La degradación de una sociedad se hace evidente cuando las cifras toman el poder y las personas acaban arrinconadas o en la basura, como objetos molestos e inservibles. Cuando la presidenta del FMI, sin ir más lejos, afirma tan campante que los viejos pensionistas, que a pesar de haber trabajado y cotizado honestamente durante su larga vida laboral, no han sido capaces de hacerse un plan de pensiones por su cuenta, millonario y solvente, a prueba de latrocinios bancarios de última crisis, viven demasiado y entorpecen el fluir numerológico de las cuentas a-sociales. Cuando la educación, la sanidad y los servicios públicos dejan de ser derechos y se convierten en privilegios privados y sólo al alcance de los especuladores, políticos o financieros, que en definitiva son los únicos que disponen de todo lo necesario, con el agravante de que lo necesario para la mayoría se convierte, por el birlibirloque de la desvergüenza institucionalizada, en un negocio redondo.
Pero la cosa se hace realmente explosiva, sangrante y absolutamente insoportable cuando además, los números semovientes de la globalización, son masacrados por guerras y conflictos de intereses, despojados de su tierra, de su casa, de su comida, de su trabajo, de su salud, de su familia, de su seguridad, de su libertad, de su dignidad y de su vida. Y todo va rodando cuesta abajo, hacia el abismo, y cada día a mayor velocidad, en un escandaloso y terrible crescendo que chirría con gritos humanos y se engrasa con sufrimiento, destrozos, humillación y barbarie.
Durante siglos se ha explotado y devastado eso que tan cínicamente hemos llamado "tercer mundo". Poniendo parches bien intencionados, primero, a base de misiones religiosas que tampoco es que iban en limpio, sino a convertir en fans y clientes sumisos de sus credos a los olvidados y hambrientos, a base de comprar su fe con alimentos, ropa, salud o escuela, que a su vez adoctrinaban y barrían para dentro, confundiendo las bases del amor universal del evangelio -vivido y nunca escrito, por Jesús de Nazaret-, con el dogmatismo inoculado a base de chantaje proselitista, religioso-emocional. Todo lo contrario que debería esperarse de seres civilizados, cultivados, generosos, limpios de corazón y espirituales de verdad.
Después, y poco a poco, la ayuda se fue haciendo laica, como es deseable, pero, las ONGs, que en principio eran un invento sano, se fueron convirtiendo en empresas de abastecimiento y fuente de trabajo para licenciados en paro y peña alternativa, que, en demasiadas ocasiones se apuntan a un bombardeo con tal de trabajar en algo, y si además, socialmente mola y da caché, y si además de hacer curriculum conceden también un aura aventurera y solidaria, pues mejor que mejor y no pocas veces, enmascaran ideologías y credos, en el mismo plan que la antigua lacra del comecocos cristianoide. Y de ese modo han ido descafeinando el sentido original de las propias siglas: Organizaciones No Gubernamentales, o sea, ciudadanas y libres de embrollos ideológicos y negociantes. Hasta el punto de derivar en los enjuagues sucios y criminales de un Blasco en la Generalitat Valenciana.
Y hasta tal punto llega la onda, que el Gobierno de los EEUU dispone de un cuerpo de voluntariado global, compuesto por una entelequia que llaman Peace Corps, que aunque disfrazada de independiente, está dirigida por la CIA y recluta jóvenes universitarios a los que ofrece un trabajo seguro y bien pagado para cuando terminen su tiempo de servicio en el Tercer Mundo, servicio a los USA, por supuesto, y no a los pobladores de ese mundo marginado y en sombras. A sus voluntarios les toca hacer informes periódicos sobre todo bicho viviente y sobre toda incidencia que suceda en su entorno, como de toda cooperación procedente de otros países, que ya pre-suponen contaminada de los mismos intereses estratégicos y económicos yankies. No hacen otra cosa, puesto que no suelen conocer los idiomas distintos al inglés, siguiendo la misma tónica lingüística de Carolina Punset. Ni tienen preparación específica, o sea, que un estudiante acaba su licenciatura en Literatura Inglesa, por ejemplo, y si solicita ingresar en el Peace Corps lo pueden mandar a Mauritania, como cooperante y alma mater de un proyecto agrícola para el que no tiene el más mínimo conocimiento, ni de agricultura, ni de francés, ni de árabe ni mucho menos de poulard, la lengua que se habla en las orillas del Río Senegal, al Sur del territorio, el único espacio donde es posible la agricultura con regadío, donde hay agua además de desierto; también se puede considerar y analizar el modo de "ayudar" en el área de la salud donde las farmacéuticas han encontrado el campo experimental pintiparado y sin control alguno, para hacer de sus laboratorios un mundo demencial, digno de las peores pesadillas de Ray Bradbury o de Lovecraft.
