Es una antigua no-ciencia; nunca valorada oficialmente como titulación ni como disciplina académica, pero sí la más extendida, practicada, inoculada como ciencia infusa y normalidad "cultural". La tontología.
Asusta y ensombrece el panorama humano comprobar que esa aberración se haya convertido en el alma mater del desierto intelectivo y en el vertedero de la divulgación sin cultivo, sin raíces. Es el anecdotario donde se acumulan citas, curiosidades, chácharas varias, banalidades y preguntas a la nada que nunca obtienen más respuesta que la duda perenne como suma sabiduría que consiste en no encontrar nunca una verdad real, o al menos una base digna de atención que dé pistas serias. La nociencia parpadea como una damisela dieciochesca e indecisa, detrás de su abanico de plumas, frágil e inoperante. Distrae, divierte, ronronea como un gato agazapado en la penumbra del córtex humano. Y ahí se queda. En plan cortesana complaciente, de sonrisa fácil y guiños al dinero, a las inversiones y al efecto placebo del ego inflado por la medioterapia divulgante de sus escarceos entre realidad difusa, fantasía elucubrante y negocio creciente.
La tontología da mucho de sí. Tanto, que abarca todo desde la investigación de una física cuántica al alcance de cualquier postor que, desprovista de sentido integrador y evolutivo, la compre y la use para manejar a su antojo las fluctuaciones de materia y energía con las que hacer guerras ocultas desde una pantalla, las alteraciones meteorológicas a la carta, los vertidos impensables, manipulaciones radiónicas, holografías demenciales e inútiles, traslocaciones y multilocaciones de diseño, plagas y epidemias...la "ciencia" enloquecida de la tontología no es ciencia. Sino una feria monstruosa de efectos especiales usados para favorecer o dañar, según interese.
Además de charlatenería y tomadura de pelo llena de tantos errores como de horrores, esa tontología "científica" es delito de lesa humanidad. La peor de las manipulaciones transgénicas de las neuronas, los átomos, partículas y moléculas. Un peligro mucho peor que los talibanes de carne y hueso, que también son de creación y estimulación precoz tontológica mucho más que política y social. Y con el añadido de ser la pseudociencia morbosa que más altos y numerosos presupuestos se lleva de estados, bancos y empresas multinacionales, vendiendo panaceas que no existen, esperanzas que nunca se harán realidad, no tanto porque sean imposibles, como porque no son "rentables" e incrementarían el bien común mucho más que las tajadas privatizables.
Además de charlatenería y tomadura de pelo llena de tantos errores como de horrores, esa tontología "científica" es delito de lesa humanidad. La peor de las manipulaciones transgénicas de las neuronas, los átomos, partículas y moléculas. Un peligro mucho peor que los talibanes de carne y hueso, que también son de creación y estimulación precoz tontológica mucho más que política y social. Y con el añadido de ser la pseudociencia morbosa que más altos y numerosos presupuestos se lleva de estados, bancos y empresas multinacionales, vendiendo panaceas que no existen, esperanzas que nunca se harán realidad, no tanto porque sean imposibles, como porque no son "rentables" e incrementarían el bien común mucho más que las tajadas privatizables.
La pseudociencia de la tontología es la otra cara corrupta de la religión. Ésta es la ramera del pseudo espíritu y la tontología la del falso conocimiento. Dos caras de una misma desgracia. La prostituta del Apocalipsis en versión "A"y "B". Como los sobres re-compensadores,
Casuística. Empirismo palpable:
1) ¿Qué le pasa a esa ciencia "verdadera", que da muchos más disgustos y penalidades al hombre, que alegrías y verdadero progreso? ¿será que no es tan verdadera como intenta parecer? ¿Dónde está su inteligencia real? ¿De qué sirve elucubrar e inventar tanto y tan poco sano? La ciencia tontológica ha conseguido alargar la vida deteriorándola y creando estados crónicos de precariedad dependiente y obsesiva. Sólo es "cuántica" pero ignora lo cualitativo que es el timón del barco del conocimiento, como los verdaderos científicos han descubierto y callado por presiones. Medir "cuántos" e ignorar el porqué, el para qué y el cómo original, o si el resultado final de cada experimento es mortal o curativo, es el método más peligroso y necio de la tontología. Explorar los espacios exteriores e ignorar el espacio interior es suicidio programado. Y garantizado.
2) ¿Cómo es posible que la "ciencia" pretenda controlar y conocer todas las fuerzas que la rodean y no se haya planteado de qué sirve ese control si desconoce el porqué de sus mantenedores humanos? Si el "científico" no sabe qué o quién es. Si está enfermo de ego, de vanidad, di hiponcondría, de frustración innata, de complejos varios, de ambición, de crueldad, de venganza, de manipulación, de corrupción, de ceguera existencial y mentira connatural?
3) Se estudia la velocidad de la luz pero no se sabe qué es la luz, qué función cualitativa transformadora tiene en el universo en muchos niveles más de los que se perciben a simple vista, aunque sea a golpe de telescopio o de lupa microscópica. Sólo se sabe que ilumina y es muy rápida, pero se desconoce si su vibración es única o si se gradúa intelectivamente a tenor de la materia y el espacio que ilumina. Según qué densidad vibratoria y receptiva tenga lo "iluminado". Se ignora la inteligencia de lo elemental. Se ignora, al parecer, que no es la luz lo más veloz que existe, sino el pensamiento humano y su intencionalidad. Se ignora la inteligencia cósmica de los elementos y de la tabla periódica. Se ignoran los estados de inteligencia mineral, vegetal y animal. Se ignora la inteligencia del oxígeno, del carbono, del hidrógeno, del helio, del nitrógeno, del argón...Sólo se conoce la "inteligencia" humana que inventa máquinas y las vende. Se la considera "superior" y a su depredación mortífera se le llama "progreso". Así nos va.
4) ¿Cómo se explica que un "sabio" y estudioso de prestigio que maneja cada día el rompecabezas de la "ciencia", que habla cada semana con el boson de Higgs, en persona, que vive de investigar el conocimiento, de entrevistar a todos los expertos en "sabidurías" parciales, totales y técnicas, que escribe y pontifica sobre el alma humana, la felicidad y el saber, cuando tiene delante a un asesino en serie, le vea como maestro saolín y gurú experimentado sin intuir ni por un momento que sea un fraude como un castillo? ¿Cómo es posible que tanta ciencia no facilite la lectura de la entidad que habla con nosotros sobre su mentira patológica y que nos la venda como camino de conocimiento y de perfección?
5) ¿Cómo se explica que dos economistas supervalorados y bendecidos, expertísimos en su especialidad, hayan metido la pata hasta el fondo y se hayan cargado el sistema financiero y trastornado a todo el mundo, sin que nadie del entorno se haya percatado del error de fondo hasta que todo se ha ido a hacer puñetas y que nadie lo remedie inmediatamente, y se cese como enseñantes y asesores a esos mequetrefes tontólogos?
6) ¿Por qué si todos los políticos que gobiernan han estudiado en la universidad, con carreras y masters muy brillantes, no dan una a la hora de arreglar los problemas que encuentran al llegar al poder y los aumentan, los multiplican y los agravan criminalmente? ¿Dónde está el papel redentor de esa "ciencia"?
7) ¿No será que se ha dado en llamar "ciencia" a lo que no lo es? ¿Y como se puede calificar a quienes no saben distinguir la ciencia de la "ciencia"? Tontólogos. Apologistas, apologetas o ¿"apolojetas", también? de la tontuna radical (de raíz)
8) La raíz etimológica española de "ciencia" está incompleta. Le falta la "s" que lleva el nombre original latino scientia. Scio es el verbo: saber, conocer. La "s" inicial cambia el sentido de otro verbo "cio", que es promover, mover, trastornar, enredar. Por eso los latinos añadieron la "s" de sapientia al primer concepto elemental. Y lo convirtieron en scio. Literalmente: poner sabiduría a los impulsos, a lo que se mueve. Y de ahí deriva la palabra "con-sciencia". cum-scientia. Movimiento, conmoción, experiencia material, moderados y dinamizados por la sabiduría. Curiosamente sólo en español se ha suprimido la "s" de la palabra latina. En inglés, francés, italiano y alemán, respectivamente, se conserva: science, science, scienza, wissen.
Las palabras y sus contenidos semánticos - aunque no lo parezca- condicionan la la base neurolingüística y las conductas de los pueblos y de los individuos que los forman. A base de repetir un error secular se acaba asimilando como parte de la esencia natural. Sería definitivo que lo comprendiésemos para que la tontología deje de ser la matriz y el resultado de nuestros desastres infinitos, de nuestra inexplicable mediocridad histórica teniendo cualidades espléndidas, que sólo germinan -paradógicamente- cuando nos cambiamos de país y salimos de un medio donde los que mandan afirman que "gobernar es repartir dolor" y los que obedecen se lo creen a pies juntillas, aunque sean de signo ideológico contrario.
La palabra se hace carne y vive entre nosotros modificando, para bien o para mal, nuestro potencial intelectivo, anímico y espiritual. Y nosotros podemos elegir entre creer milongas "científicas" de tres al cuarto o descubrir la cum-scientia que vive y crece en nuestro espacio interior, que es infinito. La consciencia real, que nos hace llegar a la percepción inequívoca de lo real, como afirma Descartes, de un modo tan cierto como respirar o ver sin impedimento la esencia indiscutible de "lo que es" para distinguirlo de lo impermanente, del estado de duda necesario para investigar lo desconocido, de las cualidades móviles y cambiantes de lo aparente. La duda es sólo un método, una herramienta, no puede ser un estado constante. Cuando es así, enloquecemos, nos desequilibramos y trastornamos el mundo que nos rodea. No podemos descubrir el sentido profundo de la luz y su velocidad al servicio del pensamiento y la intención de ese pensamiento.
Mientras eso siga así no tendremos acceso a la scientia y no podremos conocer y trabajar desde la cum-scientia. Seremos eternamente incon-scientes de lo que tenemos dentro y su relación inseparable con lo que experimentamos fuera. El flujo de la vida real. El descubrimiento diario de la verdad con todo el esplendor modificador natural y sin presiones, de nuestras vidas y conductas. No del dogma y las seguridades balsámicas para ir poniendo parches a la angustia del existir sin ser.
Sólo dejando de considerar "ciencia" la tontología, se puede salir del caos.De lo contrario, sólo se obtendrá más de lo mismo.
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