sábado, 30 de enero de 2016

Hábitos mentales y sociales que no nos dejan crecer




                    



                                                        



Se escuchan con frecuencia comentarios acerca del estado desastroso de la política que gestiona nuestras necesidades y se especula con la importancia de tener unos líderes carismáticos y contundentes que monten pollos, "luchen" y "peleen" en nuestro nombre y por nuestras justísimas causas. Se admira al preboste 'campechano' que más grita, que más chulescamente  insulta, que no se 'achica', simplemente siendo más educado que cacique en en ejercicio, ante la fiereza de sus oponentes o que suelta un taco o una impertinencia o da un bufido, o cuelga sambenitos escupiendo fango contra la integridad del 'enemigo', para tapar su propia ignominia incompetente, donde no es capaz de poner un argumento, ni una denuncia en el juzgado contra la corrupción, ni unas propuestas alternativas y aplicables, que alivien y resuelvan situaciones demenciales y enrevesadas más por torpeza, indolencia e irresponsabilidad que por dificultad verdadera. 

Es un error muy grave creer que necesitamos salvadores y gerifaltes para que ocupen el lugar de nuestra participación co-responsable , que nos "defiendan" porque nosotros y nosotras no nos consideramos con suficiente inteligencia ni posibilidades para organizar nuestro mundo circundante. Es una idea viejísima, cavernaria. Tribal, en la peor de las acepciones del término. Necesitar siempre un jefe que nos resuelva todo y un hechicero que nos aplique recetas mágicas y nos dé talismanes o novenas a Santa Rita, para obtener milagrosamente salud, dinero y glamur. Un preboste importante con la rimbombancia distante y adecuada como para creerle a pies juntillas e incluso incluirle en el trío demoledor: Dios, Patria y Rey. Que luego aplicamos a la baraja, sin ver la analogía: Sota, Caballo y Rey. Las trinidades nos ponen, por lo que se ve.

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Error-tabú nº 1:

Ese montaje heredado nos tara y nos paraliza. Nos impide ver quienes somos de verdad y qué tarea asumir en el conjunto social. Nos impide reconocernos como iguales a todos, incluidos los poderosos, ricos y enteraos. Ese impedimento nos convence de que estamos condenados a acatar los enjuagues del poderío porque no somos nadie, aunque seamos millones y el poderío sean cuatro gatos. Olvidando que muchas mentes ven y piensan más y mejor que unas pocas, que muchos ojos, oídos, voces, olfatos y manos, pueden percibir , elaborar, comunicar y edificar mucho más que los cuatro de marras. 
Ese montaje impide que nos tomemos en serio a nosotros mismos, ya que los poderosos nos han inculcado desde hace milenios que no valemos un chavo sin no están ellos por medio ocupando el puesto de los dioses en diversos niveles, tomándonos a chacota, ninguneando nuestras reclamaciones, legislando contra nosotros en vez de favorecer lo que nos ayuda a mejorar, por eso, aunque haya bienes y recursos que bien administrados entre todos darían para todos,  se va de mal en peor. Los gerifaltes se lo apropian y para más inri, nunca se sacian de acumular a saco todo lo que pillan. "Mil, dos mil, cinco mil, doce mil...", Rus dicit, dum Marianus aplaudet et Rex et senatores et tribuni plebis  ad alterem locum aspicunt...


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Error-tabú nº2:

