sábado, 21 de octubre de 2017

El estado neogolpista 36 años después


Crisis en Catalunya Rajoy aplica la versión más dura del 155 y culpa a Puigdemont: "Es lo que querían"
Rajoy comparece para explicar la aplicación del Artículo 155 de la Constitución, tras el Consejo de Ministros extraordinario celebrado hoy. EFE/Juan Carlos Hidalgo





Prometía "prudencia" y "responsabilidad" y ha sacado pecho por su "paciencia", pero a la hora de la verdad Mariano Rajoy ha diseñado una aplicación dura del Artículo 155 de la Constitución que le permitirá obtener plenos poderes en Catalunya.
Las medidas del 155: cese del Govern, convocatoria de elecciones en menos de seis meses y restricción de los poderes del Parlament
El Consejo de Ministros de este sábado ha aprobado una materialización del 155 que permitirá al presidente convocar elecciones autonómicas en un máximo de seis meses -"Cuando se recupere la normalidad"- y cesar a Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y el resto de miembros del Govern. Sus funciones serán asumidas por el Gobierno central -a través de la creación de un órgano específico o desde los ministerios- y los poderes del Parlament serán restringidos: no podrá designar candidatos, ni votar la investidura de otro president tras la destitución de Puigdemont. Tampoco podrá ejercer el control de estos órganos de gobierno provisionales, y el Gobierno tendrá un plazo de veto de sus iniciativas de 30 días.
Sin ningún atisbo de autocrítica, el presidente ha culpado en exclusiva al Govern de todo lo ocurrido -"No se pueden hacer peor las cosas"-, y ha retratado al Ejecutivo como una suerte de actor secundario obligado a tomar todas y cada una de sus decisiones: "No era ni nuestro deseo ni nuestra intención", afirmaba, llegando a deslizar que tiene "la convicción" de que "algunos lo que querían es que se aplicara el 155".
Teniendo en cuenta que el PP cuenta con mayoría absoluta en el Senado, previsiblemente la Cámara Alta aprobará en el Pleno del próximo viernes esta materialización del 155, que según Rajoy no supone la "suspensión de la autonomía ni del autogobierno" de Catalunya.  "Esto se arreglará y sin más daño para nadie", apuntaba. 

"Aquí ha habido un intento de imposición, no un diálogo"

Arropado por el grueso de su Ejecutivo, Rajoy ha defendido que podrían haber puesto en marcha este mecanismo mucho antes, pero prefirieron "actuar con prudencia y responsabilidad", "intentando una rectificación que no se produjo" -en referencia a su intercambio epistolar con Puigdemont, en el marco del requerimiento previo a la activación del 155-. Tras la rueda de prensa, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha celebrado un briefing con la prensa para profundizar sobre las medidas adoptadas por el Consejo de Ministros [Consulta el documento completo aquí].
Los objetivos concretos de su aplicación son cuatro, según el presidente del Gobierno: "Volver a la legalidad", "recuperar la normalidad y la convivencia", "continuar con la recuperación económica" y "celebrar elecciones en situación de normalidad".
De hecho, y como se esperaba, el aspecto económico ha tenido un peso considerable en el discurso del presidente, que en definitiva ha querido dibujar al Ejecutivo como una víctima de un "intento de imposición", que la Generalitat habría querido disfrazar de "diálogo".  "Lo que se hizo fue liquidar la ley y poner en marcha una ley paralela", zanjaba.

