Gaza es desde hace 10 años sinónimo de prisión.
Una cárcel para los 1,9 millones de personas palestinas -1,3 de los
cuáles son refugiadas- que sin haber cometido ningún delito viven
sometidos a una ocupación que coarta su libertad y limita sus derechos
fundamentales.
Israel
inició en 2007 un bloqueo absoluto sobre Gaza por tierra, mar y aire y
entre el 2008 y el 2014 ha lanzado sobre la Franja tres ofensivas
militares.
Durante la última de las ofensivas, más de 140.000 viviendas de
refugiados de Palestina fueron derribadas o dañadas, la mayoría de las
cuales siguen hoy destruidas.
Vidas destruidas por fuera y por dentro:
el número de suicidios ha aumentado alarmantemente y la población
infantil de Gaza, que representa a más del 50% de la población total,
necesitan ayuda psicológica urgente.
Sin futuro, ¿qué puede esperar del presente la población palestina en Gaza?
El ejército israelí niega el acceso de los campesinos a la mitad de las
tierras cultivables y priva a los pescadores del 85% de sus recursos.
El 95% del agua en Gaza está contaminada y la falta de suministro de
energía, hace que la población palestina tenga solo 2 horas de
electricidad cada día.
Hospitales
abocados a dejar de funcionar sin electricidad y enfermos forzados a
esperar: Israel cada vez rechaza más peticiones de traslado de pacientes
a hospitales fuera de Gaza. Niños y adultos enfermos a los que se niega
su derecho a tratamiento.
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