Calderilla
Las prioridades del sistema clasifican la vida de las personas
desde la gran fortuna a la calderilla. Por eso es esencial fijarse en la
moral de cuatro perras de quien ejerce, propicia y ampara que rija tal
escala de valores
La calderilla ética es el patrón por el que se mueven las élites y se dejan mover muchas de sus víctimas. En la práctica, intentan convertir en morralla los grandes valores como la libertad, la justicia, la dignidad o la decencia
La calderilla ética es el patrón por el que se mueven las élites y se dejan mover muchas de sus víctimas. En la práctica, intentan convertir en morralla los grandes valores como la libertad, la justicia, la dignidad o la decencia
La noticia ha pasado casi por completo
desapercibida. Al menos 126 personas murieron este fin de semana al
naufragar su embarcación en medio del mar Mediterráneo. Cuatro únicos
supervivientes rescatados y llevados al puerto de Palermo, Italia,
contaron que piratas libios les atacaron para robarles el motor, después les dejaron a la deriva. La mayoría eran emigrantes sudaneses y su vida, la suma de 126 vidas, valía menos que un motor.
En Londres, en el barrio de Kensington, 79 personas han muerto
atrapadas en el incendio de la torre Grenfell. Ardió el material
empleado para el revestimiento, polietileno, prohibido en el Reino Unido
y en toda Europa. Costaba 2 euros menos el metro cuadrado que uno
antiinflamable. Se ahorraron 6.000 euros. Luego hemos sabido que la
pobreza y la injusticia los condenó de antemano. Que hay un Kensington
rico de grandes mansiones al norte y uno pobre en donde se habilitan
como viviendas hasta las casetas de perro. Hemos sabido que la tijera
implacable de la conservadora Theresa May y todas las tijeras del
vigente orden económico fueron decisivas en el recorte de medios. Los
presupuestos mermados ahorran hasta en extintores. La vida de los
hacinados en edificios como Grenfell, las favelas de Londres, vale menos.
No comparen con Portugal. Con décadas de desidia
precedentes. Con un cúmulo de factores que remiten a una raíz
insospechada para los no informados: el eucalipto. Lean a Marta Peirano,
la historia de un Portugal que, en su debilidad, se ve obligado a
convertirse en vivero para uso foráneo ya desde el siglo XVIII. El
cultivo inconveniente, depredador, que une a sus males el arder con suma
facilidad. El que se extiende en otros muchos países, España, Galicia, y
en Fort McMurray (Alberta, Canadá) produjo el año pasado un incendio
devastador. "Destruyó 2.400 edificios, se evacuaron 100.000 personas y
arrasó una cantidad de terreno equivalente a Hong Kong", escribe
Peirano. Calderilla en la balanza del lucro desmedido.
Como los 66 millones de "plusvalías ilícitas" que
el Fiscal aprecia en el pelotazo –de suma y sigue– del Canal de Isabel
II del PP en la Comunidad de Madrid y tantos otros saqueos de lo
público. Hablan de millones como el resto de los ciudadanos hablamos de
los céntimos de acero y cobre que se incrustan en el fondo del monedero.
Para empezar a referirse a una cantidad significativa hay que pensar en
los 60.600 millones de euros que el Banco de España da por perdidos del
rescate al sistema bancario con nuestros impuestos. Y ni eso se destaca
en los medios con cierta relevancia.
Más aún. Los
hechos demuestran que la salud de las personas vale menos que el
"ahorro" en medios y materiales. En limpieza lisa y lasa para que no
haya que cerrar quirófanos, infectados de cucarachas,
como ha sucedido en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Hasta los
abanicos son una solución preferible a gastar dinero en aire
acondicionado en los colegios, como predica el consejero de Sanidad de
Cifuentes.
Lo sabemos, las prioridades del sistema
clasifican la vida de las personas desde la gran fortuna a la
calderilla. Por eso es esencial fijarse en la moral de cuatro perras de
quien ejerce, propicia y ampara que rija tal escala de valores. Cuatro
ministros de Aznar declarando en la Audiencia Nacional, nadie sabe nada.
El único culpable parece ser el demeciado tesorero Lapuerta. La
declaración más extensa a de Javier Arenas-. Como sus colegas, dice que
no cobró de la caja B del PP, que no le cabe en la cabeza que el PP sea
corrupto siquiera. Arenas vivió en el Palace a todo lujo, pero es lo normal, minucias que pueden permitirse los elegidos.
"No es admisible que se trate a Cristiano Ronaldo como un delincuente",
avisa su jefe Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y de lo que
guste ser. " Si no hay ocultación, no hay mala fe", insiste en la "doctrina infanta" impuesta en España. Hasta el ministro Montoro cree que es " un error tremendo criminalizar"
al futbolista. Tremendo, además. Al angelito, Ronaldo, le reclama
Hacienda casi 15 millones de euros que ha defraudado al fisco. Pero él
vive en otra dimensión. Y no es el único. A otro pilar de la factoría,
Mourinho, le acusa la Fiscalía de haber defraudado 3,3 millones de
euros. Ellos lo valen.
La calderilla ética es el
patrón por el que se mueven las élites y se dejan mover muchas de sus
víctimas. En la práctica, intentan convertir en morralla los grandes
valores como la libertad, la justicia, la dignidad o la decencia. Amparo
de corruptos. Descuideros para arramplar con todo, sean cuales sean los
daños ocasionados. Con amplias y resistentes tragaderas. Especialistas
en poner el foco donde no está, donde nubla la realidad. Puigdemont,
Puigdemont, qué bien les estás viniendo.
Se caen los
ojos al suelo, a cuadros, ante reacciones ofendidas de quien a diario se
deja grandes jirones de credibilidad a su paso. Ante quien practica por
norma lo contrario a lo que predica. Nos hemos acostumbrado a destacar
los píopíos del coro que tapan lo esencial. ¿Saben
ustedes que el portavoz de un partido de derecha aguda y autoritaria
dice que el PSOE les ha dejado el centro para ellos solos? ¿Y que a
otro, tan de extremo centro como al anterior, le eriza La Internacional?
El jefe del Gobierno español es un individuo que se encontraba en París
cuando se homenajeó a Francesc Boix, el fotógrafo del campo de
exterminio de Mauthausen que permitió acreditar crímenes del nazismo. Historia de héroe que molesta a los Rajoy de todos los tiempos.
París le agradeció su labor; España no, cuando debería ser la primera
en hacerlo. Rajoy ni se acercó al acto, ni mandó a nadie del Gobierno.
Pocas actitudes como esta para evidenciar el presidente que tenemos en
España. Calderilla.
Un motor de una barcaza que
condena a muerte a 126 personas. Unos metros de revestimiento que
ejecutan a 79 en un incendio y dejan numerosos heridos. La codicia
impernitente que se aprovecha y somete al débil. La ley del embudo en
los impuestos. El robo, la impunidad, clases privilegiadas nutridas en
todos los fangos que se permiten despreciar y pisar a quien consideran
inferiores o sumisos. La calderilla, la morralla, al poder. Por la
dificultad incomprensible de millones de personas incapaces de mirar
alto.
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Confieso que desde hace tres años no puedo ir a la playa y eso que la tengo al lado. El mar muere también con tanto horror. Igual que la tierra y el aire. No puedo bañarme en la muerte de nuestros hermanos. En el abandono de los niños. En el dolor de los sin tierra que esta Europa ningunea, olvida y maltrata hasta matarlos de desamparo. Prefiero bañarme el corazón, la mente y la acción en el centro de acogida del barrio. No te refresca el agua marina, es verdad, pero estar al lado de los que han sobrevivido a las masacres y a la crueldad del olvido resulta mucho más útil y refrescante desde la perspectiva de lo humano. València ciutat refugi funciona a pesar del pp, e insumisa, se ha liberado de la calderilla, querida RosaMª Artal. Paralelamente al genocidio la vida resurge en los lugares que viven otra realidad en la que nuestra casa es el refugio fraterno de tanta familia despojada de todo menos de su dignidad, su inteligencia y su bondad, porque estas refugiadas son algo inmenso, de quienes Europa debe aprender mucho más de lo que cree saber. Ojalá podamos salvar a todas ya todos las refugiadas. Mientras tanto, siguen llegando desde todos los puntos cardinales de la injusticia y el asesinato "legal", "concertado y pactado".
Si es que aún queda futuro en el Planeta, será de ellas y ellos. Aun están limpios y sanos, a pesar de lo que han sufrido. Y tienen tanta fuerza de reconstrucción que algún día hasta conseguirán que vuelva a bañarme en el Mediterráneo. Son la esperanza de un mundo tan desesperado, loco y ciego que ni se da cuenta de lo mal que está. Menos mal que están ellos ahí para curarlo.
Mil gracias, Rosa Mª. Y feliz verano.
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