Tots som Soraya
Da mucho que pensar el
hecho de que haya sido Soraya Sáenz de Santamaría la persona designada
por M. Rajoy (recordemos: ese M. Rajoy que figura en los papeles de la
contabilidad B del PP y que Mariano Rajoy dice no saber quién es) para
tomar por la fuerza el poder en la República Catalana. Pues Sáenz de
Santamaría ha tenido al menos dos ocasiones para resolver por la vía
política el conflicto catalán y dos veces fracasó.
Mandarla por tercera vez a gestionar una situación de tal complejidad, y
ante la que la vicepresidenta del Gobierno ha dejado patente su
incapacidad, huele a una chamusquina que podría resultar definitiva para
su futuro político.
Eventualmente, su valedor M. Rajoy podría terminar
siendo el Judas que la quemara tres veces. Ojalá. (Sería, por cierto, la
única vez en la que muchas compartiéramos regocijo con Cospedal: una
más en este rosario de paradojas que es el procés).
En estas horas en que, por obra y gracia del nacionalismo españolista,
todos, tots, somos, som, catalanes, catalans, conviene insistir en que
Sáenz de Santamaría se vio involucrada en el escándalo de la ‘Operación
Catalunya’, aquella trama tejida por un ministro del Interior
conspirador, Jorge Fernández Díaz, y algunos policías que actuaron como
ángeles de la guarda de la esencia españolista para inventar corruptelas
a políticos independentistas catalanes, así como para tapar los
escándalos de corrupción del PP.
Ni más ni menos. Los
únicos partidos que no apoyaron la investigación del caso en el
Parlament fueron el PP, el PSC y Ciudadanos, que por aquel entonces
(hace apenas unos meses) aún andaba tratando de vender la moto en modo
abstención mientras cogía carrerilla para pisar el acelerador. El
ínclito Carrizosa llegó a decir que la ‘Operación Catalunya’ “no
existe”; claro, la guerra sucia es cosa de ángeles de la guarda.
Conviene además recordar la responsabilidad de Sáenz de Santamaría en
la brutalidad ejercida por las fuerzas de represión del Estado español
durante la jornada electoral del 1-O. La misma Sáenz de Santamaría que
había asegurado a su jefe que ese día no habría urnas ni papeletas en
Catalunya, que no las encontró ni con todo el CNI a sus órdenes y que,
en fin, resumió la jornada a lo Carrizosa: el referéndum nunca existió.
Y resulta también muy curioso que el PSOE (si es que algo puede ya
sorprender de ese partido) pidiera hace apenas un mes la reprobación de
la vicepresidenta del Gobierno español por ese otro escándalo, que tildó
de “vergüenza internacional”, y ahora trague con las ruedas de su
molinet.
Los socialistas dijeron entonces que “el 1-O
fue el fracaso de una política pilotada y gestionada" por la
vicepresidenta del Gobierno. La misma que hoy aceptan como honorabla. Hay que reconocer que a los socialistas es harto (también de hartura) difícil seguirles la corriente.
Que la inepta Soraya Sáenz de Santamaría haya sido, pues, designada
para tomar el mando de la Generalitat (de la República Catalana ya ni
hablamos) es la constatación de que vencerán, si acaso, pero no
convencerán, jamás. La encarnación misma del tercer, y definitivo,
fracaso.
Realmente nada que no sea por la fuerza
podrá la vicepresidenta españolista hacer en Catalunya, nada que no sea a
través del autoritarismo. Soraya Sáenz de Santamaría ha demostrado
sobradamente su incompetencia para cuanto no sea bailarle el agua a M.
Rajoy. Soraya Sáenz de Santamaría, la que iba a arreglarlo todo con el
pan de un diálogo que fueron hostias. La República Catalana la sufrirá
en su indigno papel, también España. Las elecciones que han impuesto
serán un desastre. Es posible que entonces M. Rajoy dé por rentabilizada
a la honorabla y adeu. (Sí, la satisfacción de Cospedal...).
Tots som aixó: Soraya Sáenz de Santamaría no ha dado muestra alguna de
inteligencia ni de discurso político, pero tiene en sus manos la bomba
de relojería españolista. Esto es lo que ahora mismo som tots.
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Eixa Ruht és or mòlt. Un análisis clavaíto. Gracias, mestra!
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