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Esta vez no ha sido como en el 23F, para desactivar y quitar del medio  militares descontentos con la corona y la democracia, que querían más dictadura. Esta vez la causa ha sido la bomba de relojería del pp, diseñada en 2006 y activada en 2010 para cortar las alas a la plurinacionalidad de compromiso de la Constitución y coincidir con el 23F en el efecto reafirmante de la monarquía con  la pésima gestión e interpretación que la Corona ha hecho de la crisis  a base de una actitud impasible tanto del ademán como de la falta absoluta de empatía social ante el sufrimiento del pueblo y la complicidad descarada con sus maltratadores, un panorama tremendo que ha dejado bien patente  la indiferencia absoluta de los monarcas ante el problema sangrante de los refugiados, de los desahucios, de los recortes infames, de los suicidios de cientos de ciudadanos y de la miseria provocada a miles de familias, como de las grandes tragedias mediombientales, como ignorar y no mover un dedo ante la pérdida de la soberanía con la mutilación del artículo 135, o la irresponsabilidad de irse de safari y de amantes en medio de la hecatombe, con su narcisismo exhibicionista de burbuja aleatoria y su inutilidad manifiesta que sitúa el anacronismo de un trono que nos devora nada menos que en el 0'9 % del PIB, que no solamente paga el sueldo de un rey y sus lacayos, sino los  de la reina, la princesa de Asturias, el del abuelo  Juan Carlos y la abuela Sofía, que no son pensionistas recortables precisamente.
Son demasiadas goteras dinásticas y un gasto desorbitado para un país que rebosa desempleo, sueldos y contratos basura y la "estabilidad" inamovible de la corrupción: el único sector económico que no pierde nunca sus cotas de beneficio vergonzante.

La monarquía lejos de dar indicios de preocupación seria por el tema, participa en el sarao del pp y no sólo no lo reprueba, sino que se empareja con él y se coloca contra el pueblo, al que luego pretende camelar con comedias de salón como la entrega de los premios Princesa de Asturias, una niña pequeña multimillonaria por estirpe, pero en realidad privada, por el apellido, de su libertad completamente hipotecada y de sus derechos secuestrados  como el de vivir una infancia sana y normal, encerrada  en un contexto familiar deplorable, lejos de la vida, de la convivencia con ese pueblo que siempre le será indiferente porque no lo conoce y para el que siempre será una parásita como el resto de su familia, a la que nada menos que una Constitución de apaño oligárquico y no democrático, ha diseñado como representante estrámbotica de un país que en su mayoría los considera el chambergo del Hidalgo del Lazarillo. O sea, el hidalgo vago e inútil que vive de las limosnas y pequeños hurtos de un criado aún más pobre que él, al que no sólo no paga sino que le mantiene. Democracia y monarquía, una antítesis que en el siglo XXI es un disparate. Máxime cuando la mayoría actual de españoles ni siquiera pudieron votar la Constitución que la incluíaa en el lote para salir -ahora sabemos que no del todo- de la dictadura que la repescó de un río revuelto disparatado y retrógrado.

Esa penuria histórica que el régimen ha hecho imprescindible para su estabilidad y la de su bipartidismo decimonónico  es lo que en realidad está en vilo para la casta cleptócrata. Y si el pueblo sigue aplaudiendo e identificándoles con su patria devoradora, con su bandera y su himno esto sólo irá a peor, esa casta usa las emociones populares y el substrato franquista del miedo y la amenaza para seguir subida al carro del poder. La monarquía es su comodín y su paraguas, la casta es el carro y el chófer de la monarquía. El pueblo son los caballos y  el combustible para que el  viaje a los infiernos se pueda sostener en el tiempo y en el espacio.
No hay un proyecto de país, no hay líneas de acción inteligentes, no hay unos raíles por donde circular en una dirección consensuada y elegida por todos, no hay tren ni locomotora, sólo hay una huida hacia el vacío y sin retorno posible de unos políticos que sólo son filibusteros y analfabetos voluntarios, tanto políticos como sociales, económicos y éticos. Es una carrera de ciegos que han hecho una luz de gas con su ceguera y ya les da igual lo que pase con tal de salvar su cueva de Alí Babá haciendo de la plurinacionalidad el problema más grave que eclipsa la gravedad de lo suyo. Para ello la Europa actual les viene al pelo, si además la preside el alma gemela de Berlusconi y la controla Donald Trump desde el otro lado del charco. Sólo es cosa de apretar el cuello de la ciudadanía hasta casi ahogarla de miedo y de inseguridad, para poco a poco, ir aflojando la presión y hacerse pasar por los salavadores de "la patria" y su unidad, o sea, de nuestro castigo constante, que es su modus vivendi et operandi. 

