lunes, 11 de enero de 2016

El estado de combustión

La culminación del episodio independentista catalán en condiciones tan rastreras está siendo una bofetada tremenda en la cara de la democracia participativa y de la dignidad ciudadana. Ver como un fin legítimo se intenta conseguir por medios tan inmundos, repulsivos e intelectualmente humillantes, que destrozan la construcción de la horizontalidad participativa, invocando la construcción de un estado paralelo tan deficiente y chapucero ,   o más aún, que el estado  "opresor", nos deja realmente alucinadas. 
Ver como el movimiento más valorado por su honestidad como las Candidatures Unides Populars está cayendo en un pozo sin fondo, aprobando al alter ego de Mas en contra de su criterio moral, social y político, y hasta pasando diputados para reforzar a Junts pel sí, nos confirma la ceguera, la ignorancia democrática, la mascarada y el escarnio a que puede llegar el sistema de representación política, que ya se ha convertido en este caso, como en Podemos, en una representación teatral. En un asco. 
No sería extraño una quiebra importante de la intención de voto general como consecuencia de tamañas estafas; y sería un crimen político que después de cinco años de esfuerzos, de lucha, de disponibilidad y de trabajo cívico comprometido desde las bases sociales hacia una participación cada vez más directa, asamblearia y comprometida, de una pedagogía que va profundizando y abriendo brecha en el caparazón de la indiferencia, una vez que en Valencia se ha comprobado que las coalicones plurales son posibles, sanísimas y además funcionan, el sistema-estado petrificante, una vez más, desgarre el tejido ciudadano con estos esperpentos insostenibles para la inteligencia colectiva, al mismo tiempo que se reinicia el proceso judicial del caso Infanta con un despliegue avasallador del propio estado apoyando la defensa penal de lo éticamente impresentable desde la misma apreciación del Juez con la Ley por delante. 
Si unimos estos episodios lamentables con la incapacidad y la cínica negativa  de los partidos votados mayoritariamente para cumplir los objetivos exigidos por las urnas, estamos comprendiendo in situ la falacia inútil de los rituales, la crueldad amañada y normalizada de unos "representantes" que verdaderamente sólo representan intereses opuestos a los de la ciudadanía: los de sus partidos, o sus sectas, según están demostrando. Una amarguísima constatación. 
Ni los emergentes están siendo capaces de hacer algo más que empujar suciamente a los demás para colocarse ellos y seguir la estela de siempre en el mismo plan: cerrados al diálogo, bloqueados en sus iconografías estúpidas y a miles de años de luz de lo que se les exige como asalariados del pueblo para cuyas portavocías, -mucho más que representaciones-, se les ha elegido. Esto sí que es una exhibición de fraude electoral. Una desvergüenza desmoralizante. Es, precisamente,  el cumplimiento del plan destripador  ético neoliberal: el vaciamiento de sentido del propio estado visto desde el lado más humanizable, o sea, desde el lado izquierdo, para que tenga sentido la consideración del estado-empresa explotadora y fagocitadora de derechos, libertades y dignidad humana tan propia del lado derecho de esta dislexia cada vez más destarifada y cruel. 

