“La broma ha terminado”, dice
Xavier García Albiol en el Congreso. Y no es así. La broma acaba de
empezar, porque debe de ser un mal chiste que el candidato del PP a las
elecciones catalanas –que no es siquiera diputado– sea quien presente en
el Congreso una reforma legal de urgencia sobre el Tribunal Constitucional.
¿Electoralismo? ¿Populismo bolivariano? ¿Leyes a medida? Qué va. Esto
es lo que el Partido Popular entiende por separación de poderes y
respeto por la legalidad. Como los tribunales no castigan a Artur Mas,
el PP cambia la ley para que le persiga el tribunal más politizado que
hay: el Tribunal Constitucional.
No, el TC no está para esto. Menos aún un Constitucional presidido por Pérez de los Cobos, un magistrado de pasado peculiar propuesto por el PP, que tuvo carné del PP y que es el mejor ejemplo de la supuesta autonomía del TC; de lo que llaman independencia judicial y no lo es.
El Tribunal Constitucional consolida
doctrina, interpreta la Carta Magna y es un órgano de amparo, pero ni
instruye ni investiga ni por tanto debería tener capacidad para
sancionar de la forma en que lo plantea el PP. Si sus resoluciones no se
cumplen, ya existen herramientas legales para hacerlas cumplir. Y si el
Gobierno considera –y puede tener sus motivos– que el presidente de la
Generalitat ha incumplido la ley, también tiene Justicia a la que
recurrir. De hecho, la Justicia ya está investigando si Mas cometió un
delito cuando convocó el pasado 9N esa consulta sobre la independencia.
Para eso están los tribunales ordinarios, no el Constitucional.
Reformar el Tribunal Constitucional a toda prisa y sin consenso en
plena campaña electoral para atajar a Artur Mas es otra
irresponsabilidad de un Gobierno tan poco respetuoso con los
procedimientos democráticos como cortoplacista en sus estrategias
políticas. Si algún día Catalunya consigue la independencia, gran parte
del mérito será de estos bomberos pirómanos que azuzan el fuego de la
división; estos que de tanto llenarse la boca con la palabra España son
quienes más ponen en riesgo su unión. ¿De verdad Mariano Rajoy cree que
la mejor manera de frenar el independentismo catalán es que el
Constitucional deponga a Mas, incluso si su lista gana las elecciones?
¿En serio? ¿Hay alguien ahí?
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