martes, 6 de junio de 2017

Lo de los estibadores es inaceptable


(eldiario.es)



El Puerto de Bilbao opera 15 buques sin incidencias ante la huelga de estibadores
EFE
Si queda por ahí algún despistado que todavía apoye la huelga de los odiosos estibadores, ahora mismo le quito las tonterías. A ver, izquierdistas ingenuos, nostálgicos del obrerismo, sindicalistas de salón, tomad nota de unos cuantos datos in-con-tes-ta-bles, y veréis cómo os acaba pareciendo inaceptable que unos pocos trabajadores pongan en jaque un país entero al cerrar los puertos.
Los datos hablan solos, con los puertos no se puede jugar: el 60% de las exportaciones y el 86% de importaciones pasan por ellos. Cada año, mercancías por valor de 200.000 millones, el 20% del PIB español. Repito: el 20% del PIB español. 15 millones de contenedores en 2016, 500 millones de toneladas. Un solo día de paralización cuesta una media de 50 millones de euros. Sectores clave dependen del puerto: industrias de todo tipo, comercio, alimentación, materias primas, componentes, químicas, siderurgia, cementeras, fabricantes de coches...
Datos incontestables, ¿eh? Yo mismo estoy impresionado. Yo intuía que los puertos eran estratégicos, pero vaya, no tanto. ¡El 20% del PIB circulando por ellos! ¡El 86% de importaciones! De hecho, estoy pensando que… Nada, una tontería, olvídenlo. A lo que íbamos: es inaceptable que 6.000 trabajadores defiendan sus derechos (perdón, sus privilegios) a costa de dañar a tantos sectores.
¡Mercancías por valor de 200.000 millones! ¡500 millones de toneladas! ¡Fabricantes de coches que no reciben un tornillo que no pase por el puerto! Vaya, vaya. Se me ocurre que si los puertos son tan, tan, tan importantes como estos días repiten Gobierno, empresarios y medios, pues igual eso de liberalizarlos, no sé… Nada, no me hagan caso, que se me va la cabeza. Yo venía a convencerles de que la huelga es un disparate, porque afecta a un elemento estratégico para el país y que...
Digo estratégico, y me quedo corto. Se me olvidaba que España es entrada y salida de Europa. Más que estratégico. Mira tú que si al final todo el conflicto no tiene que ver con los "privilegios" de unos pocos trabajadores, sino con el pastel enorme que se despacha en los puertos, y al que aspiran inversores internacionales. No sé, igual "liberalizar" la estiba es un paso imprescindible para acabar de "liberalizar" los puertos: dejarlos baratitos y limpios de la molesta interferencia de esos sindicatos, porque en el horizonte se anuncian operaciones multimillonarias que no quieren estorbos.
Qué tonterías se me ocurren, verdad. Yo venía a criticar la huelga, y ya ven: a base de escuchar tantas veces eso de que los puertos son fundamentales, acabaré pensando que igual los tiros iban por otro lado, y que los estibadores más que unos privilegiados son un obstáculo, una piedra en el camino del negocio que se espera generen esos puertos "estratégicos". A ver si lo inaceptable no es la huelga, sino que los trabajadores tengan control sobre la manera en que se organiza su actividad, dónde se ha visto algo así. Y que encima, bajo ese control (perdón, "monopolio"), los puertos crecen y baten récords cada año. 

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Está tan claro el enjuague de dimensiones paradisíaco-globalizadas que se llevan con los puertos, como la demagogia insultante de intentar convertir los derechos humanos en privilegios de una ciudadanía que se ha creído la democracia y la justicia, ya insostenibles para la insaciable rapiña de los depredadores cleptócratas. Tan claro como las intenciones más negras que el betún de los golpistas financieros que nos desgobiernan a golpe de leyes ilegítimas e indecentes. 
Sí. Ya llueve sobre mojado, lleva lloviendo desde hace la tira de años, unas veces con riadas y tormentones, como ahora o como en lo que se dio en llamar 'la reconversión industrial', otras sin tanto estruendo, en plan lluvia silenciosa y txirimiris intermitentes en forma de pactos bajo cuerda que nos birlaron la soberanía en medio del sueño de una noche de verano, al que llamaron eufemísticamente estado de bienestar, cuando solo era la zanahoria para la caza de masas incautas que se creían a salvo del espanto sólo porque habían conquistado sus derechos a base de valor, resistencia y dignidad en común. 
Todo el capitalismo, aunque se disfrace de decencia para engañar mejor, es una trama, una red de chicle amoral, inhumano y sociópata, que además de envolver pega y encementa, ata y encadena, destruye el alma social corrompiendo todo lo que toca, hasta a la izquierda sin no está bien despierta. Y además, como las drogas más duras, produce adicción y destruye irreparablemente las neuronas de la conciencia. 

