sólo lo necesario para vivir con dignidad, como todos? Cuando el "poder", que debería llamarse responsabilidad por delegación, se convierte en oficio y en profesión, la corrupción es inevitable; el "político" de esa clase lo primero que defenderá siempre, contra viento y marea, será, inevitablemente, su puesto de trabajo y su cómoda forma de vivir mantenido por "la plebe" que le paga. 
Lo deseable es que los políticos sean servidores públicos por tiempos limitados. Que dejar sus profesiones temporalmente para servir a la ciudadanía sea un sacrificio, signifique un acto responsable y generoso. Y una madurez política que coloque el bien común de la ciudadanía por encima de los intereses personales y de partido. Por eso listas abiertas y una nueva ley electoral cooperarían al cambio de estructura institucional y de mentalidad, que es lo más importante. De nada sirve cambiar de perchas, cuando el armario en que se cuelgan es el mismo. 
La señorita Talegón es una "profesional" de la "política". Como la señora Pajín, como la señora Alborch, como las señoras Cospedal, Fernández de la Vega y Chacón, como las señoras Aguirre o Mato, o S. S de Santamaría, Barberá, o el señor Rajoy, el señor Zapatero, el señor Aznar, o los señores González, Camps, Fabra, Zaplana, señora Díez,...Desde "siempre" viven del parlamento, del ejecutivo,de la comunidad y del "partido" y después de los sueldos vitalicios que perciben por sus años de vidorra fastuosa. Nadie les recuerda ya como profesionales de nada. Cuando abandonan el "poder", si es que lo hacen alguna vez, dilagan y se bambolean por empresas privadas a las que venden su caché y su conocimiento paseante del entramado público, para poder desmantelarlo mejor y con conocimiento de causa directa. ¿Puede explicarse alguien que Esperanza Aguirre sea experta en cazar talentos, que Zaplana o Urdangarín, estuviesen al tanto del funcionamiento real de Telefónica, que Camps sea tan experto en sanidad como para convertirse en asesor a distancia de una clínica privada (de la Iglesia) catalana, por seis mil euros al mes? ¿Cuándo ejerció Fraga su profesión real? Ni lo recordamos. ¿Y Jordi Pujol? ¿Ejercen Zapatero y Aznar las suyas? ¿Volvió Gnazález a su despacho de abogados tras abandonar La Moncloa, como hizo Suárez? Para nada.
España y su sociedad no pueden permitirse por más tiempo esa sangría para mantener "profesionales"  del dolce far niente, irresponsable, cínico y parásito. Ya basta, por favor. Un poco de vergüenza. Un poco de decencia. Un poco de inteligencia, que no es sinónimo de picaresca, astucia y pillería. 
A los españoles que salieron ayer a la calle ya les da igual la fecha y la convocatoria, sólo quieren liberarse de esta desgracia endémica que aplasta las ideas, que destruye el empleo, que arrasa el presente y por eso, el futuro; que miente como un bellaco, que maltrata a los ciudadanos para llenarse los bolsillos gestionando ese mismo maltrato. 
Y para rematar, Talegón. Haciendo apología del mismo perro ladrador y amordazado por el amo de siempre, con collar juvenil y "reivindicativo"...de su glamour, porque el glamour de los viejos ya ha perdido el barniz, está desconchado, cansado, desgastado, tiene arrugas y achaques. Lo viejo no tira. Lo viejo no engaña tan bien como lo fresco, lo lanzado, lo coquetón. Y así va ese discurso innovador de la misma cutrez de siempre. Esperando que los telespectadores no se den cuenta de que sólo se pretende que todo parezca que cambie, para que todo siga igual. 
No valen cataplasmas calmantes, ni ronroneos-calzadores que adapten el zapatito de cristal cuarteado, a la cenicienta saturada y completamente otra, que prefiere ir descalza, pero saber por donde pisa y por donde la están haciendo pasar. Se ha dado cuenta de que la carroza es una calabaza hueca, los caballos son los recortes, el cochero es la banca, el hada madrina dos siamesas: Corinna y Cristina; y el príncipe del baile político, un cantamañanas. 
Cenicienta se ha echado al monte del basta ya. Como un maqui de la posguerra. Pero no se esconde. No lo necesita. Da la cara. Sin armas. Sin miedo. Sólo con la verdad y la evidencia de los noviolentos, que son la mejor defensa que de se puede tener. En "palacio" le llaman escrache, pero millones de personas normales y sanas, le llaman verdad y justicia. 
Talegón, bonica, tu reino no es el nuestro. El de los ciudadanos hasta el moño. Palabra de cenicienta.
Seguramente te faltan unos cuantos hervores para alcanzar el punto de fisión. O sea, para separarte de la burbuja entrópica que intenta permanecer aferrada al sillón de siempre.
Los perros nuevos ya no necesitan collares de antaño. Ahora están descubriendo el collar maravilloso de la conciencia y la energía que la conciencia mueve. Y me da, que no lo van cambiar por el tuyo. Por más de lo mismo.

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