miércoles, 18 de octubre de 2017

Preguntas al aire...que, mejor, responda Bob Dylan, ya que por aquí no se ve movimiento disponible


Ahora me hago un serial de intermitencias preguntonas, como ciudadana de a pie, que no sabe ni pío de casi nada, y menos de leyes y eshash coshash, sino de bagatelas sin fuste que jamás te asegurarían un carrerón entre despachos, triunfos, pompas -burbujas- y circunstancias, consideradas por  el shentido común de la 'cultura' franco-pepera de mi infancia y juventud como "bellas inútiles" cuando yo estudiaba monsergas de tan poco provecho y mi padre me rogaba casi de rodillas que, por favor, no siguiera por el mal camino  y me cambiara de facultad cuanto antes, que me pasase a la de enfrente -Derecho- si quería tener un brillante futuro como registradora de  la propiedad, en la que sólo con firmar te forras sin esfuerzo alguno y no es necesario ser inteligente, basta son ser simplemente lista, estudiosa y tener buena memoria para engullir códigos y normas, así luego, puedes dedicarte a esos hobbies estrambóticos que tanto te gustan, hija mía,...hacer punto y en verano hacerte trajes raros con ropas de tu madre o de tu abuela, o bolsos con tela de tapizar, inventar poemas y cancioncillas, pintar, dibujar del natural, aprender música con Don Elías y tocar  la guitarra, estudiar todo lo que te atrae, devorar libros, cotillear en ellos y atar cabos entre lo que lees, lo que vives y lo que escribes, pero con una seguridad por delante, Solín, que el saber no ocupa lugar...Ay, qué razón tenía mi padre en esto último e incluso el Director de Instituto y profesor de Latín, que tras encargarme a los 15 años la jefatura de redacción de la revista del centro que dependió de mí hasta los 17 en que acabé el Preu, me auguraba un porvenir importante como gestora de la información e insistía en que debería hacer periodismo que entonces sólo era una diplomatura de tres cursos compatible con la licenciatura de lo que fuese, a partir del tercer año de cualquier carrera, como eran también diplomaturas psicología, sociología o antropología. Total, el saber no ocupa lugar, como decían ellos, sólo tiempo e interés. Es  una evidencia que con los años apabulla: el saber no sólo no ocupa lugar, es además tan ligero y tan escurridizo, tan visto y no visto que nunca se puede poseer, -menos mal, porque así se salva de la quema y de los destrozos de su peor enemigo: el ego y de sus concubinas favoritas: la pedantería y la tontuna-; al final el saber no es nada. Sócrates no estaba haciendo un chiste sino diciendo tal vez la única verdad segura a la que podemos acceder. Al final de cualquier experiencia sabia, tonta o mixta, sólo te quedan preguntas y la única certeza de que ese no lugar del saber, si es que existe,  debe ser infinito y va por libre, aparece y desaparece con la misma habilidad y de esa sorpresa siempre renovadora y como recién nacida  solo queda el desconcierto de cualquier tinglado que te hayas hecho previamente. Así que el país de las preguntas es el tuyo, me digo a mí misma.
Y ahí estoy, respirando hipótesis, descubriendo titubeos y vacilaciones constantemente. Decepcioné a mi padre y al Director del Instituto, tanto como al director espiritual o tal vez un poco menos, y creo que también al saber, por no haber dado el paso de encontrarle por fin acomodo y lugar  comme il faut, creo que son las preguntas los entes volanderos con los que tengo un feeling más apañao. Así que, las dejo que se expliquen, que seguro lo hacen mucho mejor que yo:


¿Qué clase de justa legitimidad hay en una legalidad que encarcela por pensar y sentir cosas distintas a las que piensa y siente el legislador?

¿Qué es más importante, el derecho de los  vehículos a conservar su integridad o el de los ciudadanos a no ser condenados sin pruebas directas sobre su culpabilidad y su participación en los hechos?

Si tan importantes son los vehículos ¿no debería juzgar el caso un mecánico y no un jurista, como la política debería ocuparse del valor y el significado de la libertad de opinión? Son lenguajes y conceptos en las antípodas y sin embargo deberían cooperar en encontrar cuanto antes el habeas corpus y no dejarlo por ahí de cualquier manera y  expuesto a todo.

 Si es el derecho de los ciudadanos el que prevalece sobre el derecho de los coches, ¿por qué a los ciudadanos se les trata como si fuesen vehículos y se les aparca en el garaje de la cárcel,se les trata como a objetos y no como a sujetos que merecen ser escuchados y comprendidos en vez de diagnosticados por pre-juicios y no por un juicio justo?

