IGNACIO MÁRTIL
UN POCO DE CIENCIA, POR FAVOR.
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UN POCO DE CON.CIENCIA, POR FAVOR, SI NO ES MOLESTIA...
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UN POCO DE CON.CIENCIA, POR FAVOR, SI NO ES MOLESTIA...
Usted disculpe, profesor Mártil, la ignorancia de la plebe molestona y poco seducida, como yo, por la dulce melodía de esa flauta de Hamelin, que tan bien dominan ustedes, los sabios de la técnica.
Disculpe que le recuerde ese nefasto contratiempo de que la inteligencia de la base social vaya por otros derroteros muy distintos y distantes a los de vuesas mercedes, los científicos especulativos de élite, inmersos en un microcosmos desconocido para nosotros los normalitos y curritos/as de a pie.
Lleva usted toda la razón al refocilarse y alegrarse las pajarillas cuando nos cuenta las proezas despampanantes que rodean el panorama de su casta excelsa, aunque siempre dependiente de otras castas más potentes y pródigas en subvenciones interesadas; ya ve, que los plebeyos nos conformamos con mucho menos que ustedes, los científicos de altura, que necesitan la bajura de nuestros impuestos y groseras carencias, para escalar los cielos de la gloria descubridora de cacharros fantásticos, pastón con el que apoderarse de los pocos recursos que nos dejan disponibles los impuestos con que les subvencionan los mismos que nos esquilman y que aprovechan los fantásticos logros de ustedes para darnos la puntilla definitiva, con armamentos de vanguardia que ya matan sólo con ponerlos en marcha, con medicamentos que mientras curan un achaque parcial, envenenan el cuerpo global y lo dejan para el arrastre, con máquinas y motores a base de la combustión de hidrocarburos que nos están dejando la atmósfera en cuadro y el subsuelo como un queso gruyère bamboleante a base de tsunamis, gracias al fracking, tan científico y tan empírico él, drones para todo, hasta para matar, o artilugios maravillosos que nos tienen todo el día pendientes del móvil, cuyas empresas de telefonía, tan sabias y tecnológicas, nos vacían el presupuesto que debería emplearse en material escolar o en el alquiler de una casa y de una alimentación más sanas, de las pantallas, del lavacerebros mediático televidente y de las redes sociales desde las que somos controlados por empresas de toda laya y poderes de todo tipo...y a eso le llaman ustedes "civilización avanzada", sin especificar hacia adonde se avanza, que muy bien puede ser hacia su extinción. Sobre ese aspecto, se diría que esa ciencia de ustedes enmudece y se queda sin más respuesta que la de Hawking: la salida por pies del Planeta, el sálvese quién pueda y mientras pueda en estampida, de este infierno tan refinado en tecnología pero sin más objetivo que vegetar engolfado en su propio ingenio terminator.
Echen ustedes un vistazo a las minas africanas de coltán, ese material tecnológico, con el que se fabrica lo mejor del mercado: las cibermáquinas para ricos, en cuya extracción los niños y los adultos se contaminan y enferman por un dinero miserable que nunca valdrá lo que una vida humana, de cualquier raza o cultura.
Lo cierto es que el panorama se interpreta y se entiende según el punto de mira y de experiencia vital por donde nos movemos y existimos. Por los valores y la disposición evolutiva de los individuos, cuya señal más alta de identidad es la compasión. Y al parecer, en ese punto no suelen coincidir los paisajes de la ciencia "oficial" de élite mecánica y a piñón fijo, con los de la vida humana sostenible, si exceptuamos el mundo alternativo de la medicina, las energías renovables y la aplicación del aspecto más ético de la ciencia al decrecimiento sostenible del Planeta y al respeto por la vida. Que en todas partes cuecen habas y también hay científicos y científicas que son pioneras de la conciencia como recurso de regeneración humana para la supervivencia de la especie y de su medio natural. Muy lejos, desafortunadamente, de ustedes los"sabios" del número a su bola, especulativo y temerario. Los 'vivalavirgen' de la investigación de vanguardia a la deriva. Los que con tal de probar y rentabilizar sus travesuras de laboratorio en la piel de la humanidad, son capaces de vender su alma al mismo diablo, que al parecer, al lado de la irresponsabilidad soberana de este sistema tan aplaudido, corregido, aumentado y bendecido por ustedes, se queda en simple e inofensivo fraile hospitalario.