Hacernos comprobar nuestra impotencia es ya un arma del sistema para dejarnos K.O. como ciudadanía imposible. Hasta los presuntos liberadores y mesías, tipo Podemos o comunismo-leninismo o caudillismo fascistoide, o socialismo remendado con el hilo y la aguja neoliberales, independentismo  manipulado, etc...nos presentan la misma batería de mantras, aunque con palabras distintas. "La gente es muy maja pero no sabe como apañarse sin seres especiales como nosotros, verbigracia; por eso necesita una "clase política" que la redima de su mogollón; es evidente que para poder organizar ese cacao hay que salirse de él previamente, pillar poder a tope, montarse un aparato comme il faut, subidos en la chepa de toda  la morralla quejumbrosa y embarullada, para poder "empoderarla", dentro de un orden, claro, que les quede meridiano que la igualdad tiene sus líneas rojas y que, aunque lo parezca, todo el monte no es orégano ni hacienda somos todos, que siempre ha habido clases, a ver si no... ¿Acaso Napoleón, Bismark, Lenin o Hitler, Mussolini, Pinochet, Franco, Fidel Castro o Chavez  eran como todo el mundo? Pues no. Evidentemente, no. Ellos nacieron de una pasta elegida, diferente, preferente cual Blesas y Ratos despendolados, por eso nada les frenaba y sabían mucho mejor que la gente lo que la gente debe querer y necesitar. 
Los más a la derecha van a saco, no se entretienen en filigranas ni explicaciones, ni en preguntar, montan leyes a su medida, una guerra, una persecución y un estado policiaco, y hale, a por ellos y que se jodan fabrescamente...Los más a la izquierda, en cambio, sí, gustan del recochineo de marear la perdiz hablando de libertad y democracia constantemente, y hasta de justicia y todo...pero claro eso tiene que ser a base de "empoderar" a la gente. Solo que tratar de empoderar a alguien es un empeño tan imposible como intentar comer o respirar por otro. Nadie  respira ni nadie ingiere, deglute y digiere en nuestro lugar. Nadie puede darnos la conciencia que nosotros ni siquiera echamos de menos. Por eso nadie puede "concedernos" el poder que no sea nuestro de verdad. Que no ejerza nuestra responsabilidad y nuestro compromiso, personal y colectivo, social y político. Lo intentan hablando por nosotros, pensando por nosotros, actuando y decidiendo por nosotros y ya puestos, arramblando con todo lo de nosotros, como hecho natural cúspide de la suplantación total.

Que no nos sigan timando, si  nosotros nos empoderamos ellos nos sobran como representantes y sólo serían meros portavoces que no podrían decidir nada trascendente en el Congreso sin consultar a y estar avalados por las bases sociales. Hasta ahora, en Valencia al menos,  sólo Unidad Popular y Compromís lo vienen haciendo desde la primera asamblea. Ni Podemos ni gaitas. Ellos son parte del sistema también. La prueba es la alegría y el frote de manos con que la oligocracia les ha permitido asaltar sus medios sin ningún obstáculo; por una aparición de Alberto Garzón, de Sol Sánchez, Ricardo Sixto, Ada Colau, Carmena, Oltra o Joan Ribó, hay docenas de apariciones podemitas sin parar. Que la cosa ya parece Lourdes, Fátima o El Escorial con tanta aparición...Por algo será, que la Cueva de Alí Babá no regala euros a céntimo ni pantalla gratis al enemigo si no es porque le va a sacar provecho a base de bien...

                               

                                  Resultado de imagen de imágenes del libro de la selva, los buitres


Error-tabú nº3

Estar afincados cómodamente en la inercia, porque aún los damnificados son los más pobres sin ver el proceso de acoso y derribo a toda la sociedad, y como los buitres -también tres- de El Libro de la Selva de Rudjar Kippling, desde las ramas de los árboles miran como el tigre Sheerkan va  tras Mowgli para zampárselo, mientras se dicen entre sí, muy preocupados y desde arriba: "Algo habría que hacer", "Sí, eso, algo podríamos hacer antes de que se lo coma", "Sí, ¿pero qué vamos a hacer?" "Pues, sí, algo habrá que hacer". 
O sea, hay que tomar conciencia de que la mala situación no es solo de los pobres y marginados por la crisis-Sheerkan, sino que ese mal funcionamiento de todo el país salvo de los negocios de los cuatro gatos, es el futuro que han diseñado para todos y todas. Y que ningún salvador nos va a librar de eso, si no nos libramos nosotros aquí y ahora. No con una revolución matasiete que no tendría el menor futuro, sino desarrollando nuestra verdadera riqueza: la inteligencia colectiva. Y esa crece solo si nosotros nos ponemos a ello. Reuniéndonos, proponiendo a nivel asociación de vecinos y juntas de barrio, municipio, comarca, provincia, región... Lo último en transformarse tiene que  ser el Estado. Pero la oligocracia y el invento de su casta política en plan cacicato dependiente lo ve al revés y así nos lo impone, a base de arrancar y "domesticar" a los portavoces elegidos, integrándolos como piezas en la máquina trituradora estatal, haciendo que olviden quienes son, de donde vienen, quiénes les han elegido, y les pagan el sueldo, por cierto, muy por encima de lo que los electores cobran, y a cambio de qué se lo pagan.