¿Quiénes quemaron los coches de la Guardia Civil? ¿Alguien los vio hacerlo? ¿Qué testigos aportan pruebas de que los quemaran los Jordis in person y si no los quemaron ellos, por qué les cargan con ese marrón sin tener la evidencia en lugar de la mera posibilidad imaginaria?¿Cómo lo hicieron, con gasolina, con pólvora, con petardos o con bengalas esteladas?¿Quién podría asegurar sin riesgo de equivocarse, que no fueron ultras del fascio los pirómanos que son capaces de cualquier barbaridad o incluso guardias civiles de paisano fachonguis y cabreados por el rechazo catalán  a los mandatos sorayiles, como los que aparecieron de la nada  enfundados en cuero negro, con un rugido infernal, apestando a combustión tóxica con las motos de infinita cilindrada en doble fila a todo  meter, para invadir con banderas españolas las calles de Valencia y homenajear a los compas del cuartel el día en que se manifestaba la ciudadanía a favor del diálogo?¿Acaso eso no es una incitación a la violencia por parte de agentes del orden público que están para apaciguar y mediar, y para que no se vulneren con excesos y agresiones al medio ambiente, que perjudican a la ciudadanía con alarma, estruendo y gases venenosos. ¿Qué pasa si del portal de enfrente sale una persona alérgica y por respirar dióxido de carbono en cantidades desorbitadas, sufre un shock  y se queda en el sitio? Cualquier ciudadano que hiciese algo así, no tendría perdón de la justicia. ¿Acaso no es un agravante importantísimo que hagan tal cosa agentes del orden y la seguridad?¿Dónde está la conciencia de esos miembros teóricamente beneméritos, funcionarios del estado, cuando para ellos es mucho más importante la arrogancia y el orgullo del ego grupal que el bien común al que deberían servir y que por eso cobran un sueldo?

¿En qué juzgado se está llevando a cabo el proceso y juicio contra los apalizadores de ciudadanos desarmados y pacíficos, cuyo crimen era querer votar libremente aunque eso fuese ilegal según una legalidad unívoca y acondicionada a intereses espurios de un sector político determinado, y  cuya actuación desproporcionada y cruel se ve  perfectamente en las imágenes tomadas en directo  por la prensa y los móviles? Y no por un solo canal informativo amañado como las noticias de la Primera Cadena de tve, sino por toda la prensa, incluida la internacional.

¿En qué concepto tiene la justicia española a la ciudadanía, para condenar por sus opiniones independentistas a unas personas determinadas sin un solo indicio ni prueba de delito alguno? Ya que existe, según las leyes peperas el delito de odio y el de atacar los sentimientos religiosos, ya puestos a ser creativos como el pp ¿no deberían también existir para compensar, los delitos contra la inteligencia, contra la igualdad y contra la libertad civil? ¿Qué prevé la ley en los casos en que un juez o una jueza se pasen diez pueblos con su sentencia en casos irrelevantes mientras  pasan de largo ante delitos que cantan La Traviata, fundándose exclusivamente en la diferente ideología de unos y de otros, según coincida o no con la del magistrado juzgador? ¿Y qué hacen los tribunales cuando es el estado el que con su pésima gestión provoca los problemas más graves? ¿Penalizar al estado y proteger a los ciudadanos de las garras de tal aberración? o entrar ad extremam contradictionem y culpar al pueblo por pagar con sus impuestos un estado tan impresentable como desastroso, pero que hace del poder judicial su testaferro más fiel y mejor  recompensado?

El estado puede estar tranquilo respecto a las posibles homilías de los Jordis, no somos tan frágiles y enclenques, podemos soportar que nos prediquen argumentarios de cualquier índole subversiva y que entren por un oído y salgan por otro sin dejar secuelas irreparables, de verdad, señorías, no se aflijan por nosotros, que estamos hechos a todo con un historia quepaqué; lo que daña y degrada a los ciudadanos no son las opiniones por muy marcianas, indepen e incendiarias que sean, ni siquiera porque se haga una falla con los coches de la pasma sin autoría detectable; si el proselitismo a base de machacar a los que molestan al poder fuese un delito serio de verdad y la Justicia fuese al oculista en vez de andar a tientas con la venda atascada en el entrecejo/unicejo, por los pasillos de Génova Street, no habría cárceles suficientes para encerrar Indas, Marhuendas, Aznares, Bonos, Felipes, Arfonzos, Sorayas, Marianos, Hernandos y Casados  a tutiplén, y los jueces no darían abasto.

Lo grave, lo gordo, lo fatal, son  la indecencia y la injusticia constantes de un desgobierno donde maldad, arrogancia, palos de ciego con muy mala leche y estupidez supina compiten por el primer puesto en el palco de honor. Pero, claro, que eso no consta en el código penal como delito, y si por una de aquellas hubiese algo  por el estilo camuflado en algún recoveco leguleyo, para eso está el típex del poder ejecutivo y legislativo por mayoría en el senado, en el congreso,  en la curia bancaria y en la mafia empresarial de sobrelandia, y yastá. No será ético ni  decente, no respetará DDHH ni libertades igualitarias, pero basta con hacerlo legal y todo en orden en un plisplás.
¿Y las señorías de las togas? Pues ajustándose las puñetas para salir impecables en la orla de las cloacas de interior, exterior, ático y sótano,los desagües del señor... presidente (como quiera que se llame) son infinitos;  y queda feísimo en la foto que los encajes se arruguen y el glamour se chafe por descuidar algo tan decisivo y fundamental para el derecho y sobre todo, para el revés.
Que el saber no ocupa lugar, porque todo el espacio lo ha invadido el poder ,el tener y el machacar a más y mejor con la justicia de acólita, es la única idea clara que nos ha dejado hecha un pincel el gobierno  Rajoy, junto a miles de preguntas sin respuesta y  a vejaciones sociales y personales  constantes, que nos suenan tan a  conocidas sólo  a quienes durante años -que se nos hicieron siglos- conocimos en directo y en su salsa la dictadura de Paco Medallas y sus palmeros, que aun palmean alto y turbio sin que al parecer casi nadie lo perciba. Y mira que hacen ruido...Eso debe ser por la costumbre, la "normalidad" de toda la vida. 
Ains!





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