viernes, 25 de enero de 2013

¿Qué nos pasa?

Acabo de tener una experiencia interesante. Mediática. Una reacción natural y espontánea del alma ante la repugnancia.
Había entrado en la página digital de un periódico y había encontrado un artículo que me pareció digno de colgar en este blog. Hablaba de la corrupción, del timo de Mulas y su ex. En medio del texto encontré un enlace por alusiones al tema y entré. Oh cielos! Cuánto veneno. Cuánta basura. Cuánto ego enfermo, depredador e inútil. Así que lo he borrado. Es una de las ventajas de la tecnología. Igual que el mando a distancia. Quitar de en medio la basura y hacer limpieza sin dejar residuos, para que nuestro inconsciente no acumule rincones contaminados y tóxicos. Bendito ordenador.

Este hecho simple y tan poco glamouroso me sugiere otras cosas. Otras reflexiones. Y me pregunto. Y trato de ver las respuestas que hoy quiero compartir aquí.
Nos lamentamos del estado miserable de la economía. De la desvergüenza de los gestores políticos y administrativos. Cada día aumenta esta lista de Schindler del bochorno cuyo reflejo más impactante está en los tejemanejes de la corrupción institucional. Del primero al último preboste. Cada día aumenta el sentido del vacío al reivindicar algo que todos quieren y muy pocos trabajan: la honestidad. La decencia. La Transparencia. El respeto. La justicia real. una democracia que no sea un arma de dos filos ni una doble moral demagógica. La ética como expresión de una verdadera calidad de vida civilizada. Sin embargo los españoles no atinamos con esa diana, con ese punto de evolución intelectual y emotiva. Con esa sutileza que concede la humanidad, en sentido real y generoso, empático, que impide andar constantemente en un estado de guerra, de violencia y de aberración social. 

Es una sociedad de erizos, animales de sangre fría, que necesitan el calor de la proximidad, pero que cuando están cerca de otro ser de sangre caliente, se les dispara el mecanismo automático de las púas y sin poder evitarlo, pinchan y hieren al que necesitan al lado para sentirse bien. España es así. Un poco eriza y pinchona. El erizo español "necesita" sacar las púas y hacer notar a los demás erizos que pincha más que ellos y es más rápido en reaccionar púas en ristre. Que deben tenerle miedo y "respeto" al estilo Vito Corleone. Ojo al parche que puedo hundirte. Que sé cosas muy feas acerca de ti. Que puedo sacar mi tinta de calamar furioso y dejarte hecho un cromo. Y ya no es un juego irónico ni una bufonada que denuncia, no. Ya es odio traducido al lenguaje. No por lo que haces, que en realidad no me has hecho nada. Sino por lo que piensas y por lo que dices en contra de lo que pienso y lo que digo; da igual que tú no te des cuenta, que escribas a tu bola, para expresar lo que crees o lo que deseas. Eso no importa. A mí me molestas. Aunque no me conozcas ni sepas que existo, aunque no hagas nada contra nadie. Si tuviese que denunciarte por molesto y odioso, no tendría ningún argumento que alegar, ninguna prueba de delito; simplemente te odio. Y soy incapaz de aclararme por qué. Aunque a veces, en un soplo de infrecuente y rara clarividencia he llegado a sospechar que me molesta tu existencia porque eres distinto a mí. Ni mejor ni peor. Tu delito es la diversidad de opiniones y para mí lss opiniones no son ideas ni formas de pensar, son balas de revólver, flechas envenenadas que mi ego no soporta porque la diferencia con la otredad me produce complejos insuperables. Algo que se me escapa y no domino. Necesito que mi rasero sea la medida de todas las cosas. Todo lo que no llega a mi medida me produce desprecio y lo que la supera me produce incomodidad, envidia y odio visceral, irreprimible y violento. 
Cuando combato la corrupción no es la corrupción en sí lo que me interesa. Tampoco me preocupa que se despiertan las conciencias, lo que me pone es cabrear al máximo a la opinión pública. Me interesa mucho más descubrir más porquería que nadie y gritarlo a los cuatro vientos, ser el primero en investigarla para cacarearla. Para ser el paladín de la causa y que eso, de paso, se me convierta en euros y caché profesional y si así puedo competir contigo, darte lecciones magistrales que te apabullen y dejarte hecho unos zorros con la paliza profesional,mucho mejor. Y no digo nada si el director de tu periódico te despacha y me coloca en tu puesto. Eso ya es gloria bendita. El sueño dorado de mi vocación informativa. 

Y luego nos lamentamos de que la corrupción nos come...Y es que robar dineros públicos y malversar el patrimonio de los ciudadanos no es lo peor que nos puede pasar. Es sólo el mal resultado final del estado pésimo e inmaterial que gobierna mentes, emociones y voluntades. La verdadera corrupción está dentro de cada individuo que se deja arrastrar por su vanidad egolátra, por su inmadurez estúpida, por su ambición animal que es sólo el trasunto del instinto de la bestia que necesita sentirse dueña de su territorio, de su madriguera, de su nido viperino y lo marca con orina y escupitajos, con sus insultos y sus amenazas ácidas y éticamente repulsivas. Con la sospecha y la calumnia en plan subterráneo y malévolo. La mayor y peor de las corrupciones es la que enferma nuestra alma y no la deja crecer. Incluso la mata, cuando la vende al precio irrisorio de un "triunfo" ridículo, que no produce nunca nada más que pérdidas irrecuperables de humanidad y de inteligencia real. Una orfandad espiritual que la palurdez de la costumbre confunde con las religiones, que es como confundir la noche con el día o el tocino con la velocidad. Una estupidez que se paga carísima.

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