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Error-tabú nº 4:
Esperar que nuestras cosas se arreglen solas sin nuestra intervención es un disparate. La educación, la sanidad, el techo y las condiciones dignas de vida, la creación de empleo, las ayudas sociales necesarias, el sustento digno universal sin humillaciones a los necesitados, la solidaridad, el cuidado de las personas y del medio ambiente, la higiene, las pensiones, la igualdad, la noviolencia en las costumbres, en el lenguaje, en la intención, la cultura, los derechos fundamentales como la libertad de elección teniendo siempre en cuenta la compatibilidad con el bien común, la regeneración del patrimonio natural, la visión ecológica y resiliente del consumo, la reducción del efecto contaminante de los transportes privados...todo ese programa de acciones empieza en cada uno  de nosotros también, tiene que ser aplicado personalmente, estimulado por el vecindario, por el apoyo y la creatividad de la ciudadanía que se reúne no sólo para quejarse sino también para crear y proponer enmiendas al caos, por quienes compartimos la calle, la conservación y el cuidado de lo público que también es la prolongación funcional y emotiva de nuestra casa. Así nos podemos educar mutuamente, con el ejemplo y el roce, con el debate y la conversación con sustancia y objetivo ir creando recursos, sobre todo, humanos, que son la base de los demás. Ése es el principio de todo empoderamiento: amar y defender lo que es de todos como hago con lo que solo es "mío". De esa disposición nace el verdadero federadalismo solidario. Eso es la verdadera matrix y la legitimidad de la res publica. Que no significa un caos ni un cambalache político, sino simplemente hacerse responsables organizadamente de la cosa pública desde la base social y gestionándola por medio de portavocías cívicas rotativas y técnicos especializados en las materias sectoriales. 
Es mucho más reconfortante, gratificante y sencillo apoyarse mutuamente para lograr el bien común, que seguir en la esclavitud actual bajo la apariencia de una libertad irrisoria, recortada por los intereses y las marrullerías de un sistema monstruoso, que, como el mítico Cronos, se alimenta devorando a  sus propias criaturas, cocinadas a fuego lento en la olla podrida de los estados que le sirven.
Para ello es imprescindible liberarnos cuanto antes de la lacra depredadora que es la base del capitalismo más cruel, sustituyendo la competitividad por la cooperación, la hostilidad del enfrentamiento político y del pirañeo de una absorción de la pluralidad democrática con una hegemonía totalitaria, por la inteligencia de la fraternidad y la empatía social.

El cambio no puede limitarse a las  meras formas de la superficie dejando intacto el mismo fondo inhumano que ha provocado el desastre. Hay que ir quitando el apego y la costumbre desnaturalizada de la rivalidad, al enfrentamiento y a la hostilidad política, feminizar maternalmente las relaciones si de verdad queremos salir del túnel a la luz de la normalidad que sabe convivir sin dañar ni consentir que el perjuicio de la mayoría se convierta en el beneficio de una minoría sin escrúpulos ni conciencia.

                                                 
                                        Resultado de imagen de imágenes sobre el apoyo mutuo





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