Rosa Pérez Garijo - Denunciante del caso Taula
Cuando mis compañeros de Esquerra Unida me eligieron
para representarlos en la Diputación de Valencia en 2011, lo hicieron
con la convicción de enviar allí a alguien dispuesta a sacar toda la
mierda, que se olía a distancia. Nadie antes lo había hecho. La
Corporación provincial, a diferencia de les Corts Valencianes o del
Ayuntamiento de Valencia, siempre se había mantenido fuera del radar de
los medios y de la oposición política. Lo cierto es que aún hoy me
sorprende cómo podía suceder esto, tratándose de una administración
pública que manejaba un presupuesto de tanta envergadura.
Desde que entré por la puerta, evidencié mi actitud dejando patente el
alejamiento del colegueo que, hasta entonces, había sido la tónica. No
le hacía la ola ni le reía las gracias a Rus. Ellos el primer día ya
pusieron a mi disposición todos los privilegios que necesitara, entre
ellos la lista de restaurantes en los que solamente con estampar la
firma podías comer, tú y quién consideraras, privilegio que algunos
utilizaban más que frecuentemente. Tampoco me apunté a algún viaje de
esos en los que hay que cruzar el charco. Lo que sí hice fue solicitar
documentación. Expedientes que los funcionarios me entregaban perplejos.
Parecía que nadie había realizado una verdadera tarea de fiscalización
en la Diputación.
Ahí fue cuando las cosas empezaron a ponerse feas. El
equipo de gobierno, muy molesto con que nosotros metiéramos las narices
en los expedientes, empezó a hacer caso omiso de las peticiones formales
de documentación, sobre todo la de Imelsa, lo que condujo a un
hermetismo y a una opacidad que vulneraban sistemáticamente mi derecho
fundamental a la representación política. Sin embargo, con la ley en la
mano, junto a mí asesor y compañero, José Manuel Sanz, conseguimos en
cierta medida romper el bloqueo a la información impuesto por los
señoritos del cortijo.
Y ambos pudimos observar una
cantidad de irregularidades dignas de denuncia, al menos política. Y nos
pusimos a ello. Intentamos pelear en los medios y en las redes para
sacar a la luz pública y que se tuviera conocimiento de lo que allí
pasaba. Ya en fechas relativamente tempranas sacamos a la luz denuncias
graves sobre carreteras (permisos de obras que no se cobraban,
modificaciones de obras con informe en contra de los técnicos, sanciones
caducadas....), la instalación de bombillas led, el abuso de los
privilegios...que curiosamente, no tuvieron mucho recorrido en los
medios. Había un apagón informativo elevado.
A esa
denuncia pública con poco eco, corría paralelamente mi enfrentamiento
encarnizado en los plenos con el equipo de gobierno a cuenta de
preguntas, peticiones de información y votaciones en contra de muchas
propuestas que, a mi pesar, se aprobaban con los votos a favor del resto
de grupos políticos. Porque, y es necesario recordarlo, yo estaba
bastante sola como portavoz de la oposición. Un ejemplo: cuando Rus me
amenazó en un pleno con "tirar-me d’un bac al carrer" (arrojarme de un
porrazo a la calle), ningún diputado de PSOE ni de Compromís abrió la
boca, limitándose a mirar hacia otro lado. Como si los excesos de Rus y
su banda fueran algo que debían asumir hasta que llegaran tiempos
mejores.
He de confesarlo: el desgaste personal
durante todo este tiempo ha sido importante. No es nada agradable tener
que cruzarte todos los días con aquel a quien has escuchado contar
billetes (mil, dos mil, tres mil…) en un coche y a quien por ello has
denunciado ante la Fiscalía Anticorrupción, manteniendo el más sepulcral
de los silencios mientras se pone en marcha la instrucción.
Lo que me resulta más curioso es que no se les pasara por la cabeza que
todo aquello que denunciaba políticamente iba a traducirse en denuncia
judicial; o quizás sí, pero se sentían absolutamente blindados.
Mientras daba forma a esa denuncia llegó hasta mi la última pieza del
puzzle, diez horas de grabaciones, lo que amplió nuestras líneas de
investigación para atarlas con pruebas documentales, escrituras de
constitución de empresas, facturas, expedientes de adjudicaciones que
corroboraban las presuntas mordidas de los audios, esquemas de enlaces
entre las diferentes empresas, investigación de las empresas de Rus...
El 30 de julio de 2014 entregué al fiscal Vicente Torres el escrito de
denuncia. Queríamos que la fiscalía la tuviera antes de que llegara
agosto. A partir de septiembre, los diferentes anexos: documentación
adjudicaciones del Ayuntamiento de Valencia, expedientes de carreteras
de la Diputación, red empresarial de Rus, relaciones del despacho Costa
con una empresa de la trama Imelsa, contrataciones de determinadas
empresas con el Ayuntamiento de Xàtiva, facturación de Imelsa,
expedientes del proyecto de las led...
Es increíble
todo lo que mi compañero Josema pudo averiguar de las empresas con los
pocos recursos con los que contábamos. El caso Taula nunca hubiera sido
posible sin él, nos pasamos horas y horas, durante meses y meses,
trabajándolo todo. Y la investigación de la red empresarial, con un
resultado muy productivo, fue obra de él, al igual que todos los
esquemas tan útiles para la investigación. No quiero olvidarme tampoco
de Lucas Marco, asesor del Grupo Parlamentario de EUPV en les Corts,
cuyo trabajo también fue fundamental en alguna de las piezas.
Una vez concluido el trabajo ante la fiscalía esperamos, esperamos a
ver si se desmontaba por fin la Corte del Faraón, esperamos a que
cayeran ante la Justicia todos aquellos que durante años habían saqueado
las arcas públicas en beneficio propio.
Lo siguiente es digno de otro capítulo.
Rosa Pérez Garijo es diputada-portavoz de EUPV en la Diputación de Valencia y denunciante del Caso Taula.
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La Comunidad Valenciana tiene una enorme deuda moral con IU. También con Compromís, pero ha sido la operación Taula, impensable sin el motor y el coraje ético, por encima de amenazas, presiones y acoso laboral abominable, contra Rosa Pérez Garijo, la representante de IU en la Diputación Provincial de Valencia, que ha dado al traste con la conjuración valenciana de la indecencia como modus vivendi, operandi et regendi.
Desmontar las tramas de un poder tenebroso y extendido como una inmensa laguna de aguas fecales por toda la Comunidad, sin utilizar tácticas sucias ni indecentes, sino solo el amparo y la guía de la Justicia en un tejido social donde ser justo y ético es considerado un defecto propio de tontos y no una cualidad honorable e imprescindible, resulta un trabajo heroico más propio de Hércules que de una modesta concejala municipal. Pero ahí está la realidad, demostrando que sí se puede, como llevamos gritando encalles y plazas desde 2011 millones de ciudadanas/os recortados, aplastados y maltratados social y económicamente, en estado de saturación absoluta, y puestos al límite por una banda de delincuentes mafiosos y su omertá impune gracias a las propias leyes que se han montado y consensuado a la medida de su cinismo de caciques insaciables, casposos e impresentables en todos los sentidos,capaces de las peores artimañas para atrapar sillones y asentarse en el poder durante décadas en las que han desvalijado a la ciudadanía en todos los sentidos.
Gracias, Rosa, compañera, y gracias a toda la formación de IU de Valencia, por esa ejemplaridad grupal e individual, coherente, ética e inseparable del funcionamiento social y político, que no había descubierto de un modo tan completo y evidente en la gestión de la cosa pública hasta que me encontré con vosotras y vosotros a pie de obra incansable.
Gracias a todas y a todos, cuyos nombres quedan escritos para siempre en la memoria colectiva y en corazón de los valencianos, valencianas y españoles en general como un ejemplo clarísimo de que querer es poder y de que la voluntad y el empeño de los honestos,aunque pierda batallas, acaba ganando cualquier guerra si no se rinde ni claudica en connivencias oportunistas y miedos absurdos.
Ojalá este ejemplo cunda en el Partido Socialista, en Podemos y Nacionalistas y y ojalá que Pedro Sánchez tenga el mismo valor que ha tenido Rosa Pérez Garijo frente a los dinosaurios del sistema para conseguir el cambio por encima de cacicadas e incomprensibles connivencias con el pp, por parte de la ignorancia, del miedo, las fijaciones obsoletas, la avaricia y la mediocridad.
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