domingo, 2 de junio de 2013

Los valores de Europa


No son los partidos, sino estos partidos

Los españoles siguen teniendo claro que sin formaciones políticas no puede haber democracia.
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Ayer manteamos a la troika. Y no sólo en España. El manteo fue general en más de doscientas ciudades del Continente. Si embargo hoy en el País digital no hay ni una sola referencia a esa hermosa sincronicidad, pero sí un reportaje dedicado a la autojustificación de una de las cabezas huecas y aprovechadas -a las que debió tocarles la cátedra en una tómbola- que crearon con sus teorías demenciales esta estafa, que ya casi nadie asume como crisis. Y no sólo eso, para completar este magnífico domingo, o día del Señor, un anuncio rimbombante y juguetón patrocinado por Juegos y Apuestas del Estado, en el mismo periódico, nos invita a comprar nada menos que la libertad, por medio de la varita mágica de los Euro-millones. Nada más y nada menos. Si eres pobre, estás machacado, a punto de que te desahucien, estás en el paro o a punto de un ERE, y aún te quedan unos euros para comprar una barra de pan y rellenarla de desesperación y malos rollos, no seas tonto, y cambia de vía: juégatelos y compra un boleto en esa europortunidad maravillosa que te va a sacar de la miseria y, además, te va a regalar nada menos que....¡¡¡¡¡LA LIBERTAD!!!!!! Es un mensaje del Gobierno de España.

El patetismo general está alcanzando el mismo nivel que la subnormalidad mental que domina este encefalograma plano social y sobre todo impolítico. Impresentable. Indecente.Inmundo.

Si ante lo que tenemos encima, el Estado que mantenemos con nuestros recursos cada vez más exiguos, en vez de soluciones verdaderas, tales como plantarle cara a esa Europa que no es de nadie, sino del Eurobote, y denunciar en el mismo tribunal de La Haya el crimen, el humanicidio que se está cometiendo con los países del Sur y con los que los ciudadanos europeos son absolutamente solidarios como demostraron ayer, y al gobienno de Ehpaña sólo se le ocurre hacer  esa publicidad vergonzosa y sádica y la prensa le jalea haciéndole publicidad, sólo nos queda la guillotina como solución. Guillotinar la obediencia, el miedo, la sumisión, la resignación, el conformismo y la paciencia. 

La troika se mereció el manteo de ayer, pero el FMI, BM, BCE, CE, las cátedras de economía dadas al buen tun-tun, la política borderline y corrupta que lo acepta todo con aire tartuffesco y el cinismo manoslargas e interesado de los banqueros, se merecen un desfile en Pasarela Guillotina. 
Esta Europa no es una UE, sino un muladar. Un basurero. Un campo de concentración al mejor estilo nazi. Un patio de Monipodio Continental, donde, decididamente, si esto significa ser europeos, no queremos estar por más tiempo. Si se nos condena a la miseria, a pagar una deuda multibillonaria que no hemos contraído sino que se ha creado arruinándonos, está clarísimo que esa Europa no es la nuestra. 
Para ser ciudadano de cualquier sitio la primera condición es identificarse con ese lugar y con ese estado social, con determinados valores éticos y culturales que se comparten. Nosotros, los esquilmados del Continente, los abusados, los precarios gipsis, no queremos ser europeos a tal precio, ni a tal facturación. La pobreza y los problemas directos y concretos se gestionan mucho mejor por bloques, por partes. Nunca globalmente. Una globalización del desastre solo resulta un desastre global. Antes de globalizar hay que sanear la materia potencialmente globalizable. Porque sólo globalizando salud, se obtiene una globalización saludable. Lo mismo puede aplicarse a la europeización. Una limpieza general no se hace a la vez, es imposible. Se van limpiando habitaciones de una en una. Vaciando y ordenando armarios de uno en uno. Lavando paredes, suelos y techos, de uno en uno, Limpiando ventanas de una en una. Lo mismo vale para globalizar o europeizar. Cada país tiene que adecentarse a si mismo antes de meterse en una comunidad de países. Porque los diversos trasteros sin limpiar, los cubos de basura sin vaciar, crearán el caos general.

Necesitamos reinventarnos. Reeducarnos. Redescubrirnos y organizarnos. Erradicar el cáncer de la corrupción y poner en claro el régimen que deseamos democráticamente, que no es una monarquía. Rehacer la Constitución de cara a una sociedad completamente distinta a la del siglo pasado. Tomar conciencia de nuestra realidad sin milongas ni cantos de sirena. Cambiar la ley electoral y de partidos. Admitir las plataformas ciudadanas e ILPs como parte imprescindible para poder gobernar. Hacer que el Poder Judicial  y la Jefatura del Estado también se voten, como en Francia o en EEUU. Toda esa tarea no es posible realizarla bajo presión y amenaza de ruina constante, a golpe de troika y de chantaje. Es una tarea que debió emprender el primer gobierno socialista, pero que no se hizo porque prefirió hacerse marketing eurpeísta-dependiente. Mucho menos lo supo hacer el pp con Aznar, ocupado en hacer pompas de jabón con las burbujas y el gel de baño populista y engañabobos. Zapatero intentó adecentar leyes y sociedad, pero falló la base, como ahora. Es imposible querer progreso en una sociedad cuyos mecanismos regidores y mentalidad caciquil están arraigados en el Pleistoceno de la política, pintados con barniz del siglo XIX. Y ya descascarillados más por el abuso que por el uso.

La evidencia de una injusticia criminal, día a día, me ha ido cambiando el criterio que siempre fue la unidad de Europa. Me he sentido siempre europea, hasta cuando España estaba cerrada a cal y canto por una dictadura, y me sigo sintiendo profundamente europea cuando recorro países del Continente y me encuentro como en casa. Los ciudadanos son estupendos, la sintonía perfecta, pero la política torcida y contrapolítica, es un desastre. Es tóxica. Está degenerada. Sólo se basa en los números y en los dineros. Un medio para vivir que es el mercado se ha convertido en la única finalidad. En el único "ideal". Lo envenena todo, enreda,  tergiversa, ensucia, destroza. Necesitamos recuperar o crear de cero la política en su acepción aristotélica: servicio a la sociedad, a la polis. Polis significa ciudad porque la ciudad, el burgo, la civitas, la urbe, es plural, que también en griego es "polüs". Lo múltiple. Lo variado. Lo abierto. Lo vivo. Los muchos. Ahora es lo contrario: lo cerrado, lo impuesto, lo uniformado, lo rígido. Lo empobrecido. Que naturalmente deriva en lo cruel, en lo totalitario, en los hombres de negro y en las troikas.
El término "troika" viene del ruso y nació aplicado a la política cuando tras una crisis grave con la muerte de Stalin en los 50 y con la caída Kruschef a principios de los 60, el sistema comunista y su casta privilegiada inventó un gobierno no elegido, sino a dedo, compuesto por tres gestores que representaban las tres facciones más importantes y totalitarias del poder, y se hizo para que los ciudadanos, el "pueblo", los proletarios, no tuviesen arte ni parte, ni pudiesen reclamar derechos ni libertades, aprovechando el vacío de poder con la desaparición del líder. Eso es la troika. Tres representantes de los tres poderes tiránicos que se han hecho con el mando de la economía y las finanzas del Continente: BCE, CE y FMI (Banco Central Europeo, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional) Os sugiero que busquéis lo que significa y la función que tiene cada representante de esa troika. Buscando información, contrastándola y sabiendo lo que hay, ninguna noticia ni opinión manipulada os venderá la cabra de la normalidad imposible de esta aberración. De este ataque directo al corazón de la sociedad europea y del resto del mundo. 

No hay gobierno posible ni democracia viable cuando ciudadanía y gestores políticos están en las antípodas, una del otro y viceversa. Cuando los gobernantes han dimitido como ciudadanos y por eso los ciudadanos no los ven ya como sus representantes. Se sienten traicionados y tiranizados por robots sin conciencia que, por dinero, sobres, privilegios y cratofilia gravis, se han pasado al enemigo de los derechos, deberes y libertades. Al dark side. Han dejado de ser los jedies que se creyeron votar en las urnas para convertirse en una banda de dark veiders. Una Europa dark, no la queremos. La preferimos jedi. Antes freekies que corruptos, cretinos, mastuerzos y hundidos en una miseria de diseño. Mientras Aznar y Guerra hacen el agosto en el mercadillo de las memo-rias  (de memo, of course) horripilantes, por cierto.

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