Martínez Camino: “Los católicos estamos con el Papa, sea quien sea”
El secretario general de la Conferencia Episcopal Española dice que Francisco tiene "perfil de santo".:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Ahí le ha dado el secretario de la CEE. Ha definido completamente el mapa aconsciente del catolicismo. "Estamos con el papa, sea quien sea". Terrible y fanática afirmación. Inhumana. Absolutamente cerril. Que se traduce en estar con el que manda y te dice lo que tienes que hacer en los aspectos más decisivos de tu existencia, sea quien sea. Lo mismo puede ser el padre que el primo de zumosol. Que un gobierno corrupto, que un jefe explotador, que un rey tarambana y trapisondista. Que el párroco o el obispo o el presidente de tu partido político o el jefe de tu sindicato. O el director del banco que te ha timado porque le conoces de toda la vida, confiabas en ese banco tan serio y en su director "sea quien sea" y no era cosa de desconfiar cuando te vendió las prefrentes o te endosó una hipoteca creciente e impagable, y a ti y a tu futuro os vendió con ellas.
No eliges seguir y apoyar a alguien porque te convence su forma de vivir ni los motivos por los que vive y actúa. No. Tú no eliges nunca porque ya has nacido con el estigma de los marcados por la divisa del rebaño. Y no te marcan sólo cuando naces, te marcan desde que te engendran unos padres ya teledirigidos para ser buenos católicos, buenos pperos o buenos comerciantes. Buenas ovejas de la majada de los "elegidos". Sí, de los que se dejan elegir y nunca eligen no ser elegidos, sino ser conscientes de su propia esencia y vivir de acuerdo con ella y sus cambios y sus vicisitudes.
Esa actitud vital de dejar que otro mucho más importante y puesto que tú sea el protagonista de tu vida y el que elige por ti, que te diga cómo tienes que relacionarte con la transcendencia que él entiende como tal, con la gente y contigo mismo, eso es lo que nos ha convertido en un país patético. Grotesco. Donde cualquier burrada que venga "de arriba" no se analiza, ni se discute ni se pone en entredicho.
Hay abuelitos en las residencias de tercera edad a los que ya no les llega la pensión para pagarse la estancia y no relacionan su desgracia y su pérdida de atenciones sanitarias y el copago que los arruina con el modo de gobernar y gestionar la crisis ni con el despilfarro de la Casa Real o con la corrupción de la clase gestora que legisla y gobierna. Y te dicen que es una pena que a España no le hayan concedido las olimpiadas sin pensar ni por un momento que nos habrían hundido en la miseria si nos las hubiesen concedido. Cuandollegan las elecciones los abuelitos votan desde el asilo lo que las monjas que les atienden -sean como sean- les dicen que voten. Y todo porque "los buenos ciudadanos están con el poder sean como sean los que lo manejan".
Los católicos son robots, como creyentes y como habitantes; están acostumbrados a ser "el pueblo", en su acepción de morralla social, de escoria adocenada manejable. "El pueblo" es una masa para moldear y modelar. Y con la masa sólo se pueden hacer panes, galletas, churros, jabón o pasta para pegar ladrillos. Nunca conciencias ni almas ni mentes lúcidas. Tenemos que dejar de ser "pueblo" de Dios también, para empezar a ser Dios mismo materializado en esta realidad, que es el mensaje de Jesús. "Se os ha dicho que sois dioses y es verdad". "Todo lo que hagáis a uno de estos más humildes, a mí me lo hacéis". Dijo. Y podríamos añadir "a nosotros mismos nos lo hacemos". Pero la iglesia no se enteró del significado de esas palabras. Las cambió para poder dejarlas al nivel de su cortura, en vez de hacer crecer esa escasez hasta comprenderlas con la vida y no sólo con el pensamiento abstracto. Y las desvirtuó.
Ahora este obispo afirma que Francisco "tiene perfil de santo"; y los anteriores, tan distintos y engolados, tan actores y escenógrafos, tan talibanes de la contrarreforma ¿acaso no tenían perfil de santos para gobernar una iglesia a la que llaman "santa" y se les obedecía en sus excesos discriminativos hacia las ideas diversas que consideraban pecaminosas y peligrosas para la "fe"? ¿ y hay que seguir a los papas cuando meten la pata hasta el hombro, sólo porque son papas? ¿Cuál es la iglesia verdadera, la de Francisco, la de Benedicto, el papa ateo que se preguntaba a gritos en Auswichtz dónde estaba Dios en la época del exterminio cuando él era un alevín nazi? ¿O tal vez es la iglesia de Wojtila condenando la teología de la liberación, ignorando a los mártires en América Latina y adorando al mártir polaco que hacía teología "liberadora" de derechas? Y Francisco que ahora confiesa que nunca fue de derechas ¿por qué actuó del lado derecho en la dictadura argentina y dejó que a sus curas de izquierdas los torturasen y a sus fieles los persiguiesen sin que él hiciese nada por impedirlo con tal de salvar el pellejo propio y el de la institución, que de ser un medio se ha convertido en el único fin? ¿Cuándo ha mentido o dicho la verdad, entonces o ahora?
