lunes, 30 de octubre de 2017

La rtv del Poble, no tiene pelos en la lengua como los medios afines al poder de la élite

 


Las emisiones de la rtv del Poble son muy interesantes y pedagógicas. Y es imposible ser divertidos cuando la realidad que se relata es terrible, porque di-vertere en latín significa salirse de madre, distraerse, despistarse, irse por los Cerros de Úbeda y hasta extraviarse. Algo muy peligroso en un mundo que es el colmo de la diversión en la peor de sus acepciones.

Hay algo que quiero compartir con los amigos editores de esta magnífica iniciativa: me preocupa un poco el apego estético que les tienen a las calaveras y esqueletos, que son simbología nazi y tan capitalista como el haloween o la organización de élite yanky Huesos y Calaveras, a la que pertenecen universitarios de casta que acaban siendo Presidentes, Senadores, Banqueros y Empresarios dueños del mundo. Ni me cuadra la exaltación de lo muerto con una almas y unos cerebros tan vivos, sanos, creativos, inquietos y sensibles. 
Quizás fuesen más adecuados en la presentación símbolos de vida como lo son los seres vivos de cualquier especie, empezando por los rostros  y figuras humanas y  como  elementos de la Naturaleza y del Universo. Si queremos que haya vida no nos pone celebrar la muerte, más que nada porque como dice el refrán: lo que se come se cría, y lo que miramos, escuchamos y propagamos se queda en nuestro inconsciente enganchado y nos acaba condicionando para bien o para mal. Si queremos vida no juguemos con símbolos pensados por el poder para atraer muerte a la humanidad y machacarla mejor, si ya, previamente, se la ha condenado a muerte desde los símbolos. Los esqueletos no bailan, los zombies tampoco. El capitalismo ha condenado a la humanidad a la pena capital mientras se divierte imaginando su funeral y con eso hasta hace negocio vendiendo símbolos estampados, pintados y esculpidos. No es nada sano hacer el juego a lo que nos odia, nos explota, mata y lava el cerebro para convertir este mundo en un cementerio de consumidores teledigidos hasta en lo que menos imaginan y no en el hogar fraternal sin fronteras que todas y todos los seres humanos normales deseamos. 

Ah, una última cosa: a los refugiados, con los que tengo un fuerte vínculo - les ayudo a aprender castellano en un centro de acogida en mi barrio- las calaveras les desagradan y les resultan muy violentas, viniendo de donde vienen y pasando lo que han pasado hasta llegar a Valencia, en este caso. Así que sería un gran detalle por vuestra parte que  al menos cuando habléis de ellos en vuestros  programas pudiéseis evitar los esqueletos bailando y las calaveras a saco. Porque os aseguro que ellos no bailarán pensando en su historia personal y en las de los compañeros y familiares que se han quedado por el camino. Muchas gracias.



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