EL DRAMA DE LOS DESAHUCIOS
Acampada ante la sede de Bankia en Alicante. / PEPE OLIVARES
Una pesadilla con final feliz
EZEQUIEL MOLTÓ Alicante 6
75 días de acampada ante Bankia en Alicante logran salvar a una familia que debía 90.000 euros a la entidad.
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Buena noticia doble porque una familia esquilmada no perderá su techo y la solidaridad ha triunfado con su paciencia inamovible. El lado agrio es que vivamos en un país donde estas cosas sucedan cada día sin que ningún gobernante decente mueva un dedo para cambiar las cosas. Al contrario, se ha llegado a este estado de miseria social porque quienes podrían legislar e impedir los atropellos se embolsan sueldos millonarios triples y cuádruples, que, gracias a los bancos del abuso, van a parar a los paraísos fiscales, donde se pierde la pista de todo. Les preocupa mucho más mantener sus partidos en el poder que trabajar para que el poder político se convierta en lo que debe ser: servicio público. Visto que ese detalle es lo que menos preocupa a las usías, no sabemos por qué les extraña tanto que los ciudadanos no se sientan representados por ellas; ellos mismos están consiguiendo que la sociedad entera sea ácrata y anarquista, en su más pura expresión, no por rebeldía insensata, sino por sentido común. En este caso los insensatos son ellos.
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