En ese tira y afloja del sálvese quien pueda programado caben todas las villanías y excesos justificados por la situación que ellos mismos, seres sin escrúpulos que consideran legal la inmoralidad que les beneficia, han provocado. Como tienen las llaves de todos los recursos materiales del estado pueden hacer lo que les dé la gana. Solamente una oposición con votos suficientes podría haberles frenado en su alienación con una moción de censura, pero el Psoe ha resultado  ser pan de la misma masa y hornada que el pp. C's es irrelevante como diferencia diversa, es más de lo mismo. 

Sólo nos quedan Unidos Podemos y los partidos territoriales si es que aún no les ha absorbido la cerrazón separatista enloquecida o el capitalismo sin conciencia. Y, si el pueblo quiere y se empeña en ser más decente y justo que aprovechado y comprable por sus verdugos, será posible el cambio político de las bases sociales, que son el verdadero pulmón del presente y del futuro, el rescate de la conciencia y de la inteligencia colectiva que vive en lo concreto del día a día, no especulando en Wall Street con las preferentes de nadie ni con las pensiones ni con los presupuestos generales, como si fuesen calderilla de los señoritos, dueños del cortijo español. Sólo nos quedan, como cantaba Raimon, el diguem NO y la cara al vent, al vent del mon, buscant la llum, buscant la pau, buscant a Dèu...para librarnos de la casta golpista de una vez por todas, como del mismo infierno.

Ya demostraron Gandhi, Luther King, Jesucristo, Mandela y Desmond Tutu,  que los verdaderos cambios no los logran las guerras sino los pueblos que saben construir desde la noviplencia, ahimsa, -como como se llama en sánscrito-, sólo es posible cambiar haciendo lo contrario de lo que nos ha hecho el daño del que pretendemos liberarnos. Ya ni siquiera es "buenismo" es inteligencia. No te puede liberar aquello que te ha encadenado. No es inteligente repetirlo ni usarlo como herramienta. La desobediencia civil y pacífica organizada es el mejor armamento, pero incluye una condición imprescindible para que esa intención liberadora sea eficaz y tenga éxito: hay que cambiar personalmente de horizonte vital y abandonar el ámbito canijo del ego para entrar en  el territorio universal de la conciencia. No funciona la noviolencia en la mentira ni en los enredos, ni en el chantaje, ni en la soberbia, ni el fanatismo, ni en las ansias de poder sobre los demás, ni en las dobles caras, ni en el marasmo ni de las adicciones, ni en la banalidad. Eso hay que trabajarlo y potenciarlo para que la física cuántica de la inteligencia emocional funcione y fluya. No hay tecnología capaz de crecer en conciencia por cada uno de nosotras, que no nos enreden los colocones de LSD de S.Jobs, con los que según confesó, se inspiraba para inventar sus fantasías maquinetas: lo que no consiga el ser humano desde dentro jamás lo conseguirá ninguna máquina por muy perfecta que sea. Un cacharro jamás es humano, desde el momento en que sin conciencia no hay autonomía y se funciona a base de programas pensados por humanos, capaces de crear sin previa programación.

Y entonces, una vez dado el paso liberador hacia la verdadera independencia constituyente del yosotros, la sincronicidad de la energía vital que es conciencia hace el resto. Así se pudo cambiar Sudáfrica y así la India recobró su libertad echando al imperio británico sin disparar un solo tiro, así se consiguió que los negros norteamericanos dejasen de ser esclavos y pudiesen tener los mismos derechos que los blancos, así Bolivia llegó a tener un presiente indio como Evo Morales y Uruguay a José Mujica, así Marinaleda se liberó de los amos ducales y se ha hecho dueña de su tierra, usando los presupuestos del Ayuntamiento para ir comprando su libertad y construyendo su presente con esfuerzo, entusiasmo currante ( y  ni "ilusión" sino certezas materializadas) y solidaridad, gracias a que Sánchez Gordillo animó y empujó la acción y la conciencia social.

No es fácil pero no es tan difícil e imposible como nos pretenden inculcar. Se puede si se quiere y se intenta.


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