jueves, 21 de enero de 2016

Yo también estuve en el "viaje secreto" a Venezuela


Me invitaron para debatir de feminismo. No me preguntaron por mi opinión hacia el chavismo ni me animaron a posicionarme en ningún tema político
Discurso del presidente Maduro durante uno de los actos.
Discurso del presidente Maduro durante uno de los actos. June Fernández


'¡Chávez vive, vive! ¡La lucha sigue, sigue!' Soy de las pocas personas en el auditorio que se resisten a levantar el puño izquierdo. Porque no soy nada mitómana y porque prefiero observar. Si estoy en ese encuentro en Caracas es, en gran medida, por curiosidad antropológica.
En noviembre de 2014 recibí una sorprendente invitación: el Ministerio de Cultura de Venezuela quería contar con Pikara Magazine para una mesa redonda titulada 'Feminismo, Género y Poder'. La actividad se enmarcaba en el segundo encuentro de la Red de intelectuales, artistas y movimientos sociales en defensa de la humanidad, cuya existencia, hasta ese momento, desconocía. Luego me enteré de que es una iniciativa promovida por Hugo Chávez y Fidel Castro con la finalidad de vincular a personalidades de la cultura y las organizaciones sociales al proyecto bolivariano.
Asistimos 300 personas de todos tipos y pelajes: desde mandatarios (como el vicepresidente de Bolivia o el expresidente de Honduras Mel Zelaya), a periodistas, militantes de izquierda, escritoras o blogueros. Vi que había más gente del Estado español, pero no tuvieron especial protagonismo y se habló bastante más de Palestina, por ejemplo, que de Cataluña y del País Vasco.
A mí me invitaron para debatir de feminismo. No me preguntaron por mi opinión hacia el chavismo ni me animaron a posicionarme en ningún tema político. Confirmé mi asistencia seducida por un título desacomplejado y nada institucional, 'Feminismo, género y poder'. La programación sonaba estimulante y me apetecía tanto conocer a colectivos sociales como dar a conocer Pikara. Y, por qué no, confiaba en que me sirviera para formarme una opinión propia sobre uno de los Gobiernos más atacados por la prensa española. De la misma forma que ir a Cuba me sirvió para descubrir a una izquierda crítica que no sale en los medios. No me preocupó comprometer con ello mi independencia política; participar en ese espacio no me convierte en chavista, de la misma manera que participar en un encuentro organizado por el Gobierno vasco no me convierte en peneuvista.
Y, de hecho, si el objetivo era que nos comprometiéramos con la causa, en lo que a mí respecta no pudieron haberlo hecho peor. Leo en La Marea (en el artículo en el que citan la participación de Pikara en el congreso y por el que desde eldiario.es me han pedido que cuente mi experiencia) que Anna Gabriel intervenía en la mesa en la que se hablaba de las migraciones desde una perspectiva de derechos humanos. Me hubiera encantado asistir, pero no fue posible, y aquí viene la primera crítica: la programación del evento estaba montada de forma que las actividades de mayor interés social se solapaban (los foros sobre feminismo, migraciones, pueblos indígenas, cambio climático...), mientras que las plenarias estaban orientadas al adoctrinamiento político. Asistir al discurso de Nicolás Maduro (unas cuatro horas bajo el sol sin poder salir del Cuartel de la Montaña, el recinto en el que descansan los restos de Chávez) o presenciar la inauguración de un instituto sobre el pensamiento de Hugo Chávez eran "obligatorias" (la única actividad en esa franja horaria).
Cuando volví a Managua, me desahogué en mi muro de Facebook: "Si las instituciones del Gobierno bolivariano son tan desastrosas, desconsideradas e ineptas cuando quieren impresionar y fidelizar a sus invitadxs, no me quiero imaginar cómo funcionan las cosas cuando nadie les mira". Las actividades empezaban hasta con dos horas de retraso. Algunos días el almuerzo no llegaba hasta las 3 de la tarde (tardísimo para las costumbres latinoamericanas) y algún día ni dieron de comer a la gente. En cambio, derrocharon en refrigerios y aperitivos para engañar el hambre. Las personas de la organización (gente joven, muy amable y comprometida) aguantaron el tipo como pudieron ante tal caos logístico que habían montado sus superiores.
