viernes, 9 de septiembre de 2016

Tu quoque, Alfredo, frater mihi?


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El órgano consultivo se reúne ... Alfredo Pérez Rubalcaba se incorpora al consejo editorial de El País.
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El Psoe lo tiene cada vez más crudo como socialista y como obrero, en cambio, como partido y ejpañol lo tiene cada vez mejor. Por lo partido que está y lo españolón que resulta cuando escuchamos a las momias en formol y la dialéctica muermil del señor Page o del señor Vara, -¡oh, José Mota y su mundo de sugerencias...!- al que acabo de padecer en un flash de Al rojo vivo, en la Sexta.
Desde ese ángulo asusanado y felipesco, mano a mano, resulta de lo más coherente que Rubalcaba se apunte al universo giratorio de Prisa  en el País de Cebrián. Cuando la tal empresa con tanta ganas de correr por esos mundos de la especulación y la chomskiana fabricación del consentimiento ad hoc, como su nombre indica, se ha convertido en una trituradora veloz de derechos laborales, despidos surrealistas, modélica en contratos-basura y demás lindezas neoliberales implantadas como hierbas tóxicas en un terreno que antes se llamaba democracia y libertad y ahora, perdida la vieja identidad y la anticuada vergüenza, se lucra de no saber lo que es, ni como se llama lo suyo. 


A nada que se pare a pensar la ciudadanía se queda de piedra ante el dilema de seguir llamando socialista y obrero a un pastiche semejante. Capaz de acoplarse a toda eventualidad que dé jugo y beneficios. Sí, es cierto, cada uno es  muy libre de colocarse donde mejor le traten, menos trabaje y más beneficios saque sin que importe demasiado si esas prebendas legales son además compatibles con la conciencia, o sea, lícitas desde la ética y su código  en la vía social y política que uno ha venido diciendo durante años que era la suya cuando predicaba su oposición al gobierno de los abusos y las mentiras constantes, que a su vez es socio "moral" y de facto, del mejor espíritu cebrianil.


Es como lo del enchufe de Errejón en la universidad de Málaga o como el escaqueo de Echenique con la seguridad social de sus empleados o el mejunje de Tania Sánchez y su familia en la alcaldía de su pueblo o la miopía ética de Monedero apechugando con las donaciones de Chaves, q.e.d., para mayor honra y gloria  de una buena causa o como los dos corruptos de IU en el asunto de las tarjetas black. Detalles que no son delito para la altura moral del diputado ppero M. Pujalte que ante las pilladas con las manos en la masa, alega tan lleno de razón, que sí, que vale, que lo suyo no es ético, pero sí es "legal"; salidas de tono moral que cantan la Traviata en estéreo como desecho y carencia absoluta de valores, de los personajes en cuestión. No se trata de la yema del huevo corrompido, sino de lo que indica la puntilla de la clara al refreirlo  en el aceite  recolado e incomestible del poder. Unas sutilezas que solo se notan a la izquierda de dios padre disléxico y muy señormío, porque la diestra ni se cosca, tan ocupada como anda en disquisiciones geopolíticas entre Soria, Eldorado y Trolistán, mientras la supuesta izquierda, que podría regenerar el rumbo de una brújula sin orientación, pues así anda, por derroteros resbaladizos y dando bandazos en la misma dirección sin fuste de siempre.

No se sabe por qué hay tantos falsos escrúpulos en el pp como en el Psoe para hablar con los catalanes de lo suyo, todo es postureo en el fondo y en la forma; en realidad de Convergencia no les separa nada más que el nombre en catalán, porque la ruta de Andorruña está al mismo nivel butifarrero que el choricismo panameño o helvético que es el alma-pater del resto del territorio. En realidad lo que se discute solo es cosa del lenguaje y del acento, la verdadera cultura del apaño forrístico-giratorio es idéntico en todo el mapa de celtiberia. A ver, ¿dónde se refugió la peña Nóos? pues en Mallorca y en Valencia, que comparten el deje del mismo idioma, y ¿dónde se compraron los reales beneficiados su casoplón de los cinco millones de euros mangados con toda su real jeta?, pues en Pedralbes, el  barrio más chachipiruli de Barcelona. Nada que envidiar al resto del estado del mismo desecho, nada que les diferencie en lo básico; un pp a su puta bola, una monarquía a la suya y un baronesado socialista entre las Batuecas y el reino de Jauja, no son tan distintos de Pujoland City y sus eternas convergencias, o de Esquerra Republicana y sus tragaderas; un Podem en Comú no se diferencia tanto de  un Ahora sí Podemos,seamos objetivas. Nos une la misma precariedad sustancial, el mismo pasotismo acomodatico y la misma rabia y desesperación por el otro lado, más el cansancio y la hartura por ambos flancos, y, para rematar, compartimos fatalmente las mismas ganas de librarnos de ellas, como, al contrario, las misma costumbre feudal y puerca de hacer de esa precariedad un modus vivendi para caciques aprovechados, que aparenten sacarnos del fuego las castañas que solo nosotros, la ciudadanía, puede sacar y poner a salvo.

Lo que acaba de hacer Rubalcaba  no es ilegal, ni indecente teniendo en cuenta el nivel de conciencia medioambiental en que se desenvuelven  Españistán y sus compartimentos autonómicos; es solo la constatación reflexiva de lo que supone el intento dialogante y de acercamiento, en solitario y acosado por su propio partido de origen, por parte de Pedro Sánchez, a las fuerzas políticas de la diversidad para tratar de hacer algo decente, civilizado y útil, para salir, al segundo intento electoral, del marasmo ppero y evitar que haya otra oportunidad en diciembre de que lo del pp se convierta en un golpe de estado a la turca, o sea a la Erdogán, que es lo que está haciendo hasta ahora Rajoy y su gente mientras para salvar el pellejo  y el chollo, nos las cuela de todos los colores en modo "en funciones" y alargando la jugada todo lo que le consientan los pardillos adeptos a las chapuzas añejas del bi-party


El intento de Sánchez recuerda el valor de Héctor en la Iliada. Y de todo corazón espero que esta vez Héctor y Aquiles acaben por entenderse y cambien la historia de esta tragicomedia española, cada vez más cercana al ridículo histórico que a la inteligencia política y a la empatía social. Salir de la 'miedocridad' de la mediocracia y viceversa, salir de la 'miedocracia' de la mediocridad.

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