Rivera parece haberse decantando por intentar presentarse como el
gran muñidor de un gobierno PP-PSOE propiciado por su visión, prudencia y
habilidad

EFE
El líder de Ciudadanos afronta estos días un dilema
peliagudo. Sabe que si permite un gobierno donde figure Podemos, se
multiplican las probabilidades de que Pablo Iglesias le acabe ocupando
amplio espacio en la izquierda de su base electoral mientras a su
derecha tornan espantados al Partido Popular.
Pero
tampoco ignora que si permite en solitario un ejecutivo del PP, se
multiplican las posibilidades de que Mariano Rajoy le haga un David
Cameron y lo fagocite como al pobre Nick Clegg mientras sus votantes más
de izquierda vuelan de regreso al Partido Socialista.
La solución menos mala para esta disyuntiva resultaba
bastante obvia: entrar en el gobierno con la opción que haya elegido.
Pero, llevado por el fragor de la campaña electoral y la borrachera de
los sondeos que llegaron a colocarle el primero, el propio Rivera se ha
cerrado esa puerta. Puede volver a abrirla. Pero deberá explicarlo muy
bien y asumir algún coste. Aunque en la presente tesitura de la política
española el 'stock' de buenas soluciones anda más que agotado.
Rivera parece haberse decantando por intentar presentarse como el gran
muñidor de un gobierno PP-PSOE propiciado por su visión, prudencia y
habilidad. Sobre el papel no parece mala idea. Aunque encierra algunos
problemas y contradicciones, empezando por la evidencia de que necesita
que los socialistas le compren una burra que les saldría completamente
coja.
Rivera parece haberse decantando por intentar presentarse como el gran muñidor de un gobierno PP-PSOE propiciado por su visión, prudencia y habilidad
Afirma el líder de Ciudadanos que hay que acabar con el
partidismo y el sectarismo, hablar con todos y dejar atrás la vieja
política de elegir entre rojos y azules. Pero lo cierto es que, al
parecer, se puede hablar con todos menos con Podemos, y cuando se trata
de elegir, escoge a los azules.
Más llamativo aún
resulta escucharle hablar estos días de la necesidad de un Ejecutivo que
regenere la vida pública española, pero excluyendo cualquier acuerdo de
gobierno con Podemos, para evitar un gobierno radical y no poner en
riesgo la unidad de España, mientras propone grandes acuerdos con los
populares y los socialistas para garantizar un programa reformista y la
dichosa unidad de España.
Justo durante la semana en
que se reabre la causa por la destrucción de los discos duros de
Bárcenas, el escándalo Acuamed fuerza dimisiones en Moncloa y salpica al
comisario Arias Cañete, o en Valencia la policía detiene a varias decenas de dirigentes del PP tras una redada anticorrupción,
Albert Rivera no se cansa de decirnos que la mejor opción para acabar
con la corrupción y regenerar España pasa por un Gobierno presidido por
el Partido Popular. O Ciudadanos es una marca blanca o tiene el
detergente que lava más blanco del mercado.
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