jueves, 1 de junio de 2017

El establishment político-mediático europeo no entiende qué pasa en Europa: el caso de Francia

01 Jun 2017 (Público)


Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y director del JHU-UPF Public Policy Center



Una de las pruebas más claras de que el establishment político-mediático europeo (incluyendo el español) no entiende lo que está pasando en Europa es su reacción frente al resultado de las elecciones francesas. Dicho establishment emitió un voto entusiasta de apoyo al candidato vencedor, el Sr. Macron, creyendo que era la solución a la enorme crisis política y económica en la cual se encuentra Francia. Léanse los editoriales de los principales medios escritos en España y lo verán. Los del rotativo El País son los más representativos.
¿Qué ha estado pasando en Francia?
Los datos más llamativos de los últimos acontecimientos han sido el enorme crecimiento de la abstención (primordialmente entre la clase obrera y entre los jóvenes) añadido más recientemente a un gran aumento del apoyo electoral al partido de Le Pen, que ha conseguido un incremento muy notable respecto a las últimas elecciones, alcanzando nada menos que más de un tercio del electorado, siendo su mayor crecimiento entre la clase obrera. El protagonismo de dicha clase en los movimientos de rechazo al establishment político-mediático francés se debe al impacto negativo que las políticas neoliberales del gobierno socialista presidido por Hollande, impuestas a la población, han tenido en la calidad de vida y el bienestar de las clases populares y, muy en particular, de la clase obrera de Francia. La evidencia empírica, fácilmente accesible, muestra el daño causado por tales políticas impuestas (y digo impuestas pues no estaban en el programa electoral del Partido Socialista gobernante) por el gobierno Hollande a las clases populares y muy en particular a la clase obrera.
La gran alegría que ha causado la victoria de Macron al establishment francés y también a los establishments político-mediáticos de los otros países de la Eurozona (muy particularmente del español) se debe a la creencia de que el tsunami de rechazo a dichos establishments ha podido pararse con la derrota de Le Pen en las últimas elecciones francesas, lo cual dará oportunidad a Macron para revertir tal situación.
Macron como criatura del establishment político-mediático 
Ahora bien, lo que es más que sorprendente es que estos establishments político-mediáticos consideren a Macron como el que puede parar dicho fenómeno popular de rechazo al altamente cuestionado Estado francés. En tales euforias se ignora, o se desconoce, o se oculta que Macron fue precisamente uno de los arquitectos del programa económico del gobierno socialista presidido por Hollande, siendo nada menos que su Ministro de Economía. Y, sin ningún disimulo, se presenta ahora como sucesor de tales políticas. En realidad, no solo hace suyas las políticas neoliberales llevadas a cabo por el altamente impopular Sr. Hollande, sino que incluso intenta aumentarlas e intensificarlas. Propone, por ejemplo, bajar el impuesto de sociedades de un 33,5% a un 25%; eliminar 120.000 puestos de trabajo en el sector público; mantener el déficit público por debajo del 3% del PIB, tal como exige la Comisión Europea; y aumentar la flexibilidad del mercado de trabajo, lo cual quiere decir facilitar el despido de los trabajadores. Esto último lo disimula añadiendo, al término “flexibilidad”, la palabra “seguridad”. Pide flexiseguridad, como hacen los daneses, pero sin la notable expansión de la seguridad laboral que facilita la flexibilidad. El desempleo en Francia tiene un porcentaje muy elevado, según la experiencia francesa: un 10%, que alcanza un 25% entre la población joven, por debajo de 25 años. Los elementos no solo de continuidad, sino incluso de profundización en las políticas neoliberales, son claros y evidentes. Ahora bien, para dar una imagen de centrismo, Macron propone también un estímulo económico de 50.000 millones de euros, incluyendo inversiones en la infraestructura energética y física del país, con fondos para la formación profesional de los desempleados. Pero, como bien señala Dani Rodrik en su artículo en Social Europe “Can Macron Pull it Off?”, estas cantidades representan solo un 2% del PIB, claramente insuficiente para estimular la demanda doméstica y el crecimiento económico que Francia necesita.
Macron, ¿la esperanza de Europa? 
Macron ha entusiasmado a los europeístas favorables a la integración económica, financiera y fiscal de Europa, en el camino hacia la patria europea. De ahí que las banderas de la UE se agitaran al lado de las francesas durante su campaña. En este camino, Macron ha propuesto avanzar hacia una unidad fiscal con un Ministro de Finanzas para toda la Eurozona. Con ello espera expandir un presupuesto europeo que permita disminuir las diferencias y desigualdades entre los países del centro y de la periferia, diferencias y desigualdades que han ido aumentando debido, precisamente, a las políticas neoliberales realizadas cuando el banquero Macron las apoyaba en el gobierno de Hollande.
Pero lo que muestra la incoherencia de Macron es que esta mayor integración europea no solo depende del gobierno francés, pues el que tiene la batuta en el concierto económico es el gobierno alemán, dirigido por la Sra. Merkel, que ha dejado claro que, de todo ello, ni hablar. Alemania no aceptará (ni los conservadores ni los socialdemócratas) que ello ocurra, lo cual es obvio. Una unión fiscal querría decir una transferencia global dentro de la Eurozona, a la cual se opondrán los que controlan la relación centro/periferia. ¿Y qué hará, pues, Macron? Poco o nada. Recuerden lo que prometió Hollande. En las elecciones de entonces, Le Pen comenzó a andar. Ahora ya corre y, cuando Macron fracase, como pasó con Hollande, ganará Le Pen. Y los establishments ni se han dado cuenta de ello.
En realidad, y en contra de lo que promovían los supuestos europeístas que establecieron la Eurozona, las diferencias entre el centro y la periferia han ido aumentando, con un aumento muy notable de los países periféricos que luchan entre sí para conseguir los favores del centro. Así vemos como la industria alemana se está desplazando del Sur al Este de Europa, compitiendo estos últimos en quién baja más los salarios y acepta menor protección social. Como siempre ocurre en lo que se llama el capitalismo avanzado, las alianzas entre las clases dominantes (que políticamente significa, por ejemplo, la alianza Rajoy-Merkel) intentan desviar el conflicto de clases vertical hacia el conflicto horizontal entre las clases dominadas, dificultando la alianza de tales clases. Frente a esta situación, no hay duda de que Macron será un elemento clave de la primera alianza que continuará las políticas de  Merkel y de Hollande mostrando la alianza entre los conservadores y los socioliberales (socialdemócratas que dejaron de ser socialdemócratas para convertirse en liberales) que han gobernado la Eurozona desde su inicio. A la pregunta de qué hará Macron, la respuesta es sumamente fácil de contestar: poco o nada. Recuerden lo que prometió Hollande. En las elecciones de entonces, cuando Hollande salió elegido, Le Pen comenzó a andar. Ahora ya corre, y cuando Macron fracase, como pasó con Hollande, ganará de nuevo Le Pen. Le Pen podrá ganar y los establishments europeos ni se han dado cuenta de ello.
La única solución a esta situación es que aumente la alternativa que parecía entender mejor cómo parar al fascismo francés (la que fue liderada por el candidato Mélenchon que en sus propuestas se dirigió claramente a las clases populares, canalizando tal enfado popular, no hacia los extranjeros e inmigrantes, sino hacia los establishments conservadores y socioliberales, auténticos responsables de su profundo malestar. De ahí que lo que si hará Macron será intentar destruir a Mélenchon (de la misma manera que en EEUU Hillary Clinton intentó destruir a Bernie Sanders, o lo que ha estado haciendo el PSOE con Unidos Podemos) a fin de asegurarse de que el orden establecido no se cuestione, continuando promoviendo las políticas neoliberales que, sin que ellos se den cuenta, están llevando a Francia al fascismo. Así de claro.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Totalmente de acuerdo con el análisis acerca de la pobre solución Macron para Europa. Más de lo mismo que está agotando y matando todo en diseño pirámide invertida empezando por abajo o sea con la economía como vértice puesto al revés según la valoración de abajo hacia arriba, rematando en la base: economía estatal, sociedad, trabajo, derechos, planeta y personas. La política que Melenchon propone y representa es lo más sensato para Francia y para Europa, como Varufakis lo era para Grecia, Corbyn para U.K., Sanders para EEUU, Costa y la coalición de izquierda para Portugal y el Tripartito del Botànic para València. Unidos Podemos es una pieza fundamental en el engranaje de las soluciones pero todavía insuficiente y demasiado sobrevalorada, sobre todo por sí misma, y no sólo en número de votos, también en madurez política que influye en las urnas más de lo que parece, que no es el caso de Melenchon; necesitamos que además de Compromís y U.P. a esa coalición se sume un Psoe como el portugués y como el valenciano, sin corruptos, sin miedos y sin complejos de una superioridad que hasta ahora el gran Psoe general no ha demostrado en ningún momento.

