‘Mañana’, el documental que nos salvará la vida
Iniciamos el curso muy ‘asombrarios’. ¿Qué futuro queremos para nuestros hijos? ¿Y para nosotros? Nos quedan 20 años al ritmo actual. Esta vez va en serio. El planeta se nos muere. Lo certifica un informe publicado en ‘Nature’ y avalado por 22 expertos. La actriz Mélanie Laurent y el activista Cyril Dion buscaron soluciones y crearon el documental ‘Mañana’, ganador de un César, que se estrenó en cines en primavera y ahora en septiembre sale en DVD/Blu-Ray. Muestran alternativas viables que ya están en marcha con éxito. Allí donde las naciones fallan, las ciudades producen éxitos.El futuro está en manos de la sociedad civil. Porque incluso cuando creemos que no tenemos nada, existe el poder de la gente.
Todo empezó cuando la actriz Mélanie Laurent estaba embarazada y su amigo Cyril Dion le contó sobre el estudio publicado en la revista Nature en 2012 y ella lo leyó. Allí se expone claramente que los ecosistemas están a punto de superar umbrales críticos y nos hallamos frente a un cambio “abrupto e irreversible”, similar al que sucediera hace 11.000 años durante la última glaciación. Ella, obviamente, se estremeció. Y después del primer impacto, los dos empezaron a preguntarse por lo que se está haciendo en 5 apartados claves de la sociedad: alimentación, energía, economía, democracia y educación. Luego se plantearon qué podían hacer ellos mismos. Su planteamiento es muy sencillo: tenemos un problema urgente, vamos a ver qué se está haciendo al respecto porque no tenemos ni idea. El resultado es este documental. En él se reflejan iniciativas muy concretas que ya están en marcha y demostrando que funcionan.
Lo vi en un abrir y cerrar de ojos. Me atrapó tanto que tuve que comprobar la duración al acabar. Son 118 minutos perfectos, inquietantes y esperanzadores. Mañana es un documental que destaca por los temas que trata y cómo lo hace, por su ritmo ágil y su total falta de dogmatismos. Nos contesta nuestras dudas de forma directa, resultando cercano. Acabamos descubriendo que hay esperanza y que ponerla en práctica no es una utopía. Nos demuestra – una vez más- que la sociedad civil va muy por delante de los gobiernos, las estructuras y los políticos.
Los directores del estudio publicado en Nature, Liz Hadly y Tony Barnosky, insisten en que los cambios biológicos que estamos provocando no son lo novedoso sino la velocidad con que se están produciendo. Seremos unos cuantos millones más en las próximas décadas. Pero como la biodiversidad se reduce a la velocidad de los meteoritos, la comida escaseará. El agua se reducirá. Nos veremos obligados a emigrar y al hacerlo invadiremos otras comunidades que no nos estarán esperando con los brazos abiertos. Violencia y guerras.
Mélanie Laurent y Cyril Dion comienzan a mostrarnos cada una de las alternativas. Primero, la alimentación. Rob Hopkins es uno de los impulsores de Municipios en Transición. También existe el mismo movimiento en España y se puede conocer en su web Hopkins plantea algo muy interesante, defiende que todo es cuestión de imaginación. En efecto, si estamos encarcelados y ni tan siquiera podemos imaginarnos libres, jamás seremos capaces de salir de allí. El primer paso es imaginar para luego crear. Hopkins llama la atención sobre el hecho de que como humanidad hemos pergeñado zombis y el fin del mundo, pero no lo contrario. No hay una cara B para esa narrativa. Así que cuando se menciona que hay que recortar un 10% de las emisiones anuales, al final solo sabemos proyectarnos ateridos de frío junto a una miserable cerillera y unas raíces mal escarbadas de la tierra. Pero hay otras opciones muy sencillas. El autoabastecimiento e intercambio es fácil de llevar a cabo. El documental nos muestra Detroit, una ciudad que desde el desastre que ha vivido ha impulsado programas muy atractivos como ya comentáramos en El Asombrario. Detroit cuenta con 1.600 huertos urbanos, un compromiso entre la agricultura rural y la urbana. En Todmorden, en las afueras de Manchester (Gran Bretaña), dos mujeres se pusieron manos a la obra, se reunieron con más personas y empezaron a plantar sin permisos por todos los rincones hasta que el gobierno se sumó al movimiento Incredible Edible. A partir del diálogo y del sentido común se estableció una dinámica sin necesidad de burocracia. El distrito puso a disposición de sus habitantes todos los terrenos libres. Hoy Todmorden es una reconocida ecoaldea de 15.000 habitantes donde se plantan verduras, hierbas y árboles frutales en más de 70 espacios públicos, para que vecinos y turistas se abastezcan a voluntad. Este tipo de agricultura potencia el contacto social, gente que no se conoce se pone a charlar a causa de unas hierbas aromáticas o una manzana. Los pequeños agricultores son quienes pueden facilitar la transición. Ya son los que abastecen a un 60% del planeta. Menos es más. En 1.000 m2 de agricultura asociativa sin necesidad de máquinas ni petróleo se obtiene el mismo rendimiento que en 10.000 de agricultura masiva. Muchas granjas y huertos pequeños pueden sostener la necesidad alimentaria del mundo sin perjudicar la bioesfera.
La energía es la siguiente área de atención. Jeremy Rifkin -economista, asesor político y presidente de la fundación de las tendencias económicas mundiales- también hace hincapié sobre la velocidad de los cambios climáticos que estamos viviendo. Lo primero que hay que entender es que el cambio climático afecta directamente el ciclo del agua. Y nuestro planeta es fundamentalmente agua. Cada centígrado que aumenta la temperatura la atmósfera absorbe un 7% más. Las precipitaciones se concentran más y los temporales e inundaciones se suceden, porque todo el ciclo del agua se desequilibra y a tal velocidad que no hay manera de que el ecosistema pueda reaccionar. Por eso es fundamental controlar las emisiones de CO2. El documental muestra las ciudades europeas que se han puesto como objetivo claro no depender del petróleo y sí de las energías alternativas. Lo están logrando. Copenhague ha reducido sus emisiones en un 40% desde 1995. En Dinamarca los ciudadanos pueden invertir en energía eólica y obtener más beneficios que con el mercado de valores o los bancos. Las energías fósiles son mucho más caras que las alternativas, generan pérdidas a largo plazo y destruyen empleo. Texas, el Estado norteamericano petrolero por excelencia, es también el Estado con mayor producción de energía eólica desde que han apostado por el cambio. San Francisco recicla el 80% de sus residuos sin uso de temperatura ni procesos químicos. Su objetivo es alcanzar el 100%. Eso es posible gracias a leyes y a una estructura que así lo vehicula. Ofrece descuentos en la recogida de residuos que permiten, por ejemplo, al hotel Hilton local ahorrar 145.000 dólares seleccionando su basura. San Francisco hace compost y lo vende a los agricultores de California por un precio bajo lo cual les permite cubrir todos los gastos de sus plantas de compost. Desde 2001 en España tenemos la suerte de contar con el colectivo Basurama dedicado al estudio y actuación de los procesos productivos, la generación de desechos que implican y las posibilidades creativas que suscitan. También han estado presentes en El Asombrario.
La economía es el tercer ingrediente del documental. Existe la convicción de que la única manera de crecer es consumir más. Es una fórmula cortoplacista que nos está conduciendo a más de un desastre. Para salvar el planeta hay que consumir menos. ¿Pero cómo cambiar la mentalidad en ese sentido cuando el mundo se vuelve loco atrapando más y más? Sencillo. Basta pasar del pensamiento lineal al orgánico. La fórmula industrial actual consiste en destruir materias primas y el entorno, transformarlas en un producto que hay que vender como sea y que quienes compran acaban tirando y crean residuos infinitos que generan polución y una cadena de destrucción. Esta fórmula funciona gracias a un proceso lineal. La narrativa lineal, la de causas y efectos, la de que a A le siguen B y C, no da más alternativas. Pero el crecimiento humano es orgánico. La fórmula industrial del futuro que ya se está aplicando con éxito consiste en recuperar la materia prima, transformarla con una energía natural, obtener un producto que ha de ser duradero, reparable y transformable. Esta fórmula funciona gracias a un principio circular, nunca lineal. Así, la economía no se basa solamente en factores financieros sino, también, energéticos. En el documental Mañana hay más de un ejemplo de éxito, uno de ellos es la empresa de sobres Pocheco.
Vivimos en sociedades patriarcales que funcionan gracias a un monopolio monetario con intereses. Es eficaz, pero también muy frágil. Hay una moneda que se maneja desde un eje central y que depende de los intereses que genera. El ejemplo que dan en el documental es muy gráfico: si tenemos un bosque de pinos, basta una cerilla para que todos prendan fuego. El monocultivo o la monoeconomía producen mucho pero son muy endebles. El monocultivo implica más enfermedades y más incendios, menos agua y menos animales. La monoeconomía también sufre incendios. En el documental apuntan que desde 1970 la monocultura económica ha dado lugar a 208 crisis monetarias y 145 desplomes bancarios. La diversidad nos salva. Diversidad monetaria y biodiversidad, lo orgánico. Necesitamos el euro para ser eficaces y monedas locales para ser fuertes. La coexistencia garantiza la diversidad y la resistencia del sistema. La moneda local no cae en manos de los especuladores ni alimenta a millonarios porque no resulta interesante. La moneda local permite crear dinero sin generar deuda. Y, lo más importante, circula. Bristol lo practica y en sus billetes lucen David Bowie y otras personalidades en lugar de la reina. Basilea, en Suiza, también cuenta con una moneda local desde los años 30. En EE UU, las monedas locales reúnen a 35.000 empresas. La lista de comunidades es muy extensa y se puede consultar en la wikipedia. La revista Forbes las destaca positivamente y remarca su tendencia al alza. En España hay 70 monedas locales, nacieron en Vallecas en los 90, toda la información se encuentra en el portal de Economía Solidaria.
Llegamos al cuarto ingrediente: la democracia. Si las multinacionales pueden influenciar la política y los políticos acaban ocupándose más de ellos que de nosotros, está claro que hay que cambiar el concepto de democracia. ¿Quién siente hoy en día que su gobierno le roba o le excluye? Todos sin excepción. El documental plantea si la solución es volvernos rebeldes. Una vez más las respuestas descansan en la diversidad y en las leyes de la tierra y los derechos humanos fundamentales, destaca la activista hindú Vandana Shiva. Hay fórmulas que reúnen ciudadanos que atienden una tarea concreta junto a políticos en gobiernos locales. Se trata de un funcionamiento similar al de los jurados. Los resultados son impactantes.
Quinto ingrediente: la educación. Somos conscientes de que la educación necesita desarrollar una competencia compleja, plurilingüe e intercultural, en directa relación con la evolución digital-social que caracteriza el tiempo en el que vivimos y que exige del abandono de la gestión tradicional en los sistemas educativos. El documental se ocupa de una escuela en Finlandia. Allí se implementan técnicas pedagógicas vinculadas al aprendizaje cooperativo, al enfoque por tareas, el acercamiento neurológico y psicobiológico, tomando a los alumnos como centro y no los temas curriculares. Conscientes de que hay muchas maneras de enseñar contenidos, el profesor se convierte en auxiliar de procesos de aprendizaje. Acaban concluyendo junto a su director Kari Louhivouri que en realidad todo se limita a que los seres humanos podamos convivir en este planeta de forma diversa.
El mensaje final es claro. No es demasiado tarde. Pero hace falta empezar ya. No nos sobra tiempo. Ahora mismo hay 1.200 ciudades que trabajan en su transición hacia otros modelos, 4.000 monedas complementarias y grupos que están actuando desde la agricultura, la educación, la energía y la democracia de forma diferente. Lo de siempre no nos sirve ya, nos destruye. Y cada uno decide si se apunta al futuro o al pasado. ¿Cómo? Empieza a plantar en una maceta, basta unas semillas, tierra, agua y sol. Si no tienes espacio, compártela con un vecino, un amigo. Busca los grupos que trabajan por otro futuro en tu municipio. Piensa orgánicamente. No nos quedemos atrás. Mañana es hoy.
Felices transiciones, océanos de iniciativas urgentes, olas de esperanza.
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