El clan de los Fabrini Di Castiglione tiene tan profundas raíces en el ecosistema de la zona,que cuando la excavadora de la Justicia, por fin, se atreve a removerlas, saltan las ondas del epicentro fabril y tiembla el misterio. Hasta el delta del Ebro. Desde la estatua autovotiva del aeropuerto hasta Amposta, la Aldea y Tortosa. Casi ná. Con la mafia freática hemos topado, Sancho, hubiese dicho Don Alonso Quijano alucinando en colorines desde la adarga y el astillero, hasta el yelmo de Mambrino. Es lo que hay. Valencia es aixina. Explosiva y petardista como ella sola. Y si encima su flor y nata tiene pactos con el mismísimo diablo, al que ha dejado en ridículo cuando se ha puesto a perpetrar gobiernos con saña, lo del terremoto es coser y cantar. Vibran en la misma onda destroyer los infiernos y el pp de las peinetas y los saragüells exportables al resto del compost celbérico-cerril. Es la genuina "marca Eshpaña, cheee!" Gracias al pp, la charanga y la pandereta, el flamenco y los pescaítos fritos, han pasado a la historia del glamour ehpáñóh.
En el feeling del sinvergüencerío en boga, Valencia es la primera potencia mundial, la mayor productora de materia prima del delito transmutado en negocio; ni la mafia de siempre le llega a los talones. Los mafiosos de la antigua Trinacria se van civilizando, arrepintiéndose en las cárceles y estudiando derecho, historia y ética. Además son austeros. No se exhiben, aún temen a la Justicia. Son criminales discretos. Capaces de vivir en el anonimato rezando jaculatorias y leyendo la Biblia de la que extraen fragmentos para comunicarse entre ellos y que no les pillen los carabinieri, como solía hacer el mastro Don Provenzano. Y si matan no lo hacen solamente por el vil metal sino por honor ofendido; son la élite dello stile, han conseguido cambiar muchas cosas.Hasta acusar desde el trullo al mismo colega y padrone Berlusconi, hace unos años, de haberles pagado para cometer actos terroristas y desestabilizar el Estado, facilitando al enaniere de Arcore la escalada al trono del puterío nacional.
Los mafiosos fundadores se redimen hartos del enjuague, pero estos neófitos pperos, están en la cumbre. Como los nuevos ricos de la golfería católico-franquista. Han llegado al gobierno de la Nación y se han extendido como una telaraña gigantesca por los tres poderes del Estado. En la multinacional del cinismo afanador. Como dices, Iñaki, son una monarquía totalitaria y absolutista, pero del forring ofice. Es como si los clanes de Provenzano o de Totó Riina se presentasen a las elecciones en Italia y las ganasen por mayoría absoluta.
Italia creó la mafia haciendo clanes delictivos con la levadura clientelista de los patricios romanos. Pero en España se ha convertido en "marca" y en institución legislativa, ejecutiva y judicial. Es la emppresa. El holding. La marca. El hierro de la ganadería "legal" grabado a fuego sobre los lomos de lo que antes era un intento de democracia legítima. Una vergüenza y un oprobio, querido Iñaki.
Con ese curriculum ruinae lo del terremoto es hasta lógico. El instrumento más adecuado para arruinar de cuajo lo poco de decencia y de progreso que pueda quedar desde Castellón hasta el sur de Cataluña. Seguramente las empresas que perforan el suelo de la zona para sacar cualquier cosa que se pueda vender, son de Fabra o de sus amigos. Y es muy fácil meter cargas de profundidad y montar una mascletá subterránea como protesta porque el capo ha ido a parar al banquillo. No porque los jueces y fiscales lo hayan conseguido, sino porque el marido cornudo de una de las amantes de Fabra, que además era amigo suyo, ha reunido material suficiente e irrefutable como para empurar sin remilgos "legales" a ese jeta hereditario y cacique estructural.
En el uso de ese tipo de recursos justicieros, también Italia está como España. Si a Berlusconi no le hubiese denunciado su mujer Verónica Lario, por el mismo motivo que han denunciado a Fabra, Berlusconi ahora mismo no estaría sentenciado a años de cárcel, sino que probablemente viviría en el Quirinale y sería el Presidente de la República Italiana.
Es lo que tiene el catolicismo estructural del imperio vaticano inoculado en vena en el Sur de Europa y en Irlanda. Que sólo ve delito y pecado en el sexto y noveno mandamientos que son, al parecer, los dos únicos que lesionan gravemente el "honor" y "dignidad" de los ladrones y piratas de los bienes públicos. El quinto, el séptimo, el octavo y el décimo mandamientos, o se saltan en la lista o son peccata minuta completamente disculpables e insignificantes. Bagatelas y ñoñeces. Hasta la Justicia lo practica así. Ni el cohecho ni la prevaricación, ni la estafa electoral, ni la connivencia fraudulenta y enshobrada shon delitosh. Hasta el juez Ruz ha descalificado como causa encausable el concepto de delito económico con que Hacienda califica las finanzas irregulares del pp.
Por eso, seguramente, hasta La terra trema. Como en la vieja peli de Visconti.
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