miércoles, 30 de enero de 2013

Toma testimoniazo con base científica!

 "Las cartas están fechadas en las primeras décadas del siglo XX y reflejan el deseo de ambos de reencontrarse tras haberse conocido en Sudáfica. Durante 23 años no perdieron el contacto a través de correos postales. Un dato que podría confirmar su relación es que en todas las cartas se despedían con la palabra amor."
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He aquí la madre confirmadora de todas las sospechas. Del bombazo del siglo. He aquí el argumento en que se basa la supuesta homosexualidad de Mohandas Gandhi. Durante 23 años se carteó con un amigo alemán, que también era vegetariano y no violento. Pero ahí no queda la cosa: lo peoh, de lo peoh, es que en todas sus cartas se despedían con la palabra "amor". Por favor, qué miseria de interpretación, qué ridículo para esos caza gays de la historia. Ahora resulta que si personas del mismo sexo se profesan amor y se lo recuerdan unos a otros en sus cartas, son homosexuales. El garrulismo no tiene límites. Y más aún el que limita el amor a la condición sexual sine qua non. Deben ser los mismos que ven incesto en las relaciones paterno y  materno filiales o en las fraternas, o una peligrosa relación afín cuando los amigos se quieren, se abrazan o se dan besos amistosos. Esta gente, decididamente, está enferma. Son obsesos sexuales. Obsexos. Y  ven su obsexión reflejada por todas partes, como los locos y tontos de los pueblos de mi infancia, que se sabía por donde habían pasado porque iban pintando genitales por los muros y firmaban: Eluterio, Gomisindo, Rupelto, Vonifacio, Urelio, Zelipe....


Creo que la ignorancia cotilla es tan cretina como desinformada. Cotillea datos pero no tiene ni idea de lo que dice. No es que Gandhi no tuviese todo el derecho del mundo a ser homosexual, es que no lo era, es tan ridículo colgarle ese mochuelo, como a Pedro Almodóvar el de ser heterosexual. Se trata de que la verdad de cada uno no se empañe con mentiras amañadas para arrimar el ascua de la condición sexual a los intereses variopintos de la mediocridad y la falta de honestidad informativa. 

Lo mejor en estos casos es animarse a beber en las fuentes y dejarse de  usar el break ni el botellín. Leer la autobiografía de Gandhi. Un verdadero lujo de honestidad, donde cuenta absolutamente toda su intimidad, sus defectos y fallos, sus logros y virtudes, sin vanagloriarse, sino con el mismo rigor con que un científico describe su trabajo de campo. Con absoluta honestidad intelectual y emocional. 
Su transparencia es tal y el nivel de sinceridad alcanza tales cotas de íntima normalidad y desinhibición que si hubiese habido un hombre del que se hubiese enamorado como de su querida Kasturbai, lo hubiese contado con pelos y señales. 
En el hinduísmo la homosexualidad no ha sido nunca un tabú que ocultar sino un don de los dioses, que nacen como mujer en cuerpo de hombre o viceversa. Los veneran como divinidades que están experimentando la vida y la sexualidad en un modo no convencional; se les regalan ofrendas florales y lamparillas, aun en los barrios más pobres. Y se les llama "locos divinos". En la India los homosexuales no tienen la obligación de casarse, así que Gandhi, de haber sido gay, nunca le hubiesen casado ni hubiese tenido cuatro hijos. Precisamente cuenta su pasión amorosa por su mujer durante muchos años, hasta que criados sus hijos y ya adultos pasaron ambos esposos a la etapa espiritual del desapego del sexo para cultivar el espíritu y dice que no le era nada fácil renunciar a lo que tanto le atraía de ella. En el hinduismo es la tradición. El matrimonio, pasada la edad de las pasiones y los hijos, se consagra al fuego eterno del amor desapegado y cada día renuevan sus votos eternos rodeando el fuego del hogar, con las manos enlazadas y mirándose a los ojos. Permanecen juntos y se cuidad mutuamente hasta el último suspiro. 

Terminar las cartas con la palabra amor es lo más natural del mundo cuando uno mismo es amor. ¿Qué pensar de los santos o de las cartas de los Apóstoles o de los místicos. Gandhi es un santo y un místico. Y de la abundancia del corazón habla la boca, y de su miseria y de su carencia también. Hay personas que, incapaces de amar, reducen su mundo afectivo al impulso y a la condición sexual. Son incapaces de experimentar algo más completo e ilimitado. Y no está mal, ellos son así y no pueden evitarlo. Lo que sí pueden y deberían evitar es creer que a todo el mundo le ocurre lo mismo que a ellos y que ellos son la medida perfecta y posible de todas las cosas. Es como si una lombriz que vive de cara al suelo y no puede ver lo que hay a su espalda, creyese que todo lo que existe es lo que puede ver y tocar. Realmente para ella es así, lo ridículo sería que la pobre lombriz se empeñase en asegurar a todos que el mundo y el universo se reducen al espacio de suelo y tierra que ella puede abarcar. Pues eso le pasa a ese premio Nobel que afirma sobre Gandhi lo que no puede comprender por mucho que le premien. Lo han dicho de Jesús de Nazareth, de Tagore, de Juan de Patmos, también de Teresa de Jesús y Juan de la Cruz han dicho barbaridades, con lo que demuestran que ni siquiera conocen sus vidas ni avatares personales y que, como la lombriz, no han podido todavía darse la vuelta para ver lo que ellos mismos se están ocultando con la masa de su ego tapando el horizonte infinito.

Cuando lo único que se puede decir son chorradas, más vale el silencio que el ridículo.

Aquí tenéis la ficha del libro por si os animáis. Creo que vale 15 euros.

MAHATMA GANDHI AUTOBIOGRAFIA (EN PAPEL)

MAHATMA GANDHIARKANO BOOKS, 2008
ISBN 9788496111707

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DATOS DEL LIBRO

  • Nº de páginas: 399 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
  • Editoral: ARKANO BOOKS
  • Lengua: ESPAÑOL
  • ISBN: 9788496111707


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