Los pastores son para los rebaños, no para los seres humanos. Hay pastores ciegos que llevan el rebaño y lo dejan al borde del precipicio y le vuelven la espalda para mirar otro paisaje. Y si se despeñan les condenan al fuego eterno por desobedientes. Y por idiotas. A ningún ser maduro y equilibrado que se reconozca hijo de Dios se le ocurre seguir a pastores tan torpes como un borrego cegato.
Jesús hablaba en metáforas y parábolas porque es la única manera de explicar la sutileza de lo sublime y hacerlo entendible por analogía y ellos se lo han tomado todo al pie de la letra, rebaño y buen pastor, tratando a los fieles como animalitos irrecuperables y a ellos mismos como pastores infalibles de otra especie sobrehumana, aunque con los mismos vicios, miserias e inclinaciones patógenas ocultas tras la máscara de la hipocresía, como la de Tartufo, el personaje de Molière. Pero se han olvidado del contenido hondo del símil evangélico: "el buen pastor es el que da la vida por sus ovejas y no las abandona en el peligro y si ve una a punto de perderse, deja al rebaño entero y se va a buscarla." Hasta las palabras de la última cena las han convertido en el canibalismo de la eucaristía. No conmemoran la cena y su significado, se comen a Jesús y como vampiros se beben su sangre, porque no han entendido la simbología profunda y salvífica en la participación del espíritu ni el poder de esa entrega de todos a todos, que nada tiene que ver con la sacra antropofagia que inculcan desde chicos en la catequesis. Se parece más a una misa negra satanista que a lo que Jesús nos dejó como signo de fraternidad y presencia pantecostal del espíritu. Si las misas fueran lo que deberían ser en ellas los enfermos se curarían, la tristeza y las penas se transformarían en paz y entendimiento. Y los que las frecuentasen no serían capaces de explotar a los trabajadores ni de robar al estado ni de traicionar ni de mentir. No tanto por "virtud" sino por incompatibilidad de densidades conductuales, emocionales y mentales. Quien prueba el pan recién hecho ya no quiere comer pan duro y mohoso.
Un verdadero maestro espiritual y sabio no hace negocio conservando en la ignorancia, en la dependencia y en la superstición a sus discípulos . No quiere a su alrededor una corte de fans y halagadores. Al contrario, les enseña la indepencia, porque la verdad nos hace libres, les contagia y les despierta la consciencia y el alma y les pone en contacto con la lucidez interior para que sean autónomos y no eternos mendicantes de lo que nadie les puede dar porque lo llevan dentro pero en estado cataléptico; tampoco les deja engancharse a su ego magisterial y prepotente, tan pobre como el de ellos, puesto que su misma vanidad les necesita para sentirse admirado e importante. Y es que tampoco ha encontrado el tesoro interior que nos hace libres y gozosos experimentadores de la gracia.
La tarea de las religiones no es mantener dormidos a los fieles en su comodidad, sino despertarles para que lleguen a la Fuente interna y ya no necesiten gurús imprescindibles. "La religión o la Compañía de Jesús, nacieron para hacer un servicio, si ese servicio ya no es necesario, el último que apague la luz" , dijo Pedro Arrupe al papa Montini cuando lo acusó de querer deshacer su orden jesuítica, porque dejaba a los jesuítas funcionar sin presiones y según su conciencia.
Como dejan los niños de mamar cuando les salen los dientes y pueden comer alimentos sólidos, así deben las religiones ser para sus devotos. Si el niño siguiese siendo lactante toda su vida sería un inútil y un desvalido. Eso pasa con los "fieles" enganchados a los sacramentos porque no les han dejado descubrir el único sacramento real: la unidad con el espíritu, que es la unidad con todos los demás y con toda la creación. En esa unidad no hay pecado que dure ni mal que fructifique. Y ésa es la finalidad de todo camino religioso. Desaparecer y apagar sus velas y sus inciensos para que brille la luz eterna y el aroma del espíritu perfume la vida de los seres creados sin que los intermediarios interfieran entre la Fuente y la sed. Hasta Jesús vio el panorama del apego a su persona y dijo: "Conviene que yo me vaya para que venga el espíritu acompañante; yo os enseño desde fuera, él lo hará desde dentro de vosotros mismos".
Un verdadero maestro espiritual y sabio no hace negocio conservando en la ignorancia, en la dependencia y en la superstición a sus discípulos . No quiere a su alrededor una corte de fans y halagadores. Al contrario, les enseña la indepencia, porque la verdad nos hace libres, les contagia y les despierta la consciencia y el alma y les pone en contacto con la lucidez interior para que sean autónomos y no eternos mendicantes de lo que nadie les puede dar porque lo llevan dentro pero en estado cataléptico; tampoco les deja engancharse a su ego magisterial y prepotente, tan pobre como el de ellos, puesto que su misma vanidad les necesita para sentirse admirado e importante. Y es que tampoco ha encontrado el tesoro interior que nos hace libres y gozosos experimentadores de la gracia.
La tarea de las religiones no es mantener dormidos a los fieles en su comodidad, sino despertarles para que lleguen a la Fuente interna y ya no necesiten gurús imprescindibles. "La religión o la Compañía de Jesús, nacieron para hacer un servicio, si ese servicio ya no es necesario, el último que apague la luz" , dijo Pedro Arrupe al papa Montini cuando lo acusó de querer deshacer su orden jesuítica, porque dejaba a los jesuítas funcionar sin presiones y según su conciencia.
Como dejan los niños de mamar cuando les salen los dientes y pueden comer alimentos sólidos, así deben las religiones ser para sus devotos. Si el niño siguiese siendo lactante toda su vida sería un inútil y un desvalido. Eso pasa con los "fieles" enganchados a los sacramentos porque no les han dejado descubrir el único sacramento real: la unidad con el espíritu, que es la unidad con todos los demás y con toda la creación. En esa unidad no hay pecado que dure ni mal que fructifique. Y ésa es la finalidad de todo camino religioso. Desaparecer y apagar sus velas y sus inciensos para que brille la luz eterna y el aroma del espíritu perfume la vida de los seres creados sin que los intermediarios interfieran entre la Fuente y la sed. Hasta Jesús vio el panorama del apego a su persona y dijo: "Conviene que yo me vaya para que venga el espíritu acompañante; yo os enseño desde fuera, él lo hará desde dentro de vosotros mismos".
En fin, ya está bien. En España tenemos pendiente la asignatura suspensa de la Reforma. Y la vamos a aprobar porque es de justicia que así sea. Una ciudadanía tiene que saber elegir en conciencia y no por inducción teledirigida. Y ser fiel a esa consciencia,porque si hay Dios, habita en ella y desde ella irradia la esencia que somos.
Lo mismo que tenemos pendiente otra asignatura: ser República Democrática Federal y Solidaria, convivir de verdad en un estado laico y aconfesional. Y quienes quieran una educación religiosa para sus hijos que se la paguen de su bolsillo. Dios no es religioso ni falta que le hace. Es la unidad, el respeto, la compasión, la transparencia y el cariño real de unos por otros. Todos somos los gajos de la naranja divina. Y la naranja divina es los gajos humanos. Y el jugo, el sabor y el perfume de esa naranja es el alimento, la dulzura y la belleza que sana, nutre y perfecciona el universo y su funcionamiento.
Ya vale con la fe del carbonero. Ya vale con comulgar con ruedas de molino y con tragarse sapos episcopales y papales. Dogmáticos e intransigentes.
Si Francisco quiere reformar la iglesia católica, que se estudie a fondo los libros de Martín Lutero con el Evagelio al lado. Un cristiano de verdad, al que no le importó plantar cara al papa, a la inquisicón y al Emperador Carlos V, en la Dieta de Worms diciendo que antes que salvarse de la hoguera estaba su conciencia libre y unida al amor de un Dios de misericordia incapaz de achicharrar a sus hijos en una barbacoa fanática, sólo por verle y entenderle cada uno en su corazón. La Providencia le salvó de las garras del poder eclesiastico y como a la mujer del Apocalipsis le llevó al desierto para que la fiera no lo devorase:
"A menos que no esté convencido mediante el testimonio de las Escrituras o por razones evidentes —ya que no confío en el Papa, ni en su Concilio, debido a que ellos han errado continuamente y se han contradicho— me mantengo firme en las Escrituras a las que he adoptado como mi guía. Mi conciencia es prisionera de la Palabra de Dios, y no puedo ni quiero revocar nada reconociendo que no es seguro o correcto actuar contra la conciencia. Que Dios me ayude. Amén." Así acabó Lutero su intervención ante el Emperador y los enviados del papa.
"A menos que no esté convencido mediante el testimonio de las Escrituras o por razones evidentes —ya que no confío en el Papa, ni en su Concilio, debido a que ellos han errado continuamente y se han contradicho— me mantengo firme en las Escrituras a las que he adoptado como mi guía. Mi conciencia es prisionera de la Palabra de Dios, y no puedo ni quiero revocar nada reconociendo que no es seguro o correcto actuar contra la conciencia. Que Dios me ayude. Amén." Así acabó Lutero su intervención ante el Emperador y los enviados del papa.
Esa iglesia no es nada más que un trust poderoso, un caparazón endurecido de componendas, como la religión egipcia o la romana o la judía. Nada que ver con Jesús de Nazaret. Si le encontrasen otra vez, lo volverían a liquidar. Como a Luciani. A Ellacuría, Montes, Espinal, Romero, etc...Y a tantos inocentes que creyeron en el tinglado como si fuese verdadero, sin ver que es el príncipe de este mundo con su maletín de tentaciones y ofertas engañosas, tratando de vender la cabra, la moto y el caché a todo el que se lo quiera comprar.
Los católicos pueden estar con quien sea con tal de que se ponga el disfraz de papa. Los que buscan el encuentro con lo eterno y lo bondadoso, con lo limpio de corazón, lo humilde y lo sano, o ya lo han encontrado, van por otro camino. Y Dios con todos. Porque es Amor. Y sólo Amor.
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