La corrupción
por Arturo González
Existe la creencia generalizada de que en España hay una altísima corrupción. No es cierto: España ocupa el puesto 30 sobre 176 países escrutados. Muy por debajo de Italia, en el puesto 72; y entre los miembros de la Unión Europea se sitúa en el puesto 13.
Resulta peligroso y desestabilizador la exageración de todos nuestros vicios, tales como negar la misma existencia de la democracia, por imperfecta que sea, creer que la revolución está al caer, o que hay presos políticos. Distorsionar los argumentos contribuye a la imagen de descomposición moral de España.
Pero que nuestro nivel de corrupción no sea tan elevado como frívolamente se dice y cree no quiere decir que no se deba combatir con toda energía hasta dejarla reducida si no a cero sí a la existente en Dinamarca y Finlandia, los países del mundo con menor índice.
El problema de esta estadística mundial es que se refiere exclusivamente a la corrupción económica cuantificable. No a la corrupción ‘menor’ pero dañina, como pueda ser el abuso que los cargos oficiales en todas las administraciones, con la legión de concejales incluidos, hacen del disfrute de los aparatos telefónicos y electrónicos que les regalamos y que van desde lo deportivo hasta la pornografía, todo ello ajeno a sus trabajos para los que han sido elegidos.
Ni tampoco se refiere la lista a la corrupción moral, aun siendo legal, pongamos que hablo de los cargos públicos que compatibilizan o se hacen hueco en empresas apenas salidos del cargo, caciquismos modernos, enchufismos, nepotismos y demás descaros. Todos ellos abortan la ‘necesidad de esperanza’ para que España sea un país decente. El último aldabonazo ha sido la incorporación de Esperanza Aguirre a la empresa privada y sin renunciar a ser Presidenta del PP de Madrid.
Anteayer, Rubalcaba propuso al Gobierno luchar contra la corrupción política que tanto daño y descrédito les causa. Bien. Pero no creo que nadie confíe ni en que lo lleven a cabo ni en lo que pudieran acordar si lo llevaran. A título de pérdida de tiempo, les sugiero las seis medidas indispensables para que la corrupción desaparezca de España: 1. Destituir absolutamente a todos quienes estén imputados, con efectos retroactivos, y sin perjuicio de que cuando se vean libres de toda imputación recuperen sus cargos. 2. Hacer una Ley de Transparencia, sin excepciones, que prohíba subvenciones de particulares a los partidos, que han de valerse solamente con las del Estado más las cuotas de afiliados. 3. Reforma de la Ley Electoral, en la que, entre otras cosas, se recojan las listas abiertas. 4. Todo empresario pillado dando dinero a un partido será vetado indefinidamente para cualquier concurso público. 5. Aplicar la prisión preventiva inmediata y obligatoria. 6. Fomentar la cooperación internacional para localizar las ramificaciones de un hecho corrupto nacido en España.
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Comentario del blog
Este artículo hace reflexión muy seria y acertada acerca de nuestro panorama social y político. Sobre todo me parece muy interesante el hecho de que el autor no se quede aparcado sólo en la crítica y aporte ideas realizables y muy coherentes, sobre las que es bueno insistir, hacer circular y reflexionar juntos y en plan particular. Gracias a Arturo González que mantiene un blog en Público, al que titula: "Puntadas sin hilo".
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