Qué quiere que le diga, profesor...lo más suave y calmado que se puede experimentar respecto a ustedes, es por pura educación y buenos modales, un respeto que en ustedes, y en la práctica, no es recíproco. Ustedes son abusadores sociales de profesión teledirigida por un sistema criminal, al que identifican con la panacea. No porque son científicos, sino porque mayoritariamente ustedes usan la ciencia como mercancía y vasallaje hacia sus mentores. Ustedes, con su falta de responsabilidad ética y ciudadana, con sus miras miopes en coherencia y humanidad, castrados en espíritu, son los alimentadores de la guerra científica: nuclear, química, económica, financiera y tecnológica. Porque el 'saber' que descubren lo utilizan fatal. Contra natura. Son los sofistas, devotos mercaderes del conocimiento mecánico del mundo. Con ese talante son tan peligrosos para los seres de su propia especie como las lluvias que no se saben canalizar e inundan y ahogan todo, en vez de regar los cultivos. O como el fuego, que controlado permite cocinar, calentarse y trabajar la materia, pero descontrolado y a su aire, achicharra y mata lo que roza.
Su ciencia bulímica, narcisista y absurda, no es nefasta porque sea ciencia, qué va, sino porque está en manos que carecen de verdadera inteligencia completa. En manos de autómatas sin reflejos de naturaleza humana. Ustedes ya no son científicos, sino frikies. Marginales de la corriente de la vida. Obsesionados con sus fijaciones teledirigidas. El sistema no sabe cuidar la inteligencia ni la evolución de ésta, sólo robotiza las mentes, las mecaniza por medio de una educación que sólo es una doma del intelecto humano, para ponerlo al servicio del poder reptiliano del cerebro límbico, el más primitivo, que cuando evoluciona se integra y se redime en el neocortex cerebral y así se ha robotizado la mente de ustedes, como la del más ignorante e inculto, y se han inutilizado para hacer algo más que servir al plan idiotizante de la destrucción por la destrucción, porque destruir da dinero al reconstruir lo destruido. Ni más ni menos. Y sin comprender que hay un patrimonio vital y ecológico que no tiene repuesto cuando desaparece, aunque ustedes traten de vender las excelencias de la robótica.
La ciencia del apaño ha conseguido el hito más insólito, un 'milagro' antropológico sin precedentes, es cierto: hacer uso del conocimiento superficial en modo hacha de sílex, punta de lanza o potingue de curandero tribal. Dejando la finalidad auténtica de la evolución en el apeadero de la ignorancia existencial como sherpa y asesora de lances cotidianos. Y ninguneando el desarrollo imprescindible del alma, el poder ético de la conciencia y la honesta lucidez creadora del espíritu, que nos permite el conocimiento del sí mismo, para poder reconocer al Otro en los Otros, que a partir de la misma esencia y energía comparte el ser que somos todos y todas; herramientas básicas sin las que todos los demás conocimientos carecen de enjundia y de valor y todo impulso existencial acaba generando problemas irresolubles, que se pretenden resolver acumulando dinero, prestigio, influencias, contactos y poder, al precio que sea. Ejemplos actuales del paradigma: el caso del "pequeño Nicolás", el engaño de la gripe "A" y la corrupción generalizada que ha llegado a estafar a millones de personas en el caso Volkswagen.
La ciencia del apaño ha conseguido el hito más insólito, un 'milagro' antropológico sin precedentes, es cierto: hacer uso del conocimiento superficial en modo hacha de sílex, punta de lanza o potingue de curandero tribal. Dejando la finalidad auténtica de la evolución en el apeadero de la ignorancia existencial como sherpa y asesora de lances cotidianos. Y ninguneando el desarrollo imprescindible del alma, el poder ético de la conciencia y la honesta lucidez creadora del espíritu, que nos permite el conocimiento del sí mismo, para poder reconocer al Otro en los Otros, que a partir de la misma esencia y energía comparte el ser que somos todos y todas; herramientas básicas sin las que todos los demás conocimientos carecen de enjundia y de valor y todo impulso existencial acaba generando problemas irresolubles, que se pretenden resolver acumulando dinero, prestigio, influencias, contactos y poder, al precio que sea. Ejemplos actuales del paradigma: el caso del "pequeño Nicolás", el engaño de la gripe "A" y la corrupción generalizada que ha llegado a estafar a millones de personas en el caso Volkswagen.
Si lo que digo aquí no fuese cierto, ustedes estarían ya, desde hace muchos años, y lo estarían consiguiendo, empeñados en erradicar el hambre, la enfermedad por carencias de recursos, la ruina y la miseria del mundo y en vez de empeñarse en mantener a los enfermos terminales y ancianísmos, intubados y sufriendo sin tregua, sin permitirles morir en paz y sin sufrimiento, y en cambio llevar esos recursos adonde son necesarios para mantener millones de vidas que empiezan y carecen hasta de agua para beber; es inexplicable y paradójico que la muerte digna deseada por el interesado se considere delito y pecado, mientras que permitir la muerte de millones de inocentes que no quieren morir por hambre y abandono a la intemperie, se considere lo más normal y no tenga sanción en las leyes maravillosas del sistema que adora y sirve esa ciencia dedicada a complacer a locos y estrafalarios millonetis que les pagan por mantener congelados sus despojos hasta que haya tecnología disponible para curar males que sin alma ni conciencia no se curarán jamás; si fuesen sabios y no marionetas comprables , se negarían a servir como aprendices de brujo a los poderes financieros y militares, especuladores y sin escrúpulos, que son los amos de este mundo. Estarían ustedes poniendo condiciones para que este Planeta deje de ser un campo de prisioneros engatusados por el consumismo que ustedes fomentan, haciendo que cada dos meses salgan artilugios nuevos que dejan obsoletos los anteriores antes de que el uso los desgaste y la gente los tenga que comprar por imposición del mercado, porque "son necesarios" para el trabajo...Mientras millones de vidas humanas se sacrifican en una carnicería horrenda y sin apenas poder salvarse, holocaustos que sin ustedes no sería posible perpetrar con tal altura de precisión y de conocimientos puestos a disposición de la barbarie que mejor les pague. ¿Quién podría olvidar Hiroshima y Nagasaki, Chernobil o Fukushima los terremotos del puñetero fracking en las costas de Castellón o la guerra química que dejó a Vietnam contaminado hasta hoy y el cambio climático en sí mismo, sólo por citar algunos resultados a bote pronto? ¿De verdad creen ustedes que marchándose a vivir a otro planeta o a otra galaxia las cosas serían distintas e irían mejor? Pues no, queridos, "sabios", de eso nada. Despierten de una vez por todas del colocón de soberbia y de saberes mal metabolizados. Ustedes se llevarían en la nave espacial la misma miseria que fabrican y exportan aquí. Y trasladarían por el cosmos el mismo infierno que han creado en el Planeta más hermoso y vivo de este sistema solar. Donde la "clase" dominante, que se enriquece a base de la "ciencia" y sus adelantos, deja en herencia fortunas inmensas a sus mascotas mientras es indiferente al dolor desasistido de sus congéneres.
Ustedes admiran los mensajes que dan los papas de turno al mundo, pero en la práctica pasan absolutamente del significado de ese tipo de mensaje. Y los papas lo saben. Tal vez porque ya la religión en el Planeta se ha vaciado de significado y es un protocolo más que obedecer para no romper el orden establecido por el instinto suicida del exterminio.
Ustedes admiran los mensajes que dan los papas de turno al mundo, pero en la práctica pasan absolutamente del significado de ese tipo de mensaje. Y los papas lo saben. Tal vez porque ya la religión en el Planeta se ha vaciado de significado y es un protocolo más que obedecer para no romper el orden establecido por el instinto suicida del exterminio.
Si no tuviesen ustedes un curriculum tan terrorífico, serían de chiste, como aquel profesor chiflado de Jerry Lewis y sus inventos estrambóticos.
Y creo, profesor, que no es usted el Mártil, que los 'mártiles' son los seres humanos con los que ustedes juegan al parchís, como si fuesen fichas y la especulación los dados, la ciencia de ustedes el cubilete y el poder cínico y cruel de los poderosos, la mano que juega sobre el tablero de la injusticia globalizada.
Una ciencia sin conciencia es la madre de todas las desgracias de cualquier civilización. Por algo en la antigüedad los contenidos de la ciencia, como la medicina, las matemáticas, la geometría, la química que se llamaba alquimia, la astronomía, la filosofía, la música, la arquitectura y el arte, se consideraban "misterios sagrados" y se transmitían solo cuando el maestro estaba seguro de la capacidad gestora del discípulo; y no es que fuese como para tirar cohetes, pero al menos el nivel de responsabilidad era aceptable por la exigencia no sólo en cuestiones de capacidad mental, sino también de la madurez del carácter, de la humildad, de la sencillez, de la prudencia y de la visión filosófica y trascendente de la propia ciencia. Por eso había escuelas "iniciáticas", que no sectas, sino semilleros de sabiduría.
Ahora basta con matricularse en una carrera y sacarla como sea, a rastras y sin ganas, sin vocación ni interés, sólo puedes estudiar hasta donde la nota del selectivo lo permite, sin vocación y a lo que caiga, como en una tómbola, hasta copiando o por enchufe si es en la privada, que todo vale si el título se consigue a base de masteres que cuestan un pastón, pero que aunque den aprobados en ristra no garantizan en absoluto ni la valía, ni la inteligencia, ni la honestidad necesaria y deontológica para entrar en el mundo sagrado, sí sagrado, de la verdadera ciencia y del conocimiento, donde la ética es la linterna y el referente que ilumina la oscuridad de la materia primordial y sus laberintos. Donde, como Moisés en el Sinaí, ante lo sorprendente y lo sublime, hay que quitarse las sandalias de lo conocido con la humildad del que nada sabe y se sorprende cada día con cada descubrimiento y no por el precio que le ofrece el mejor postor por amañar inventos para el mercado.
Así funcionaron Heráclito, Empédocles, Anaxímenes, Pitágoras, Aristóteles, Paracelso, Galilei, Giordano Bruno, Servet, Newton, Darwin, Teilhard de Chardin, Einstein, Tesla...
Y así andamos por estos pagos, de mal en mucho peor. La ciencia está en manos de menestrales, de mercaderes del batiburrillo, de los cambistas y pícaros del tocomocho pseudo científico. En oferta dos por uno en Carrefour en el mejor de los casos o por el suelo, como el top manta, en el peor de los rastros.
Al leer sus razones y argumentario, y después de leer a Hawking ayer, dan ganas de llorar. En serio, profesor.
Y creo, profesor, que no es usted el Mártil, que los 'mártiles' son los seres humanos con los que ustedes juegan al parchís, como si fuesen fichas y la especulación los dados, la ciencia de ustedes el cubilete y el poder cínico y cruel de los poderosos, la mano que juega sobre el tablero de la injusticia globalizada.
Una ciencia sin conciencia es la madre de todas las desgracias de cualquier civilización. Por algo en la antigüedad los contenidos de la ciencia, como la medicina, las matemáticas, la geometría, la química que se llamaba alquimia, la astronomía, la filosofía, la música, la arquitectura y el arte, se consideraban "misterios sagrados" y se transmitían solo cuando el maestro estaba seguro de la capacidad gestora del discípulo; y no es que fuese como para tirar cohetes, pero al menos el nivel de responsabilidad era aceptable por la exigencia no sólo en cuestiones de capacidad mental, sino también de la madurez del carácter, de la humildad, de la sencillez, de la prudencia y de la visión filosófica y trascendente de la propia ciencia. Por eso había escuelas "iniciáticas", que no sectas, sino semilleros de sabiduría.
Ahora basta con matricularse en una carrera y sacarla como sea, a rastras y sin ganas, sin vocación ni interés, sólo puedes estudiar hasta donde la nota del selectivo lo permite, sin vocación y a lo que caiga, como en una tómbola, hasta copiando o por enchufe si es en la privada, que todo vale si el título se consigue a base de masteres que cuestan un pastón, pero que aunque den aprobados en ristra no garantizan en absoluto ni la valía, ni la inteligencia, ni la honestidad necesaria y deontológica para entrar en el mundo sagrado, sí sagrado, de la verdadera ciencia y del conocimiento, donde la ética es la linterna y el referente que ilumina la oscuridad de la materia primordial y sus laberintos. Donde, como Moisés en el Sinaí, ante lo sorprendente y lo sublime, hay que quitarse las sandalias de lo conocido con la humildad del que nada sabe y se sorprende cada día con cada descubrimiento y no por el precio que le ofrece el mejor postor por amañar inventos para el mercado.
Así funcionaron Heráclito, Empédocles, Anaxímenes, Pitágoras, Aristóteles, Paracelso, Galilei, Giordano Bruno, Servet, Newton, Darwin, Teilhard de Chardin, Einstein, Tesla...
Y así andamos por estos pagos, de mal en mucho peor. La ciencia está en manos de menestrales, de mercaderes del batiburrillo, de los cambistas y pícaros del tocomocho pseudo científico. En oferta dos por uno en Carrefour en el mejor de los casos o por el suelo, como el top manta, en el peor de los rastros.
Al leer sus razones y argumentario, y después de leer a Hawking ayer, dan ganas de llorar. En serio, profesor.
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