viernes, 9 de junio de 2017

Ocho razones por las que Jeremy Corbyn ha conseguido arrebatar votos a Theresa May

El programa electoral del Partido Laborista que cambió las reglas del juego y el voto incondicional de los jóvenes han sido algunos de los motivos
En esta campaña han confluido una serie de factores que han propiciado que esta haya sido la peor campaña del Partido Conservador en décadas
(eldiario.es)
Los laboristas lideran el recuento por 16 escaños, con 76 regiones escrutadas
Imagen de archivo del líder de los laboristas, Jeremy Corbyn. EFE
Te encantará. Un sistema político sin ganadores. Prácticamente todos los candidatos, desde algún punto de vista, son unos perdedores. Esta mañana, nadie sabe quién será el próximo primer ministro del Reino Unido. Todo el mundo especula en torno a que se convoquen otras elecciones en octubre. Incluso nos planteamos si el Sinn Féin dará por terminada su política abstencionista [en el parlamento de Westminster]. Todos los progresistas sienten una alegría desenfrenada y triunfante.
¿Qué factores han contribuido a que Theresa May haya errado en sus cálculos y haya perdido una cantidad tremenda de votos? A continuación destaco los principales. No los menciono en orden de importancia ya que considero que todos son relevantes.

1. El programa electoral de Jeremy Corbyn

Un elemento estratégico y mágico del programa electoral del Partido Laborista es la eliminación de las tasas académicas. Se trata de una apuesta brillante, sencilla y que capta el interés de un número ingente y homogéneo de votantes. Al mismo tiempo, reitera el convencimiento que tiene el candidato laborista de la importancia de que la educación superior sea considerada un bien público.

2. La campaña de Jeremy Corbyn

En noviembre leí un escrito, relativo a la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos, que indicaba que los fanáticos persuasivos [stan en inglés] ya son más importantes que los simpatizantes. Lo cierto es que tuve que buscar en Google el significado de la palabra "stan": es un entusiasta desenfrenado, convencido hasta la médula, una persona que se empeña en convencer a los demás aunque los mate de aburrimiento con sus argumentos.
Corbyn tiene este tipo de seguidor; ningún otro político del Reino Unido lo tiene. Si les digo la verdad, lo leí y no me lo creí pero cuando nuestro corresponsal en Gales, Steven Morris, ha afirmado esta mañana que "la multitud concentrada en Colwin Bay era tal que nadie se podía creer que todas esas personas vivieran en Colwyn Bay", pensé: los fanáticos persuasivos.

3. El voto joven

No estamos hablando solo de tasas universitarias; también estamos hablando del Brexit. Asimismo, estamos hablando de las pensiones sin quedar contagiados por el discurso tóxico imperante y de la crisis de la vivienda y de muchas otras cuestiones en las que no se han tenido en cuenta los intereses de los jóvenes porque el sistema ha optado por beneficiar a los mayores.

4. Los jóvenes se registraron en masa para votar

Un millón de jóvenes entre 18 y 34 años se registraron para votar en estas elecciones. Es equiparable a un movimiento sísmico. Se ha conseguido movilizar a grupos muy diversos: la Unión Nacional de Estudiantes, los emprendedores del sector tecnológico, que han diseñado aplicaciones y páginas web increíbles, famosos que por prudencia no han dado su apoyo a un partido concreto pero que sí han señalado la importancia de votar en estas elecciones.

5. La importancia de la participación

Todos los partidos progresistas ponen muchas esperanzas en las personas que normalmente se abstienen. En el momento de escribir esta columna, la participación en estas elecciones se parece más a la que se ha dado en los referéndums que a la de las elecciones generales de 2015.

6. El partido verde

Se ha visto sacudido por los resultados y muchos de sus votantes han apoyado al Partido Laborista. En el noreste del país han perdido una gran cantidad de votos. Esto se debe al hecho de que tomaron la decisión moral de no hacer campaña en algunas circunscripciones y hacer campaña conjunta en otras y llegar a acuerdos de no agresión para evitar a toda costa un avance del Partido Conservador. Lo normal es que haya perdido muchos votos en los campus universitarios, donde se concentra un gran número de jóvenes con educación superior. En Newcastle-upon- Tyne East ha bajado siete puntos.
Lo mínimo que podría hacer el Partido Laborista, y de hecho lo mínimo que podríamos hacer todos, es reconocer que este resultado se debe a una decisión consciente de actuar de una determinada manera y no tiene nada que ver con una súbita pérdida de interés por el medioambiente.

7. Esa coalición del caos (o la alianza progresista si prefieren llamarla así)

Aunque los Verdes fueron el único partido que reconoció su estrategia públicamente, lo cierto es que los demás partidos progresistas, el Partido Liberal Demócrata, el Partido Laborista, El Partido para la Igualdad de las Mujeres y el Partido liderado por Alex Ashman que defiende el sistema nacional de salud pública trabajaron codo a codo para multiplicar el voto progresista.

8. Finalmente Internet ha tenido alguna utilidad

Los conservadores publicaron sus habituales banners en Facebook. Sin embargo, en esta ocasión los progresistas también han hecho campaña en Internet. Crowdpac recaudó fondos para los candidatos y para las campañas. Los progresistas del Reino Unido y los que habían hecho campaña a favor de Bernie Sanders en Estados Unidos crearon redes conjuntas para propiciar un nuevo activismo en las redes: el voto táctico se movilizó en la red y se hizo un tipo de campaña mucho más estratégica.
En los próximos días los psefólogos y los comentaristas analizarán los aspectos técnicos y estratégicos de estas elecciones. ¿Qué partido se quedó con votos del Partido Nacional Escocés? ¿Por qué los liberales no han ganado terreno? ¿Cuándo los conservadores le darán la espalda a May? ¿Qué alianzas se formarán y a cambio de qué? Sin embargo, no hay que olvidar que fueron las masas las que decidieron; un gran número de personas cuyo voto ha sorprendido hasta a los corredores de apuestas.
Y una última reflexión: esta es la peor campaña del Partido Conservador que se recuerda. Incluso si se acuerdan de Michael Howard.

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