La ciudadanía tiene que reaccionar ante este ataque manipulador en tenaza, reunirse, reflexionar y decidir propuestas que vuelvan, ay mismo,  a sacarnos a la calle, a las plazas, a las asambleas y a las movilizaciones. Podemos acabó ladinamente por descafeinar, reblandecer y diluir esa dinámica potente que estaba arrinconando y haciendo encoger los tentáculos del monstruo depredador de un estado cada vez más ensimismado y lejos de los objetivos del bien común. C's completó el cuadro contentando a la parte más conservadora y fácil de convencer de la ciudadanía: la derecha menos indecente y más descontenta con la corrupción del pp, también han sido abducidas las CUPs, para neutralizar la fresca autonomía de un municipalismo sano y siempre más próximo por la participación directa, para ello  el sistema sopló en las brasas del independentismo agitando el recortable de un corrupto "salvador" que ha conseguido confundir y diluir las responsabilidades del sistema neoliberal en un caldo de cultivo soberanista donde se mezclan las pirañas y sus víctimas especialmente como parte igualitaria irreal, de la misma emocionalidad independentista ofendida y oprimida por un estado " de fuera" que no comprende nada, sin que la ciudadanía más perjudicada y numerosa de las clases populares catalanas tenga tiempo ni datos para comprender el juego sucio de los oligarcas a costa de sus necesidades, privaciones y recortes, que ahora le vende como un hito histórico nada menos que el gran logro de su catalanidad.  
Todo es una burla descomunal. Una befa desgarradora y humillante contra la base social de todos los pueblos celtibéricos, que sufre y aguanta el caciquismo en todos los registros imaginables.  Desde la Corona impuesta a la liberación precocinada en las cuentas de Suiza y los chanchullos pujolianos equiparables a los de Urdangarín e Infanta, que por cierto están tan vinculados a Barcelona. No hay casualidades por lo que se ve. Todo es un patético rosario de la aurora, que termina donde empieza: en el mismo círculo vicioso. 

Solo la ciudadanía tiene la capacidad de romper este huevo inmenso del escorpión antes de que sea tarde. El estado que nos han vendido como cosa de todos es cosa suya, de ellos, de los de siempre que se prolongan a sí mismos por generaciones, que fingen ser distintos pero son iguales en malas artes y retorcimiento sin escrúpulos. Da igual de donde vengan y lo que digan: en cuanto tocan el poder separado de la realidad humana son abducidos y deformados hasta dejarles irreconocibles en cuatro días para la base social que les eligió. Se quedan sordos y amnésicos de repente. Insensibles. Justifican de golpe todo lo que hace unos meses e incluso semanas, días u horas, rechazaban con tan buena disposición y hacen lo contrario de lo que prometieron alegando que una vez "arriba" las cosas cambian y no son como se ven y se sufren desde "abajo", que no es tan fácil como parece y cree la pobre gente ignorante y sin glamour que aún está convencida de que los perros se atan con longanizas, que de eso nada, que las longanizas se las quedan ellos directamente, por supuesto, son los únicos que pueden manejarlas con pericia de charcuteros profesionales. Y los pardillos en el paro o recortados o estafados, que se jodan, como reconoció la señora Fabra Jr sin ningún rubor adjunto. 

Sólo la quiebra de ese engendro sin alma y corrompido hasta las entretelas, no desde la destrucción sino desde la inteligencia cooperativa del apoyo mutuo en el bien común,  nos salvará de él. No será fácil, pero sí lo único que hará posible el cambio real y que termine el enjuague constante. Ya sabemos que da pereza pensarlo e intentarlo da miedo, pero la mejoría del presente, que es la esencia y la única posibilidad de un futuro que valga la pena, solo es accesible para quienes superan el miedo con el amor verdadero y solidario, no solo con el romántico, y no se dejan machacar por los cuentos chinos de los estados vendedores de sombras chinescas. El estado no es cosa nuestra pero nosotros somos sus rehenes. La materia prima de su barbacoa insaciable. La falsa democracia, siempre esperando melocotones de las zarzas o jazmines de lo cardos, es esa relación enferma que mantenemos con él, como una especie de síndrome de Estocolmo. Estatalmente secuestrados, vigilados y violados, eso sí, constitucionalmente y todo 'legal', faltaría más. Ética, jurídica, económica, social y políticamente estafados con toda soberanía y potestad. Para eso somos "el pueblo soberano". Es el chiste más macabro que nos cuentan para que nos riamos y nos tomemos a chirigota el ritmo del hortator mientras remamos a golpe de látigo, a las órdenes de la autoridad competente (¿?) y el Titanic de la transición bendita se hunde con elegancia institucional en alguna fuente de La Granja o de Aranjuez. O se queda varado por piezas en los salones del Palacio Real. O  encasquillado en el Valle de los Caídos, o tal vez en los bosques de El Pardo, chi lo sa, que en tal distorsión tan botarate  como aberrante no se termina de vislumbrar  donde acaba una cosa y empieza la otra. Todo resulta tan surrealista como dantesco. 


                           El Roto

No hay comentarios: