El otrora líder socialista se complace últimamente en
explayarse haciendo muy desafortunadas comparaciones para, a través de
ellas, descalificar todo lo posible al presidente venezolano Nicolás
Maduro, pensando -se supone- que así favorece la causa de la libertad de
Leopoldo López
Parece que el expresidente
Felipe González necesita oírse para mirarse al espejo. Esa impresión es
la que tenemos muchos ciudadanos y ciudadanas cuando, perplejos, es más,
ofendidos, escuchamos algunas de sus recientes declaraciones. El otrora
líder socialista se complace últimamente en explayarse haciendo muy
desafortunadas comparaciones para, a través de ellas, descalificar todo
lo posible al presidente venezolano Nicolás Maduro, pensando -se supone-
que así favorece la causa de la libertad de Leopoldo López, el político
juzgado y condenado a prisión por un tribunal del poder judicial de la
República Bolivariana. González no solo está en su derecho, sino que se
siente en la obligación moral y política de participar activamente en la
defensa del que ha sido alcalde de Chacao, municipio del área
metropolitana de Caracas. Pensemos que, aun sin compartir los modos en
que pretende contribuir a tal defensa, ésa es su intención. Pero como
quiera que sea, cuando para denostar al régimen venezolano hace
comparaciones con ominosas dictaduras del pasado, suavizando en sus
referencias el carácter brutal de éstas con tal de dejar en peor lugar
al gobierno de Maduro, no sólo se equivoca de palmo a palmo, sino que
ofende a los demócratas y pisotea la memoria de las víctimas de dichas
dictaduras.
De ninguna manera se justifican las impresentables
palabras de González diciendo que bajo la dictadura de Pinochet se
respetaban más los derechos humanos que en la actual Venezuela. Que a la
comparación le añada elementos irónicos, hablando del "paraíso de paz y
prosperidad de Maduro", no hace sino agravar la comparación con unos
componentes de frivolidad que acentúan su carácter injusto. Con ellos,
se incrementa la ofensa a la memoria de los que fueron asesinados en
calles, comisarías y estadios de Chile, se lacera el doloroso tener
presente a quienes fueron salvajemente torturados por la DINA y por los
más abyectos individuos de las fuerzas armadas que se levantaron contra
el orden constitucional de la república austral y contra el legítimo
gobierno presidido por Salvador Allende, y se mancilla el recuerdo
imborrable de quienes fueron desaparecidos siguiendo los métodos
diseñados por los estrategas de la Operación Cóndor. Que González, por
pura concesión pragmática del dictador, pudiera visitar a determinados
presos políticos en cárceles pinochetistas de ninguna manera redime nada
de las barbaries del régimen que padeció Chile, bajo el cual, como todo
el mundo debe saber, los derechos humanos quedan absolutamente en
suspenso, como ocurre bajo toda dictadura.
Por
desgracia, cuando el expresidente español se ha pronunciado en tales
términos, no nos ha pillado del todo por sorpresa. Días antes, y metido
ya en esa estrategia político-mediática, para subrayar lo negativo del
régimen venezolano ya se aventuró a decir que en la España de Franco,
bajo la dictadura, se respetaba más la independencia del poder judicial
que en la actual Venezuela. Oyendo eso, y permitiéndonos un comentario
benévolo para tamaño desatino, cabe decir que aquel Isidoro de la
clandestinidad tardofranquista, el que iniciara su andadura profesional
como abogado laboralista, ha caído preso de una tremenda y lamentable
amnesia. Al decirlo, para nada hay que hacer florituras psicológicas,
pues lo relevante es la amnesia política que tan desafortunadas palabras
ponen de relieve. ¿Dónde queda la sensibilidad democrática de quien
jugó tan destacado papel al frente del PSOE en la transición de la
dictadura a la democracia y en la consolidación de la misma como sistema
de derechos y libertades?
No; no es sólo que no
hiciera falta que quien se proclama defensor de Leopoldo López,
considerándolo como preso político injustamente procesado y condenado,
utilizara esas odiosas comparaciones para condenar a un régimen que es
verdad que presenta serios déficits democráticos -¡pero no es una
dictadura!-. Lo injusto de tales comparaciones, con las víctimas de las
dictaduras aludidas, por una parte, y con la compleja problemática de
Venezuela, por otra, además de hacerlas de todo punto improcedentes, las
convierte en perjudiciales. Sorprende que un Felipe González que tan
bien ha llegado a conocer la realidad de las repúblicas americanas se
comporte de esta manera. La memoria democrática chilena se ha visto con
sus palabras tan mal tratada como la memoria histórica española. Que
ello haya sido así por parte de quien ocupa, más allá de los cargos
orgánicos, un lugar destacado en la vida del PSOE, además de lo que
sigue representando en la política española en general, hace de estos
hechos mucho más que un tropiezo lamentable, por lo que esperamos que de
alguna manera se reaccione desde el campo socialista en la medida en
que tales hechos lo reclaman.
Cabe pensar que,
situado en esa especie de más allá, a donde no llegamos los humanos de a
pie, donde se ubican quienes han hecho suya la conciencia de "grandes
hombres" que hacen historia, el expresidente González pasa totalmente de
largo de reflexiones como aquéllas de Baltasar Gracián en las que
recordaba que somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras
palabras. Mas, aun siendo así, creo pertinente traer a colación unas
líneas del psicoanalista y politólogo Jean-Claude Milner, que pueden
contribuir a la reflexión sobre los hechos, trascendiendo la coyuntura:
"La discusión política reina. Con el paso del tiempo se siente sin
embargo su fatiga. No faltan los estigmas de su decadencia".
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Es muy de agradecer esta visión crítica de Pérez Tapias. Que desde dentro del socialismo se levante la voz de la ética y de la verdad como bandera de la coherencia. Ya es hora de que el Psoe se desprenda de la iconografía de pegatina y llame a cada asunto por su nombre, sin hacer excepciones. La realidad es la que es, la manipule Agamenón o su porquero. González no está a la altura del verdadero socialismo desde que prefirió elegir al gato taoísta de que importó de China para que bendijese su 'pragmatismo'y ya es hora de que los socialistas lo vean y entiendan por qué en las manifestaciones se les iguala con el pp. Y es que González, en su interpretación de la historia y sus tiranías tira al mismo monte que la cabra ppeppera. Es una lástima, pero también es verdad. O el Psoe se pone las pilas y baja a González del altar mayor, o no se volverá a comer una rosca en el Gobierno, sin que le tengan que apoyar las coaliciones de izquierda, o el pp y ciudadanos, y esto último sería su definitiva debacle como socialismo digno de tal nombre...Para muestra ahí están Papandreu y el Pasok, en Grecia o Blair y sus manejos en Inglaterra, disolviéndose en el pasado. Y en el lado opuesto Tsipras y Corbyn, la unidad popular en candidaturas de Ahora en Común, Compromís, la CUP y Podemos, en España. mirando hacia delante y con el aroma fresco de la lucidez y el valor de pisar tierra. Sería una pena que, por arrastrar el overbooking de las momias que dasbarran y han perdido el Norte y el Sur, el Psoe no estuviese en la vanguardia del cambio como sería lo natural y lo deseable...
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Es muy de agradecer esta visión crítica de Pérez Tapias. Que desde dentro del socialismo se levante la voz de la ética y de la verdad como bandera de la coherencia. Ya es hora de que el Psoe se desprenda de la iconografía de pegatina y llame a cada asunto por su nombre, sin hacer excepciones. La realidad es la que es, la manipule Agamenón o su porquero. González no está a la altura del verdadero socialismo desde que prefirió elegir al gato taoísta de que importó de China para que bendijese su 'pragmatismo'y ya es hora de que los socialistas lo vean y entiendan por qué en las manifestaciones se les iguala con el pp. Y es que González, en su interpretación de la historia y sus tiranías tira al mismo monte que la cabra ppeppera. Es una lástima, pero también es verdad. O el Psoe se pone las pilas y baja a González del altar mayor, o no se volverá a comer una rosca en el Gobierno, sin que le tengan que apoyar las coaliciones de izquierda, o el pp y ciudadanos, y esto último sería su definitiva debacle como socialismo digno de tal nombre...Para muestra ahí están Papandreu y el Pasok, en Grecia o Blair y sus manejos en Inglaterra, disolviéndose en el pasado. Y en el lado opuesto Tsipras y Corbyn, la unidad popular en candidaturas de Ahora en Común, Compromís, la CUP y Podemos, en España. mirando hacia delante y con el aroma fresco de la lucidez y el valor de pisar tierra. Sería una pena que, por arrastrar el overbooking de las momias que dasbarran y han perdido el Norte y el Sur, el Psoe no estuviese en la vanguardia del cambio como sería lo natural y lo deseable...
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