lunes, 10 de junio de 2013

EEUU, el controlador descontrolado, o el Gran Hermano al descubierto


Un joven experto en espionaje pone contra las cuerdas a Obama

“No quiero vivir en un mundo en el que se graba todo lo que digo y lo que hago”


 “Cuando te das cuenta de que el mundo que ayudaste a crear va a ser peor para la próxima generación y para las siguientes, y que se extienden las capacidades de esta arquitectura de opresión, comprendes que es necesario aceptar cualquier riesgo sin importar las consecuencias”, afirma Snowden en un vídeo publicado por The Guardian.



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La conciencia. Una vez más, la conciencia, hace un salto de pértiga gigantesco y le pega un repaso devastador a los cimientos del energúmeno mundial. Al padre de todas las guerras exterminadoras , más crueles, tóxicas y radiactivas de la historia, desde el final del siglo XIX hasta hoy. El gigante económico, comercial y militar, el gendarme del mundo, tiene los pies de barro. De terracotta. Y tiene una herida mortal que le debilita y le degrada inevitablemente, "por do más pecado había". Por el espionaje, que siempre ha sido su baluarte principal. Y por internet, que ha sido su invento controlador más importante y ahora es el veneno que lo está rematando.
 EEUU pensó hacer de la red un instrumento de control y ceguera colectiva, pero la Justicia Cósmica es mucho más lista y larga de miras, por eso ha utilizado y está utilizando la trampa mediática del control mundial yanky, para despertar las conciencias de sus monitores esclavizados. Al delator y detractor Snowden, le ha podido más el cargo de conciencia y el sentido de la responsabilidad en la debacle humana, que los 200.000 dólares anuales que le pagaban por ser una lujosa rata de espionaje. Y ha cantado la Traviata, Aida y sobre todo Nabucco a varias bandas, al parecer. "Va pensiero sull'ali dorate! Oh, mia patria si bella e perduta, oh membranza si cara e fatal. Oh, t'ispiri il Signore un concerto che ne infonda al partire virtù" ha dicho el esclavo comprado a precio de oro por el imperio de Wall $treet, haciendo reales en su vida las notas de Verdi. 

Qué hermosa lección. Ni el dinero, ni el poder ni la comodidad ni el miedo, han podido frenar una conciencia despierta, a pesar del suplicio que sufren como escarmiento el soldado Manning y Julian Assange por "delitos" semejantes. La máxima injusticia produce como resaca, la desesperación de la virtud a todo riesgo. Un no poder más que hace saltar por los aires los planes más completos y detallistas de las tinieblas. Es la ley de la balanza. Suma injustica, produce el despertar de la justicia verdadera e imbatible. La enfermedad aplastante hace desear y buscar la salud desesperadamente. Hundir a alguien en el agua hasta querer ahogarle, le hace luchar con todas sus fuerzas por recuperar el aire que necesita para seguir vivo. Inundar de dinero la vida de un comprado para silenciarle, puede producir el efecto contrario, cuando se descubre que el vacío y el horror no los compensa ninguna ganancia económica ni ninguna recompensa  a lo Judas Iscariote. Ni ningún premio Pulitzer puede compensar la pérdida de sí mismo, si se ha tenido que renunciar a la esencia humana que uno es en el fondo, como sucedió en el caso del fotógrafo Kevin Carter.(Kevin Carter fue un fotógrafo sudáfricano ganador del premio Pulitzer de 1994. Curtido profesionalmente en los conflictos raciales ocurridos a finales de los ochenta y principios de los noventa en su Sudáfrica natal, con la llegada de Mandela a la presidencia y la instauración de la democracia, Carter se trasladó a Sudán.
Allí está tomada esta fotografía, donde puede verse a una niña moribunda, rendida por el hambre, siendo acechada por un buitre que espera impasible el amargo final. Durante 20 minutos, Carter estuvo tomando fotografías, sabedor de que una de esas imágenes valía un gran premio. Y estaba en lo cierto. Cuando terminó, recogió sus instrumentos y siguió su camino. Pero esa fotografía le perseguiría el resto de sus días, cuando se quedaba sin palabras cuando le preguntaban qué había hecho para ayudar a la niña. Sólo dos meses después de recibir el Pulitzer, Kevin Carter se suicidaba en Johannesburgo)
Snowden ha preferido sacrificar su carrera brillante como felón y espía estupendamente recompensado, antes que el suicidio de su conciencia. Antes que la "seguridad" de una patria indecente que no reconoce como la suya, antes que el prestigio del Presidente del sistema que le paga, Snowden ha preferido perderlo todo para salvarse del infierno interior, de la muerte de su alma. Del crack definitivo de su conciencia. Como Salman Rushdie, como Roberto Saviano, como Michael Moore, como Baltasar Garzón, como Assange y como Manning, como Robert Kennedy, como Luther King, Lincoln, Mandela, Gandhi o Tolstoi, Noam Chomsky, Tierno Galván, Aranguren, Gracía Calvo, Quevedo, Boff, Ernesto Cardenal, J . Luis Sampedro, José Saramago o Ada Colau, la estela de los incomprables, va creciendo y creando escuela. 
Los EEUU, sus basuras y el sistema que han creado, pueden temblar con todo su poder. Tienen motivos más que suficientes para hacerlo. La certera pedrada de David en pleno centro neurálgico de la perversión, tiene mucho  más poder y fuerza despertadora que las bombas y chanchullos oscuros de un Goliat herido y muerto de sí mismo. Empachado de abusos, de genocidios, de masacres aberrantes como las de Hiroshima, Nagasaki, Corea, Irak, Libia, Afganistán, Líbano o Siria o Vietnam. Saturado por su propia toxicidad, hasta producir anticuerpos que acaben con él. La propia sociedad que ha creado, ya no lo soporta. No puede más. Y el mundo que lo sufre, tampoco. 

Felicidades, Edward Snowden, y gracias por la libertad y la justicia que defiendes, poniéndote en riesgo de arruinar tu carrera y tu seguridad para construir el bien común de la dignidad, la libertad y los derechos. Bendiciones para ti y para todos los que hacen igual que tú.

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