Este atlas de despropósitos, de cutrez intelectiva organizadísima, encaminada hacia el diseño universal de Apocalyppse Now es el modo particular de hacer solidaridad que tiene el sistema del Minotauro Global, como Varoufakis lo define con un acierto cada vez más palpable y más terrible...
Hasta ahora el panorama nos quedaba lejos a los habitantes del Wonderland neoliberal, aunque las noticias y los reportajes en la tele, en la radio y en los periódicos hablaban de miseria, de pobreza extrema, de guerras, bombardeos, masacres, violencias inimaginables en el siglo XXI y animaladas casi irreales, -también ese gota a gota diario de la aberración, parece formar parte del plan del Minotauro, siguiendo la alegoría de Varoufakis- - y amplía el laberinto hasta hacerlo del dominio público. Un lacerante y absurdo patrimonio de la des-humanidad. Y conseguir que el laberinto se haya convertido globalmente en el modus moriendi et operandi del Planeta Tierra, que es simplemente la sucursal informatizada y tecnológica del infierno. De la irrealidad. La Realidad del Ser Humano no es esta pésima ficción. Ese estado de alienación permanente es la monstruosa pesadilla de una razón intoxicada y enloquecida. Es la apoteosis y la realización cinematográfica de las pinturas negras de Goya ('el sueño de la razón produce monstruos' dejó escrito el ilustre aragonés, dando, genial y paradójicamente, en el blanco). Por eso esta chifladura de majaretas está destinada a terminar en su propio fin, en el despertar de la consciencia, recuperación del estado original que tenemos impreso en lo más sano del ser, y a base del choque inevitable con el resultado del disparate mundial.
Por eso la ciudadanía de Europa, mucho más despierta que sus porta-gritos y porta-negocios sin cabeza y sin corazón, por "suspuestos", pero con bolsillo plenipotenciario, está reconociendo como propios los rostros, la mirada y el dolor de los desvalidos y valorando mejor que nadie el heroísmo desesperado de los inmigrantes y refugiados. Y descodificando el mensaje del universo inteligente y cuántico -el que Einstein descubrió y guardó en secreto para que se revelase por sí mismo en tiempos como éstos- y que les traen puerta a puerta, los hermanos desconocidos, para despertar del sopor.
Y mientras en los despachos se cuentan con espanto financiero las cifras de la hecatombe y se reparten inmigrantes por países como si fuesen reses ganaderas indeseables, sin ver los rostros ni los cuerpos, nada más que en fotos y atestados en las fronteras, la ciudadanía abre sus casas, sus modestos comedores de europeos del Sur o los más prósperos del Norte, sus reducidos o amplios espacios vitales y salen al paso de la idiotez soberana del poderío cínico habitual, ése que todo lo arregla con el "debe" y el "haber", el interés y el rédito desencarnados y fluctuantes de computadora en computadora, de bolsa en bolsa.
"Tenemos un cuarto de invitados, donde puede caber una familia de tres", "tengo un dormitorio libre que uso como despacho, allí pueden dormir por lo menos dos personas", "donde comen tres comen cuatro, o cinco, si lo estiramos bien", mientras haya suelo, siempre se pueden poner camas hinchables y sacos de dormir", "claro que tengo hijos y poco espacio, pero creo que mis hijos tienen que aprender que la humanidad está por encima de los cálculos y de la comodidad; si les enseño unos valores, cuando llega el momento de demostrarlos hay que dejar la teoría y remangarse para que sean verdad..." Y esto no es un cuento ni una ironía. Ni un milagro de la Virgen del Sobao. Esto lo he escuchado en directo y en vivo, muy en vivo. Esto es la nueva conciencia de la ciudadanía. Las voces que comparten Ada Colau, Manuela Carmena, Joan Ribó y seguramente muchos más portavoces de la nueva sociedad.
Ante una actualidad horrible, además del bloqueo del poder en su bunker, a derechazo bloqueante y sin que den para más, también se manifiesta la Europa más sana, más nueva, más ética y con el corazón a la izquierda de Dios Madre. El evangelio quería decir esto mismo, que era en realidad lo de los panes y los peces multiplicados por los corazones incansables de los bienaventurados que no lo parecen pero lo son cuando llega el momento, y aunque sus traductores a la actualidad de los tiempos históricos diversos se han confundido de medio a medio en la semiótica y en la semántica de la praxis, la realidad de lo verdaderamente humano, nunca ha dejado de ser divina. Y ahí estamos. Haciendo saber a las autoridades in-competentes, que en el amor al prójimo casi nunca dos y dos son cuatro, sino véte tú a saber en lo que se pueden convertir los números cuando se da la vuelta a la tortilla de la miseria ética y se descubre el incalculable y único valor de las personas, una por una...
Y hasta tal punto llega la onda, que el Gobierno de los EEUU dispone de un cuerpo de voluntariado global, compuesto por una entelequia que llaman Peace Corps, que aunque disfrazada de independiente, está dirigida por la CIA y recluta jóvenes universitarios a los que ofrece un trabajo seguro y bien pagado para cuando terminen su tiempo de servicio en el Tercer Mundo, servicio a los USA, por supuesto, y no a los pobladores de ese mundo marginado y en sombras. A sus voluntarios les toca hacer informes periódicos sobre todo bicho viviente y sobre toda incidencia que suceda en su entorno, como de toda cooperación procedente de otros países, que ya pre-suponen contaminada de los mismos intereses estratégicos y económicos yankies. No hacen otra cosa, puesto que no suelen conocer los idiomas distintos al inglés, siguiendo la misma tónica lingüística de Carolina Punset. Ni tienen preparación específica, o sea, que un estudiante acaba su licenciatura en Literatura Inglesa, por ejemplo, y si solicita ingresar en el Peace Corps lo pueden mandar a Mauritania, como cooperante y alma mater de un proyecto agrícola para el que no tiene el más mínimo conocimiento, ni de agricultura, ni de francés, ni de árabe ni mucho menos de poulard, la lengua que se habla en las orillas del Río Senegal, al Sur del territorio, el único espacio donde es posible la agricultura con regadío, donde hay agua además de desierto; también se puede considerar y analizar el modo de "ayudar" en el área de la salud donde las farmacéuticas han encontrado el campo experimental pintiparado y sin control alguno, para hacer de sus laboratorios un mundo demencial, digno de las peores pesadillas de Ray Bradbury o de Lovecraft.
Este atlas de despropósitos, de cutrez intelectiva organizadísima, encaminada hacia el diseño universal de Apocalyppse Now es el modo particular de hacer solidaridad que tiene el sistema del Minotauro Global, como Varoufakis lo define con un acierto cada vez más palpable y más terrible...
Hasta ahora el panorama nos quedaba lejos a los habitantes del Wonderland neoliberal, aunque las noticias y los reportajes en la tele, en la radio y en los periódicos hablaban de miseria, de pobreza extrema, de guerras, bombardeos, masacres, violencias inimaginables en el siglo XXI y animaladas casi irreales, -también ese gota a gota diario de la aberración, parece formar parte del plan del Minotauro, siguiendo la alegoría de Varoufakis- - y amplía el laberinto hasta hacerlo del dominio público. Un lacerante y absurdo patrimonio de la des-humanidad. Y conseguir que el laberinto se haya convertido globalmente en el modus moriendi et operandi del Planeta Tierra, que es simplemente la sucursal informatizada y tecnológica del infierno. De la irrealidad. La Realidad del Ser Humano no es esta pésima ficción. Ese estado de alienación permanente es la monstruosa pesadilla de una razón intoxicada y enloquecida. Es la apoteosis y la realización cinematográfica de las pinturas negras de Goya ('el sueño de la razón produce monstruos' dejó escrito el ilustre aragonés, dando, genial y paradójicamente, en el blanco). Por eso esta chifladura de majaretas está destinada a terminar en su propio fin, en el despertar de la consciencia, recuperación del estado original que tenemos impreso en lo más sano del ser, y a base del choque inevitable con el resultado del disparate mundial.
Por eso la ciudadanía de Europa, mucho más despierta que sus porta-gritos y porta-negocios sin cabeza y sin corazón, por "suspuestos", pero con bolsillo plenipotenciario, está reconociendo como propios los rostros, la mirada y el dolor de los desvalidos y valorando mejor que nadie el heroísmo desesperado de los inmigrantes y refugiados. Y descodificando el mensaje del universo inteligente y cuántico -el que Einstein descubrió y guardó en secreto para que se revelase por sí mismo en tiempos como éstos- y que les traen puerta a puerta, los hermanos desconocidos, para despertar del sopor.
Y mientras en los despachos se cuentan con espanto financiero las cifras de la hecatombe y se reparten inmigrantes por países como si fuesen reses ganaderas indeseables, sin ver los rostros ni los cuerpos, nada más que en fotos y atestados en las fronteras, la ciudadanía abre sus casas, sus modestos comedores de europeos del Sur o los más prósperos del Norte, sus reducidos o amplios espacios vitales y salen al paso de la idiotez soberana del poderío cínico habitual, ése que todo lo arregla con el "debe" y el "haber", el interés y el rédito desencarnados y fluctuantes de computadora en computadora, de bolsa en bolsa.
"Tenemos un cuarto de invitados, donde puede caber una familia de tres", "tengo un dormitorio libre que uso como despacho, allí pueden dormir por lo menos dos personas", "donde comen tres comen cuatro, o cinco, si lo estiramos bien", mientras haya suelo, siempre se pueden poner camas hinchables y sacos de dormir", "claro que tengo hijos y poco espacio, pero creo que mis hijos tienen que aprender que la humanidad está por encima de los cálculos y de la comodidad; si les enseño unos valores, cuando llega el momento de demostrarlos hay que dejar la teoría y remangarse para que sean verdad..." Y esto no es un cuento ni una ironía. Ni un milagro de la Virgen del Sobao. Esto lo he escuchado en directo y en vivo, muy en vivo. Esto es la nueva conciencia de la ciudadanía. Las voces que comparten Ada Colau, Manuela Carmena, Joan Ribó y seguramente muchos más portavoces de la nueva sociedad.
Ante una actualidad horrible, además del bloqueo del poder en su bunker, a derechazo bloqueante y sin que den para más, también se manifiesta la Europa más sana, más nueva, más ética y con el corazón a la izquierda de Dios Madre. El evangelio quería decir esto mismo, que era en realidad lo de los panes y los peces multiplicados por los corazones incansables de los bienaventurados que no lo parecen pero lo son cuando llega el momento, y aunque sus traductores a la actualidad de los tiempos históricos diversos se han confundido de medio a medio en la semiótica y en la semántica de la praxis, la realidad de lo verdaderamente humano, nunca ha dejado de ser divina. Y ahí estamos. Haciendo saber a las autoridades in-competentes, que en el amor al prójimo casi nunca dos y dos son cuatro, sino véte tú a saber en lo que se pueden convertir los números cuando se da la vuelta a la tortilla de la miseria ética y se descubre el incalculable y único valor de las personas, una por una...
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