domingo, 17 de enero de 2016

Herodes y el alcalde de Valencia



Por: | 13 de enero de 2016 (El País)
 
Las cabalgatas de Reyes que se celebran todos los años en España han dado pie en 2016 a interminables polémicas. Los consistorios gobernados por coaliciones de izquierda, caso de Madrid o Valencia, han sido objeto de numerosas críticas a raíz de los cambios introducidos en la vestimenta de los Reyes Magos, y otras cuestiones. EL PAÍS no ha tratado el tema con excesiva amplitud, por considerarlo una cuestión menor. Sin embargo, varios columnistas se han hecho eco de la polémica, entre ellos, Rubén Amón. Su artículo  ¿A quién pertenece la cabalgata?, publicado el domingo pasado, ha provocado numerosas quejas de lectores que han señalado diversos errores en él.
 En su texto, Rubén Amón no criticaba en su conjunto los cambios introducidos sino que pretendía explicar el entramado histórico de estas manifestaciones católicas, y deslindar lo estrictamente religioso que hay en ellas de lo cultural. Sin embargo, incurría en algunos errores relativos al alcalde de Valencia, Joan Ribó, y a la cabalgata celebrada en esta ciudad, que varios lectores me han expuesto.
Josep Lluís Marín García me escribe lo siguiente respecto a la columna de Amón:
"Aún tratándose de un artículo de opinión, cabe exigir al autor rigor en las afirmaciones y los hechos expuestos, sobre todo cuando sirven para articular su tesis. Por ello, no puedo dejar de expresar mi sorpresa y malestar cuando se pueden leer en el artículo frases como la siguiente: "[...] también favorecen los escarnios las posiciones estrafalarias de los ediles que han pretendido sustituir justicieramente una iconografía por otra, bien persiguiendo los belenes, como el alcalde de Valencia, en plan Herodes [...]".
Sorpresa y malestar por cuanto en la ciudad de Valencia, durante estas fiestas de Navidad, no ha habido ninguna persecución de belenes por parte ni del Ayuntamiento ni de su alcalde, el señor Joan Ribó. De hecho, y pueden comprobarlo consultando la hemeroteca e incluso su propio diario ( La plaza del Ayuntamiento de Valencia tendrá fiesta fin de año ), este año, como novedad, se ha instalado un belén histórico en el propio edificio del Ayuntamiento, que ha sido visitado por un gran número de personas, además del belén a tamaño natural y de propiedad municipal que se ha instalado en la plaza de la Reina, a los pies de la Catedral, con un gran éxito de visitas y los parabienes de la asociación de comerciantes del centro histórico.
No entro a juzgar las opiniones del señor Amón que, por supuesto, tiene todo el derecho a exponer su punto de vista. Pero como lector de su diario considero intolerable que un articulista construya su discurso a partir de mentiras, falsedades e inexactitudes. Y aún es más grave cuando el autor reincide en ello, pues cabría recordar que el 23 de diciembre ya publicó otro artículo (Navidad: ¿Ha nacido la niña Jesusa?) donde lanzaba sus críticas a la persecución de belenes por parte del alcalde de Valencia: 'Discrepa el alcalde de Valencia. Que se ha puesto a perseguir los belenes como Herodes perseguía a los niños'. Una fecha, por cierto, en la que los dos belenes instalados por el Ayuntamiento de Valencia hacía 20 días que se podían visitar.
Creo que corresponde al diario hacer un ejercicio de rigor y exigir a sus articulistas que basen sus opiniones en afirmaciones veraces. Incluso el establecimiento de un mecanismo para contrastar la veracidad de los hechos expuestos. Lo contrario constituye un fraude a los lectores. Y, si a ello le añadimos contumacia por parte del autor del texto, resulta mucho más grave".
Por su parte, Juan A. Piedra Alcaraz menciona otra imprecisión en el texto del articulista:
"En otro apartado afirma ' ..el alcalde de Valencia, Joan Ribó, incurrió en un exorcismo afrancesado  para sustituir la trinidad de los magos- Melchor, Gaspar y Baltasar- por la encarnación femenina de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad...' cuando en realidad este acto corresponde a un desfile organizado por una sociedad privada La Sociedad Coral El Micalet y que fue recibida por el alcalde en el Ayuntamiento, como lo hace con iniciativas ciudadanas de todo tipo. Este desfile se realizó en fechas anteriores a la fiesta de la Epifanía y la cabalgata se realizó a la manera tradicional con los Reyes Magos, su acompañamiento bíblico e incluso con lectura final del texto del Evangelio según san Mateo.
Lamento tener que comunicarle estas informaciones falsas y tendenciosas, que siembran el desconcierto en lectores que consideramos a El País como un medio de información fiable".

Inexactitudes que han llevado a Francisco J. Morales Olivas a escribir lo siguiente:
"Soy lector de El País desde el 4 de mayo de 1976, no siempre he compartido la línea editorial. Debo confesar que cada vez la comparto menos, pero siempre he pensado y me gustaría seguir haciéndolo que El País, con independencia de su línea editorial, es un diario serio en el que el contraste de la información es una práctica imprescindible. El artículo de Amón demuestra lo contrario ¿Dónde queda el libro de estilo?
Vivimos tiempos difíciles. Cada vez es más complicado obtener información no ya objetiva, sino veraz, y sería deseable que El País celebrase su cuarenta aniversario respetando ese principio fundamental del periodismo que es el contraste de las informaciones".
    Lo cierto es que el artículo de Rubén Amón se publicó el 10 de enero, dos días después de que EL PAÍS recogiera en una información fechada en Valencia, -Ribó y Oltra condenan los ataques a raíz del acto de las 'reinas magas'- el desmentido del alcalde de esa ciudad a las noticias que se han propagado sobre la supuesta sustitución de la tradicional cabalgata de Reyes por otra laica, o la falsa supresión de belenes.
Rubén Amón me envía la siguiente respuesta a los lectores.
"El alcalde de Valencia ha felicitado la Navidad sin mencionarla en un cartel que él mismo ha definido de 'laico e inclusivo', evitando toda alusión a la iconografía tradicional. Del mismo modo, recibió en el balcón del Ayuntamiento a las 'reinas magas' Libertad, Igualdad y Fraternidad, recuperando una tradición republicana en coincidencia con la fiesta de los Reyes Magos.  Es una premeditada exageración y hasta una 'boutade' la comparación con Herodes. Y es cierto que el Ayuntamiento inauguró un belén en Salón de Cristal, pero 'evacuó' el tradicional y más vistoso fuera de la sede municipal, -se exponía en la plaza del Ayuntamiento- a la plaza de la Reina.  No creo que el discurso del artículo de opinión se construya con "mentiras y falsedades". Sí admito alguna inexactitud. Y sostengo la tesis fundamental sobre la confusión iconográfica de la nueva política y la amalgama resultante de los planos de la tradición, la religión, lo eclesiástico, lo espiritual y lo cultural".
Amón tiene todo el derecho a sostener la 'tesis fundamental' de su artículo, pero estimo que debiera haber confirmado la veracidad de los datos que maneja en él.

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He encontrado en la sección de Opinión de El País, este artículo revelador. Y la decencia de Lola Galán saliendo al quite del dislate informativo y dando voz a los lectores alucinados por el contraste de la realidad valenciana con la ficción alucinógena del reporter Tribulete de turno.

Parece mentira que un diario de tanto prestigio y caché albergue en su elenco de periodistas profesionales a personajes al estilo de Rubén Amón, capaces de dar noticias trucadas, de inventarse realidades paralelas y sobre todo para que los lelos y lelas crezcan y se multipliquen con la información contrahecha  a gusto de la distorsión del cronista-tronista, obesionado por su ideología o por su delirium tremens, que al parecer se confunden en el imaginario rubenamonista.
A veces le he escuchado en la Sexta y me ha sorprendido su capacidad para el mestizaje entre churras y merinas, pero no le había dado mayor importancia que a las opiniones de Belén Esteban, en versión política, un poco como me sucedía con Alfonso Rojo y me sigue sucediendo con Maruhenda o Inda en días de especial inspiración profética.
Una tiene el perfecto derecho a que no le gusten muchas cosas, a disentir, a oponerse, a estar en contra de lo que no ve adecuado como forma de acción política, pero, sobre todo si se trabaja en los medios de comunicación como profesión seria, se tiene además el deber de ser fiel a la verdad, objetivamente, a no deformarla con comadreos de taberna, de no mentir para que la realidad que no le gusta se acople a sus intereses personales, en la misma línea en que actuaban Goebels o los ministros "del movimiento e información turismo" con la marca España, de tan tenebroso recuerdo. Un periodista se diferencia de un chismoso precisamente porque ama la verdad y a ella le sacrifica la parte subjetiva de sus opiniones y criterios.

No me gusta poner de ejemplo lo que yo hago, -sobre todo porque además no soy periodista- disculpadme por ello, pero sólo lo propongo como sencilla referencia comprobable y es lo que ahora tengo más  a mano en este mismo blog; acabo de publicar una defensa de Pablo Iglesias ante las acusaciones de su supuesta corrupción. No me gusta lo que hace Pablo Iglesias, no estoy de acuerdo con su visión de la política ni de la sociedad. Jamás le votaría ni haría lo que él hace ni diría lo que dice ni como lo dice, pero esas sucias maniobras contra él - o contra cualquiera- no me alegran ni me impulsan a ser cómplice de una injusticia que utiliza vilmente la difamación y la calumnia y quién sabe si hasta el invento de pruebas falsas para hundir a personas que molestan y ponen en evidencia las mentiras de los incompetentes y pésimos gestores. Difama que algo queda es un repugnante proverbio que las buenas prácticas de los medios periodísticos deberían apartar por completo de las formas y estilos de comunicación creíble y respetable.

En mi caso la repulsa por este reportaje de Amón, es total. Será porque esta vez conozco de primera mano la realidad municipal y social de la ciudad de Valencia, en la que llevo viviendo 33 años y ya es mi municipio adoptivo. Será porque he podido tener la experiencia directa del contraste entre la ciudad cívica de Ricard Pérez Casado, Clementina Ródenas o Joan Ribó y la ciudad feudal de Rita Barberá y sus mesnadas. Será porque nunca habíamos disfrutado de un Ayuntamiento abierto de par en par cada día de la semana y especialmente durante las Navidades para contemplar el Pesebre histórico, el Belén, hermoso y tan querido por la tradición cristiana que inauguró Francesco de Assisi en el siglo XII...Será porque me asombra encontrar personas que han estudiado ciencias de la información para acabar aplicando la praxis de la deformación como sustancia de la desinfirmación más cicatera e innoble, o tal vez será porque me choca que un periodista de tal laya forme parte de la plantilla de El País, en vez de estar en la Cope pilotando maravillas tipo El gato al agua o formando peña con Jiménez Losantos.

La pluralidad y diversidad de las ideas es una riqueza y un deber en las redacciones y agencias que manejan las noticias y emiten opiniones de fondo, pero al mismo tiempo también debe exigirse una calidad moral exquisita, un código deontológico profesional que garantice la validez real de la información, y si se apura, un equilibrio psicoemocional en el periodista, que le permita distinguir la realidad del esperpento deforme. Diferenciar la delicadeza del óleo en la luz y los colores de la Pradera de San Isidro, frente a los aguafuertes traumáticos de las 'pinturas negras', valga como metáfora.
Parafraseando a Don Francisco de Goya, ya que estamos en una analogía que le implica, podríamos afirmar que el patinaje neuronal de periodistas perdidos entre Pinto y Valdemoro y jugando a mantear al prójimo con la venda en los ojos y jugando a la gallinita ciega, pproduce monstruosas desinformaciones asaz mosqueantes en el 'lectorado', harto de que le intenten colocar gato ppor liebre en cuanto se descuida, ppara que siga lloviendo a gusto de los fabricantes de pparaguas y sus expponenciales sobrecarga/os y  sobrecogimientos diversos. Que estas cosas, ppor reppetidas y cansinas, ya hasta cantan Rigoletto con rever y todo. Ains!

P.D. Una última aclaración a la 'aclaración' embrollada de Amón: el belén municipal no ha llegado jamás desde la Plaza del Ayuntamiento a la de la Reina. Sería un verdadero "belén" con el trafico de la calle San Vicente y la distancia que hay entre ambas plazas. Lo que, durante los días navideños llena esa Plaza donde está la catedral, -como sucede en Mayo con la fiesta de la Patrona- son los puestos del mercadillo de Navidad, sin ningún belén municipal de por medio, si no son las figuritas que se venden en los puestos de artesanía. O Rubén Amón no sabe lo que ve o simplemente no lo ha visto nunca y habla de oídas y confundidas.  Mejor hablar de lo que se conoce directamente si se quieren denunciar hechos concretos, que de lo que nos cuentan fuentes de dudosa objetividad o la lectura de periódicos aborígenes que en sus crónicas no se entretienen en dar detalles que todo el mundo conoce en el entorno local y regional.
Aleshores, y cariñosa y virtualmente, un zascapón para Amón.


                                      Resultado de imagen de el reporter tribulete




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