domingo, 13 de octubre de 2013

Undécimo mandamiento: No pedirás peras al olmo

El Papa elude pedir perdón a las víctimas por el apoyo de la Iglesia al franquismo

Más de 25.000 asistentes participan en la ceremonia de entronización de los asesinados

El Pontífice pide a los fieles ser de “cristianos con obras y no de palabras”


Ya no se sabe hasta donde pueda llegar el límite entre la ignoracia indocumentada, la ingenuidad bobalicona y la tontuna declarada. ¿Cómo va a pedir perdón el señor Bergoglio, alias Francisco o el tío Paco, el de las rebajas creyentes, por algo que no sólo no considera un hecho repugnante, sino que además practicó como la cosa más natural durante la dictadura Argentina con tal de mantener el chollo en pleno apogeo? O sea, una connivencia estupenda con los piadosos ejecutores de torturas y penas de muerte, sólo para malos y díscolos, que seguramente eran tan rojos como los republicanos asesinados en España por el otro tío Paco, el de las mortajas, las medallas y los palios ad hoc.

Si no ha pedido perdón en su propia casa, a sus hermanos más directos y compatriotas por un hecho idéntico y exclusivamente suyo, hacerlo en España le debe resultar un absurdo de muy mal gusto, una interferencia politica en otro estado soberano,( a medias, teniendo en cuenta que le paga un trubuto la mar de abundante y no le cobra ni un puñetero IBI). Y con un gobierno que es mucho más meapilas coyuntural que el mismo "santidad" en persona, que al lado de los chic@s de Don Escrivá, resulta de un desdevotismo iconoclasta frivolísimo y alarmante, que tumba.
Pues sólo faltaba eso, que un papa recién llegado de las Indias Occidentales le leyera al pp la cartilla de la memoria histórica habiendo sido ellos los evangelizadores de Argentina desde los tiempos de Isabel y Fernando, Los Pinzones, Pizarro, Cortés y demás Orellanas y Cabezas de Cabezas de Vaca, olvidando por completo repasar la lectura de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, de Fray Bartolomé de las Casas, el primer teólogo de la liberación que puso las cosas en su sitio al Emperador Carlos I, cuando en la política de la santidad lo normal es todos los gatos sean pardos y escurridizos; el cielo a tutiplén en rebajas de enero parece que  tenga la virtud de borrar de un plumazo hasta las propias recomendaciones de Jesús y lo clarito que dejó lo que pasa cuando uno elige ser oveja bondadosa, El buen samaritano, Lázaro el pordiosero, Zaqueo el que cambia radicalmente a mejor o Mateo el que se convierte por amor en ex-recaudador del poder opresivo o elige el rol de cabrón, del fariseo de mil caras, del hermano envidioso del hijo pródigo o del Rico Epulón, el de apedreador de adúlteras y abortadoras o  el del letrado y el sacerdote que ignoran al pobre tirado y robado camino de Jericó. Ufff...demasiado fuerte e incomprensible ese Jesús permisivo y al mismo tiempo tan heavy para tanta santidad conchabada y canonizada a tresbolillo de la política y las conveniencias santorales. Mejor aparcarlo por si acaso contagia y se lía la que se debería haber liado en el 313. Y no se lió. O sí, se lió pero con Constantino y su apaño de Puente Milvio y el edicto de Milán como consecuencia de su alucinación prevaricadora y tan católica, que fue el verdadero fundador de lo que hay. Y liquidador de lo que hubo y hubiese podido haber.

Lo que tiene un pontífice tan moderno y revolucionario es que corre el riesgo de quedarse en papa-pop. En renovador del decorado escénico, actores, atrezzo y vestuario, pero manteniendo la representación de la misma obra teatral per saecula saeculorum, amén. Ya lo dijo muy claro hace unas semanas el propio Bergoglio, ¿quién es él para juzgar los actos de nadie? ¿Tampoco los de ningún dictador asesino confirmado por la historia, las víctimas y las sentencias de muerte y asesinatos a pelo sólo por ideas diversas o por militar en el partido socialista o ser protestante de religión? Lo que no tiene mucho sentido es que sólo se niegue a juzgar ese tipo de actos, pero que luego sí sea competente para santificar a muertos asesinados hace setenta años de los que no tiene ni idea de como fueron, cuál fue el motivo por el que los mataron y ni como trataban a su prójimo .
Una muerte violenta es injusta, asesina y cruel para cualquiera, siempre, pero de eso a considerar que todo muerto violentamente sólo por tener determinada ideología o creencia pueda ser un santo, hay un abismo de irracionalidad y es absurdo, fanático y ridículo ponerlos en los altares sin más evidencia que su profesión y su tendencia religiosa. ¿Y si algunos de esos muertos "sagrados", además de  católicos, eran  pederastas  o maltratadores o unos envidiosos o unos traidores o unos ladrones y unos ambiciosos sin escrúpulos que andaban poniendo zancadillas y se comportaban como fariseos y con el corazón de acero inoxidable o eran más falsos que Judas en su comunidad de frailes o de monjas? Por esa regla de tres, Bergoglio podría canonizar a cualquiera de los españoles del bando republicano, que también fueron mártires por defender a los pobres y a los abandonados y querer una sociedad más justa y libre con escuelas, médicos, ayudas en la vejez y trabajo para todos.  Y  tan hijos de Dios como los otros ¿o no, don Jorge Mario Francisco? ¿Cómo juzga usted digno o indigno a un muerto desconocido para santificarlo o ningunearlo? ¿No quedamos en que usted no juzga ni califica a los vivos? ¿Por qué lo hace con muertos desconocidos? ¿Unos, sí  y otros no?¿Pero católico no significa universal y universal quiere decir unus versus alia, uno abierto a lo diverso? ¿No dice el Evangelio que invocar a Dios no significa nada si no se trabaja por el Reino de Dios y su justicia y que esa justicia significa que se trabaje para el bien de todos con igualdad, fraternidad y respeto, y una solidaridad que permita a todos una vida digna con derechos y dignidad de hijos de Dios, se rece  o no se rece, se crea o no en Dios, porque él hace llover y salir el sol para todos igual,sin pedirles la cédula de santos y perfectos? La santidad, don Bergoglio, es la presencia transformadora del Espíritu en la vida diaria, en la normalidad del amor y de su escándalo. Y sería un verdadero escándalo divino que para usted todos los muertos de la guerra civil fuesen santos por el hecho de haber nacido del mismo Padre-Madre. Y que los canonizase a todos o no canonizase a ninguno, porque en realidad en el seno de Dios no hay nada que  no sea santo. Y el seno de Dios es la vida como regalo y camino que se canaliza en el tiempo y el espacio.

Parece que su carisma tiene un problema de base, señor papa: dice usted una cosa y hace la contraria y pretende ser algo  que está reñido con su profesión de toda la vida. Y cuando llega la prueba del nueve le sale lo que hay de verdad  bajo el antifaz. Será por la inercia del oficio sacerdotal-jerifalte, que se conforma con decir, "Señor, señor" y luego lo más importante es la componenda de siempre.
Qué sabio era Jesús y como tenía calado al personal que lo crucificó...y cómo les tiró los tenderetes de la devoción de compraventa. Es como si nada hubiese cambiado desde entonces. Los mismos perros con distinto collar y bozal de diseño Kalvin Klein.

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