Ante nosotros, lo desconocido
EL PAÍS
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Puede que esta afirmación de Iñaki, procedente de un titular de la prensa alemana, resulte en su forma y de repente, demasiado apocalíptica, pero en su significado más hondo, es el resultado obvio de la propia historia que vivimos. Baste recordar que estos acontecimientos que estamos viviendo ya se vienen pronosticando desde hace muchos años; y es sólo el comienzo, de un nuevo tiempo social y humano, que no tiene por qué ser peor que lo vivido hasta ahora.
Lo verdaderamente insostenible sería continuar en el mismo estado de postración moral y ceguera intelectiva en que nos hemos acostumbrado a vegetar calificándolo, por puro eufemismo, de prosperidad, de bien estar, de avance científico cómodo y fantástico, de euforia mercantil para los cuatro gatos de siempre y demás lindezas alucinógenas. La avalancha de la verdad nos está descubriendo que esa vidorra contra natura, era fanfarria sin sustancia, aunque con mucho bombo y platillo, y eso sí, muy bien empaquetada, publicitada, inoculada y distribuida. Era el montaje de una burbuja irreal, pero técnicamente muy bien puesta , inconmensurable, tóxica y contagiosa. Sólo eso.
Ahora, tras el pinchazo del invento y la comprobación de los despojos y chatarras, toca despertar y ver la realidad de todo el proceso, y al sufrir las consecuencias, se comienzan a descubrir las causas. ¿Es posible que un mundo tan maravilloso, rico, triunfador, abundante, omnipotente y hasta mágico, con sus pantallas, botones, palancas y teclas digitales, sus seguros a todo riesgo, sus derechos humanos y sus leyes tan adaptables y apañadas al mejor postor, sus viajes espaciales y su control a base de chips codificados sobre todo bicho viviente y todas las cosas habidas y por haber, pueda producir estos resultados tan horrendos? No puede ser, debe haber habido un fallo imperdonable. Ah, claro, el fallo, seguramente, ha sido no poner los chips de matrix bajo la piel de los fugitivos e inmigrantes, para leerles las intenciones previas al desparrame por las fronteras del imperio, jolín, si es que parece lo de Roma y los bárbaros. Vaya por Dios, qué poco previsores hemos sido! A pesar de que esta vez los bárbaros seamos nosotros y nuestro sistema eficacísimo, de aquí te pillo, aquí te liquido, mientras te esquilmo. Cómo es posible que tanta perfección tenga fallos tan garrafales, ¿verdad?
Mientras nuestro cortijo social iba viento en popa y a toda vela, el resto del mundo jadeaba aplastado por el peso del tinglado civilizadísimo y superdemocrático a lo Reagan-Thacher y Donald Trump; sólo los más despiertos lo veían y lo avisaban, pero ¿quién iba a creer a unos aguafiestas tan pesimistas en medio del espectáculo maravilloso de la deuda global infinita que no conoce el ocaso? ¿Quién creyó a Noé cuando construía el arca y avisaba del peligro de un temporal jamás experimentado hasta entonces?
Las leyendas tienen mucho que enseñar, aunque nunca hubiesen sido reales, están basadas en un conjunto de experiencias parciales vividas y grabadas en el imaginario colectivo, que acaban dando forma a una reflexión compartida boca a boca, que poco a poco se convierte en referencia experimentable, símbolos y pistas para reubicarnos ante acontecimientos y cambios decisivos. Y cuando los tiempos convergen en la realidad inevitable cobran sentido y adquieren de repente la categoría de revelación. Y entonces se va cayendo del guindo o de la parra.
Y las ciudadanas que van abriendo los ojos y la mente se reúnen y comentan mientras piensan "Vaya, pero si lo de la caverna de Platón era algo así. Ver sombras chinescas en la pantalla de la tele, de la tablet o del IPhon, de espaldas a la realidad, entre anuncio y anuncio, entre serie y serie, entre twitt, sms y feisbuc, sin tener más horizontes de piel a piel, de codo con codo, mientras la vida de verdad se escapa, se queda fuera...bajo la luz del día que no tapa nada y permite ver el panorama de la verdad sin cuentos chinos de por medio." "Pero si esto es lo de Orwell, lo de la granja revuelta y lo del gran hermano nazi-controlator...Y lo de los "alfas", "betas" "gammas" y demás letras clasificadas con aspecto humano, pero de humanos nada de nada, que se alimentan del mismo "soma" como lo describió Huxley..." "Vaya tela con los escritores raros, a los que nadie entiende cuando escriben y todos piensan que son buenísimos como creadores de ficción. Sí, sí, ficción..." "Para ficción la de los sinvergüenzas que nos han timado durante años de enjuague con su red neoliberal peliculera que ha pillado a toda la sociedad en la misma redada..." "Pues viven de nosotras..." "Ya, si eso, vamos desobedeciendo y arriesgando las falsas seguridades del camelo global" "Empecemos por hacer programas sensatos, de todos los días, y por presentarnos todas juntas al ruedo electoral desde lo que estamos viviendo y no desde lo que nos cuentan que 'vamos a conseguir si triunfamos y cuando triunfemos', y a ver qué pasa" "Fíjate como cambia todo cuando espabilamos, nos sacudimos la inercia y no dejamos que las encuestas ni las propagandas hegemónicas y bocazas, nos dejen las neuronas a ralentí, la conciencia en el cortinglés y los sentimientos en la nevera."
Y es en ese instante revelador cuando los ciudadanos y ciudadanas de todos los wonderlands planetarios, se despiertan de golpe y dicen ¡basta!. No porque estuviesen fumados previamente, sino porque se les ha caído la venda de los ojos. Y han visto no sólo la boca del lobo, sino a la manada de lobos enterita en su madriguera bancaria y con un canguelo de aúpa, a punto de perder el poderío en las urnas y parlamentos que les habían permitido, hasta ahora, convertirse en el arquetipo de 'el lobo feroz ' electoral, engañando a Caperucita por los bosques de la manipulación para comérsela cruda sin perder bocao, al menor descuido, ya sea disfrazado de abuelita hablando alemán, de señor con apellido de calentador de agua o caldera de calefacción, con el mismo deje de la abuela germánica, como de dontancredo hablando en español con cualquier acento regional-federalista, como de presidente de color negro con las mismas pretensiones terminators de los gerifaltes blancos que le han amaestrado adecuadamente para que con el cambio de color todo siga lo mismo, entre TTIPs y dividendos, y así despiste al personal con expectativas más étnicamente normalizadas por los ancestros Kunta Kinte del susodicho negrata casablanquícola. Menuda jauría...
En efecto, estamos, por fin, y afortunadamente, ante lo desconocido. Ya era hora de que acabase ese sinvivir ansioso creyendo que se pueda vivir de verdad de espaldas a la realidad resultante de nuestra ficción engatusadora. Los grandes retos de la humanidad siempre llegan de la mano sorprendente de lo desconocido, de aprender a afrontar, juntas, los desafíos reales de la vida, no sólo los zurriagazos virtuales y arruinadores de Wall Street, del Banco Mundial, del FMI, la Reserva Federal y sus ratings amenazantes, que se nos quedan en nada, cuando la Vida y su fuerza llegan al umbral de nuestra casa, tan mona, tan confortable, tan asegurada a todo riesgo, y tocan el timbre con sus miles de ojos, y nos tienden las manos, como Shiva, anunciando el fin de su ciclo, del ciclo del caos, para que comience de nuevo la creación, en la que el Espíritu Humano y Divino que sobrevuela las aguas negras de la confusión, vaya iluminando los rincones renovados de nuestra humanidad en un reconfortante y maduramente inseguro proceso de regeneración, al que todas y todos estamos invitadas desde siempre. Como al Banquete de Sócrates, para dialogar y aprender con humildad unos de otras y viceversa. Y en ese aprendizaje dialógico, ir encontrando el lugar digno para todos, con el trabajo y el amor práctico de todos. Creando, finalmente, el bien común. No deben preocuparnos las elucubraciones mareantes que nos pueden retrasar en el camino, cuando la puerta de salida sólo es una: el cambio desde la máquina pensante a la humanidad sentiente. Del ego personalista y esclavo de su limitación a la inteligencia colectiva que nace de la individualidad despierta, consciente y libre.
No, no, esto no es un "susto"; a partir de ahora, nada será igual. La vida que sigue igual cuando la humanidad no puede más, ya no es vida, sino extinción voluntaria. Y, por fortuna, no es el caso.
Hasta un premio Nobel de Física como Ilya Prygogine ha formulado científicamente este momento como la rotura de la burbuja entrópica por medio de la bifurcación, según la cual, todo sistema en el Universo corre el riesgo de llegar a un punto de inercia tóxica y ensimismada que se autofagocita, incapaz de mantener el equilibrio de intercambio desapegado y natural que permite la vida. Y en esos momentos la parte más sana e inteligente del sistema, se sale de él tomando un camino distinto, imprescindible para que la vida continúe, pero iniciando, en plena resiliencia, un sistema nuevo. Eccolo qua. Eppur si muove!
Y enhorabuena a todos y todas las y los que se están dando cuenta de la transcendencia de esta hora especialísima, que lejos de ser una desgracia, es la apertura de nuevos canales para que fluya lo mejor de nosotras y avancemos sin recelos ni miedos ancestrales, por el camino de la evolución de la bestia-máquina, al ser humano en mucha más plenitud. (*)
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(*) No confundir este proceso con el proyecto CERN, por favor. En el que, al parecer, el loco y el diablo del Tarot se han empeñado desde hace muchos años en hacer por su cuenta y riesgo la 'bifurcación' de Prygogine en plan Chuck Norris, intentando transvasar la evolución consciente de la humanidad al negocio y supuesta ciencia de vanguardia, con todo el riesgo que conlleva tal chaladura que nos está costando millones y millones de euros, dólares, demás calderilla global, que se malgasta en fantasmadas mientras el Planeta soporta la peor y más peligrosa era de su historia habitable, y sin que les importe un rábano las posibles consecuencias que desconocen, pero que se juegan a la ruleta de las posibilidades con una irresponsabilidad más digna de Hollywood, que de científicos inteligentes y sabios. Una vez más, como en el uso diabólico de la energía nuclear, intentan perpetrar otra barbaridad, en una borrachera de poder y de miedo a perderlo. Confiemos en que el próximo 23 de Septiembre, fecha en que el CERN amenaza con montarse otro nuevo intento de bifurcación sui generis, el final de su thriller alucinatorio sea el de la película Contact y no el de Ángeles y demonios. Por el bien de todas y de todos.
Está claro que en este botarate mundo de ficciones, Hollywood siempre tiene la sartén por el mango, como el arquetipo endemoniado de La Locura, un quinto jinete del Apocalipsis, a caballo entre el desastre, un colocón drogata y el delirium tremens. Ains!
Hasta un premio Nobel de Física como Ilya Prygogine ha formulado científicamente este momento como la rotura de la burbuja entrópica por medio de la bifurcación, según la cual, todo sistema en el Universo corre el riesgo de llegar a un punto de inercia tóxica y ensimismada que se autofagocita, incapaz de mantener el equilibrio de intercambio desapegado y natural que permite la vida. Y en esos momentos la parte más sana e inteligente del sistema, se sale de él tomando un camino distinto, imprescindible para que la vida continúe, pero iniciando, en plena resiliencia, un sistema nuevo. Eccolo qua. Eppur si muove!
Y enhorabuena a todos y todas las y los que se están dando cuenta de la transcendencia de esta hora especialísima, que lejos de ser una desgracia, es la apertura de nuevos canales para que fluya lo mejor de nosotras y avancemos sin recelos ni miedos ancestrales, por el camino de la evolución de la bestia-máquina, al ser humano en mucha más plenitud. (*)
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(*) No confundir este proceso con el proyecto CERN, por favor. En el que, al parecer, el loco y el diablo del Tarot se han empeñado desde hace muchos años en hacer por su cuenta y riesgo la 'bifurcación' de Prygogine en plan Chuck Norris, intentando transvasar la evolución consciente de la humanidad al negocio y supuesta ciencia de vanguardia, con todo el riesgo que conlleva tal chaladura que nos está costando millones y millones de euros, dólares, demás calderilla global, que se malgasta en fantasmadas mientras el Planeta soporta la peor y más peligrosa era de su historia habitable, y sin que les importe un rábano las posibles consecuencias que desconocen, pero que se juegan a la ruleta de las posibilidades con una irresponsabilidad más digna de Hollywood, que de científicos inteligentes y sabios. Una vez más, como en el uso diabólico de la energía nuclear, intentan perpetrar otra barbaridad, en una borrachera de poder y de miedo a perderlo. Confiemos en que el próximo 23 de Septiembre, fecha en que el CERN amenaza con montarse otro nuevo intento de bifurcación sui generis, el final de su thriller alucinatorio sea el de la película Contact y no el de Ángeles y demonios. Por el bien de todas y de todos.
Está claro que en este botarate mundo de ficciones, Hollywood siempre tiene la sartén por el mango, como el arquetipo endemoniado de La Locura, un quinto jinete del Apocalipsis, a caballo entre el desastre, un colocón drogata y el delirium tremens. Ains!
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