Una familia siria, apostada a 500 metros de la frontera húngara. /
b. pérez
Cristianos en general y católicos vaticanistas en pparticular: que no se os olvide donde está hoy el Portal de Belén ni que la Navidad y la Pascua, no son cosa de fechas vacacionales al año en las que cebarse comiendo, bebiendo, viajando y derrochando a tutiplén para "celebrar" una tradición vacía de sentido, porque toca darle al consumismo, sin más, (con su-mismo ego, con su-mismo cinismo, con su-mismo mirar para otro lado...) sino una invitación a renacer cada día, a resucitar de la muerte interna hecha costumbre, en el amor y la justicia de su igualdad fraterna. En la ternura de una mirada nueva hacia el Otr@
Y que al resto de peña laica y aconfesional, tampoco se nos olvide, que nuestros hermanos de especie humana nos necesitan para sobrevivir, como nosotros a ellos para encontrar el alma en la inteligencia del corazón y recuperar lo más sano, digno y gratificante de nosotras mismas. El sentido de la existencia que se abre y se enriquece cuando se suelta el miedo y se recibe, a cambio, la libertad feliz del equilibrio, que siempre nos devuelve el espejo del Otr@.
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