En un periódico extranjero de cuyo nombre prefiero olvidarme, acabo de leer que se está planteando un debate acerca de si es ético o no hacer la guerra con robots en el lugar de los soldados.
Está clarísimo que los comités para la conservación y defensa de las buenas costumbres están en la Luna por lo menos, o en el asteroide que cayó en Rusia, tratando de rehacerse, como yo, después del impacto, y tienen muy pocas cosas serias a las que dedicar su excelsa temporalidad. Ahora, después de siglos de guerra constante, donde la ética ni se huele y no sólo eso, sino que descaradamente es el peor de los estorbos para que la guerra exista y dé beneficios a los de "siempre", se están planteando la moralidad de los robots y de si será más decente que maten ellos o maten personas sin delegar en sus cuerpos de hojalata. Qué problemón, porfa. Seguro que el comité de debate no duerme por las noches pensando en tales disquisiciones abracadabrantes.
Puede darse que esa moralidad tenga otros significados crípticos y ocultistas que podría analizar cualquier contertulio de Iker Giménez. Un toque esotérico y psicotrónico que los profanos desconocemos, y claro para nosotros la cosa se queda en algo parecido a una discusión sobre el sexo de los ángeles o la líbido del cangrejo de río.
Para el ciudadano normalito y con neuronas discretamente ensambladas, lo de los robots-soldados, a parte de un despilfarro, una gilipollez como una casa, con perdón, y un destarifo belicista-cretinoide, no supone nada de particular en una sociedad donde un robot tiene mucho más valor y recibe mucha más atención, cuidados y presupuesto que un ser humano de a pie. Y estamos por asegurar que la comisión para el estudio ético de tal gesta, va ir a favor de que los robots no se empleen para algo tan peligroso, primitivo y macabro como el combate cuerpo a cuerpo. Que son muy caros y cuesta años inventarse uno multifucional, mientras que un ser humano tras sólo nueve meses ya está listo para el exterminio y se peude hacer chichinas en cualquier guerra sin que ningún comité de moralidad tenga nada que objetar al respecto .Y además hay superávit de sobra y de requetesobra en el Planeta. A pesar de los grandes esfuerzos para exterminarlos que desde siempre están haciendo las autoridades (in)competentes. Es seguro que la sangre, o el lubricante 3 en 1, no va a llegar al río en esa disputa tontísima. El caché que tiene un robot no lo alcanza un hombre por más que se empeñe. Y si no, que se lo pregunten a Hal; el robot que se acaba cargando a toda la tripulación de la nave espacial en 2001 Odisea en el espacio, la genial y profética obra de Kubrik.
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