El peor 155 posible
El discurso de Mariano Rajoy ha sido un discurso de guerra.
Tanto en el fondo como en la forma. Y como tal ha sido entendido y
recibido por los senadores del PP
No parecía que estuviéramos en una Cámara que se encuentra en el momento más grave desde la entrada en vigor de la Constitución, sino ante los asistentes a un mitin
No parecía que estuviéramos en una Cámara que se encuentra en el momento más grave desde la entrada en vigor de la Constitución, sino ante los asistentes a un mitin
Cada día que pasa vamos
sabiendo más del 155 CE. Hasta hace muy poco sabíamos que era un
artículo que figuraba en la Constitución y prácticamente nada más.
Sabíamos que dicho artículo había sido incluido en la Constitución con
la esperanza, casi la convicción, de que no se tendría que hacer uso del
mismo nunca, de forma similar a lo que había ocurrido en la República
Federal de Alemania, en donde no se ha aplicado ni una sola vez el
artículo 37 LFB, en el que se inspiró el constituyente español. Sabíamos
que el Reglamento del Senado regulaba en un solo artículo, el 189, la
tramitación del procedimiento de declaración de la “coacción federal”.
Este era todo el
conocimiento que teníamos sobre el 155 CE antes del Consejo de Ministros
del pasado sábado 21. A partir de ese día sabemos ya cuál es la
interpretación de la “coacción federal” que tiene el Presidente del
Gobierno. El documento remitido al Senado para su debate y aprobación en
los términos en que la Cámara entienda oportunos, ha dejado claro que
el contenido y alcance de la "coacción federal" es el máximo de los que
se habían contemplado en los análisis académicos. Suspensión total de la
autonomía. Únicamente el Parlament se libra de desaparecer como órgano,
pero despojado del ejercicio de todas las funciones parlamentarias. No
desaparece orgánicamente, pero si desaparece funcionalmente. Queda
suspendido el ejercicio del derecho de participación política
directamente o a través de representantes reconocido en el artículo 23
CE, que es el derecho constitutivo de la ciudadanía y, por tanto, de la
igualdad constitucional. El derecho, en definitiva, constitutivo de la
democracia como forma política.
En la interpretación del Gobierno, pues, la activación del 155 CE
supone la liquidación del núcleo esencial de la democracia. ¿Es
únicamente este el derecho que puede verse afectado o, una vez liquidado
ese núcleo esencial, pueden producirse suspensiones o anulaciones de
algún o algunos otros? ¿Pueden verse afectados, por ejemplo, los
derechos a recibir y transmitir información veraz por cualquier medio de
comunicación (art. 20.1.d) CE) o el derecho a la educación, cuya
titularidad es de cada ciudadano, pero cuyo ejercicio depende la
Comunidad Autónoma de Cataluña que tiene la “competencia exclusiva” en
la prestación del mismo?
Esto es lo que sabíamos o las dudas que teníamos hasta hoy, viernes 27,
en que el Presidente del Gobierno ha acudido al Senado a presentar ante
el Pleno de la Cámara el documento aprobado en Consejo de Ministros el
pasado sábado.
Después del discurso de Mariano Rajoy ya sabemos algo más. El discurso
ha sido un discurso de guerra. Tanto en el fondo como en la forma. Y
como tal ha sido entendido y recibido por los senadores del PP. De forma
similar, por cierto, a como se expresaron los Diputados del PP tras la
votación que certificaba la participación de España en la guerra de
Irak. No parecía que estuviéramos en una Cámara que se encuentra en el
momento más grave por el que ha tenido que pasar un órgano
constitucional desde la entrada en vigor de la Constitución y que,
escucha, en consecuencia, las palabras del presidente en silencio y con
la preocupación lógica ante la decisión que va a tener que tomar, sino
ante los asistentes a un mitin, que se excitan con la palabras del
orador y que a su vez lo jalean.
El espectáculo ha sido lamentable. Es un indicador del espíritu con el
que se puede esperar que el Gobierno hará uso de las medidas que apruebe
el Senado. La escalada en la coacción que el discurso del presidente y
su recepción en el Senado anticipan, resulta imposible saber hasta donde
llegará, pero lo más previsible es que vayan cayendo una tras otra
todas las barreras de contención que puedan presentarse.
Tras el discurso de Mariano Rajoy quedan pocas dudas de que la
“coacción federal” va a ser la más dura de todas las posibles. Si
alguien esperaba que no iba a ser así, me imagino que tras el ambiente
en el que se va aprobar la adopción de la medida por el Senado, habrán
perdido toda esperanza.
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