Los estibadores tienen toda la razón; quizás sólo se equivocaron al dormirse en los laureles durante tantos años de abusos contra sus conciudadanos y en no participar antes  en las reivindicaciones con el resto de precarios y castigados, ellos no tenían problemas laborales y se sentían seguros en lo suyo. No se veían sus chalecos ni sus pancartas en ninguna manifestación, lo mismo que pasó con los trabajadores de Canal Nou, que convivieron con la mierda ppeppera sin decir ni pío hasta que  esa misma mierda los dejó en la calle. 
En cualquier país democrático y civilizado hay solidaridad humana y conciencia política que supera los partidos, más allá de los gremios y las ideologías y religiones, y cuando un sector social sufre injusticias, la mayoría de la población les acompaña en las reivindicaciones porque se sienten una unidad humana y fraterna, igualitaria y libre, un organismo de conciencia colectiva al que afecta por igual el daño que sufre cualquier elemento de su sistema vital. No es el caso de España. Ni el de los estibadores. Ni el de los taxistas. Ni el de los que viven bien y aun no están afectados por el tsunami creciente.
Cuando los esbirros del saqueo global vinieron a desbaratar la educación, la sanidad, la ley de dependencia, las pensiones, el derecho al trabajo y a la vivienda, ni los periodistas de Canal Nou ni los estibadores de los puertos apoyaron con huelgas las causas justas que no consideraban suyas. Estaban bien y la cosa no iba con ellos. Lo triste es que ahora ya no queda en pie ni siquiera una Parlamento ético ni justicia independiente que les pueda defender de las garras del Tiranosaurus Rex

Es posible que en el fondo, fondo, esta situación sea la gran lección que nunca quisimos aprender, a la que el ego español, por sistema a la suya por encima de todo, nunca le ha puesto freno. Primero yo y lo mío. Luego lo demás, si está de acuerdo conmigo y con lo mío, por supuesto. Pues eso; es lo que tiene no ocuparse nada más que de lo de uno (America ferst!, dice Trump en el mismo plan). El caso es que cuando se acaba lo demás, irremisiblemente lo de uno también se acaba. Y entonces ya no queda nadie que defienda lo de uno, más que nada porque, para más inri, ya no hay ni adonde recurrir. Todo está en las garras de la bestia terminator.

«Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron por los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron por mí,
no había nadie más que pudiera protestar.»

(Martin Niemöller)                

La función social y política del 15M era y es precisamente facilitar ese despertar. No fue  ni es solo cosa de afectados directos, sino el levantamiento general y la insurrección cultural y cognitiva de la inteligencia colectiva donde ya una gran mayoría se sentía y se siente afectada por unanimidad y transfusión de experiencia y sentimiento, algo que te hace vivir con el otro su dolor y sus logros como tuyos y viceversa. Por eso no fue ni es violenta sino cercana y familiar a todos. Materna y fraterna y no patriarcal ni jerárquica. Accesible y abierta a todos, también a lo hostil que aun no la comprende. Sin arribas ni abajos ni derechas e izquierdas como distintivo, sino como líquido amniótico en el que se gesta la vida. Donde toda la diversidad se convoca a sí misma en una unidad vital de convivencia completamente nueva y desconocida hasta ahora. Todo eso no lo ha entendido Podemos y es una pena que se haya empeñado en "domar" ese capital nuevo para resucitar y seguir manteniendo lo que ya no se sostiene por ley evolutiva.
El budismo y el cristianismo a esa manifestación de humanidad la llaman compasión y la psicología la define como  empatía. En esencia es amor. Inteligencia compartida que siente, comprende y actúa al mismo tiempo y va creando los espacios, tiempos y herramientas que se van necesitando en el camino, desde la horizontalidad de la experiencia y desde la verticalidad del sentido que une y acorta distancia entre materia y energía y hace posible la lucidez, la intuición y la inspiración.Y es tan fácil de asumir que la puede comprender y asimilar cualquier persona, porque como sucede con las obras geniales del arte su lenguaje se adapta naturalmente a todos las sensibilidades y son un bien universal al alcance de todas las entendederas. Las historias del Quijote, el teatro de Shakespeare o de Calderón, Lope de Vega, de Molière, la lucidez de Erasmo de Rotterdam, la ejemplaridad de Sócrates o de Jesús, el Himno a la Alegría de Beethoven, la música de Vivaldi, de Mozart o de Verdi, del grupo Abba, de los Beatles o de Silvio Rodríquez, llegan con la misma fuerza, belleza, inteligencia y emoción a cualquier alma por más seca y hecha polvo que esté. Al 15M le pasa igual. Es una autoridad ética que no se impone, se ama, maestra en valores intemporales adaptados a nuestro presente que ha marcado y marca un antes y un después.

Ayudemos a los estibadores en lo que podamos, pero si queremos ayudarles de verdad, abrámosles los ojos al mismo tiempo para que entre todos consigamos que desaparezca ese ppeppero neocon insaciable innato y miserable que todos llevamos dentro por (in)cultura y deseducación histórica; pero sin mal rollo, hay que hacerlo como quien da comida a los desnutridos casi terminales, que de tanta hambre ya ni la sienten. Estas deficiencias  crónicas solo las cura la empatía del amor con su generosidad y su inteligencia emocional. Si no la tenemos, hay que inventarla. Ya mismo. De nada sirve pelear en plan Numancia o Cartago, si todas las demás ciudades no se sienten y actúan como Numancia y Cartago aunque de momento les parezca que están muy lejos y que no es su caso inmediato. A los imperios solo les puede derrotar la conciencia de millones de seres humanos despiertos y demostrando en la practica y sin miedo a los imperios y  a sí mismos que sin ellos se vive mucho mejor y más felices. Ejemplos: Lutero, Gandhi, Mandela, José Mujica, el actual gobierno portugués y el municipio de Marinaleda...
Conditio sine qua non para lograrlo: hay que cambiar el ego por el  Nosotros.






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