sábado, 19 de septiembre de 2015

Los refugiados o el medidor de la euroconciencia





                                  Resultado de imagen de fotos sobre los refugiados



Europa parecía un proyecto cohesionado. Durante algunas décadas de diálogo y esfuerzos compartidos daba la impresión de que se iba fraguando un proyecto común, plural y democrático, basado en los Derechos Humanos y en las libertades democráticas, que con el respeto a las particularidades de cada nación parecía avanzar por el camino de una estabilidad compartida y con vistas a un futuro federal, con la buena disposición de todos los países y estados miembros de una UE que aumentaba sin parar, y con optimismo, el número de estrellas en su bandera. Pero no es oro ni estrellas de verdad todo lo que reluce en el escenario de la comedia política. 
Tal vez haya sido el hecho de que solo el mercado y el dinero han sido, desde el principio,  los motores de esa unidad económica y financiera, y no humana de verdad, lo que ahora está poniendo de manifiesto la falsa impresión de coherencia entre unos países y otros; el tamiz que cuela esta evidencia bochornosa, sin duda alguna, está siendo el drama terrible de los refugiados, que está haciendo patente quién es quién de verdad en esta ensalada de egos nacionales frente a la conciencia moral del proyecto europeo. 

Es interesante y recomendable comprobar en el mapa geopolítico de Europa qué países están reaccionando a favor o en contra de la ayuda justa e imprescindible a las víctimas de la barbarie intercontinental, en la que Europa ha cooperado con el eje imperial de los USA y su tratado militar del Atlántico Norte como con la aceptación ciega e irreflexiva de su sistema financiero y mercantil, que se está imponiendo a machamartillo por el orbe terrestre y sin tener en cuenta los acontecimientos y sus consecuencias nefastas, que se derivan de las políticas predicadas e impuestas a la fuerza contra la ciudadanía europea y sin oposición, análisis lúcido, ni freno razonable por parte de los políticos que gobiernan actualmente más como testaferros de los USA que como portavoces responsables de la ciudadanía a la que deben sus nombramientos y emolumentos.
El sistema americano del Norte se ha ido infiltrando sibilinamente en un goteo imperceptible, hasta hacerse con el poder, primero, mediático y de autopropaganda, y luego, de influencia descarada y tiranía sobre el alma y la conciencia de Europa. Pero no sólo han sido los USA, a los que vemos indiferentes y distantes del sufrimiento de millones de seres humanos condenados a emigrar y a mendigar asilo a causa de las malditas guerras, en las que siempre, indefectiblemente, los USA participan como padres "espirituales" del cotarro, promotores, alentadores, sostenedores, proveedores y piratas económicos, mucho más próximos a las estrategias de los tiburones, buitres carroñeros y pirañas insaciables, que a la sensibilidad propia de una civilización basada en un cristianismo, del que tanto alardean de palabra como degradan y aniquilan  con sus conductas. Esto por un lado. 
Luego, por otra parte,  está la Europa que procede del desmoronamiento del bloque comunista, que durante seis décadas, más o menos, hizo de su capa un sayo con sus súbditos al amparo de la extinta U.R.S.S., un sistema con otro concepto del imperialismo, es verdad, pero igualmente imperialista y bárbaro. Ninguna dictadura está sana, por muy del proletariado que finja ser. 

Lo mismo que la cultura del abuso capitalista se ha infiltrado e impuesto en las mentes y conciencias de una parte de Europa, el abuso del sistema comunista se infiltró de la misma forma en los seres humanos sometidos a él. Cada una de esas dos "religiones" socio-económicas se ha encargado de desangrar la ética, la moral social, la solidaridad y los DDHH, autoproclamándose paladines y defensoras de la libertad, del pan, de la justicia, del bien estar y de todo lo más altisonante y propagandista que les fuese útil para colocar sus hegemonías respectivas sobre las castigadas espaldas de las ciudadanas y ciudadanos de un continente vapuleado sin parar, por dos hecatombes mundiales en el mismo siglo, más la herencia devastadora de cientos de guerras civiles o internacionales a cargo de las dichosas hegemonías basadas en los imperios sucesivos que desde el Romano hasta hoy nos vienen zurrando  y destrozando a base de bien, con distintas siglas, iconos y camuflajes, pero con los mismos resultados. En eso se nota que son de la misma calaña. La perfecta síntesis resultante es China.
Mientras tanto, la ciudadanía iba, y va cada vez más, despertando, confiando, perdiendo la confianza de nuevo, levantándose y escapando, intentando reconstruir y regenerar el campo social, pero volviendo a caer en las redes del mismo equipo de pesca, que igual maneja las redes, la caña, que los harpones. 

Así hemos llegado hasta hoy. A este "ahora" que sólo se puede entender desde la unidad plural de los sufrientes sectoriales. Y esos sufrientes desbordan las fronteras, como el dolor. O la alegría, que tampoco tiene barreras. Pero la influencia de las dos miserias ideológicas, aunque cada vez más en precario, sigue en pie aferrando el poder que les concede el miedo que inoculan con sus métodos y predicando "la lucha", el odio, la hostilidad constante como refugio contra el bando opuesto, para "ganar" sin saber con precisión para qué se ha ganado, más allá de aniquilar al contrario y terminar en su mismo lugar y haciendo lo mismo que hizo él. En un estrepitoso juego egocéntrico donde dar rienda suelta a las propias frustraciones, rencores, rabias, envidias y demás vilezas enmascaradas bajo la etiqueta de la lucha por la justicia, por la verdad, por la democracia o por el puturrudefuá. El sistema es el mismo para las dos facciones opuestas en apariencia, pero mucho menos opuestas de lo que se cree. Sólo en las formas. El fondo es en ambas igualmente negro y tóxico.
Primero, obedeciendo a sus cómplices, ambas vías, venden la cabra de la austeridad para millones de pobres, que significa la prosperidad infinita para muy pocos ricos, no sólo ricos en pasta, sino sobre todo en ppoderes, influencias y autoritarismo en todas las gamas habidas y por haber. Y eso se ha extendido por las dos bandas tradicionales; en estéreo y  con rever. El valor del dinero obsesiona por igual a los del Este que a los del Oeste. El vacío de sentido es el "valor" resbaladizo que comparten tan ricamente, diciendo cosas distintas que emplean mutuamente como armas arrojadizas y casi nunca como argumentos dialógicos con sustancia y coherencia.

Tras la caída del muro de Berlín y la apertura de Gorbachov que acabó con el régimen de la URSS, cerrado sobre sí mismo hasta pudrirse por dentro, las víctimas del sistema oriental se pasaban al "enemigo" con verdadera ansia de consumismo, modernidad y autonomía, e igual de heridas que los refugiados sirios y afganos de hoy, deseaban sobre todas las cosas la "libertad" occidental, y como en realidad aquel sistema no hizo otra cosa que empobrecer el alma colectiva hasta dejarla medio muerta o muerta del todo, suprimiendo y castigando la libertad de pensar en algo más que no fuese la organización del hormiguero y de la colmena que la obediencia y lealtad al partido exigía, sin raíces espirituales que ideológicamente se consideraban bazofia y debilidad burguesa, sin referencias de otras culturas, de otras filosofías, que ayudan a comparar, a analizar, se educaron por generaciones en la ignorancia del alma humana y lo limitaron todo a vivir como máquinas, con la supervivencia mecánica y la vida física como único bien que hay defender al precio que sea, porque valores como la felicidad, el equilibrio ético, la paz interior, el amor al prójimo, la renuncia generosa y voluntaria por el bien común y no porque el partido ordena por ley y amenazas compartir a la fuerza espacios, objetos, el hábitat, y cualquier pertenencia, se consiguió que millones de personas avasalladas y bloqueadas por el miedo no comprendiesen jamás la calidad ética de la filosofía marxista, que ya se corrompía en las dachas de los camaradas más vivales, fanáticos y oportunistas hegemónicos, a los que el pueblo rara vez podía conocer en directo, como ocurría en el pasado con el zar y los grandes tiranos de la Historia.
La grandeza de espíritu y de miras que movió a los  revolucionarios sociales de verdad, que dieron su tiempo, sus posibilidades profesionales, su salud y hasta su vida por hacer realidad la gran utopía del bien común en libertad y derechos, no caló profundamente en los habitantes del Oriente europeo; les llegaba la teoría, pero lo que veían en el día a día era la misma miseria que v padecían los occidentales pobres; pobreza de alma. Precariedad de recursos cognitivos internos. Distancia. Endurecimiento y negación de los sentimientos humanos. Castigos. Exilio interior para la lucidez. Gulags y condenas a trabajos forzados para penalizar ejemplarmente cualquier disidencia. Censura de toda  información que pudiese descubrir otros mundos posibles que ofreciesen otras opciones y desestabilizasen el montaje oficial. Es cierto que había escuelas, techo, comida y médicos para todos, pero aquello apenas se diferenciaba de una granja como lo denunciaron Orwell o Albert Camus. En la escuela sólo enseñaban a producir, para ser las gallinas más ponedoras del koljós o la segadora más potente del soljós, o carne buena para consumir. Tornillos automáticos en el mismo engranaje de un Estado sin alma compuesto por mecanismos sin alma aunque con apariencia humana, donde la vida humana sólo era valorada por la eficacia de su utilidad operativa. 

Tras la apertura y caída consecuente y lógica del comunismo, la mezcla de ambos vacíos se hizo poco a poco explosiva. Porque la Europa del Oeste estaba por igual, y mayoritariamente, alienada por la ambición, la avaricia, el engaño de una ilusión colectiva de bien estar exclusivamente material, aunque más hedonista, pero no mejor, y estrechamente encadenada por el poder del dinero. El alma social e individual tampoco gozaba de buena salud en la Europa más suelta, aunque existía la oportunidad, difícil, pero no imposible, de acceder en libertad a lecturas y estudios con los que se podía y se puede aún, ir despertando, pues el derecho a la libre expresión y pensamiento, no estaba prohibido ni penalizado, aunque sí molestaba y sigue molestando como ahora, a las mayorías que se acomodan con facilidad a votar "democráticamente", cualquier cosa que les cuente mejor la milonga que les gusta oír; no es ni fue nada fácil tampoco, porque a los ultraliberales del Oeste, una vez hechos con el poder político, les gusta y les pone la idea comunista sui generis de la austeridad por imposición, aunque disfrazada y aplicada desde los recortes sociales y las privaciones "lógicas" para poder pagar una deuda que nadie sabe por qué ha adquirido, si una misma no debía nada hasta que las pulsiones de la carestía 'obligaron' a endeudarse por narices para tener un techo cuyo alquiler se encargaron de encarecer más que las hipotecas que se daban entonces como piruletas y su ampliación en créditos para pagar, por ejemplo, un coche, unas vacaciones o  los estudios de los hijos cuya enseñanza pública y asequible  iban haciendo desaparecer en favor de la privada, que es una estafa carísima y de una calidad deficiente, pero la misma condición cacique de las empresas privadas hace y ha hecho de la enseñanza una bazofia rentabilísima...y todo ese entramado  se embrolla con el fin de crear una esclavitud durante las tres o cuatro décadas de vida laboral, con lo que la banca hipotecaria y el Estado (democrático y de derecho (¿!) a base de impuestos directos e indirectos, vampirizaban y se cepillan cada día con más jeta, la plusvalía del trabajo de los animales de la granja de élite en el Oeste, del mismo modo que  los mandarines y sátrapas del Este lo habían hecho con los trabajadores bajo su dictadura eufimísticamente marxista, pero en realidad un enjuague de aquí te espero. A las pruebas me remito. Sólo hay que ver los residuos que ha dejado aquel montaje. La Rusia de Putin lo dice todo per se. Con resultados similares, pero con algunas diferencias, que ahora se pueden observar a la hora de tratar a los refugiados, según la procedencia ideológica de los ancestros pedagógicos y las herencias adheridas. 

Se observa perfectamente que la peor violencia contra los desgraciados que huyen de una muerte violenta y segura a manos de las dos tiranías sempiternas, las ideas más degradantes, humillantes y crueles sobre los refugiados, los métodos más feroces los vemos en toda su crudeza al Este de Europa, también en países donde gobierna la conciencia petrificada neoliberal como Dinamarca e Inglaterra y al Sur, en España. Ni siquiera el pp alemán ha conseguido perder la memoria de su derrota, de su sufrimiento y ni olvidar su éxodo de fantasmas tras la II Guerra Mundial.
Tanto la Europa Oriental como la España gobernada por el pp, para más inri, son herederas de dictaduras genocidas, que les han bloqueado la memoria histórica. Y son incapaces de recordar que ellas, también, han sido refugiadas en pleno siglo XX, que aún quedamos testigos que lo vimos con nuestros propios ojos. Recuerdo sin ir más lejos en mi infancia, la revolución de Hungría contra el comunismo ruso, los tanques, las muertes y la huída hacia Occidente, incluso como se ponían a salvo los niños húngaros para ser acogidos en el resto de la Europa que llamaban "libre". Los orientales escapando a cientos y a miles de Checoslovaquia y su primavera de Praga. De RDA. De Polonia, Letonia, Estonia, Lituania...Los rumanos, búlgaros y yugoeslavos huyendo como podían de sus tiranos Ceaucescu, Ganev y Tito, hasta terminar con los refugiados de la Rusia de la "troika", cuando los autobuses cargados de músicos que además eran matemáticos, físicos, economistas, ingenieros, profesores de universidad formando parte de coros ucranianos o bielorrusos,  vestidos con ropas raídas o tres tallas más grandes, hablando varios idiomas, venían a dar conciertos y pedían masivamente asilo político en Valencia, Barcelona o en Sevilla, sin ir más lejos, para no volver nunca, a pesar de sus familias y su "patria". Los que ahora se llaman croatas, eslovacos, eslovenos, ucranianos, armenios, chechenos o de Kazán, entonces eran sólo yugo-eslavos , checos y rusos. Así a mogollón.

La guerra de los Balkanes nos inundó de refugiados que fueron acogidos con todo cariño y solidaridad por la Europa del Oeste, primero en albergues y luego con un techo de vivienda social, con un trabajo, con escuela para sus hijos, con la enseñanza de la lengua por parte de programas como "Valencia acoge"....Guineanos perseguidos por Obiang Nguema, saharahuis machacados por el tirano monarca  de Marruecos y hermanísimo del rey de las Españas variopintas y republicanas en el fondo, muy en el fondo..., argelinos, mauritanos...Larga e interminable es la historia que hemos presenciado y vivido, y también ingrato y camuflado, aunque muy  vivo, el recuerdo gráfico y/o narrado de nuestros compatriotas de ayer huyendo hacia los Pirineos, Portugal o hacia el mar rumbo a  África o a América Latina, en los estertores de la República cuando la guerra ya estaba perdida para la ciudadanía y a punto de ser ganada por la cleptocracia nacional capitaneada por un psicópata genocida que, bendecido como un santo y paseado bajo palio por la iglesia católica, castigaba el libre pensamiento y su expresión con cadenas perpetuas, rapados de cabeza, purgas con aceite de ricino, palizas hasta matar, en los casos más benignos y firmaba, en los de más enjundia, penas de muerte como si hiciese rosquillas, tan 'legales' como lo son hoy la ley de desahucios o la de la mordaza. Cuando no se explica la historia, ni se estudia como realmente fue y por eso no se asume ni se aprende de ella, se repite como una maldición para la que no hay más conjuro que reparar los daños perpetrados y aprender a vivir con la ética y la justicia del amor al prójimo como a una misma.  No por el premio-castigo de alguna religión manipuladora, sino porque ese amor justo y necesario se ha convertido en pura respiración del alma y en gozoso imperativo ético para el equilibrio de la inteligencia. En la base más sólida del sentido de la propia existencia. En la llave de toda evolución posible a mejor.

Los refugiados no son el problema. Faltaría más que acabásemos por convertir en problema el don de la vida, que es un milagro en sí misma.  El problema es no tener inteligencia emocional disponible para saber reconocer a nuestros hermanos "desconocidos" y pobres, como parte de nosotros mismos y no saber o no querer hacer del mundo una gran casa común globalizada. Ya que todas estamos de paso por él y nadie es el amo real de nada, aunque estúpidamente se lo crea. Hasta los peores y más temibles energúmenos se evaporan cuando les toca el turno y se convierten en menú para gusanos o en combustible de crematorio, y desaparecen del mapa más rápido que una nube se disuelve en el aire, evento finiquitador cuya fecha espacio y momento desconocen a pesar de ser capaces de inventar o subvencionar tecnología CERN y viajes a Ganímedes o a Casiopea, si se tercia y les da el arrebato locatis. 
¿Qué pueden poseer en realidad quienes no tienen la más minima capacidad de comprender siquiera que nadie es dueño de su vida ni de su tiempo, que  nadie es dueño de nada en realidad porque tendrá que soltar todo y dejará de existir, cuando menos se lo espere, lo mismo que si fuese un refugiado pobre y sin recursos, ante una fuerza que desconoce y que nos deja en nada en un plisplás? 

En realidad, es posible que  los hermanos refugiados, como los hermanos y compañeros griegos cuando lazaron en la cara del eurocinismo estupefaciente el sopapo de su referendum, real como la vida misma, molesten tanto a los partidarios de la eurofanfarria ¿Será porque, en cada bufido, en cada patada, en cada insulto, en cada  patético recital de concertinas, tras cada cierre de fronteras, devoluciones en caliente y volteado de espaldas, se están quedando al aire las miserias de los Estados de esta maravillosa Eurotrola?

Lo cierto es que la gran burbuja compartida se ha pinchado y se está desinflando a ojos vistas por su misma condición de globo sin fuste, y sin que, al parecer, no haya otra salida que cambiar el adoquín que tiene colocado por inercia en el lugar de los sentimientos, -y hasta de la lógica política y económica-, y en su lugar deje que se exprese el Maestro del Corazón, que siempre sabe lo que hace, y si el soporte material se endurece y se para, hasta el cerebro más pimpante falla y se queda en nada de nada cuando el Maestro Cordial deja de latir en los corazones poco humanos. O las emociones primarias lo bloquean con el miedo y no se atreve a  amar a sus semejantes como todos merecen ser amados, comprendidos  y acogidos. Que, para el caso, viene a ser lo mismo.


                                    Resultado de imagen de fotos sobre la atención a los refugiados 


No hay comentarios: