miércoles, 23 de septiembre de 2015

La voz de Iñaki


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El debate Margallo - Junqueras

EL PAÍS  

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Pues es cierto. Reconozco que me reconforta un poco, a mí también, el hecho de que al menos haya un miembro de ese gobierno extraterrestre que actúe desde la madurez  propia del adulto y no desde los roles autómatas de padre-dictador o de niño-irresponsable, siempre bailando entre víctima y/o tirano. 
Aunque es una lástima que a Margallo no se le haya ocurrido antes proponer ese debate, siendo un hombre tan sensato y, según parece, tan liberado de prejuicios miopes, debido a su larga experiencia bien aprovechada en política y diplomacia, (y digo bien aprovechada porque estar muchos años desempeñando cargos de responsabilidad no significa que sirva necesariamente para aprender, más que para aplatanarse in situ, como ya estamos hartas de comprobar constantemente). Tal vez puede que sí, que a Margallo se le haya ocurrido antes de ahora hacer la propuesta del diálogo con el independentismo, pero que el "jefe de la ppartida" no lo viese conveniente, dada la alergia que le produce el mero hecho de pensar en la posibilidad de dialogar. Que le puede dar algo si se ve forzado a entrar al trapo de otros argumentarios razonables y distintos a su colección de mantras. Aún está fresca en la memoria la escena mediática de Zapatero intentando dialogar con Rajoy en tve y sus ojos fijos e inamovibles, espatarrados como dos botones opacos sin ojal en el que reposar, en aquel desparrame surrealista previo a las elecciones. Donde cada propuesta se convertía en un zurriagazo y cada conato de puesta en común de la realidad, en una sacada de uñas y colmillos ansiosos de hundirse en el adversario, que en realidad sólo debería ser un estímulo para sacar lo mejor de cada uno y no la fiera corrupia destroyer y rabiosa que algunos cerebros reptilianos aún conservan vivita y coleando, según demuestran algunos esppecímenes en cuanto el ppoder se lo ppermite. 
El diálogo, se supone, requiere que los participantes se consideren en igualdad y no unos por encima de los otros, lo que deriva, indefectiblemente, en pelea de gallos histéricos, porque hay que obstinarse en ganar y vencer por encima de todo, mucho más que en argumentar, entenderse, convencerse y convencer,  sin resolver el problema que afecta a ambos, pero llevándose la satisfacción de enfadar y aburrir -por ese orden- hasta a los micrófonos, a las cámaras y al presentador, para acabar como el rosary of the dawn
El modelo más perfecto de debate  made in pp es la tertulia del gato al agua, donde sólo se invita a un solo  raro entre muchos normales para comérselo crudo y ponerlo a caldo o en su defecto, la de la Sexta Noche. Con el comando bicorpóreo y monocéfalo maruhj-inda en acción. La versión Jak el destripador de la dialógica, que es el modo Rajoy. Sólo sabe que no contesta en su especialidad de hacer senderismo por los Cerros de Úbeda, hasta contemplar, desde su mirador self made como sale el sol por Antequera. O por Ceuta y Melilla, que también dan mucho juego concertinante. La concertina es el paradigma del diálogo rajoyano. Y no hay más, ea. Y al que no le guste que se vaya del pueblo, que el cacique de turno lo tiene clarísimo en sus neblitudes autistas habituales. Que la plebe de la gleba no necesita tantas explicaciones, que se malaconstumbra y luego pide peras al olmo o justicia e integridad moral al pp. Casi ná. Como si eso fuese lo más normal...

Con ese panorama, desde luego, Margallo es lo mejor que  que le puede pasar a Catalunya y a cualquiera que intente una aproximación comunicativa con ese fenómeno sin noúmeno que nos lleva  por la calle de la tortura convencido de que eso es gobernar comosioshmanda mireushted paseando por la dehesa a caballo y rejón en ristre, entre una ganadería cada vez menos brava y menos ganadería  de lo que parece, ya sobrepasada por la situación hasta límites inimaginables. 

Conseguir una mayoría absoluta -por abstención y no por devoción- para batir el récord del desastre y despanzurrar el estado de derecho y hasta la geopolítica del mismo Estado, es batir todos las marcas paraolímpicas de las alucinaciones. Pero eso el pp no lo puede ver, su religión no se lo permite.
Así que, bienvenida sea la iniciativa de Margallo, aunque a estas alturas de los juegos florales, de poco va a servir ese verso suelto, que ya se podía haber soltado antes de llegar a esta copla sin rima, a  este estrambote sin soneto qu e le dé sentido. Ainssss!

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