 Realmente el partido de Melenchon es la IU de Francia, solo que allí no hay Podemos que la haya dejado en cuadro con la engañifa de las confluencias, tal vez porque ya la sociedad francesa desde finales del siglo XVIII es un 15M natural que se quitó de encima a los Robespierres en su origen y desde entonces los sans-culottes han venido siendo ciudadanía soberana con las cosas bastantes claras. No es el caso español, por desgracia. En Podemos hay casta robespierre fashion controladora de masas desde el origen y desafortunadamente esa casta basada en las monsergas de Laclau expandidas sobre el cogollo de Somosaguas, ha sustituido a la soberanía del 15M, aunque Pablo Iglesias se esfuerce en hacer creer que todo consiste en que él salga a la calle en las manis y le tiren huevos como a los manifestantes o Monedero se coloque el chaleco de los yay@sflautas y se pasee con ellos, que es muy guay, pero siguen teniendo la sartén por el mango subidos en la chepa de "la gente", tomando decisiones a su bola, metiendo el remo hasta la zona abisal y haciendo tabula rasa de todo lo que no son ellos, y con una demagogia espectacular que venden muy bien de cara al foro, y todo eso es un problema muy serio a la hora de estructurar una política nueva para un tiempo nuevo donde el tirón leninista-laclausista tiene las patas cortísimas, más que nada porque la historia no se puede borrar ni se detiene aunque el Gran Hermano controlador lo intente cada día desde los medios, que prácticamente le pertenecen y sin cuyo imprimatur no se publica ni una pegatina.
Podemos no puede ni debe sustituir a la ciudadanía dando cancha a sus ocurrencias estrafalarias y tantas veces contraproducentes, nada menos que para "empoderarla", cuando en realidad es Podemos el que se ha empoderado de la ciudadanía a costa de desempoderar al 15M y sorpassar a IU desde el primer día por seguir el Juego de Tronos del 'quítate tú que me pongo yo' que es la obsesión de Iglesias, sin tener experiencia de gobierno que no sea leída en los textos teóricos del aula, ni recursos políticos suficientes ni el curriculum municipalista de IU que desde hace muchos años es imprescindible para la justicia, la transparencia y la democracia en los ayuntamientos de todo el estado.  Y un ejemplo de decencia y de limpieza democrática.

