domingo, 4 de septiembre de 2016

Y ahora la oportunidad



Por fin, y por segunda vez en ocho meses interminables, el Parlamento y la sensatez de los portavoces han derrotado al ogro feroz; no, no simplifiquemos en plan guardería, no es solo Mariano y su artillería ppesada y cansina el único obstáculo. Solo representan a la fanfarria visible del entramado. Son la imagen superficial y terrible de la misma sociedad, también, por lo que tiene de horror show este episodio nefasto de una historia como la nuestra. 

No se trata de centrar las iras en  el nivel personal, sino de ver cuáles son los hilos y la mano que mueve la marioneta visibilizada en la exhibición del títere. Dónde se encuentra el mecanismo, el motor  y la maquinaria que mueve el entramado teatral de la 'marianoneta' y sus compinches. De esta opra dei pupi, como dicen en Sicilia, donde la experiencia con la mafia tiene un montaje sciasciano similar al entorno del pp, que solo es la garrapata que  transmite el virus, pero no es el virus en sí. El virus hasta ahora, también lo han padecido y lo están padeciendo las formaciones políticas incapaces de ver lo que hay y de descubrirse a sí mismas como parte pasiva, porque no gobierna, pero  cooperadora con la infección estatal generalizada. Son los partidos cegatos que ponen sus ideologías y criterios hegemónicos por encima de las personas, obsesionados con la manía de que una idea fija que se instala en el poder por  medio de un fuerte y bien organizado 'aparato' vale más que quienes la piensan y la practican y que quienes le votan porque la consideran una herramienta de construcción social y política, pero no necesariamente un dogma inamovible y legítimamente reformable a tenor de las necesidades reales de la ciudadanía, no de las castas ideológicas, económicas, financieras y oligócratas, que de momento son las que están manipulando tiempos, espacios, recursos y decisones, en los que la responsabilidad es la convidada de piedra o, directamente, una ausencia deplorable. 

Derrotar la investidura de Mariano es agua de borrajas, si en paralelo no hay voluntad de diálogo y acuerdo entre portavoces iguales, no entre enemigos irreconciliables en plan fanático-particular y hostil. Ni entre caciques que deciden a su bola acerca del porvenir de un Estado-Nación de Naciones. Los españoles y españolas hemos decidido por mayoría, tanto en Diciembre pasado como en Junio de este año que necesitamos un gobierno de unidad, no a la derecha ni a la izquierda, sino en la unidad que busca y logra el bien común por consenso y así es necesario que los viejos representantes del caciquismo político de ayer se reciclen y se acoplen a los nuevos tiempos y necesidades de la ciudadanía y su realidad de a pie, ahora y aquí, aterrizando, no en sus ideas fijas, no en la cantinela de unos "valores" sui generis y "estables", de toda la vida, que se estancan y enmohecen y solo benefician a los afines y coleguitas de rebaño. Hay que abrir criterios y revisar actitudes. La España actual no es la de "la transición"; todo ha cambiado, la sociedad española, europea y global no es la misma en absoluto que la de final de los 70, los 80, o los 90.
O sea, que el bipartidismo de "buenos y malos" que se turnan en el mejunje ideológico para terminar enlodados en el mismo basurero de la banca internacional y sus negocios sin escrúpulos, no nos sirven a ojos vistas. Eso no quiere decir que el dinero sea un condenado tabú y que quienes lo gestionan sean el demonio in person, sino que hay que poner la energía del dinero al servicio de las personas, de su felicidad privada y pública, del equilibrio individual y colectivo, de su realización, de su buena salud y buena convivencia colectiva. Y no esclavizarlas para que sirvan de combustible en la máquina de producir ese dinero, que en teoría tiene la función de ser el combustible para el motor del bienestar de las personas, no para arruinarlas y reducirlas masivamente a la esclavitud de los cada vez menos numerosos amos del dinero, que a su vez dominarán cada vez más la política y la sociedad si la ciudadanía no lo impide y se integra como ovejas condenadas al matadero, en un sistema corrompido desde su raíz hasta sus hojas y ramas en el árbol cada día más enfermo de una humanidad cada vez más inhumana y embalada cuesta abajo y sin frenos hacia su desaparición, tras un calvario de padecimientos físicos, psíquicos, sociales, económicos y bélicos, mientras se van desencadenando hecatombes como terremotos, epidemias, incendios gigantescos, sequías e inundaciones en medio de un cambio climático producido por las técnicas y tácticas de un consumismo loco, una avaricia patológica y una injusticia flagrante. Todo ese horizonte tremendo está detrás del tinglado político que trata de hacer "sensata" la situación  hasta presentarla como el único modelo posible y financieramente "sostenible", según la limitación evidente de las aspiraciones cortoplacistas de un capitalismo en esa mejoría aparente que en los pacientes terminales precede a la defunción y que los observadores del proceso, demasiado ilusos o poco avezados, consideran un signo de posible curación. 

Ante ese desafío la intuición ciudadana en España ha decidido por dos veces consecutivas que no es bueno para ella seguir en la línea monógama del bipartidismo en alternancia, que le parece mucho más necesaria en los nuevos desafíos que tenemos entre manos, la poligamia política, porque es más fértil, más rica en ideas y en propuestas y menos proclive a la cerrazón, menos limitada en un horizonte miope para lo que no es "lo suyo" que siempre termina por castrar y abortar buenas iniciativas solo porque no son del propio grupo que se hace con el poder. Y entonces, ¿qué mejor salida que la pluralidad, la escucha y el diálogo hacia la cooperación y no esa guerra de los Rose sempiterna entre dos medias tintas que, llenas de soberbia política, se creen tintas enteras?
Bien, pues el reto no es vencer a Mariano, que ya está más que vencido y derrotado por su propia discapacidad manifiesta, sino comprender la urgencia de un acuerdo inteligente de todas la fuerzas políticas que no son el pp y sin miedos disfrazados de falsa prudencia. 
Tenemos, en este sentido, un dilema institucional urgentísimo que solventar: la mentira del pp ha dado como resultado que un sector conservador de la sociedad les crea "los buenos" y, atemorizados por las amenazas de ese partido, le votan ciegamente, mientras el resto de la ciudadanía, que es mucho más numeroso y crítico, se abstiene y abandona. El pp sabe de sobra que esa táctica le beneficia y es la fuente de su pucherazo moral.

El reto es activar el diálogo plural y hacer posible un gobierno de coalición. Imaginemos, por ejemplo, que se hiciese un referéndum sobre el modelo de estado y que derechas e izquierdas decidiesen por mayoría que haya república, que no es de derechas ni de izquierdas, sino, simplemente, la res (cosa) publica, gestionada por la krathía (poder decisivo) del demos (pueblo-ciudadanía) para quienes deciden no tener un rey eterno, sino un jefe de estado con una sanísima e imprescindible fecha de caducidad y un gobierno democrático del mismo sesgo, y que ese presidente, como el gobierno, el parlamento y el poder judicial, cambia cada x tiempo. Que si no funciona el gobierno o el presidente la pifia, se pueden convocar elecciones y no se hunde el mundo por ello, sino que se mejora lo "inamovible" y se cambian los gestores sin que eso sea el diluvio universal ni la ruina de Pompeya. Al mismo tiempo esa concepción flexible de la política se convierte en una pedagogía social, por la que va desapareciendo en el campo emocional colectivo la sensación de catástrofe si las cosas deben cambiar necesariamente, como pasa ahora con la falsa percepción heredada de un caciquismo de gañanes, en el que es imprescindible que los "de abajo" se sientan siempre rebaño que sin perros guardianes y pastores de garrotazo y tentetieso, está perdido y aunque el pastor sea cruel, idiota o esté loco, al rebaño solo le importa su presencia, que le da la seguridad de ir al matadero, pero eso no importa si el pastor está ahí. Cuando se hace necesaria la desaparición de los pastores porque el rebaño se ha dado cuenta de que no es un rebaño de ovejas, sino una sociedad de seres humanos evolucionando juntos, que pueden tener autonomía, derechos y deberes consensuados, la cosa cambia sustancialmente y es ese cambio el que se está produciendo en estos momentos en la humanidad y en España, claro. El pp se ha quedado atrás, obviamente. Tan  atrás que no se entera de lo que pasa, pero está, políticamente, en la misma situación de los predicadores que en las primeras décadas del siglo XX amenazaban con la condena eterna a quienes se ponían un traje de baño, como pasa ahora con la guerra del "burkini". Afortunadamente, la conciencia despierta no tiene marcha atrás. El pp está en esas. Estancado en la fosilidad y legislándola para darle solera y lustre corrupto. Tiene el mismo futuro que un espía sordo o que la presidenta del Congreso ligando con Brad Pitt.

Se trata de que las fuerzas políticas que no comulgan con el pp que son mayoría, -el pp solo tiene 137 escaños-, pierdan definitivamente el miedo al concepto paralizante de "pérdida de estabilidad" que ha venido practicando el bipartidismo y de que empiecen a ver las grandes ventajas y flexibilidad política, institucional  y social que aporta la diversidad llevada y vivida con civismo, ética y dialógica, con apertura a la ciudadanía y con el cambio de la idea de "representantes y delegados plenipotenciarios", por la realidad de portavocías y consultas periódicas e imprescindibles a la ciudadanía, sin manejar sus asuntos por encima de ella, sino contando con sus sugerencias, mandatos y necesidades, con una escucha activa e incorporada al mismo Parlamento en comisiones cívicas con voz, y, en casos graves y urgentes, con voto. Es decir, perdiendo el status caciquil de "políticos", sintiéndose ciudadanos antes que prebostes por naturaleza y haciendo posible que la política se integre como voz y conciencia de la ciudadanía responsable de sí misma sin que se lo impida ninguna casta  con manejo vitalicio, ni como oficio del que vivir como lo hace un profesional, porque en la política esa actitud deriva en tiranía solapada y corrupta.  Precisamente en un tiempo en que la tecnología de la comunicación nos permite que ese contacto sea todo lo frecuente que decidamos como necesario. 

¿Qué significa ese cambio de percepción y de mentalidad? Será como si las señorías se colocan delante de un cuadro puntillista y abstracto, relajan la mirada, se quedan en paz interna y dejan fluir su esencia consciente sin aferrarse a ver nada más que un conjunto sin forma, sin pretender dominar ni averiguar la intención del autor, de "ganarle" en perspicacia, disfrutando sencilla y profundamente el momento; y de pronto entre el batiburrillo confuso de puntos, colores, luz y sombras, aparece un paisaje que antes no estaba. Ni se podía imaginar. Un paisaje que descubren quienes entran en ese estado de lúcida relajación interna y visual. Y quienes lo van consiguiendo descubren que ya no pierden nunca esa capacidad. Algo importante se ha modificado en la conciencia y en la percepción del sentido visual. Pues es lo que necesitamos ahora mismo en el ámbito político, que los portavoces que aun se creen "representantes" pierdan el miedo a la falibilidad del sistema,  dejen de creer en la falsa y fatua seguridad sobre la que se asienta el bloque inamovible y ya caducado del pp.
Nuestros portavoces exigen un cambio pero ellos no han cambiado. Están apresados en la misma agorafobia militante del pp, pero con ideas opuestas a él, lo que deriva en una perenne situación de hostilidad normalizada como necesaria y que sin embargo es una mentira sin límites, porque ninguna formación hasta ahora la ha materializado en la praxis política, para comprobar que no es solo una fantasía sin visos de realidad. Una ficción necesaria para que un engranaje perverso y estúpido se prolongue a sí mismo en el tiempo y en el espacio socio-político. Se trata de quitar la sábana de la credibilidad al fantasma del miedo y de la opresión y dejar que la realidad sea la principal demoledora de la mentira, no las acusaciones, sino lo hechos. 

¿Qué acabará por derrotar al pp en su propio terreno? La victoria de la inteligencia consciente, del alma, sobre la amenaza sin más fundamento que el miedo y las tinieblas del propio pp; que se sepa qué es en realidad su "poder", de donde viene y adonde lleva. En qué y en quienes se basa, a quienes sirve mientras se vale de la ciudadanía para perpetrar  constantemente un disparate Soria, Wert, Barberá, Fabra, Cospedal, Bárcenas, Camps, Aznar, Botella, Villalobos, Mato, Aguirre, Fernández Díaz, Matas o Rajoy...un disparate interminable, mientras el resto de las formaciones políticas o bien se desesperan en minoría o bien se dejan embaucar por la  misma hipnosis degradante y pesimista, en mayoría.
Lo cierto es que el pp tal y como está demostrando es una rémora para el  estado de Derecho y no un instrumento de la democracia, sino una banda de aprovechados que ha utilizado la democracia para colarse en las instituciones. usa términos lingüísticos sacados de la democracia pero los aplica desde la oligarquía antidemocrática. Rajoy es el cacique paradigmático y obtuso que no escucha a nadie y se establece en el poder para quedarse ahí, aunque no le toque ni sea el momento, ni comprenda que debe irse porque no tiene capacidad de responder a las necesidades de la ciudadanía, pero se cree, como los viejos señores feudales, investido por derecho divino, como hacía Franco, auto-investido como generalísimo carnicero "por la gracia de Dios", o como Calígula que sentó en el trono a su caballo Incitator, como sucesor. Es lo que pasa cuando el poder trastorna las mentes y las emociones de quienes lo alcanzan sin tener cualidades ni aptitudes para gestionar algo más que los cajones de su mesita de noche.

Es lo que ha estado pasando hasta ahora, funcionando desde el ego, el  enfrentamiento y la soberbia colectiva que se piensa poseedora de la única verdad posible y apabullante, sin posible enmienda a su totalidad disparatada. Si los demás políticos del Parlamento no cambian de disposición y demuestran que hay realidades mejores que este paisaje desolador, el pp seguirá ganando siendo en realidad el perdedor y haciendo posible un oxímoron indecente, como que le voten quienes no quieren que gobierne y dejen de votarse formaciones y programas excelentes en ética, solidaridad, propuestas eficaces, regeneradoras y cívicas, porque como nunca han gobernado no se sabe lo que harán...
Algo incomprensible, pero instintivo, un dominio oscuro que desde el inconsciente de muchos ciudadanos confusos y malheridos por la amargura del fracaso imaginario surge como un nubarrón que impide la lucidez a la hora de votar y desde el miedo o el cabreo irracionales el resultado se cristaliza en una inexplicable mayoría de lo  más desquiciado a la hora de un análisis elemental  y que nadie se explica, ni siquiera los que han votado pp o se han abstenido en un compulsivo último momento, en ese estado dramático de disolución racional-emotiva, alimentado por tertulianos y prensa "amiga", encargada de desbarrar, degradar al "enemigo", ridiculizar la coherencia, minimizar sus corrupciones, agigantar cualquier cosa negativa de los demás y salpicar su propia basura sobre todos los demás. Así es y así funciona el caldo de cultivo del voto ppero basado en el engaño, en la ignorancia y la incultura, con el apoyo imprescindible del sistema D'Hontd. 

¿Qué otra cosa que los prejuicios impide un entendimiento civilizado, terapéutico y liberador entre Psoe, UP, C's y nacionalistas varios? ¿Qué irracionalidad cerril impide que se hable con nacionalistas que forzosamente son  parte del mismo estado de desecho actual y para quienes el pp es un obstáculo insalvable como para el resto de nacionalidades regionales, que están igualmente perjudicadas en todos los sentidos por el alcaponismo populista de parroquia y cortijo, que abandera el pp? ¿Es justo condenar a la España de derechas a quedarse sin representación porque lo que ha votado embaucada por mentiras como catedrales es una mafia política de oscurantismo y santería? La regeneración del pp tal y como es ahora no es posible en unos meses, ni quizás en años, sobre todo cuando ellos mismos se justifican y hasta se ufanan de sus corrupciones y se premian las marranadas contra la ciudadanía con puertas giratorias y prebendas millonarias.
Pero hay recambio menos indecente para la derecha de buena voluntad, al menos de momento: C's con todas sus deficiencias y meteduras de pata, con todos sus parvenus y pagafantas a cuestas puede ser un puente de salida derechil hacia un ámbito conservador más aceptable, menos desvergonzado y al menos por ahora, más limpio y menos impresentable ¿Por qué no sentarse con ellos a hablar? Aunque Podemos tenga sus goteras, incluso para la peña más centrada en la izquierda, como para el orgullo herido del Psoe por la lengua incontrolada de un Iglesias inexperto y bocazas,-que es mucho más ladrador que mordedor-, desde la responsabilidad y la justicia hacia los españoles machacados, Nacionalistas, C's, Psoe y UP deberían sentarse a hablar y sobre todo a escucharse mutuamente.
Desde IU, Compromís, partidos territoriales progresistas, ecologistas y Equo, el diálogo está garantizado, lo llevan en la esencia de sus formaciones, son coaliciones desde hace mucho tiempo habituadas a la pluralidad y por eso mismo al debate, no para vencer sino para trabajar juntos, la escucha y los acuerdos que tienen como finalidad el bien común para ellos son su estado natural. No habrá problema. La izquierda es dialogante y democrática por naturaleza y si una formación se dice de izquierdas y se niega a hablar con la derecha por algún tabú, miente: en el fondo es de derechas. La izquierda es radical en su sentido cívico, democrático y diverso. Y no teme el diálogo. Al contrario, lo necesita como el aire para respirar y la pluralidad es su riqueza y su coherencia. La izquierda verdadera no busca el poder a cualquier precio como la derecha, sino la oportunidad de servir al bien común y por eso hay fanáticos de izquierdas que consideran que "al enemigo ni agua" y no votan si hay diálogo. Son izquierda de boquilla, no buscan el bien común sino machacar a quienes opinen distinto, igual que la derecha. Pero tampoco son mayoría. Por mucho que algunos nacionalistas, aunque de derechas, sean extremos independentista, siempre apoyarán con seguridad el diálogo con  toda coalición que impida gobernar al pp. Y con toda certeza ganaría esa mayoría natural para sacar a España de la fosa séptica en que se ahoga el Estado ortopédico que heredamos de una transición epidérmica y superficial, como se está comprobando cada día con más claridad.

En fin, que, aunque los agoreros adeptos al chollo ppero-pastífero digan lo contrario, lo tenemos muy bien en este momento histórico y trascendental para España, para Europa y para el mundo, si los dudosos se deciden a dar un paso al frente y a abrirse a los demás, no como estrategia para ganar y hacer perder, no como enemigos, no como si fueran los tercios de Flandes, sino como compañeros de una tarea importantísima y urgente: conseguir que España salga del pozo negro donde la ausencia de honestidad y la avaricia de unos cuantos la viene hundiendo desde hace siglos. Y no la va a rescatar una mayoría absoluta bi-party, sino la totalidad de los civilizados, de los cooperadores, de los honestos, de los que son capaces de renunciar a prebendas ganadoras partidistas para que gane la ciudadanía. Quienes ahora lo consigan pasarán a la historia con letras de oro en el corazón de los españoles.

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