Y sí, viajamos en vuelos privados. En mi caso, en un 'jet' del Gobierno junto con las otras 7 personas centroamericanas invitadas. Yo me enteré ese mismo día; alegaron que era la solución más viable, en parte porque las malas relaciones diplomáticas con Estados Unidos y sus aliados, complicaban el uso de vuelos comerciales. En general, el derroche de recursos me escandalizó. Nos alojaron en un hotel de cinco estrellas, español para más señas y se abusó (a mi entender) de los coches oficiales y del despliegue policial.
Pero lo que llevé peor fue que nos ataran en corto. Era previsible, por otro lado: solo conocimos lo que les interesaba que conociéramos. Las interesantes visitas guiadas a comunidades dejaban un sabor agridulce por el exceso de matraca política. Nos disuadieron de ir a conocer la ciudad, no nos explicaron cómo funciona el transporte público, no previeron un método para cambiar dinero y finalmente se nos dijo que la única vía era el mercado negro (improvisado entre la propia gente del hotel y de la organización).
El ambiente en las actividades plenarias, de revolucionario tenía poco. En el debate inaugural, celebrado en una enorme sala al estilo Naciones Unidas, solo intervino un representante por cada país, la mayoría hombre mayores de 60 años muy institucionales. No hubo opción de escuchar nuevas voces, no digo ya intervenciones críticas hacia los gobiernos amigos del venezolano. En las reuniones que se hicieron para acordar el pronunciamiento final, compañeras mexicanas y cubanas que forman parte de la red me contaron que no fueron invitadas.
Los foros simultáneos en los que participé, en cambio, sí que dieron pie a debates más libres y a disidencias. En el de colectivos feministas y LGTB ocurrieron dos cosas reseñables. Por una parte, asistí a un contraste entre las organizaciones de mujeres chavistas cuyo discurso se limitaba a recordar lo feminista que era Chávez y los colectivos feministas que trabajaban desde dentro del chavismo pero interpelando al Gobierno de Maduro para que fuera más valiente en asuntos como la despenalización del aborto o la lucha contra la LGTBfobia. Confío en que calase el toque de atención que pegó una intelectual cubana: insistió en la importancia de que el movimiento feminista permaneciera independiente y crítico con el poder para que no siguiera el rumbo del cubano, concentrado en la conservadora y partidista Federación de Mujeres Cubanas.
Pero el debate se interrumpió cuando dos jóvenes gais nos contaron una terrible noticia: el asesinato de la activista lesbiana Giniveth Soto. Entre lágrimas de impotencia, hablaron de la situación de desamparo que quedaba la viuda, ya que las instituciones venezolanas no reconocían su matrimonio, registrado en Argentina. Conté en eldiario.es que este caso se convirtió en revulsivo para reclamar avances en el Proyecto de Ley del Matrimonio Civil Igualitario y para poner encima de la mesa discriminaciones hacia las familias homoparentales en programas sociales como el del acceso a la vivienda.
En definitiva, participar en ese encuentro fue una experiencia muy contradictoria. Me indigné entendiendo de cerca las consecuencias del acoso y la injerencia estadounidense. Aprendí conociendo experiencias comunitarias concretas, de teatro invisible, de muralismo, de planes de urbanismo basados en la filosofía del buen vivir. Pero mi entusiasmo se nublaba por las dosis de sectarismo, de culto al líder (condensado en el broche dorado con la mirada del "Comandante Eterno" que nos regalaron a cada participante) y de recorte de libertades que se respiraba en un foro internacionalista que busca tejer alternativas al orden neoliberal.
Pero, entre decepciones, subidones y más decepciones, recibí un regalo: conocer a dos revolucionarias de las de verdad, las mexicanas Irina Layevska y Nélida Reyes, invitadas a presentar un documental sobre sus vidas: 'Morir de pie' . Esta es la entradilla de la entrevista que publiqué en Pikara . Esta es su historia:
" Desde su silla de ruedas, la mexicana Irina Layevska empuñó el fusil en Nicaragua y llevó petróleo a una Cuba sumida en el periodo especial. Pensó en matarse cuando la esclerosis múltiple amenazó con dejarla ciega, pero finalmente enterró sólo la parte de sí que le limitaba tanto o más que la discapacidad: el género masculino que le asignaron al nacer y que sobrellevaba disfrazándose de su idolatrado Ernesto Guevara. Contra todo pronóstico, Irina ha cumplido 50 años, 13 desde que se asumió como mujer. Lo único que la asusta de la muerte es separarse de su compañera de vida, Nélida Reyes, quien permanece a su lado en una batalla cotidiana contra la enfermedad y la discriminación".

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Pongo aquí este artículo de una persona comprometida con las mejores causas sociales y humanitarias, políticas de verdad y no de fuegos artificiales, que compartió la invitación al viaje hecha por dirigentes de izquierda latinoamericana, concretamente, de Venezuela. Y lo hago para que se sepa lo que fue esa iniciativa contada por alguien que vivió en primera persona el asunto del supuesto akelarre de las fuerzas del mal, según Antena Tres, Inda y demás hierbas aromáticas.
No sé por qué escandaliza tanto que las izquierdas del mundo organicen saraos culturales e ideológicos sin tapujos y abiertos a la información con personajes determinados a los que consideran interesantes por la forma de entender las ideas con el fin de que debatan y ayuden entre todos y todas a poner en común los problemas del momento actual y las propuestas que se les vayan ocurriendo. Tampoco sé por qué se persigue a los invitados por ellos y no se persigue a los invitados que acuden a las reuniones sectarias y a puerta cerrada del club Bilderberg, de la Trilateral o del Club de Roma, por ejemplo, que son sectas elitistas , que para colmo deciden en petit comité y de espaldas a los ciudadanos de a pie, nuestro presente y condicionan nuestro futuro, mientras la izquierda de este mundo sólo trabaja para poder ayudar a que se cumplan los derechos humanos y se respete la dignidad del trabajo, se proteja a los más débiles sociales y se fomente el apoyo mutuo y el bien común entre los pueblos del Planeta y su ciudadanía. Que entre esa izquierda haya merluzos o impresentables como los hay en todas partes es inevitable, pero eso no los convierte en terroristas ni en asesinos en potencia. En cambio los mejunjes de los Bilderbergs y logias de poder bulímico, financiero,empresarial y bancario, que nos martirizan con sus abusos convertidos en política y en leyes por sus esbirros, sí que están más cerca del terrorismo masivo y en hipócrita connivencia con la banalidad del mal, como definía Hanna Arendt esas actitudes asépticas y funcionariales con que se hacen planes asesinos y se firman sentencias de muerte como si fuesen recibos del alquiler o autógrafos en el camerino.

Hay un terrorismo escandaloso que mete ruido porque de vez en cuando, unos locos de atar sin conciencia ni alma, desalmados, se toman la peculiar  "justicia" a la altura de sus entendederas y  con bombas caseras o pistolas robadas a los policías o militares despistados o compradas de extranjis a los fabricantes y traficantes tan éticos como eficientes en lo suyo, hacen una barbaridad. Es un terrorismo de anécdota. Horrible, desde luego, pero no es un plan de exterminio genocida consensuado a desconciencia, con frialdad de psicópatas institucionales, programado en despachos de grandes empresas de inversión bubujera, en ministerios, Pentágonos o Casas Blancas o Rosadas o Bundegstats o Parlamento UE o Congreso USA, en palacios varios y paridos  por economistas, politólogos, científicos, ingenieros, informáticos, sociólogos y hasta filósofos sui generis, matemáticos, químicos y físicos, a los que se paga una millonada por investigar y organizar el exterminio de los pobres, de los hambrientos y de los olvidados que no han tenido la suerte de nacer en un Occidente cultísimo, preparadísimo y supercontrolador de todo.

Esto ya lo hizo el Imperio Persa, los hititas, los egipcios, Alejandro Magno, lo hicieron los romanos en su imperio y parece que la tendencia siguió hasta hoy vivita y coleando a base de sembrar muerte por todas partes. La última exhibición más estrepitosa fue la Hitler. Demasiado exhibicionista, para el gusto de sus herederos directos, en vista de los resultados obtenidos, que decidieron que la próxima aventura sería mucho más teatral y "humanitaria", mucho más sibilina y mejor preparada. Se haría con toda discreción, en grupitos pacíficos de inofensivos aristócratas y millonarios, incapaces de matar una mosca, ayudando en causas filantrópicas y de mecenazgo cultural, y muy bien educados, que irían captando y comprando  adeptos de inteligencia y preparación elevadas sobre la media vulgaris, pero cortitos en ética y moral, a base de sobornos y prebendas, hasta  hacerles sentir por encima del resto de los mortales para que no se diesen cuenta de que son meros esclavos de la verdadera cleptocracia mundial.

Y así vamos. Poseen los medios de comunicación, poseen las empresas más fuertes, los mercados del dinero, las materias primas y la producción industrial que las transforma; poseen el oro negro que suben y bajan al ritmo de sus cálculos y porcentajes, poseen la banca mundial y las agencias calificadoras que aúpan a los gobiernos afines en pillería y se cepillan a los que no coinciden con sus objetivos. Poseen la tecnología, la ciencia teórica y la experimental, regulan la educación para deseducar en valores y formar robots en vez de seres humanos libres. Hasta pueden crear falsas izquierdas que hundan la izquierda desde dentro y les pongan en bandeja a las masas más absortas en esclavizarse para consumir que interesadas en salvaguardar el patrimonio de la dignidad y los derechos que tienen como seres humanos.
Si las inversiones en el fomento de la miseria dejan de ser rentables y las  ganancias disminuyen, el poder pierde peso y hay por ahí pueblos y naciones que no quieren entrar en el corral del ganado al reclamo de los capataces, pueblos que aún son felices a su manera y no necesitan tener en la esquina un Burger King para sentirse los reyes del mambo, y piensan que su modo de ver la democracia no es el mismo que les quiere imponer la pluto-dictadura imperial globalizada, entonces es que algo falla y hay que recuperar la forma de siempre con otro new deal adaptado al escenario del momento; es la oportunidad de montar guerras de baja intensidad que liquiden a la gentuza harapienta y de costumbres raritas, como llevar velo, chilaba, turbante o babuchas y si no se dan por vencidos, se inventa un terrorismo en esos pueblos que dé pie a más guerras de liberación...guerras de arrasar, de tierra quemada conde no vuelva a crecer una hierba si no es bajo una bandera con barras y estrellas junto a un pozo de petróleo o a un yacimiento de minerales estratégicos. Un terrorismo de diseño, que sea universal y globalizado, que pueda atacar por todas partes y por sorpresa, acojonar y encoger a los ciudadanos globales, con el fin de que no se desmadren con exigencias y tontunas irreales, tales como el bien común, la justicia universal, el respeto a la diversidad, la libertad de pensamiento, de culto  privado y de elección laica para el Estado o los derechos humanos, que sólo son pamplinas.

Pero ese montaje no es terrorismo, qué va, hombre por dios! Eso es la civilización occidental. Ni más ni menos. Y nadie en su sano juicio puede poner en solfa sus maravillas. Y si algún país insensato lo intenta, lo lleva claro. Mira Venezuela; uno de los países más ricos del mundo y ahí está...con una dictadura populista disfrazada de "gobierno del pueblo", pero hegemónico y tan tirano como los yankies, sus enemigos mortales, hecho unos zorros por la manía populista de querer que no haya pobres...qué ilusos...si los pobres son inevitables, como las cenizas en la combustión, es normal que haya cenizas y escoria donde hay energía social de primera que necesita crecer y arder en consumismo y en bienestar asociado a ir consumiendo más y más cada día...hasta el punto de que es imposible no ser esclavo por mucho que se tenga, porque necesitas comprarte una casa y un chalet, y comer en pizzerías y restaurantes de lo más cuco, que dan trabajo y dinero, vestirte, tener un coche o dos, irte de vacaciones, de compras y de viajes por el mundo...que también es necesario para que haya más dinero en circulación...y si puedes tener cada día más ¿por qué conformarte con menos? ¿Que el dinero no da la felicidad? ¿Y para qué hace falta felicidad cuando se pueden acumular tantas cosas y tanto créditos e ampliaciones de hipoteca, que te harán arrastrarte en trabajos asquerosos y mal pagados para poder mantener el nivelazo de llenarte de trastos y de deudas tan geniales? Si enfermas por el estrés de la posesión ansiosa e incontrolable, no te preocupes, porque la medicina te acabará de arreglar el problema, siempre y cuando te puedas pagar un seguro privado y un plan de pensiones que cuando te llegue el turno de cobrar se habrá devaluado y te tocará aceptar minijobs a los 70 para poder pagarte el alquiler sin tener que dejar de cenar y desayunar...Claro, que todo eso lo puedes evitar si te incorporas a la élite, si trabajas para el sistema y  si dejas que te pasen tarjetas black y planes de ahorro en las sicavs del régimen  ya verás qué cambio...Nada de mindundis ni de pobres diablos honrados que no tienen porvenir alguno... Y si no, mira, lo de Allende en Chile, lo de Rusia, lo de Cuba, lo del Che Guevara, lo de Lorca, Miguel Henández o Antonio Machado, lo de las cunetas y eso, lo de China y Corea, lo de Argentina y los desaparecidos a tutiplén, lo de Perú, lo de Venezuela...ya veis, qué mal ¿no?

Además, qué manía con suprimir la pobreza, con lo que mola dar limosna a los mendigos y al tercer mundo y crear asociaciones benéficas para dar trabajo y caché a nuestros jóvenes voluntarios, ¿qué pasaría con Caritas, con la religión católica y las órdenes mendicantes, con Sor Lucía Caram y el Padre Ángel si la pobreza desapareciera de golpe y porrazo, como el pecado, que es tan necesario y saludable para poder arrepentirse y volver con la frente marchita y las nieves del tiempo blanqueando la sien? ¿A qué se dedicaría el papa tan  apañao que hay ahora, en qué pasaría el tiempo de dar caña al mundo recordándole lo malísimo que es? ¿Qué pasaría con la confesión, se convertiría en sesión de coaching o de psiquiatra amateur? ¿Imagináis qué hecatombe habría si la izquierda terrorista y descreída, unida a la herética teología de la liberación acabasen por convencer a la peña de que las cosas pueden cambiar si queremos que cambien en este mundo, que el cielo no es un lugar sino un estado de conciencia que no necesita la muerte para alcanzarse, que se llama " el reino de Dios" en el lenguaje de Jesús de Nazaret  y que incluso el evangelio cristiano tiene mucho más que ver con las ideas de Karl Marx que con las del Vaticano y sus huestes rezadoras?

Ah, pero el sistema Big Brother  no es terrorismo, toda la crítica de Orwell se equivoca en su analogía negativa, porque está muy bien organizado, muy bien pensado, es todo muy libre, muy respetuoso, muy estructurado, previsor y muy legal, con las formas de la democracia todo se elige en las urnas, con unas buenas leyes, que nadie ha votado ni conoce, es cierto, pero que separan en la mesa electoral el valor de los votos de bien que valen mucho más que el de los votos de la chusma y del pueblaco de poco pelo, que son morralla y no valen nada. Y luego el culmen de todo: la tele, sus telediarios y sus tertulias inefables con pinganillo en oreja dando pautas para evitar que la cosa se desmadre hacia la izquierda según se mira desde fuera y que suele ser la derecha según mira el presentador. Satrapía en estado puro, la oreja y el ojo inductores del poder que velan para que no nos desviemos. Menos mal que está el faro del plasma siempre ahí, como la lucecita de El Pardo, que q.e.p.d!

Pero todo eso no es terrorismo, qué va! Es pura libertad organizada desde arriba, divinamente, como tiene que ser; es el sistema que necesitamos para que no se produzca el caos. Como en Venezuela y sus terroristas en avión reunidos caóticamente para pensar maldades mucho más malas que las nuestras. Of course! En cambio la crisis de 2008 no fue un caos para nada, ni un golpe maestro del terrorismo financiero, sino el plan perfecto para acabar  de un plumazo recortador de todo, con los malos hábitos de los pobretones sin pedigrí, sin título nobiliario ni ducados e infantados por aspersión dinástica y forrística. El invento de la crisis fue la redoma alquímica en la  que  se disuelve la decencia y se coagula el cinismo a tutiplén. Solve et coagula decían los enteraos de entonces. Y lo mismo dijeron Rato y Blesa cuando metieron mano en Bankia y en las preferentes al alimón.

Con estas evidencias impepinables queda clarísimo que Podemos es un tentáculo del terrorismo internacional izquierdoso y peligrosísimo, porque ha viajado en el avión de marras; no importa si aniquila la democracia interna en España, si convierte en felpudo a la ciudadanía, si está bloqueando la gobernabilidad para llevarse la mejor parte del botín a costa de un desastre legislativo, no importa que cambie de idea y propuesta cada dos por tres, en plan transversal o atravesado, no importa que se apunte a la OTAN con general incluido después de haber afirmado lo contrario unos meses antes, ¡con lo que molan los fajines!, tampoco importa nada que  haya ninguneado y mareado a las mareas, comprometido a compromís, ni que se haya apropiado y adjudicado Ahora en Común sin ver que hay  mucha ciudadanía que no traga con el podemismo y  que también era parte de AeC y ahora no sabe qué demonios pasa con su opción plural y democrática bajo el cetro unívoco de Pablo Iglesias, y no contento con tal curriculum de piratas del Caribe, lo haya ampliado torpedeando en plan submarino a Unidad Popular porque tiene más ética que ilusiones hegemónicas y Garzón le ha dado calabazas como portavoz de casi un millón de votantes que no tragan con el pablismo a la desesperada, ni que se haya intentado cargar la Izquierda en todas sus variantes plurales con los peores y más sucios métodos... Eso es todo agua de borrajas si se compara con el terrorismo de sus coletas, rastas y madres lactantes a saco por los escaños en plan mamadero prêt-a-porter ,  todo eso es peccata minuta si lo comparamos con lo del avión a Venezuela. Terrorismo tal cual. Ains!

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