La mejor combinación sería la gran coalición entre IU, Psoe, Iniciativas territoriales de izquierda como Compromís, movimientos ciudadanos como Mareas, Equo y Verdes, Podemos, cómo no, y la orquesta Solfónica del 15M si hace falta, como anécdota simpática para animar sesiones rolleras del parlamento y aburrimientos legislativos tan habituales que las señorías se duermen o no van. Es por esa podemita condición festivalera, cumbayá y ocurrente por lo que en las segundas elecciones de Junio del pasado año la coalición Unidos Podemos perdió más de un millón de votos, después de ver en lo que quedó lo del 20D porque Podemos prefirió jugarse la legislatura y el sufrimiento de la ciudadanía estrangulando la gallina de los huevos de oro y ponerle a Rajoy la alfombra roja para que se repitieran las elecciones y sorpassar gloriosamente y de una vez por todas, a todo partido que no fuese el pp para poder ganarlo todo Pablo Iglesias, y gobernar él solito cual Lenin redivivo. Y conste que lo más preocupante no es él, sino la peña que le ve como su dios y el daño que han hecho al resto de españoles con la simpática ocurrencia del aprendiz de brujo. Todo lo que sube baja. Y esa parte de ciudadanía obnubilada por un subidón mediático bajará, como la masa cuando se abre el horno antes de tiempo y el pan se desinfla, se queda chicloso e incomestible, para unos y otros. El peligro es que gente indefinida ideológicamente pero harta de la inutilidad del biparty que se inclinó por Podemos confiando en que de verdad fuese nuevo, se irá a C's o simplemente se abstendrá asqueada de que nadie cumpla lo que promete en este reino del oxímoron continuo.

IU, IzqA, Compromís(coalición de izquierdas), Mareas independientes, Iniciativas territoriales federalistas y lo que quede de Podemos, con el Psoe adecentado y despierto, sí podrán. Mientras esa coalición no sea posible y cualquiera de los componentes se empeñe en ser el que lleve la única batuta, el pp momificado y a jirones, ya en modo zombi absoluto, seguirá destrozando con sus vapores infectos lo que un día se llamó España y ahora no se sabe qué es, porque simplemente es una mierda sin ni siquiera un palo que la pinche. Y el equipo de Somosaguas ni sabe contesta, a él lo que le mola es ganar al Juego de Tronos encargando a los mejores politólogos y economistas del mundo mundial estudios acertadísimos para elaborar programas que nunca se llevarán a cabo porque sus estrategias no encajan con una realidad que les desborda. Demasiado arroz para tan poco pollo. O demasiado pollo para tan poco arroz, sobre todo si el pueblo es vegetariano. Y ellos sin enterarse. Ay!


No hay comentarios: