Siete agentes de Policía protagonizan una pelea en un bar del Born de Barcelona
Al menos siete agentes de la
Policía Nacional fueron protagonistas de una trifulca en un bar del
barrio barcelonés del Born, según informa Rac1. Los propietarios del bar llamaron a los Mossos d'Esquadra denunciando agresiones y destrozos en su local. La policía catalana se personó e identificó a los presentes que se trataban de agentes fuera de servicio.
Según los testigos, los agentes perturbaron la
normalidad del bar desde el momento en que llegaron. Entre otros
altercados, los protagonistas se mostraban en estado de embriaguez, gritaban, molestaban a los clientes e increpaban a los camareros.
Estos eran de origen italiano, pero los policías les confundieron con
catalanes y les exigieron que hablaran en castellano porque "Barcelona
es España", aseguraban.
A continuación, cuando pidieron una última ronda, los
trabajadores del bar se negaron porque iban a proceder al cierre del
local lo que provocó en enfado de los agentes. Estos reaccionaron con
un: "¡Somos la p*** ley aquí en Barcelona! ¡Cerráis y abrís cuando decimos nosotros!", ha asegurado uno de los camareros en el programa Luca, de Rac1.
Además, el trabajador ha explicado que los agentes
tiraron botellas contra el suelo, rompieron el tirador del grifo de
cerveza y agredieron al camarero: "Me agarraron del cuello y por
suerte bajó mi compañero que estaba arriba y me ayudó a separarme de
él". Dice que se sintieron amenazados y con necesidad de protegerse de
los agentes.
Cuentan, también, que llamaron a los Mossos para que pusieran fin al violento altercado y al presentarse, los agresores primero les llamaron "ratas"
y "p**** catalanes" para posteriormente decir que los camareros les
habían robado dos teléfonos móviles. Los propietarios del negocio van a
interponer una denuncia por daños y amenazas.
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Mariano Rajoy debe estar que se sale. Debe ser un puntazo convertirse en la cara B del rey Midas: donde pone el ojo y la palabra todo se convierte...en mierda. ¡Qué curriculum, madremía! Promotor del chapapote, animador fundamental de la corrupción, desde el hacer la vista gorda al Luis sé fuerte, desde la financiación en negro de Génova al silencio cómplice y al cinismo negacionista de la evidencia hasta ante los jueces, desde las declaraciones públicas de amor y veneración dedicadas al lumpen político valenciano al ninguneo de cualquier decencia previsible y a la exhibición impúdica del caciquismo más hortera y delincuente pero "normalizado" como política legal. Sobre todo muy legal. Legalísima, tanto que, como las gomas estiradas hasta el límite, de repente se parten por la mitad. Y se hacen añicos. Como Esppaña.
Fue, sin duda, la peculiar diplomacia mariana la que sorbo a sorbo, desde 2006 pasando por 2010, ha conseguido realizar la imppecable pperformance de Catalunya, cuyo destrozo más que evidente, le está quedando de lujo. Un logro que desde 1898 y el replay de 1936, los españoles no habían tenido la ocasión de padecer ni de observar tan de cerca. La marca Mariano está logrando el récord en dejar al personal sin habla y sin resuello. Jamás un inútil político español -y es posible que hasta europeo- ha logrado destrozar tanto haciendo tan poco. Simplemente emitiendo acertijos incomprensibles hasta para la lógica de un cepillo, caminando compulsivamente al son de su cencerro mental y a piñón fijo como un robot al que el fabricante no acierta a cambiar el programa averiado.
O sea que la democracia que votamos en el posfranquismo (lo de post es un decir eufemista, visto lo visto) era esto, y la guarnición acompañante: un Psoe de filfa a la hora de la verdad, unos héroes del pasado horrible que con sus penurias de ayer acaban justificando y minimizando las barbaridades de hoy...¿No deberían preguntarse con más honestidad que narrativa, si su lucha y su sacrificio de ayer merecen ahora esta recompensa institucional, vamos, que si valió la pena tanto sufrir para desembocar en un estado tan deplorable y aniquilador de todos los valores por los que lucharon tanto? Me lo pregunto hasta yo, que lo único que sufrí fue correr delante de los grises cada dos por tres (hasta dentro de la misma Facultad o de los comedores universitarios del SEU) y soportar las pedradas que, a partir de las 12 del medio día, como si fuera un ritual, entraban rompiendo los cristales de las ventanas y te caían sobre el banco en el que tomabas apuntes de Historia del Español o de Estructura del Lenguaje o Literatura Medieval Comparada, en cuyos contenidos, 'casualmente' supongo, era básico estudiar a un catalán imprescindible como Martín de Riquer.
España (Catalunya incluída) en manos de esto se parece cada vez más a la película IT, que sucede en un país maldito, decadente, donde todo está en ruinas y nadie sabe por qué y todos tienen miedo a algo que sólo ven algunos, los más débiles y aislados, marginados por la sociedad: niños excluidos y acomplejados, a los que rapta un payaso criminal que nadie descubre porque actúa en la oscuridad. El paralelismo que salta de lo metafórico a lo material es descorazonador.
Habrá que despertarse ¿no? y salir del fumadero de opiáceos banderiles y patrioteros antes de que los payasos se acaben de hacer los amos de todos nosotras. De momento ya se han apoderado de las instituciones y de los tres poderes del Estado, y de los medios de comunicación, como en un golpe de estado work in progress.
Que no nos taladren con su bombardeo mediático, porque ninguna bandera vale una sola vida. Ninguna idea vale ni justifica malos tratos sociales ni marginación, ni ataques de policías borrachos y tan manipulados como el resto de la ciudadanía, hasta deshumanizarlos con el repunte del neofascismo. Ninguna patria vale nada sin sus pueblos despiertos, si pierde el alma y la conciencia, aunque esté a rebosar de caciques desalmados drogados e intoxicados por la egolatría y el dinero sucio de condición giratoria al que están enganchados como a la peor de las drogas, sí, la peor, porque encima está considerada un privilegio y una suerte: el poder.
Sin nuestra cooperación el marianismo ppeppero nunca habría sido posible. Como Hitler o Franco jamás habrían existido como timoneles del genocidio sin que millones de alienados los apoyasen incondicionalmente.
Esta noticia de la brutalidad policial de paisano en un bar de Barcelona durante un estado de sitio a causa de un brote de independentismo no demasiado claro ni transparente, ¿habría sido posible si la mayoría de españoles (y catalanes) hubiese votado en las urnas opciones más sanas y lúcidas? ¿Existen esas opciones o hay que crearlas entre todas y todos? ¿Acaso nos resignaremos a esto por segunda vez en cuarenta años o saldremos a la calle para exigir un cambio en el Parlamento y un control real y efectivo legalmente del Parlamento sobre las ocurrencias de un ejecutivo rupestre, impresentable y degradado hasta desbordarse? ¿No vamos a exigir que el Poder Judicial recupere su independencia y el equilibrio democrático? ¿Comprenderemos algún día la profunda relación que esto tiene con el hecho de no haber elegido el modelo de estado que nos manipula precisamente porque nunca lo elegimos aunque votásemos en su día, obligados a escoger entre susto o muerte, un apaño para salir del paso?
Tenemos que hacernos muchas preguntas ante lo que vemos y sufrimos y no dejar que siempre sean las ideologías y sus servidores quienes nos den hechas las respuestas. Hay que romper la inercia de la comodidad si queremos ser libres, iguales y tener bien clara la unidad entre derechos y deberes humanos, políticos y sociales. No hay opresores sin oprimidos que les obedezcan y les teman, ni corruptores sin corruptos, ni reyes sin súbditos, ni pastores sin ganado.
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