domingo, 8 de octubre de 2017

Las cuatro esquinas del ring








La plataforma 'Hablamos' reclama en Madrid "diálogo" en el conflicto catalán
EFE
Ayer, en la esquina de Cibeles, con calzón blanco, calentaba a ritmo de batucada, como en muchos otros ayuntamientos, la España que piensa que siempre se está a
tiempo de evitar lo peor y la que cree que una diferencia entre hermanos no puede
saldarse a golpes, porque delante queda toda una vida, a ser posible juntos pero con una separación honrosa si fuera menester. En la esquina de Colón, y con calzón rojigualda, se frotaban la espalda con banderas los que creen en la mano dura y en ciertas dosis de humillación para obligar a la realidad a volver a ese sitio confortable del que no debió salir sin preguntarse jamás hasta que punto esta dislocación de la historia no se debe en parte a su inflexible postura. En la esquina de la Plaza de San Jaume continúan dando golpes al aire los que creen que si tus legítimas aspiraciones no logran encajar dentro del marco legal común, puedes saltártelas y estallar las costuras del calzón de la convivencia, sin reparar en que uno termina en pelotas. La cuarta esquina del ring es de todos aquellos que no saben, callan o no contestan u observan expectantes en sus casas a saber como se resuelve una crisis que no ignoran que también les afecta.
Si somos sinceros reconoceremos que los púgiles de tres de las esquinas quieren
básicamente lo mismo, una forma de continuar conviviendo juntos dentro de España, y que difieren en la forma para lograrlo. Si somos sinceros veremos que además del drama de Catalunya, no es menor el que nos ha vuelto a colocar a todos en un cuadrilátero en el que no existe un árbitro para separarnos en caso de que la pelea se vuelva sucia y fuera de las reglas. Los que entienden que el Rey cumplió ese papel hace una semana sólo dominan una o dos de las esquinas y conviene no olvidarlo.
Como nos recuerda Montaigne, puede lograrse el mismo fin con distintos medios y en la disputa de cuáles sean esos medios reside la principal disensión que está fragmentando estos días a toda la sociedad española. Cuenta el francés inmortal como Scandenberg, príncipe de Epiro, perseguía a uno de sus soldados traidores para darle muerte. Este, en vez de suplicarle, decidió esperarle con la espada empuñada. Tal resolución frenó en seco la ira de su señor, que al verle tomar una decisión tan honorable, le otorgó la gracia. No, las cosas no se resuelven siempre de la forma más obvia y no siempre la humillación es el paso preciso para obtener la generosidad.
Los del calzón rojigualda no quieren diálogo porque dicen que con golpistas no se habla, que sólo se hace caer sobre sus cabeza el peso de la ley. El propio gobierno afirma que no puede dialogar con los insurrectos hasta que no cesen en su actitud. Dejemos aparte que lo sucedido en Catalunya nunca ha sido un golpe de estado, ya que el poder político no se ha intentado tomar de modo violento, ni el Estado Español ha estado en ningún momento siquiera amenazado. Tomemos aún así su propio argumento y preguntemos: ¿qué hizo el rey Juan Carlos para sofocar el, ese sí, golpe de Estado del 23-F? Que yo sepa, hablar. Levantar el teléfono y hablar con los jefes militares sublevados. Claro que se puede hablar. Siempre se puede hablar. Se debe hablar. Parlamentar, que no es otra cosa que entablar conversaciones con la parte contraria para intentar ajustar la paz. De ahí, de los jefes enfrentados o sitiados que avanzaban en solitario a un punto en el centro del campo de una batalla interrumpida para hablar, viene la palabra que actualmente designa al núcleo de fuerza del poder democrático, el parlamento.
Y no, hablar no es de débiles. El propio cardenal Mazarino, poderoso y descarnado,
recuerda en su breviario de los políticos que incluso si el pueblo se rebela violentamente se le puede hacer volver al buen camino por mediación de hombres de bien. Aunque también insiste en que si se desea corregir a alguien, es mejor discutir con él sobre cómo se puede poner remedio a su error ya que preferirá hallarlo por si mismo e imponerse su propia corrección. Es evidente que tales nombres no aparecen en el Marca ni siquiera en el crucigrama.
La situación actual es propicia para que actúen las fuerzas de la prudencia y de la palabra. Las grandes corporaciones acaban curiosamente de demostrar cómo un movimiento estratégico es mucho más efectivo que una violenta carga policial o un mensaje real rígido y sin burladeros. Comienzan a atisbarse las primeras fracturas en el para muchos incautos compacto bloque independentista. Nada más lejos de la realidad y los catalanes conocen bien la esencia de tal amalgama. No es de idiotas pretender que la argamasa que los une se disgregue un poco y deje entrar en juego otras posibilidades.
Tremolan también muchos junto a sus banderas la ley como garrote. Restablecer la legalidad es su lema. No he sido yo la menos volcada en explicar que toda solución democrática a un conflicto debe pasar por el respeto al Estado de Derecho. Lo mantengo. No obstante lo real es que la legalidad sigue estando presente en Catalunya. El referéndum, jurídicamente no fue tal y tras la última decisión del Tribunal Constitucional, si se llegara a proclamar la independencia de Catalunya no sería sino un acto folclórico puesto que no tendría ningún efecto legal. La Justicia sigue su camino y los que han incumplido la ley están incursos en procedimientos que tendrán el fin que en Derecho corresponda. Ya les dije que una independencia unilateral es imposible y Mas ha terminado reconociéndoselo con mayor o menor nitidez a Financial Times.
Hablemos pues sin rebozo. Como dice Carlin en The Times, si los nacionalistas mantienen posturas infantiles, los políticos de Madrid han descendido al mismo nivel. Hablemos antes de que sea demasiado tarde. Hablar nunca fue cosa de débiles. 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::  

Un análisis acertadísimo. Tan solo una puntualización en este párrafo:   
¿qué hizo el rey Juan Carlos para sofocar el, ese sí, golpe de Estado del 23-F? Que yo sepa, hablar. Levantar el teléfono y hablar con los jefes militares sublevados.                                                                                                                               
                                                                                                                                              En efecto, Elisa, es la mar de fácil levantar el teléfono y hablar...para agradecer su sacrifico por el trono, a  los que han montado el simulacro de golpe para afianzarte en él, porque había una extendida incomodidad social y política con el hecho de que se nos hubiese impuesto la monarquía en el paquete de la Constitución. Tanto es así que vox populi corrían chistes del tipo: "¿Sabéis por qué Juan Carlos ha ido a su coronación vestido de primera comunión? Por las hostias que le van a dar en cuanto salga del festejo".Ésas eran las ganas de monarquía que corrían por la Villa y Corte y la devoción que despertaba el plan de Franco. Comprenderás que para los prebostes del régimen fuese una urgencia montar el 23F. Como en este tiempo  lo ha sido para el pp y sus tramas corruptas montar el pollo catalán.

Una gran mayoría de españoles se sentía estafada por una monarquía impuesta y diseñada por Franco para perpetuar su dictadura camuflada, puesto que había educado al delfín de los Borbones, desde la infancia, para ese menester, incluso para impedir que, a la muerte del tirano, reinase el legítimo heredero de la Corona, que era el abuelo del rey actual, Juan de Borbón y Wattemberg, antifranquista reconocido y adversario del golpista que no permitía a los Borbones ni siquiera vivir en España, sino exiliados a  la fuerza en Portugal, y que se sentía estafado por el dictador al que tuvo el inexplicable error de cederle nada menos que  la custodia y tutoría de la infancia de su hijo mayor, el futuro J.C.I, y que el padre, ingenuamente,  interpretó como un detalle de cariño del hostil dictador, hacia la monarquía y no como el modo más natural de dinamitar su acceso al trono, colocando en su lugar a un clon franquista, educado por él, con la idea de que fuese el heredero capaz de traicionar a su padre para servir y complacer a su tutor y maestro de perrerías. 

El mismo presidente Suárez había sugerido en los primeros años de la democracia al rey, la conveniencia necesaria de un referéndum que legitimase el modelo de estado, como se había legitimado la democracia parlamentaria por medio de los votos. Al parecer le dijo: "Majestad hay que arreglar la paradoja de que el gobierno y las Cortes sean legítimas y la corona no lo sea. Eso puede traer con el tiempo graves problemas constitucionales. No puede ser que yo sea legítimo y Su Majestad no lo sea".
Con aquella sabia sugerencia Suárez firmó su propia sentencia de muerte política, que se confirmó tras el 23F hasta con la desaparición definitiva de su partido UCD que después de una trayectoria heroica se disolvió inexplicablemente en la nada como la sal en el agua, a pesar de haber sido el que abrió las puertas a las libertades, legalizó la vida política, reajustó la economía a medidas más igualitarias, con él llegaron las elecciones libres, la supresión de la pena de muerte y del delito de opinión, el debate político, los sindicatos ideológicos y la pluralidad de los partidos, la adecuación de las leyes, el divorcio, el derecho a la huelga y una activación de los DDHH, en general.

 La fuerza política y la mano dialogante de Suárez y su equipo hicieron milagros y juegos malabares para mejorar la sociedad y contener a las fieras al mismo tiempo, sobre todo teniendo en cuenta el momento que hoy no resulta imaginable para quienes ya desde que nacieron se encontraron un país normalizado; sin la extrema derecha desatada cometiendo atentados a diestro y siniestro, que  era el origen de donde venían todos los políticos: el mismo Suárez ministro franquista del Movimiento lo deshizo en el Congreso nada más morir "el jefe" para permitir el cambio y humanizar España al menos un poco. 
Bien es verdad que ese proceso venía impuesto por Europa y alentado y ayudado por EEUU y la CIA, pero también es verdad que podía haberse hecho mucho peor y con mucha más torpeza y sufrimiento social. Y eso no lo hizo el rey, lo hicieron los españoles a pesar del rey y de su ralea franquista. 

La oligocracia quería atar los cabos del franquismo sociológico. Necesitaba el sometimiento asegurado del pueblo y para ello era fundamental la solidez y la aceptación generalizada del paraguas monárquico, totalmente en tenguerengue por el nefasto recuerdo que dio lugar a la Segunda República y al exilio de los Borbones siempre proclives a ser apoyados por dictadores. 
Había varios frentes que desactivar: las izquierdas comunistas reivindicadoras, la extrema derecha enloquecida y fanática de Blas Piñar, una parte importante del ejército y la Guardia Civil que echaban de menos una mano firme que les guiase y garantizase que los rojos malvados que provocaron el glorioso alzamiento nacional nunca se apoderarían de su patria, que en realidad era la patria de los ricos y aristócratas, pero que a los militares les deba seguridad, trabajo y "orden", un porqué y continuidad en la importancia de su misión relevante en toda dictadura militar. 
Lo primero que hizo Suárez fue subirles el sueldo a los militares de oficio y carrera (un teniente en 1970 ganaba 13.000 pesetas al mes, -un alquiler de casa ya eran 3. 000 pst. mensuales- con lo que una familia no tenía ni para pipas; me imagino lo que ganarían un brigada, un sargento o un cabo)  sueldos que eran mucho más bajos, junto a los de los maestros, que los de los demás funcionarios del estado. En la mente de Franco siempre estuvo la idea de que el soldado ha de vivir jodido y con poca holgura para ser operativo, según su filosofía solo se ganan batallas si se odia lo  suficiente y se está tan mal en el mundo que morir por la patria resulta no sólo un honor sino una liberación, entonces la rabia sorda en el combate kamikaze es la tormenta perfecta y la eficacia total operativa. Así era el franquismo, una sublimación de todos los fascismos y disparates bendecidos. 

Si no se acababa con ese sustrato primario y embrutecido a la que salta, no habría estabilidad política. Y a la oligocracia occidental no le interesaba para nada mantener un polvorín latente  en España de cara  al proyecto de integración económica primero y política después de los estados continentales. España debía limpiarse de polvo y paja para ser presentable y de confianza y ser integrada en eurolandia sin zonas negras peligrosas para el negocio sobre todo. 
En las catacumbas de la Operación Galaxia estaba camuflada aún una parte de la insurrección militar absolutamente cavernícola y dispuesta a cualquier cosa, y ni un pueblo llano adaptado a la precariedad -como ahora sucede con la crisis en el eterno 'que nos quedemos como estamos y que nadie se mueva por si acaso'- ni el ejército querían reyes sino Jedies uniformados y vigilantes del orden establecido que les dejaban claro lo bueno  y lo malo a cañonazos si era  menester...Durante cuarenta años se les/nos había repetido que todo lo que sonaba a libertad, igualdad y fraternidad era un peligroso contubernio judeo-masónico, liberal y desastroso y la democracia el acabóse de la civilización occidental, por no decir ya la república que era el apocalipsis... y que en cualquier momento podría caer sobre nosotros como una plaga bíblica. Había que oir los sermones en las misas de mi niñez y adolescencia. Así que, era necesario  acabar con esa desgracia democrática y degenerada, de la que el rey con Suárez y Gutierrez Mellado eran los representantes, perjuros y traidores  del espíritu caudillil.


Seguramente la idea del golpe simulado y sin diferir, ni siquiera fue española sino de la misma CIA que tiene un rodaje impresionante en ir dando el golpe por todas partes y todos con el mismo sello de la casa: Chile, Argentina, El Salvador, Panamá, Venezuela, Uruguay, Paraguay, Brasil Bolivia, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Vietnam, Camboya, Irak, Siria, Libia, en fin...un curriculum quepaqué...durante todo el siglo XX.
Lo de España era coser y cantar comparado con el resto, porque ya estaba deseducada a tope y amaestrada para lo suyo. Bastaba con dar un susto gordo tan bien planeado que dejase en la memoria colectiva huella suficiente como para soportar cualquier cosa antes de pensar en que algo así pudiera repetirse una vez más,para que, paradójica y lampedusianamente, todo siguiera igual; había que echar a Suárez que se estaba tomando demasiado en serio el cambio y había salido rana con lo de ser políticamente coherente; había que convertir al rey en el avatar salvador de lo mismo de siempre, pero disfrazado de lagarterana democrática.
Bastó con que los generales que rodeaban al rey hicieran piña con el plan "secreto" y fingieran un golpe de estado militar, para que salieran a la luz las cucarachas escondidas por los rincones del cuartelerío, para que el infeliz de Tejero, el locatis de Inestrillas y los fascistas más enconados mordieran el anzuelo lanzado por Armada y Milans del Bosch, a la cabeza de la organización. Seguramente participaron también y a la fuerza, Suárez y Gutierrez Mellado y eso explicaría que durante la cencerrada tejeril mostrasen más indignación que miedo, seguramente se le puso a  Tejero como condición que solo disparase al techo para acojonar sobre todo al pueblo  televidente y radioyente, si quería ver la aparición del Elefante Blanco, el General que nunca llegó, o más bien, el mismo rey  en carne  y hueso, convertido en aliado del golpe por simbiosis sistémica, como su abuelo Alfonso XIII, su tatarabuela Isabel II y su inteligentísimo y clarividente padre Fernando VII...ya por la fuerza de la costumbre.

Aquella tarde de febrero se ocuparon las emisoras, se interrumpió la investidura del nuevo presidente Clavo Sotelo y así llegó la noche. Se creó incertidumbre y miedo suficiente e inspirados en la revolución portuguesa sacaron los tanques a la calle, solo que a la inversa, contra el pueblo y sin claveles. A la española, o sea, a lo cafre.
El elefante blanco no acababa de llegar de Botswana, más que nada porque estaba ante las cámaras de tv a  domicilio y preparadas ad hoc asegurando que aquel golpe tenía menos futuro que un monje de clausura como tronista.
Muchas nos preguntamos aquella larga noche sobre la gravedad de un golpe de estado que invade los estudios de tv y las emisoras estatales de radio, pero permite que el rey hable tan tranquilo por los medios incautados como si no pasara nada...para decir que aquello era pan comido ante su saber hacer y gestionar revoluciones a la carta y sustos inesperados. Le bastó, con levantar el teléfono, (que si el golpe hubiera sido cierto lo primero que se habría hecho hubiese sido cortar los cables teléfonicos en La Zarzuela y dejar aislado al rey y no permitir la retransmisión de mensajes de nadie, sino de la justa gestora del golpe que nunca existieron, ni golpe ni junta) Pero, claro no se cortó nada de nada porque los golpistas eran ellos y no el mindundi de Tejero, que como un alma en pena a lo largo de las horas, sin respuesta ni indicios de que la hubiera, daba más lástima que miedo.
Cuando calcularon que el Don Tancredo y sus comparsas ya estarían hechos cisco y con la moral underground temiéndose lo peor, Armada le llama desde la otra acera, desde el Hotel Palace, y le dice que el golpe consistía precisamente en la ostia  monumental que los pretendidos golpistas se acababan de pegar contra aquello que pretendieron derrocar, y que el rey no sólo no era el elefante, sino el cazador. Aunque con el tiempo el elefante reencarnado se vengaría de él rompiéndole la osamenta y arrebatándole el reinado de un mismo golpe de trompa.
Las sospechas más que patentes acerca del enjuague golpista, que se iban acumulando y se confirmaron cuando miembros del antiguo CNI en aquellos días, y ya destinados en otros departamentos militares, en su entorno daban explicaciones de la trama, con cuyo juego sucio, en absoluto estaban de acuerdo, pero divididos entre su conciencia y la obediencia debida, muy similar a lo que le pasa con "La Ley" y con la iglesia católica y su voto de obediencia. Aunque cueste creerlo desde fuera, en el ejército sí hay demócratas, tantas veces en conflicto personal, en un sistema arcaico y confuso como totalitario en imposiciones y miedos, que no sabe funcionar sin distinguir entre la legalidad y la ética; no ha desarrollado conciencia por falta de una educación en valores que unifiquen  mente, sentimientos y espíritu con la praxis social y política, sin confundir dichos valores con religión, dogmas embanderados, intereses e ideologías.

Sin embargo las cosas llevan su tiempo y la venganza de los dioses se sirve fría. El destino le pasó factura al rey golpista y no le ha concedido el honor de  morir como rey coronado en propiedad, según sus aspiraciones, sino de vegetar en sus últimos años, sin honor, como exiliado ligth y pensionista de lujo, divorciado viejo verde por esos mundos de diohs esquivando el sadismo de la prensa amarilla. Y más solo que la una si no compra la compañía de alguna ex-amante compasiva. La vida haciendo esa justicia que los seres humanos no hacen, le ha devuelto el bofetón que le dio a su padre al negarle el derecho al trono, mediante sus propios errores y abusos que le llevaron a la abdicación forzosa.
Está claro que en el desorden aparente del Universo, el que la hace la acaba pagando...Franco murió atormentado por los mismos pelotas que no le dejaban morir por miedo al día después, y que le sometieron a un calvario inhumano durante dos meses infernales en los que suplicaba a gritos "al equipo médico habitual", que le dejasen morir o que le matasen directamente, la vida y su justicia natural le aplicó una dosis concentrada e intensiva de los incontables sufrimientos que había causado a los españoles. No soluciona nada ese tipo de 'recompensa' cósmica, pero es al menos la confirmación pedagógica irrefutable de que no es una computadora lo que regula el destino de los seres humanos sino la capacidad de su conciencia para ser ellos mismos y proyectarla en sus actos u omisiones. Somos nosotros nuestro premio y nuestro castigo, el camino, el caminante y la meta. Y hay castigos en vida mucho peores que una muerte digna y serena, que es un regalo y el producto de una vida limpia de maldades. Lo que la tradición moral llama la muerte del justo.

El caso es que para el rey jubilado, lo de dialogar el 23F fue un paripé que ya estaba cocinado y servido en la mesa del apaño. Otro gallo hubiera cantado en un golpe de verdad. Y sin duda otro gallo más hubiese hecho coro a lo ahora si lo de Catalunya le hubiera ocurrido a Juan Carlos; habría hecho lo mismo que su retoño. A una monarquía no le se acoplan las innovaciones imaginativas. Ningún rey encadenado a una dinastía y al poder solo por el apellido y la genética y tarado ad hoc por una educación castradora de la inteligencia y del libre albedrío,  está capacitado para nada innovador ni inteligente si previamente no le dicen lo que tiene que hacer, desde cómo vestirse a cómo comportarse, con qué amigos debe o no debe exhibirse en público, qué pasos debe dar, en qué lugar se debe colocar, qué disciplinas debe estudiar, qué parejas son adecuadas o no, y cómo deben comportarse esas parejas, etc, etc. No es posible que personas con genes contaminados por una endogamia de siglos y constreñidas a vivir en cautividad controlada por un sistema pedagógico nefasto puedan desarrollar las cualidades necesarias para gobernar nada, de hecho no gobiernan, obedecen a los políticos que gobiernan porque en realidad su permanencia en el trono depende de que las oligarquías saquen tajada del mismo sistema monárquico. Les basta con legitimar con su firma las decisiones que toma cualquier gobierno y pasearse por el prado del glamour como las vacas lecheras, pero no dando leche sino chupando del bote.


Querida Elisa Beni, tu metáfora del ring político, tu idea del 23F y de la divina intervención del rey padre, como el cisco en Catalunya, la actitud de Rajoy, la 'oposición' del psoe, el ascenso espectacular de c's encabezando la mani españo-lista en la primera línea  de eldiario.es, justo, el día después de la bandera blanca, son la prueba del nueve de que el verdadero golpe de estado, y no la pantomima del 23F, fue un éxito rotundo. No cabe la menor duda.

                   

           Parlamentos al final de la manifestación organizada por Societat Civil Catalana  
   No hay posverdades, sino realidades verdaderas y falsas. Y nosotros elegimos
 

No hay comentarios: