jueves, 21 de enero de 2016

La voz de Iñaki


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Pedro Sánchez y el día 30

EL PAÍS 

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En efecto, del Psoe depende ahora mismo el equilibrio de la balanza. Pedro Sánchez hasta ahora viene demostrando la mejor disposición para el entendimiento y el Partido Socialista la mayor capacidad para ir desbrozando el farragoso panorama entre la costra roñosa de lo viejo que representan tanto el pp como su viejoven fotocopia, C's y la dureza acomodaticia y estratégica de Podemos, más falsa que los euros de plástico, simple maniobra para entorpecer y ponerse contra el Psoe recalcando como suyas las mismas propuestas socialistas, no para cooperar, sino para enterrar al rival y ocupar el lugar de la izquierda en pleno ataque de dislexia acomodaticia. El socialismo se enfrenta a sus fantasmas de siempre: avanzar sin hacer daño, pero sufriendo el vudú de los que le quieren ver fuera de juego, aún dentro del propio partido, en una autodestrucción incomprensible.

No es creíble que un Psoe comme il faut no comprenda lo inevitable y terapéutico de la consulta catalana. Basta con recordar la figura enorme de Maragall y el bien que consiguió en su tiempo para no amilanarse y hacer un jaque mate a las triquiñuelas podemitas, que ponga en evidencia los pies de barro del ídolo. 
El Psoe debe tener suficiente inteligencia como para saber a estas alturas que lo que rompe España no es la posibilidad de una consulta en Catalunya o en cualquier otra autonomía, que además es un derecho natural, -además de la injusticia hecha sistema de gobierno-, la rigidez, la intolerancia y el rechazo por parte de líneas rojas que sólo son manipulaciones interesadas, puesto que el mismo Podemos hace unos meses estaba en el bando españolón más rancio del dilema catalán, su amor por el referendum es solo una jugada más del ajedrez podemita. Una más. Sin convicción ética ni fundamento más allá del trepaje. Si mañana le diese más votos catalanes echar pestes del referendum, lo harían encantados y convencidísimos. 
El Psoe no puede ni debe estar a esas bajuras. Por veteranía en el tiempo, por experiencia en el diálogo y por frescura socialista, tiene que ir más lejos que un movimiento simplemente estético que solo busca dar campanazos y dejar atónito al personal con técnicas más propias del mus de taberna que de la política seria. Va de farol. Y un farol sólo es trampa. El Psoe no debe caer en ella, sino superar la propuesta farolera con la decencia de la escucha y una propuesta más sana, como es la capacidad de ver los propios fallos y subsanarlos in situ. ¿Cómo? Haciendo lo que ni siquiera es capaz de hacer el Rey: invitar a una mesa de  diálogo público con Podemos a los catalanes interesados, como la presidenta del Parlament y el President de la Generalitat y a Ada Colau y a la CUP y a Esquerra...y a las fuerzas políticas que han rechazado tanto Podemos como el pp y C's...o sea a Bildu y a UP y a Compromís...El pp y C's, para que prueben su propia medicina, si quieren que vayan invitados como oyentes y opinen en la segunda ronda. Sería un flash democrático  mucho más ético que estético, en el que lo que importaría más que las rastas y la indumentaria, sería la inteligencia y la honestidad de lo transparente. Sería presentar en público al Emperador desnudo y mostrar quienes tienen en su mano las llaves del vestidor. 
La enfermedad de España es la la trivialización de lo fundamental y el fundamentalismo de lo trivial. Hay que acabar con ella y con los gestos y actitudes que la agravan y la han hecho crónica. 

Pedro Sánchez ha demostrado valor y decencia. Humildad y talento para superar y enmendar sus lagunas personales y políticas. Es noble y limpio. Ya dejó en cueros la inutilidad de Rajoy en el Estado de la Nación y en el último debate en tv. Ahora debe hacer lo mismo con los demás farsantes. Y la mejor arma es la verdad al servicio del bien común y viceversa, por encima de los apaños. Entender que el bien común no es una ley rígida sino el oxígeno que permite que las leyes, las ideas fijas y los preceptos se humanicen para facilitar la comprensión y la aceptación de la diversidad como un don y no como una penitencia. Si lo ve claro y los torquemadas de su partido lo dejan en paz, Pedro Sánchez será capaz de conseguir que la investidura no sea solo un trámite necesario, sino un paso decisivo en el verdadero cambio de paradigmas que ya necesitamos como el aire para respirar.

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